Hoy en día, Jerash es un pueblo relativamente poco llamativo situado en la actual Jordania, pero sus extensas y majestuosas antiguas ruinas revelan su pasado glorioso. Incluso por debajo de las ruinas existentes encontramos una historia de asentamiento permanente que se remonta a la época del Neolítico.
Jerash se originó en el antiguo Próximo Oriente como un pueblo llamado en un principio Garshu por sus habitantes. Más tarde se convirtió en la ciudad grecorromana de Gerasa, con calles planificadas dotadas de columnatas, templos consagrados a Zeus y Artemisa, y plazas del mercado entre otros elementos de las culturas helenística y romana. Terminó sus días como una ciudad islámica gobernada por los califas primero y los sultanes mamelucos después. Jerash ha sido a lo largo de la historia una ciudad siempre cambiante bajo el dominio de numerosas y muy diversas civilizaciones.
La antigua Jerash
La evidencia más temprana de un asentamiento permanente y organizado en el lugar data del Neolítico. En el año 2017, dos cráneos, que podrían tener una antigüedad de hasta 9.500 años, fueron descubiertos cerca de las ruinas de Jerash. La expresión más antigua del asentamiento que se acabaría convirtiendo en Jerash fue la aldea de Garshu. La pre-helenística Garshu estaba habitada por un pueblo probablemente emparentado con los antiguos cananeos e israelitas. En este punto era, a lo sumo, una pequeña ciudad. Ésta pasó por las manos de varios imperios del Próximo Oriente sin causar demasiado revuelo.
En el siglo IV a. C., la región en torno a Garshu fue conquistada por Alejandro Magno. Después de su muerte en el año 323 a. C., el sur del Próximo Oriente, incluido Garshu, acabó formando parte del Egipto Ptolemaico. Durante los períodos helenístico y romano, la pequeña población fue refundada para convertirse en la ciudad de Gerasa. Ésta albergaba múltiples templos de estilo griego, grandes plazas del mercado no muy diferentes de otras presentes en numerosas ciudades helenísticas y romanas, y al menos dos teatros grecorromanos. Gerasa fue también la ciudad natal del matemático griego Nicómaco de Gerasa, quien escribió importantes tratados de aritmética y filosofía neopitagórica. Vivió alrededor del 100 d. C.
Los templos en ruinas de la antigua Gerasa
Un importante templo de la ciudad de Gerasa era el templo de Artemisa, construido durante el reinado del emperador Antonino Pío (138 d. C. – 161 d. C.) en una colina prominente. El templo principal por el que es conocida la ciudad fue construido durante el reinado de Antonino Pío, alrededor del año 150 d. C., pero se han encontrado evidencias de uno anterior, un santuario más pequeño dedicado a Artemisa que ya existía en el 79 d. C. Este hecho indica que el culto a Artemisa era ya importante en la ciudad antes de la época de Antonino Pío. Además del templo a Artemisa se construyó un templo consagrado a Zeus, otra importante deidad de la ciudad, más al sur.
Además, durante la época romana, Gerasa se convirtió en una de las diez ciudades de la Decápolis, y fue finalmente incorporada a la provincia romana de Arabia en el 106 d. C. Fue en el período romano cuando la ciudad alcanzó su máximo apogeo. Hay pruebas de una fuerte romanización como evidencian la propia arquitectura de la ciudad y la estructura de sus plazas del mercado, no muy diferentes de los mercados de otras regiones más profundamente romanizadas del Imperio. Durante la época del Imperio romano tardío, Gerasa llegó a ser importante como centro cristiano, y la presencia cristiana en la ciudad perduró hasta bien entrado el período islámico.
La ciudad es rebautizada como Jerash
Fue durante la época islámica cuando Gerasa se convirtió en Jerash. Bajo el dominio del califato omeya, la ciudad floreció como centro cultural. Esto ocurrió a pesar del terremoto que azotó la ciudad en el siglo VIII. La ciudad comenzó a declinar en el siglo IX, lo que podría estar relacionado con la caída del Califato Omeya, reemplazado en esta época por el Califato Abasí. El desplazamiento del centro político del mundo islámico, de Damasco bajo los Omeyas a Bagdad bajo los Abasíes, podría haber afectado al protagonismo regional de Jerash.
Jerash en ruinas
En el siglo XII, la ciudad acabó involucrada en los conflictos entre los Estados cruzados cristianos y los principados islámicos circundantes. En 1121, el rey Balduino II de Jerusalén saqueó la ciudad por albergar una guarnición enemiga y fortificaciones. Además de ser destruida gran parte de la ciudad durante el saqueo, el templo de Artemisa quedó dañado. Los daños ocasionados por el fuego son todavía visibles en los muros de las ruinas del templo. Después de las cruzadas, la región en torno a Jerash acabó bajo el control del sultanato mameluco. Durante este período, algunas partes de la ciudad fueron reconstruidas, y Jerash continuó siendo habitada hasta el siglo XVI. Pero después del siglo XVI Jerash quedó completamente abandonada y olvidada para la historia. No se recuperaría su memoria hasta que las excavaciones arqueológicas dieron comienzo en el siglo XIX.
La ciudad de Jerash pasó por muchos cambios durante su larga existencia, pasando de ser una pequeña población semita a una metrópolis grecorromana para finalmente convertirse en una metrópolis arabizada. Sin embargo, la ciudad permaneció habitada y fue capaz de adaptarse a cada época en la que se iba encontrando. Es por ello que puede ser considerada una ciudad siempre cambiante. Aun así, esta cualidad de Jerash no se prolongó hasta el infinito. La ciudad finalmente fue destruida y abandonada como todas las ciudades pueden llegar a serlo con el tiempo, incluso las que hoy en día son prósperas como Nueva York, Londres o Singapur.
Autor: Caleb Strom
Articulo publicado en...http://www.ancient-origins.es/noticias-lugares-antiguos-asia/garshu-gerasa-jerash-la-ciudad-siempre-cambiante-mundo-antiguo-004760?nopaging=1
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