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viernes, 6 de diciembre de 2019

El comercio de madera a larga distancia fue la base de la construcción del Imperio Romano



Algunas de las tablas de roble en los cimientos del pórtico de los jardines de Via Sannio, Roma.  Crédito: Bernabei en al., 2019
Dos docenas de vigas de roble, excavadas en el centro de Roma, han dado a los arqueólogos e historiadores pistas sobre el comercio de las maderas procedentes de varias partes del imperio y usadas en la construcción, los astilleros y como leña, según un artículo de este miércoles en PLoS ONE.
Mauro Bernabei (izquierda), del Consejo Nacional de Investigación de Italia, y sus colegas analizaron las vigas extraídas durante la construcción del tren subterráneo (Metro) de Roma entre 2014 y 2016.
Los maderos formaban parte de un pórtico en los jardines de Via Sannio, en lo que otrora fue una propiedad rica y muy decorada. El sitio arqueológico se encuentra entre la antigua muralla Aureliana y la Línea C del tren subterráneo de Roma, cerca de la basílica de San Juan de Letrán.
El artículo indica que todos las vigas y postes estaban bien conservados ya que estaban saturados de agua. En su mayoría, las vigas miden 3,60 metros y la más corta mide 1,15 metros. Los postes redondeados miden de 60 a 65 centímetros de largo con un diámetro de 3,5 a 8 centímetros.
"Una cuestión importante para nuestra comprensión de la historia romana es cómo estaba estructurada la economía del Imperio, y cómo estaba organizado y se logró el comercio de larga distancia dentro de las provincias y entre ellas", señala el artículo.
"Además, todavía no se ha aclarado si los maderos grandes para la construcción usados en Italia provinieron de los extensos bosques en regiones templadas al norte de los Alpes y fueron transportados a la región mediterránea, escasamente arbolada, en el sur", agrega.
El equipo de Barnebai recurrió a la dendocronología, la ciencia que data los anillos de crecimiento de los árboles y analiza los patrones espaciales y temporales de procesos físicos, biológicos y culturales, y llegó a la conclusión de que los robles fueron talados entre los años 40 y 60 d.C. en las montañas del Jura en el nordeste de Francia.
Sección esquemática de los cimientos del pórtico lateral suroriental.
"Es muy probable que los maderos hayan sido transportados a la Ciudad Eterna por los ríos Saona y Ródano y luego a través del mar Mediterráneo", apunta el estudio.
"Esta rara evidencia dendrocronológica de la capital del Imperio Romano da nuevo ímpetu al debate sobre la probabilidad de transportar maderas sobre largas distancias dentro de las provincias romanas y entre ellas", añade.
Los autores citaron a Plinio el Viejo (23/24-79 d.C.): “Mille praetera sunt usus earum, sine quis vita degi non possit”, (La madera tiene mil usos y, sin ella, la vida sería imposible), como ratificación del valor que la madera tenía para los romanos.
"La madera era importante para cualquier aspecto de la vida cotidiana desde la construcción de edificios a la calefacción, y desde la construcción de barcos a la metalurgia", han agregado. "En latín, la distinción entre la madera para quemar (lignum) y la madera para construcción (materia) es indicio al respecto".
En español la distinción se ha perpetuado, de manera que una cosa es la leña para el fuego y otra la madera para la construcción.
Mapa de las provincias romanas en las actuales Francia y Alemania, con la probable procedencia de las muestras de roble halladas en el Metro de Roma. Se indican algunas ciudades romanas importantes (Colonia Agrippina = Colonia; Augusta Treverorum = Trier; Divodurum = Metz; Dorocortorum = Reims; Augustobona = Troyes; Lugdunum = Lyon; Arelate = Arles; Aquae Sextiae = Aix-en-Provence y Massilia = Marsella) , así como las regiones de donde provienen las cronologías de referencia y también los ríos (Saona y Ródano) que conducen al Mar Mediterráneo. Mapa obtenido de https://mapswire.com/europe/.
La demanda de madera para la construcción, los astilleros y las máquinas de guerra durante el imperio romano fueron inmensas, lo cual llevó al agotamiento rápido de los bosques en torno a la capital y en buena parte de los montes Apeninos.
A medida que el imperio se expandió la tala continuó en otras regiones y para los tiempos de Plinio, en el primer siglo de la era cristiana, algunos de los bosques de Argelia ricos en alerce africano (Tetraclinis articulata), una madera muy apreciada por los romanos, ya estaban casi agotados y comenzó la tala en Marruecos.
Ya en las primeras décadas del siglo siguiente, el emperador Adriano creó un bosque imperial y marcó su perímetro con piedras inscritas para preservar el cedro del Líbano. EFE.








Fuentes: lavanguardia.com | phys.org 

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