Seqenenre-Taa-II fue el faraón que gobernó el sur de Egipto a fines de la dinastía XVII, más o menos entre el 1558 y 1553 antes de Cristo. Esa fue una época convulsa. Los hicsos (cuyo nombre en egipcio antiguo era Heqau-Khasut, "los gobernantes de las tierras extranjeras") ocuparon la parte norte de Egipto y tomaron Avaris (actual Tell el Dabaa) como capital durante un tiempo llamado "segundo período intermedio" (1650-1550 a. C.).
Aunque los faraones mantuvieron el poder sobre el sur (con capital en Tebas), todo el territorio se vio obligado a pagar tributos a los invasores. Un papiro antiguo reveló las hostilidades entre Seqenenre y el rey de los hicsos llamado Apophis. Según el texto, Apophis envió un mensaje hostil en el que indicaba que unos ruidosos hipopótamos en un estanque en Tebas estaban perturbando su sueño en Avaris (a 644 kilómetros de distancia), y exigía que el espacio sagrado tebano fuera destruido, lo que era un grave insulto a Seqenenre-Taa II.
Guerra
Este insulto pudo haber sido el preludio de la guerra. El texto que se refiere a la misma se halla en una losa de roca tallada en Tebas. Aunque el final de la historia se perdió, el documento acaba con Seqenenre llamando a sus consejeros, quizás para iniciar las hostilidades. Deir el-Ballas, un asentamiento al norte de Tebas fundado durante el reinado de este faraón, probablemente fue la base de las campañas militares contra los hicsos.
Durante la guerra, el primogénito de Seqenenre, llamado Kamose, murió durante una batalla y tuvo que ser su hermano Ahmose quien completara la expulsión de los hicsos, a los que persiguió hasta Sharuhen (en la actual Franja de Gaza) para reunificar Egipto. Pero, ¿y Seqenenre? Su figura había desaparecido de golpe de la trama.
La momia de Seqenenre-Taa II se descubrió por primera vez en la década de 1880. Incluso entonces, los arqueólogos notaron varias heridas prominentes en el rostro del faraón. Crédito de la imagen: Sahar Saleem.
En 1881, en Deir el-Bahari (Tebas), unos arqueólogos hallaron su momia. Las inscripciones en los envoltorios de lino originales confirmaron que ese era el cuerpo de Seqenenre-Taa. Taa (o Tao) era su nombre de nacimiento y significaba "Thoth es grande", mientras que "Seqenenra" era el nombre del trono y significaba "Aquel a quien Ra ha hecho valiente".
Los investigadores del siglo XIX ya atestiguaron el estado de putrefacción del cuerpo debido a una momificación limitada, así como lesiones graves en la cabeza que sugerían una muerte violenta. Pero no había heridas en ninguna otra parte. Con el paso de los años las teorías se fueron diversificando. ¿Murió en una batalla? ¿Fue víctima de una conspiración palaciega?¿Por qué fue momificado apresuradamente?
Hubo que esperar más de un siglo pare encontrar las respuestas a todas estas preguntas. Una reciente tomografía computarizada ha revelado detalles desconocidos de sus lesiones que los embalsamadores habían ocultado hábilmente, según explican los especialistas en un artículo publicado en la revista Frontiers in Medicine.
Los rayos X confirmarían que Seqenenre fue capturado en el campo de batalla, ya que sus manos mostraban evidencias de que habían sido atadas a la espalda, evitando que pudiera escapar o defenderse de un ataque. "Esto sugiere que (el faraón) estaba en primera línea junto a sus soldados, arriesgando su vida para liberar a Egipto", dice la doctora Sahar Saleem (izquierda), profesora de radiología de la Universidad de El Cairo.
Los análisis realizados sugieren que la ejecución fue realizada por múltiples atacantes. En las pruebas se han detectado muestras de hasta cinco armas distintas de los hicsos que coincidían con las heridas del rey egipcio. "La muerte de Seqenenre fue más bien una ejecución ceremonial", indica.
"En la ejecución normal de un prisionero atado, se podría suponer que solo un asaltante ataca, posiblemente desde diferentes ángulos pero no con diferentes armas", explica Saleem, que ha trabajado en este caso junto al exministro egipcio de antigüedades, el famoso arqueólogo Zahi Hawass.
Crédito de la imagen: Sahar Saleem.
El faraón tenía un gran corte en la frente, cortes alrededor de los ojos y las mejillas, y una puñalada en la base del cráneo que pudo haber alcanzado el tallo cerebral. El faraón tenía un corte de 7 cm de largo en la frente, que habría sido producido por un golpe de hacha o espada desde arriba. Esta herida por sí sola podría haber sido fatal. Otro corte potencialmente mortal, por encima del ojo derecho del faraón, tenía 3,2 cm de largo y posiblemente hecho con un hacha. Más cortes en la nariz, el ojo derecho y la mejilla derecha vinieron desde el lado derecho y desde arriba y pueden haberse realizado con el mango de un hacha o con un bastón sin filo, dijeron los investigadores.
Mientras tanto, alguien frente al rey blandió una espada o un hacha en la mejilla izquierda del faraón, dejando otro corte profundo. Desde la izquierda, un arma, probablemente una lanza, penetró en la base de su cráneo, dejando una herida de 3,5 cm de largo (3,5 cm).
Tomografía computarizada del cráneo de Seqenenre-Taa II, cuyas heridas faciales sugieren una muerte violenta de un combatiente. (Crédito de la imagen: Sahar Saleem)
Embalsamadores
Seqenenre tenía unos 40 años cuando murió y sus embalsamadores se esmeraron para ocultar sus heridas. Utilizaron un método sofisticado para tapar las lesiones de la cabeza bajo una capa de material de embalsamamiento que funcionaba de manera similar a los rellenos utilizados en la cirugía plástica moderna.
Esto implicaría que la momificación tuvo lugar en un laboratorio de momificación real y no en un lugar mal equipado, como se interpretó anteriormente. Saleem y Hawass fueron pioneros en el uso de tomografías para estudiar a faraones y guerreros del Imperio Nuevo.
Estudiaron a personajes tan ilustres como Hatshepsut, Tutankamón, Ramsés III, Tutmosis III o Ramsés II. Sin embargo, Seqenenre parece ser el único de entre este grupo que estuvo en la primera línea del campo de batalla. "Su muerte motivó a sus sucesores a continuar la lucha para unificar Egipto y comenzar el Imperio Nuevo, el período de mayor poderío del antiguo Egipto, entre los siglos XVI y XI a. C. ", concluyen.
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