Yacimiento de Çatalhöyük (Turquía)
Hace unos 9.000 años, los residentes de una de las primeras grandes comunidades agrícolas del mundo también estuvieron entre los primeros humanos que experimentaron algunos de los riesgos de la vida urbana moderna.
Los científicos que estudian las antiguas ruinas de Çatalhöyük, en el centro-sur de la Turquía moderna, han descubierto que sus habitantes (de 3.500 a 8.000 personas en su apogeo) padecieron hacinamiento, enfermedades infecciosas, violencia y problemas ambientales.
En un documento publicado el pasado 17 de junio en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), un equipo internacional de bioarqueólogos informa de estos nuevos hallazgos basados en 25 años de estudios de restos humanos desenterrados en Çatalhöyük.
Los resultados muestran una imagen de cómo los humanos pasaron de un estilo de vida nómada de caza y recolección a una vida más sedentaria basada en la agricultura, dice Clark Spencer Larsen (izquierda), autor principal del estudio y profesor de antropología en la Universidad Estatal de Ohio.
"Çatalhöyük fue una de las primeras comunidades protourbanas del mundo y sus residentes experimentaron lo que sucede cuando se junta a muchas personas en un área pequeña durante un tiempo prolongado", dice Larsen.
"Tal circunstancia histórica estableció el escenario donde estamos hoy en día, así como los desafíos a los que nos enfrentamos derivados de la vida urbana".
Çatalhöyük estuvo habitada entre, aproximadamente, los años 7.100 a 5.950 a.C. Primeramente excavada en 1958, el yacimiento mide unas 13 hectáreas, con casi 21 metros de depósitos que abarcan 1.150 años de ocupación continuada.
Foto: Una vista del paisaje en el que está situado el yacimiento de Çatalhöyük.
Larsen, quien comenzó el trabajo de campo en el lugar en 2004, fue uno de los líderes del equipo que estudió los restos humanos hallados como parte del Çatalhöyük Research Project, dirigido por Ian Hodder, de la Universidad de Stanford. El coautor del artículo de PNAS, Christopher Knüsel, de la Universidad de Bordeaux, en Francia, fue co-líder del equipo de bioarqueología con Larsen. El trabajo de campo en Çatalhöyük finalizó en 2017 y el documento de PNAS representa la culminación del trabajo de bioarqueología realizado en el yacimiento.
Çatalhöyük comenzó como un pequeño asentamiento alrededor del año 7100 a.C., probablemente con unas pocas casas de adobe y que lo que los investigadores llaman el Período Temprano. Posteriormente, creció hasta su punto máximo en el Período Medio, entre 6.700 y 6.500 a.C., antes de que la población disminuyera rápidamente en el Período Tardío, cuando Çatalhöyük fue abandonado alrededor del 5.950 a.C.
Imagen artística de Çatalhöyük. Crédito: Dan Lewandowski.
La agricultura siempre fue una parte importante de la vida en la comunidad. Los investigadores analizaron una firma química de los huesos llamada relación de isótopos de carbono estables, a fin de determinar lo que los residentes ingerían: una dieta abundante en trigo, cebada y centeno, junto con una variedad de plantas no domesticadas.
Se utilizaron, así mismo, las relaciones estables de isótopos de nitrógeno para documentar las proteínas en sus dietas, las cuales provenían de ovejas, cabras y animales no domesticados. El ganado domesticado se introdujo en el Período Tardío, pero las ovejas fueron siempre el animal domesticado más importante en sus dietas.
"Practicaban la agricultura y mantuvieron animales tan pronto como crearon la comunidad, pero intensificaron sus esfuerzos a medida que la población se expandía", informa Larsen.
La dieta rica en granos significó que algunos residentes pronto desarrollaron caries en los dientes, una de las llamadas "enfermedades de la civilización". Los resultados mostraron que alrededor del 10 al 13 por ciento de los dientes de los adultos encontrados en el yacimiento mostraban evidencia de caries dental.
Foto: Arqueólogos trabajando en Çatalhöyük.
Los cambios a lo largo del tiempo en la forma de las secciones transversales de los huesos de las piernas mostraron que los miembros de la comunidad, en el último período de Çatalhöyük, caminaban significativamente bastante más que los primeros residentes. Esto sugiere que tuvieron que alejar la agricultura y el pastoreo de la comunidad a medida que pasaba el tiempo.
"Creemos que la degradación ambiental y el cambio climático obligaron a los miembros de la comunidad a alejarse del asentamiento para poder cultivar y encontrar suministros, tal como leña", dice Larsen. "Ello contribuyó a la desaparición definitiva de Çatalhöyük".
Otra investigación sugiere que el clima en Oriente Próximo se volvió más seco durante el curso de la historia de Çatalhöyük, lo que hizo más difícil la actividad agrícola.
Los hallazgos del nuevo estudio sugieren que los residentes sufrieron una alta tasa de infecciones, probablemente debido al hacinamiento y la falta de higiene. Hasta un tercio de los restos del Período Temprano muestran evidencias de infecciones en sus huesos.
Durante su apogeo poblacional, las casas se construyeron como apartamentos sin espacio entre ellos: los residentes entraban y salían, mediante escaleras, por el techo de sus casas.
Foto: Recreación del poblado de Çatalhöyük.
Las excavaciones mostraron que las paredes y los pisos interiores se habían enlucido muchas veces con arcilla, y, si bien los residentes mantenían sus habitaciones, en su mayoría, libres de basura, el análisis de las paredes y pisos de las casas mostró rastros de materia fecal humana y animal.
"Vivían en condiciones muy apretadas y atestadas, con depósitos de basura y corrales para animales justo al lado de algunos de sus hogares. Por lo tanto, había una gran cantidad de problemas de saneamiento que podían contribuir a la propagación de enfermedades infecciosas", afirma Larsen.
Las condiciones de hacinamiento en Çatalhöyük también pudieron haber contribuido a altos niveles de violencia entre los residentes, según los investigadores.
En una muestra de 93 cráneos de Çatalhöyük, más de una cuarta parte (25 individuos) mostraban evidencia de fracturas curadas. Y 12 de ellos habían sido victimas de violencia más de una vez, con hasta dos y cinco lesiones, cuya forma sugiere haber recibido golpes con objetos redondos y duros.
Foto: Cráneos hallados en Çatalhöyük en la década de 1960. Uno de ellos pintado con cinabrio.
Más de la mitad de estas víctimas fueron mujeres (13 mujeres, 10 hombres). La mayoría de las lesiones se encontraban en la parte superior o posterior de sus cabezas, lo que indica que las víctimas no se estaban enfrentando a sus agresores cuando fueron golpeadas.
"Hemos comprobado que el aumento de las lesiones craneales ocurrió durante el Período Medio, cuando la población era más grande y más densa", detalla Larsen. "Se podría argumentar que el hacinamiento llevó a la existencia de un estrés y conflicto elevados dentro de la comunidad".
La mayoría de las personas fueron enterradas en fosas que se habían excavado en los pisos de las casas en las que vivían. Sin embargo, el análisis de sus restos llevó a un hallazgo inesperado: la mayoría de los miembros de un hogar no estaban relacionados biológicamente. Los investigadores descubrieron que los dientes de los individuos enterrados bajo la misma casa no eran tan similares como se esperaría si fueran parientes.
Un entierro en Çatalhöyük está representado por una hembra adulta joven sin cabeza con el esqueleto en posición fetal. La separación de los cráneos era una costumbre de enterramiento practicada en varios casos en este enclave neolítico. Crédito: el Proyecto de Investigación Çatalhöyük / Jason Quinlan.
"La morfología de los dientes está altamente controlada por la genética", dice Larsen. "Las personas que están relacionadas muestran variaciones similares en las coronas de sus dientes, pero no hemos encontrado eso en los individuos enterrados en las mismas casas".
"No obstante, se necesita más investigación para determinar las relaciones de las personas que vivían juntas en Çatalhöyük. Todavía es una especie de misterio", agrega.
En general, Larsen dijo que la importancia de Çatalhöyük es que fue uno de los primeros "grandes enclaves" del Neolítico construidos en el mundo alrededor de la agricultura.
"Podemos aprender sobre los orígenes inmediatos de nuestras vidas hoy en día, sobre cómo nos organizamos en comunidades. Muchos de los desafíos que tenemos en la actualidad son los mismos que tuvieron en Çatalhöyük, solo que magnificados", concluye Larsen.
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