Fuente: es.blastingnews.com| 5 de marzo de 2015
En Francia, recientemente, un equipo de arqueólogos que trabaja para el INRAP ha encontrado los restos de un magnífico caldero de bronce. Fue descubierto en el interior de un gran túmulo funerario, datado en el siglo V a. C., que pudo albergar los restos mortuorios de algún aristócrata local de la Edad de Hierro (Hallstatt) . El montículo mide, aproximadamente, 40 metros de diámetro y se encuentra cerca de la pequeña aldea de Lavau, en el noroeste de Francia.
Aunque la excavación todavía no se ha dado por concluida, la cámara funeraria central del túmulo ya ha empezado a revelar algunos de sus tesoros. Hasta ahora, el más impresionante de todos es un gran caldero de bronce que, muy probablemente, fue fabricado por los griegos o por los etruscos. Se trata de un elemento funerario de gran prestigio, ya que la gran ornamentación de la marmita refleja el elevado estatus de la persona que está enterrada en el interior del túmulo.
El caldero mide alrededor de 1 metro de diámetro y tiene cuatro asas decoradas con cabezas de bronce que representan al poderoso dios griego Aqueloo, muy conocido en la Antigüedad por atacar a Heracles transformado en toro, según cuenta la mitología helena. Alrededor del borde del recipiente se encuentran otros motivos decorativos como ocho cabezas de león.
En el interior del caldero se ha encontrado un enócoe (abajo), decorado con la imagen del dios Dionisos, que era una jarra de cerámica de un solo asa que servía para sacar el vino de una crátera, en este caso un caldero, en la que previamente se había aguado para su consumo.
El caldero, en aquel tiempo, pudo servir para contener el vino durante las celebraciones que, por el ajuar funerario encontrado, debieron ser cuasi dionisiacas. Su posesión pudo servir como un signo de la riqueza y del poder que ostentaba su propietario, sobre todo durante el trascurso de las fiestas y los banquetes en los que se usaba.
La presencia de estos elementos dentro de la tumba refleja, como es evidente, el gran proceso de aculturación que las élites célticas de esta zona estaban sufriendo desde la Edad de Hierro. Sus costumbres se estaban empapando, cada vez más, de todo lo relacionado con el mundo mediterráneo antiguo.
Asimismo, aparte de esta tumba de Lavau, han aparecido otros recipientes similares en numerosos túmulos "celtas" contemporáneos, entre los que se incluyen el de Bourges o el de Vix, en Francia, y el de La Heuneburg Hochdorf, en Alemania.
El final del siglo VI a.C. y comienzos del siglo V a.C., se caracterizan por el desarrollo de la actividad económica en las ciudades-estado etruscas y griegas de Occidente, sobre todo Marsella. En busca de esclavos, metales preciosos y productos (incluyendo ámbar), los comerciantes del Mediterráneo entran en contacto con las comunidades celtas continentales. Aquellos que dominan los medios naturales de comunicación, especialmente en la zona del interfluvio Loire-Seine-Saône-Rin-Danubio, se benefician de este tráfico y sus élites adquieren numerosos bienes de prestigio.
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