El túmulo de Tomio Murayama es un kofun, una tumba de finales del siglo IV situada en la ciudad de Nara.
Arqueólogos encontraron recientemente en la tumba un espejo de bronce en forma de escudo y una espada de hierro dakō, la mayor hallada hasta ahora en el país, de 2,3 metros de longitud y 6 centímetros de anchura.
La espada, del tipo de hoja serpenteante, es además la mayor espada de hierro de ese periodo encontrada en toda Asia Oriental. Según Kosaku Okabayashi, subdirector del Instituto Arqueológico de Kashihara, que realizó las excavaciones, estos descubrimientos indican que la tecnología del periodo Kofun (300-710 d.C.) va más allá de lo que se había imaginado, y los objetos hallados son obras maestras de la metalistería de este período.
El espejo en forma de escudo mide 64 centímetros de largo y 31 de ancho, y pesa 5,7 kilogramos. Tiene su superficie estampada con motivos de criaturas imaginarias, similares a otros encontrados anteriormente en el país.
La espada es el ejemplo más antiguo de espada dakō, reconocible por su forma ondulada similar a una serpiente, de donde derivaría su nombre. Si no fuera por su longitud no sería un descubrimiento tan sensacional, ya que hasta 80 espadas de este tipo se han descubierto en Japón hasta ahora.
No se trata de espadas fabricadas para el combate, ni siquiera para servir de adorno, sino que son objetos meramente funerarios. Tanto la espada como el espejo tenían la función de proteger al fallecido de los malos espíritus. La anterior espada más larga de este tipo descubierta alcanza los 85 centímetros y se había encontrado en un túmulo de finales del siglo V d.C. en Hiroshima.
En este caso se cree que la espada fue agrandada para aumentar su potencia, ya que pertenecía a uno de los personajes más poderosos del Japón de la época, no en vano su tumba, el túmulo de Tomio Maruyama, es el mayor kofun del país, con 109 metros de diámetro.
Los arqueólogos que realizaron el hallazgo pensaron en un primer momento que debía tratarse de varias espadas colocadas de manera longitudinal, dadas las asombrosas dimensiones de la misma. Ambos objetos datan de la segunda mitad del siglo IV a.C.
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