Detalle de uno de los tres pliegues del texto grabado en una placa de plomo.
- La Fundació Cirne presenta en Jávea (Xàbia), Alicante, un excepcional hallazgo histórico: un plomo datado como mínimo en el siglo III a.C. con un mensaje vinculado a un culto perdido que fue hallado en algún lugar de la comarca
- Los expertos destacan el alto grado de conservación de la pieza y que es una de las 15 más extensas halladas hasta la actualidad
Esta es una crónica con una antigüedad de milenios, escrita en una lengua de significados ocultos para elevar ofrendas o quizás maldiciones a dioses hoy perdidos. También es una gran noticia porque enriquece de forma grandiosa el patrimonio histórico más atávico de la Marina Alta (Alicante), gracias a entidades que ponen a salvo descubrimientos que se podrían haber perdido para siempre, mandan investigarlos con paciencia y, cuando los divulgan, lo hacen con todo el rigor del mundo. En fin, que esta es la historia de lo que a partir de ahora se conocerá como el Plomo ibérico Cirne.
Fue a principios de 2019 cuando llegó a la Fundación Cirne de Jávea (Xàbia) este plomo de extraordinario tamaño con inscripciones en presunto alfabeto íbero. Durante la presentación del hallazgo el pasado viernes por la noche en la sede de esa entidad su presidente, Enric Martínez, no quiso desvelar por prudencia en qué lugar concreto de la Marina Alta fue hallado ni en qué circunstancias. Sí que a partir de aquel momento, de hace ya casi tres años, la fundación, muy consciente de la importancia de lo que tenía entre manos, acudió a dos instituciones de Valencia y Barcelona para emprender la gran aventura de su investigación histórica. ¿De qué se trataba exactamente?
Intervención de Joan Ferrer durante la noche del viernes acompañado por Gemma Contreras y Enric Martínez.
La primera de esas entidades fue el Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+i), cuya directora, Gemma Contreras, contó el viernes en Jávea que el plomo fue sometido a un minucioso análisis microscópico que permitió certificar su autenticidad: incluso entre los científicos es fácil imaginar (o así, al menos, lo imaginamos los periodistas, mucho más prosaicos) el disparo de adrenalina que debe suponer tal constatación. También, agregó Contreras, se le aplicó un proceso de limpieza a través de «baños de disolución de restauración para proteger la pieza».
La segunda institución fue la Universidad de Barcelona. Se trataba de intentar descifrar las palabras inscritas en el plomo hasta donde fuera posible, toda vez que, hoy en día, resulta inviable alcanzar una comprensión íntegra de cualquier texto íbero, heredado a su vez del fenicio. Para ese segundo objetivo, la Fundación Cirne acudió a Joan Ferrer i Jané, epigrafista e investigador en lenguas paleohispánicas, especialmente la ibérica, que se puso a trabajar al frente del grupo Littera de la citada Universidad en el Plomo ibérico Cirne.
El plomo ibérico y su inscripción de signos.
En Jávea, Joan Ferrer expuso sus conclusiones, que pueden escucharse de primera mano en los tres vídeos que se encuentran al final del artículo: dijo que el texto en el plomo pertenece a la escritura dual, una variante relativamente minoritaria del íbero y sobre todo más antigua. Eso permitiría fijar la cronología del hallazgo entre los siglos IV y III a.C, con lo que el mismo tendría a sus espaldas una antigüedad de al menos 2.300 años.
Ferrer también aludió a su notable tamaño. De hecho, de los 120 localizados en el antiguo territorio íbero –la mayoría se concentran entre Valencia y Murcia, si bien también hay algunos más al norte, en Cataluña– el de Jávea es el 14º más grande. También destacó su excepcional estado de conservación. Y del análisis filológico, argumentó que la variante del signo «ti» dispuesta en dos trazos demuestra que pertenecería al territorio de Contestania o de Edetania, lo que hace pausible su localización en la Marina Alta, ubicada en la primera de esas áreas geográficas, pero muy próxima a la segunda, con la que prácticamente limita al norte.
Este especialista agregó que el plomo se encontraba doblado en tres pliegues y que el furtivo que lo encontró lo dañó, rompiéndolo en dos fragmentos. Los signos escritos únicamente estaban en su interior: es decir, que no tiene un nombre al que estuviera destinado el mensaje, que es una de las causas que hace descartar que se trate de una carta comercial o de sentido práctico, y reforzaría, en cambio, la idea de que se trate de un escrito religioso vinculado a algún tipo de culto, y que posiblemente exprese alguna maldición.
El director del Museo Soler Blasco de Jávea, Ximo Bolufer, a la hora de retirar el plomo tras la presentación.
Hay otras evidencias que constatarían esa última tesis. En realidad, no nos encontramos ante un solo texto unificado, sino ante varios; las tres líneas inferiores se encuentran al revés, esto es, giradas en 180 grados con respecto a las tres primeras. Esta disposición enfrentada de textos no es frecuente, y la comparación con otras escrituras coetáneas ahonda en ese carácter religioso. También llama la atención que varios elementos léxicos se repiten en los textos, o que el 60% aludan a nombres propios de personas. Con todo ello, este mensaje redactado hace más de dos milenios se halla aún rodeado de incógnitas, de «cosas que se nos escapan». «No sabemos si son dos o tres textos, no sabemos cómo se relacionan», agregó Ferrer.
¿El futuro del plomo? Lógicamente el Museo Soler Blasco de Jávea, según precisó su director, Ximo Bolufer, también presente en un acto, el cual contó con numerosos especialistas de la arqueología de la comarca, así como con la del alcalde, José Chulvi, y el concejal de Cultura, Quico Moragues.
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