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viernes, 30 de enero de 2015

El ya famoso ataúd de las Trinitarias no era de Cervantes

Desde el día 27, hoy hace ya cuatro días, existe un desmentido oficial de que este maltrecho ataúd extraído el día 25 de un nicho del convento de las Trinitarias de Madrid contuviera los restos de Cervantes. Pero no ha tenido la más mínima repercusión mediática.
Esto quiere decir que todo el planeta Tierra se ha quedado creyendo que los restos de Cervantes habían aparecido realmente, noticia que el día 26 circuló mundialmente a la velocidad de la luz (véase "La prensa mundial, pendiente del hallazgo de Cervantes"), incluso aunque existían objeciones de distintos tipos (como la que, desde la Epigrafía, planteé desde el principio sobre las letras, y también sobre los huesos infantiles). Pero lo que de hecho se ha confirmado ya es que no lo eran.
Sin embargo, si se busca en Google la primera noticia del día 25/1, la del hallazgo --dando el equipo seguridades de que las iniciales del ataúd eran M.C., y que eran de Cervantes, dos creencias (para mí aventuradas) que obviamente fueron la causa y justificación del estruendoso anuncio oficial--, "el ataúd de Cervantes" arroja más de 90.000 resultados (sólo en español). Pero si buscamos por la verdad, por el titular de Vanity Fair del 27/1, nos da sólo unos escuálidos 6 (que en realidad son 3).
Esto me parece todo un fenómeno sociológico-mediático sobre el que meditar... Como también que, en el primer enlace que puse, de cinco medios extranjeros citados con sus titulares, cuatro dieron la noticia con interrogantes o como mera posibilidad, mientras que en los titulares españoles lo que cundió más fue la certeza (como en el propio de El País, que fue recogido enTerrae Antiqvae el día 26).
Pero era una falsa certeza, y que además no se rectifica cuando desde hace días se puede ya hacer, como veremos. Me parece preocupante, ¡porque esto no es (o no tanto...) política!
En fin... al menos en Terrae Antiqvae sí que nos enteraremos, y el editor de TA ha estimado interesante que la noticia pueda circular mejor en un nuevo post, como así lo hago, al margen del comentario ya hecho esta mañana.
Aquí va, pues, la entrevista-desmentido del día 27/1, con una buena foto (donde vuelvo a ver mejor la mayor apariencia de G de la supuesta C). Es curioso también que aparezca en una revista más bien dedicada a "celebrities", Vanity Fair (a la que hay que felicitar por su constancia en el tema), y no en la prensa diaria normal.
Aunque el que esto sea así, que al día de hoy no se sepa, depende sobre todo de la inexistenciahasta ahora (o al menos no la conozco ni encuentro) de otra nota o rueda de prensa oficial, bien del Ayuntamiento o de la Comunidad de Madrid, bien del comité científico, desmintiendoformalmente lo que antes se anunció. Y esto sí que se echa en falta. Aunque ya sepamos que es mucho mas gratificante dar buenas que malas noticias, en buena ley la sociedad (sobre todo la que paga) se merece en cada momento la información más correcta.
Pero, aunque no fuera por tan loable objetivo, después de que uno monta un cipostio mundial(perdón por tan fea e inaceptada pero expresiva palabra), y sabe que la noticia del "hallazgo del féretro de Cervantes", y "sus letras", ya sea como algo seguro o sólo posible, está circulando a lo loco desde el lunes por periódicos y agencias en cualquier idioma del mundo que se nos ocurra (dejo como prueba de ello unos mínimos ejemplos entre cientos de miles, en inglésen francés,en alemánen italianoen japonés...), sin contar blogs y páginas cervantistas, admiradores de a pie..., uno debe saber que, en cuanto le consta que no es verdad, no tiene más remedio que, lo antes posible, dedicar por lo menos la misma potencia e interés a, como diría y haría el admirado Quijote, tratar de "desfacer el entuerto"...
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Aunque por desgracia lo más previsible es que los restos de Cervantes, tras los traslados que eran habituales en la época, terminaran revueltos en algún osario común (destino final que no disgustaría nada a aquel humilde genio, que al morir sólo tenía dinero para encargar dos pobres misas por su alma), no dejamos de desear suerte al equipo investigador para que termine hallándolos, y que pueda hacerse la tumba individualizada y "homenajeable" que se pretende (y que se viene pretendiendo ya al menos desde el siglo XIX).
Por suerte, y por sus propios méritos, la gloria posterior de Miguel de Cervantes no necesita de ella, claro, pero sin duda sí que serviría para reparar por fin, aunque con cuatro siglos de retraso (en 2016 se celebrará el cuarto centenario de su muerte) otra gravísima desidia nacional.
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"LOS RESTOS DE LA TUMBA CON LAS INICIALES M.C. NO SON LOS DE MIGUEL DE CERVANTES"
Ayer el comité científico reunido en las excavaciones llegó a la conclusión de que los huesos no corresponden a los del escritor, puesto que pertenecerían a personas de menor edad. Hablamos con el historiador Fernando de Prado Pardo Manuel de Villena y con la madre superiora del convento de las Trinitarias.
Por ALBERTO PINTEÑO | 27 de enero de 2015 / 18:00
“No son sus restos, no coinciden con él”. Así nos confirma el historiador Fernando de Prado Pardo Manuel de Villena, encargado desde 2010, junto a una treintena de expertos, de la búsqueda de la tumba de Miguel de Cervantes en el convento de las Trinitarias de Madrid. “Cuando vimos las iniciales M.C. en el féretro se nos encogió el corazón. Creíamos que serían sus restos, pero no es así. No ha sido una desilusión, todo lo contrario, es una inyección de optimismo para seguir buscando. Tenemos la certeza de que el escritor está allí enterrado y de que va a aparecer”, continúa del Prado.
"Las  iniciales halladas en un ataúd en el convento de las Trinitarias Descalzas que podrían haber correspondido a Miguel de Cervantes." [N.B.: Tal como comenté aquí el mismo día 26 por la mañana, yo las leía más bien "M. G.", con letras más propias del siglo XVIII]
La antropología forense permitiría identificar entre los restos del escritor varias particularidades de su anatomía: “Lo primero es la edad, alrededor de setenta años. Le faltarían seis o más dientes(1), se reconocería la atrofia de algunos huesos por la falta de una extremidad (2) durante muchos años de su vida y los dos arcabuzazos [herida por el disparo del arcabuz] en su pecho”, dictamina el historiador.
Pero sus restos se deberán seguir buscando entre las sepulturas y nichos que están en la cripta del convento de clausura. La otra gran posibilidad que apunta del Prado son las dos dobles tumbas que se encuentran en la misma capilla “a solo 35 centímetros del suelo, libres de cal y yeso, lo que haría que sus restos se encontrasen en un buen estado de conservación”.
En esa doble tumba podría estar enterrado el escritor de El Quijote, fallecido en 1616, y también su esposa, doña Catalina, que murió diez años después. “Pero antes de obtener el permiso del Convento para excavar en el suelo de la capilla habría que analizar que ninguno de los nichos contengan el cuerpo del escritor. Ahora existe un nicho por cadáver, antes eso era impensable, se aprovechaban para introducir varios cuerpos”, apunta de Prado. “Se han podido mover sus restos y trasladarlos a otro lugar, pero nunca fuera de este convento. Si no aparecen en los nichos de la cripta, serán las dobles tumbas superiores, pero vamos paso a paso eliminando posibilidades”, asegura.
VF: ¿Y a qué haría referencia las iniciales M.C. encontradas en el féretro?
Pues puede ser cualquier cosa u nombre, desde Manolo Carrión a María Covalada o hasta Mario Conde, responde entre risas el historiador tras anunciar que la dificultad de la búsqueda también viene dada porque no existe una relación de enterrados en este convento.
La finalidad de encontrar la tumba de Cervantes no es otra que “darle la gloria que se merece. Cervantes fue un hombre heroico, un hidalgo sin pretensiones, un funcionario que lo dio todo. Era un hombre ordinario que llegó a ser extraordinario. Solo queremos poner una losa encima de su tumba que diga: 'Aquí yace Don Miguel de Cervantes Saavedra'. Nada de espectáculos de feria”, confiesa el historiador.
Los trabajos de exhumación se llevan a cabo en la iglesia conventual de las Trinitarias, que no hay que confundir con la Parroquia de San Sebastián, que pertenece al barrio madrileño de Las Letras y donde sus vecinos se enterraban. “En la iglesia de las Trinitarias se necesitaba un permiso especial para los enterramientos y fueron pocos los privilegiados. Miguel de Cervantes lo obtuvo porque se ofreció a ayudar en la construcción del convento, y luego fue extensible a su mujer”.
El mismo permiso tuvieron que obtener los expertos científicos para estos trabajos, puesto que el convento es de clausura y nunca había recibido a extraños. “Tampoco ahora -explica Fernando del Prado-. Jamás se ha roto la clausura. El área donde han convivido las iglesias es extramuros, es una zona pequeña restringida que está fuera de clausura”.
Ave María Purísima
Entre los números 16 y 20 de la calle Lope de Vega solo una gran puerta pintada de verde permite la entrada. Es el convento de las Trinitarias, fundado en 1609. Ningún vecino del barrio ha visto a las hermanas de la orden salir de allí. Por algo son 'clausura'. Solo existe un telefonillo. Pulse y hable. Eso hago. Entonces las luces de led iluminan el rostro mientras que las monjas atienden (y observan) tras la cámara.

–Ave María Purísima.
–Sin Pecado Concebida (hago memoria tras unos segundos).
–¿Qué le trae por aquí?
–Hermana, quisiera preguntarle sobre los trabajos de exhumación de Cervantes.
–Un segundo, que llamo a la hermana superiora, que está al cargo de ello.
Segundos después la misma cantina: “Ave María Purísima”, y es la hermana superiora. O en eso confío. No quiere darme su nombre, pero sí contesta amablemente a mis cuestiones. “Estamos ahora más tranquilas, al principio nos asustamos un poco, pero la fe lo puede todo”, responde al preguntarle sobre las molestias de los trabajos.
El historiador Fernando del Prado también comparte esta opinión: “Al principio las hermanas eran reacias y estaban asustadas, les horrorizaba la historia. Han visto trabajar al equipo y han ido tranquilizándose”. Tanto es así que ahora son dos hermanas las que supervisan el trabajo de los casi treinta expertos que en la iglesia del convento se dan cita.
–¿Creen ustedes que Cervantes sigue enterrado aquí?
–Estamos seguras de ello, le hicimos en su día el favor de darle sepultura aquí.
–¿Esperan que encuentren sus restos?
–Sí, claro. Y lo harán. Nos unimos a la esperanza de los expertos. Ya han encontrado varios restos.
–Será la ciencia quien tendrá que dictaminar la veracidad de esos restos...
–No, no la ciencia. Es solo Dios quien nos dice que Cervantes está entre nosotras.
Amén.
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(1) Se trata de un error, supongo que del periodista, ya que a Cervantes poco antes de morir le quedaban sólo seis piezas dentales, que además no encajaban entre sí, según su autodescripción en sus Novelas ejemplares (1613).
(2) Otro malentendido (éste muy extendido, quizá por la propia forma en la que Cervantes se describe), ya que no le faltaba la mano izquierda, sino que le quedó inútil por la herida sufrida en Lepanto.
P.D.- Las negritas del texto son mías. La firma que añadí al principio, de quien se firmaba "Miguel de Cerbantes Saavedra", y otras veces hasta con Z, "Zerbantes", o "Sahavedra", etc., procede de la carta dotal a su esposa (Esquivias, Toledo, 9 de agosto de 1586), publicada por el valiosísimo Luis Astrana Marín en el tomo III de su magna Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, 1948-1958.

articulo publicado en--http://terraeantiqvae.com/profiles/blogs/el-ya-famoso-ataud-de-las-trinitarias-no-era-de-cervantes#.VMu23GiG_HU

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