“1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley.
2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias. 3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.”
Esa mención expresa de la Iglesia Católica implica un reconocimiento tácito de esa forma de cristianismo, legitimándola sobre otras opciones religiosas, en el marco legal. Y sin embargo hasta el catolicismo implicá una serie de prácticas y dogmas de fé que, en ocasiones, pueden ser móvil, objeto o justificación del delito. Y es que la casuística criminal, por desgracia, nos ofrece constantes ejemplos de cómo una creencia religiosa: como la existencia del Diablo, y su capacidad para poseer a los seres humanos, puede convertirse en un factor criminógeno. ¿Dónde termina el derecho constitucional y comienza la jurisdicción policial?
El pasado 22 de abril de 2010 Las autoridades judiciales ordenaron el jueves la exhumación de una adolescente de 15 años que murió después de que el pastor de su parroquia supuestamente intentase tratar sus convulsiones con un exorcismo. Clement Rohee, ministro de Seguridad Nacional, señaló que el gobierno de la nación sudamericana contrató un patólogo de un país vecino que llegará el fin de semana para reexaminar los restos de Sangeeta Persaud. Nadie ha sido acusado de su muerte, y una autopsia preliminar reportó que ésta no era concluyente.
Persaud falleció a finales de marzo. Líderes de la iglesia de una comunidad rural dijeron que pasaron cinco horas orando por ella mientras le presionaban cabeza y abdomen. Persaud fue llevada posteriormente a un hospital, donde murió. La madre de la joven dijo que Persaud padeció un catarro muy fuerte durante varios años y que se le hizo una prueba para detectar tuberculosis. La joven debía ir el 19 de abril al hospital para recibir los resultados del examen.
La policía española interviene en un exorcismo
El pasado mes de noviembre de 2009 la prensa aragonesa recogía un siniestro titular: “Policía investiga un posible caso de exorcismo”. Según recogían diferentes diarios, agentes del Cuerpo Nacional de Policía había detenido a varias personas en Zaragoza, como presuntos autores de un macabro ritual exorcista, cometido en una vivienda particular de la capital aragonesa. La víctima, una joven de 27 años y nacionalidad indonesia, habría sufrido múltiples heridas y golpes, especialmente en la zona de los globos oculares, a causa de los cuales había tenido que ser ingresada de urgencia en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Miguel Servet de Zaragoza. Según los primeros teletipos de prensa, entre los detenidos se encontraba un hombre , de nacionalidad española, de unos 40 años de edad. Y los golpes y heridas que presentaba la joven se habrían producido durante un violento ritual de exorcismo…
Según el investigador zaragozano Bruno Cardeñosa: “Al centro médico llegó la joven en estado de hipotermia. Además mostraba diversas heridas en la piel. Según relataron los implicados al cuerpo médico, el presunto poseído no era ella, sino la persona que en un principio fue detenida. La persona que en un principio estaba oficiando el ritual. Sin embargo, siempre según el relato y creencias de los dos implicados, el espíritu maligno que estaba en él se traspasó al cuerpo de la joven maorí. Entonces, se cambiaron los papeles. Para intentar extraer la entidad demoníaca del cuerpo de ella, fue introducida en una bañera con hielo, lo que acabó provocando la hipotermia que le llevó al hospital. El improvisado exorcista fue internado en el módulo de presos del Hospital, mientras que ella fue tratada con éxito. El estado de nerviosismo de los implicados, muy influenciados por sus creencias, hizo que fuera requerida la presencia del párroco del hospital para calmar la situación… Por desgracia, este tipo de sucesos siguen siendo habituales. En ocasiones, las creencias de tipo animista calan tan hondo en la personalidad de un individuo que no pocas veces estos sucesos acaban convertidos en lo que ya se conoce como “criminalidad esotérica”. En este caso, las investigaciones policiales y judiciales prosiguen…”.
Es la última intervención hasta la fecha de la policía española en un caso de supuesta posesión diabólica… pero no es el único, ni el primero. Y en todos los casos la intervención policial llega a tiempo…
Exorcismos criminales
Según el Dicciónario de la Real Academia de la Lengua española, la palabra exorcismo (del lat. exorcismus, y este del gr. ἐξορκισμός), sólo significa “Conjuro contra el espíritu maligno”. Y un exorcista es, según la misma Real Academia simplemente la “ persona que exorciza”, o también: “Clérigo que en virtud de orden o grado menor eclesiástico tenía potestad para exorcizar”. Pero esa potestad para realizar conjuros contra el Maligno, no se limita a la iglesia católica. Todas las religiones que acentan la existencia de una entidad maléfica o diabólica cuentan con religiosos supuestamente capacidados para luchar contra ella; rabinos, imames, pastores… incluso existen exorcisas laicos, vinculados a sectas cristianas, hinduistas, judías, islámicas, budistas o incluso animistas, que con frecuencia incurren en delitos más o menos grabes, durante su “lucha contra el Maligno”. El caso de esta reciente intervención policial en Zaragoza es el último en España, pero no el único.
En Roquetas de Mar (Almería) un pastor de la Iglesia Evangélica, había recibido la potestad de su comunidad religiosa, y en especial de los padres de un grupo de 18 niñas de corta edad, entre los 13 y los 16 años, para realizarles un ritual de exorcismo en 1996. Durante varios días las niñas fueron encerradas en un destartalado cortijo donde sufrían convulsiones, ataques histéricos, etc.
Los exorcismos fueron interrumpidos bruscamente, cuando un grupo de agentes de la policía local de Roquetas de Mar irrumpieron en el cobertizo para detener al exorcista, siguiendo las ordenes de su oficial al mando, el Sargento Rafael Montoya, que tuvo la amabilidad de facilitarme una copia del expediente policial del caso.
En dicho expediente los agentes reflejaban el comportamiento violento de las jóvenes, la insalubridad del local donde se realizaban los exorcismos, y la nula formación médica o psicológica del exorcista. Pero afortunad amente las jóvenes no sufrieron mayor daño que el psicológico… pero no siempre fue así.
El 1 de febrero de 1990, Encarnación Guardia fallece de una forma igualmente atroz en el Albaizyn granadido, a manos de MarianoVallejo y otras personas más, que intentaron extraerle el demonio del cuerpo, sacándole las entrañas.
El 18 de septiembre de 1990 Rosa Gonzalvez, una querida y respetada curandera espiritista de Almansa, asesinó a su propia hija Rosi, de apenas 10 años de edad, arrancándole literalmente los intestinos por la vagina, para intentar sacarle el demonio que supuestamente la poseía…
El 28 de agosto de 1988 Rosa Lima ingresaba en coma en la UCI del sevillano Hospital Virgen de la Macarena. Durante días había soportado las torturas de Ana Camacho, líder espiritual de una secta en Mazagón (Huelva) que aseguraba a sus discípulos que Rosa estaba poseída por un espíritu maligno que había que exorcizar.
En ninguno de esos casos, ni en muchos otros, se produjo una intervención policial, como la ordenada por el Sargento Montoya, que diese fin al exorcismo a tiempo. Para muchos creyentes, el problema no estriba en el exorcismo, sino en la capacidad del exorcista, sugiriendo que sólo los sacerdotes católicos tienen ese autoridad. Por supuesto, millones de cristianos pertenecientes a otras confesiones religiosas (coptos, protestantes, ortodoxos, etc) en las que también se imparten exorcismos, disienten de esa opinión. Lo cual tampoco importa demasiado ya que, según las investigaciones de quien esto escribe, en algunos casos de exorcismos impartidos por sacerdotes católicos, el desenlace resultó tan dramático como en los homicidios anteriormente reseñados.
¿Muerto durante un exorcismo católico?
La historia de Javier Marcial es siniestra, oscura, incómoda, y sobretodo triste. La historia de un padre que pierde a su hijo siempre es triste. Y reconozco que quien escribe estas líneas llego a obsesionarse con el caso, dedicándole mucho tiempo y dinero, hasta poder localizar y entrevistar los principales testigos del suceso.
Según nuestras fuentes un millonario constructor gallego había hecho pintar una siniestra cruz blanca sobre fondo rojo en plena calle, justo en el lugar donde impactó el cuerpo de su hijo primogénito, tras precipitarse al vacío desde el último piso del edificio. El impacto del cuerpo contra el asfalto fue mortal de necesidad. Lo extraordinario del caso, no obstante, es que el padre del muchacho afirmaba enérgicamente que su hijo había muerto durante el transcurso de un exorcismo católico.
Comprobamos, en primer lugar, que ciertamente en la calle División Azul de La Coruña, existía esa misteriosa cruz pintada en el suelo, a los pies de un rascacielos de 21 plantas, sobre la que circulaban todo tipo de leyendas urbanas. El portero del edificio no sólo nos confirmó la sorprendente historia narrada por nuestra fuente, sino que añadió que el acaudalado constructor solía depositar cada año, durante el aniversario de la muerte de su hijo en el presunto exorcismo, unos folletos en los que acusaba a un exorcismo de la iglesia católica del fatal desenlace, ilustrados con una fotografía de la tumba de su hijo.
En el Cementerio Provincial de San Amaro conseguimos localizar la tumba del joven, en la que figuraba además la fecha exacta de su muerte durante el supuesto exorcismo. Fecha que no podía encerrar una coincidencia más siniestra. Javier murió en la madrugada de Navidad de 1972. Durante varios meses pudimos entrevistar a más de una docena de vecinos y porteros del edificio, y otros testigos indirectos de la tragedia, incluyendo a los primeros en ver el cadáver del joven.
Antonio C. y su esposa, eran novios en diciembre de 1972, y justo aquella noche, al filo de la medianoche, se encontraban juntos en el coche, despidiéndose ya antes de que cada uno de los novios volviese a casa con sus familias. “De pronto escuchamos un golpe sordo. Eso es lo que mas me impresionó, Manuel. Porque yo nunca pensé que un cuerpo humano al caer desde tan alto sonase así. Sali del coche y me lo encontré allí, en el suelo, a unos metros de nosotros. Estaba en pijama, me acuerdo de eso. En ningún momento se me pasó por la cabeza que aquel chico pudiese haberse caído desde el piso 20 de nuestro edificio, porque apenas tenían ninguna señal. Solo sangraba un poco por un herida en la cabeza.
Así que para nosotros lo había atropellado un coche que se había dado a la fuga. Pero claro, nosotros no vimos pasar ningún coche, sólo aquel sonido sordo. Y la llave que llevaba en la mano, y que le quité yo. Eso también era raro…”.
Por supuesto los testigos indirectos de la muerte de Javier no estaban en disposición de confirmar o desmentir la leyenda sobre el exorcismo. No recordaban haber visto a ningún sacerdote católico, al menos con alzacuello o sotana visibles, haber entrado o salido del edificio, así que en ese sentido no podía aportar mucho más. En cuanto al resto de vecinos del edificio a los que acudí insistían en lo triste, incómodo y desafortunado de aquel incidente, que nadie estaba dispuesto a remover del pasado. Tampoco la familia materna de Javier, cuya madre todavía trabajaba entonces en la Oficina de Previión, estaba dispuesta a hablar conmigo. Escudándose en un más que comprensible dolor por aquel drama familiar, declinó la entrevista, y defenderse de las acusaciones que hacia su exmarido, quien culpabilizaba a la madre de Javier, y a su abuela, de haber consentido el exorcismo que habría terminado con tan fatal desenlace. Así que sólo restaba dirigirse al origen real de aquella leyenda oscura, siniestra e incómoda que durante más de un cuarto de siglo ha orbitado por la ciudad.
En nuestra entrevista Javier Marcial insistió enérgicamente en que su hijo había fallecido durante el transcurso de un exorcismo. Según su relato su primogénito, de ideología comunista, tenía serios enfrentamientos con la abuela materna y aquella noche, además, se encontraba bastante débil de salud a causa de una fuerte gripe invernal. Aprovechando que el matrimonio se encontraba celebrando las fiestas en las islas canarias, la abuela de Javier, siempre según el relato de su padre, habría avisado a un sacerdote, también vinculado a la familia, para que sometiese al muchacho a un exorcismo. “Su abuela creía que el comportamiento, las ideas, y la enfermedad de mi hijo eran cosa del demonio”. Ni siquiera el padre de Javier podía explicar con detalle que es lo que ocurrió en aquel hipotético exorcismo, nunca autorizado por el arzobispado de Santiago de Compostela, para que su hijo se precipitase por la ventana del piso 20 del edificio, encontrando la muerte en el acto…
Con licencia para exorcizar
El caso de Javier Marcial es afortunadamente una excepción en la historia de los exorcismos católicos en España, aunque no en el mundo. En 1976, por ejemplo, la joven católica Anneliese Michael, de 23 años, falleció durante el largo exorcismo al que fue sometida por el sacerdote Ernts Alt durante casi un año. Su historia inspiró la película “El exorcismo de Emily Rose”, y como en el caso de los exorcismos a menores en Roquetas, el religioso contaba con el permiso de los padres de la joven posesa para que hicese lo que fuese necesario para sacar al “demonio” del cuerpo de su hija.
La autopsia realizada al cadáver de Anneliese reveló que la causa de la muerte había sido poco sobrenatural: desnutrición y deshidratación. Además de ello la joven presentaba múltiples hematomas y autolexiones, incluyendo las rodillas destrozadas, por sus ataques convulsivos y violentas genuflexiones… Incluyo aquí las grabaciones en audio de los exorcismos católicos a Anneliese, pero advirtiendo a las personas impresionables de que son muy desagradables:
En un proceso judicial, interesantísimo desde el punto de vista de la criminalidad asociada a las creencias religiosas, los padres de la joven y los sacerdotes implicados en el exorcismo fueron procesados judicialmente en 1978, y declarados culpables de negligencia médica. Aunque dadas las particularidades circunstancias que rodaban el caso solo fueron condenados a 6 meses y libertad condicional bajo fianza.
A pesar de todo, probablemente es la Iglesia Católica la comunidad religiosa más reacia a autorizar rituales de exorcismo entre sus fieles, y la que más “garantías” exige de que una posesión es realmente “diabólica”, antes de autorizar el exorcismo. O al menos así era, antes de que el Papa Juan Pablo II reformase el ritual y incluso actualizase en 1998 el “Ritual Romano”, manual de exorcismos de los sacerdotes católicos que venía utilizándose tal y como había sido redactado en 1614. Tradicionalmente la Iglesia Católica era extremadamente reticente a autorizar un exorcismo, y cada caso debía ser estudiado y autorizado por el obispado correspondiente. Sin embargo desde el papado de Juan Pablo II, muy preocupado por lo que creía un crecimiento de la influencia diabólica en el mundo, muchos arzobispados cuentan con sacerdotes especializados con “licencia para exorcizar” libremente. Son los exorcistas oficiales de la Santa Sede.
En España más de media docena de sacerdotes católicos han contado, o cuentan, con autorización expresa para realizar exorcismo. Probablemente uno de los más respetados sea el Doctor en Teología y Licenciado en Filosofía Juan Jose Gallego, prior del Convento de los Dominicos de Barcelona, y exorcista oficial de la Archidiócesis de la misma ciudad. Desde hace menos de tres años. Gallego, nacido en 1940 en Castrillo de los Polvazares (León), se enfrenta a los supuestos poseídos por el diablo en la ciudad mas “satánica” de España, en el sentido de ser la sede de algunas de las lógicas y sectas de culto al Diablo más influyentes del país, como la OTO, la Orden Iluminati, la Iglesia de Satán, etc. De hecho Gallego afirma habar realizado exorcismos a exadeptos de algunas de esas sectas.
Para este sacerdote dominico “Cada caso es distinto. En general, son personas que no se acaban de encontrar con ellas mismas, tienen sueños extraños, enfermedades sin ninguna causa física, hay momentos en que entran en trance y pierden el conocimiento delante de símbolos religiosos, blasfeman diciendo que el demonio es el mejor, Dios es un mentiroso… Noto enseguida cuando alguien padece un trastorno psíquico porque son personas que suelen decir que los que están mal son los otros y no ellos. Los que vienen aquí lo hacen porque quieren y porque, después de haber recurrido a psiquiatras y curanderos, este es su último recurso “.
Como muy bien dice el padre Gallego, los exorcistas católicos se han equiparado, en su función psicoterapéutica, a otros curanderos y sanadores. Y en buena medida eso es debido a la enorme demanda de exorcismos que se ha producido, en los últimos años, a causa de la emigración masiva de católicos subsaharianos o latinoamericanos. Y si la Iglesia Católica no ofreciese esos servicios, otros exorcistas protestantes, o laicos, lo harían. Según el actual exorcista oficial de la archidiócesis de Barcelona: “Muchos sacerdotes piensan que esto es una cosa que ya está pasada de moda. Mi experiencia me dice que no es así. Hay muchísimos casos y cada día más… Aumentan los casos de gente que se cree posesa porque cada vez vienen más inmigrantes de países africanos y latinoamericanos, donde existe un mayor arraigo de la religión y la ignorancia. Y es que la religión se puede convertir en una secta”.
En cuanto al ritual de exorcismo, también se ha simplificado mucho en los últimos años, debido precisamente a la gran demanda de servicios que reciben los exorcistas. En la actualidad, un ritual exorcista del padre Gallego puede durar unos veinte minutos: “Primero, pido a Dios que, si hay alguien que le ha inducido al mal, que le perdone; luego, se procede a la aspersión del agua bendita, la renuncia a Satanás, la profesión de fe, la lectura del evangelio y una invocación de todos los santos; por último, pronuncio dos oraciones, una para pedirle a Dios que le libere y otra para ordenarle al espíritu maligno que abandone el cuerpo del poseso…”. Sin embargo, en algunas ocasiones la ceremonia se complica cuando llegan casos especialmente graves. El exorcista oficial de Barcelona destaca el caso de una familia de origen peruano “compuesta por una señora de unos ochenta años, su hijo y su nuera. Me explicaron que por la noche empezó a arder la cama de la señora mayor… se ve que la cama empezó a arder primero por los pies, que cuando consiguieron apagar el fuego, continuó por la cabeza. La señora vino con todo el pelo chamuscado. Decidí hacerles un exorcismo a los tres y la única que respondió al exorcismo fue la nuera, que empezó a removerse y a chillarme “¡Cállate, cura!…”.
Aunque resulta increíble, testimonios tan sorprendentes como este ya fueron ofrecidos por los predecesores de Juan Jose Gallego como exorcistas titulares de Barcelona. Antes de el ocupó el cargo el Padre Queralt, que a su vez lo había heredado, hacia 2007 del jesuita Pedro Suñer Puig, quien fue Pro-fesor de Historia en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, presidente de la Fundación Balmesiana durante 26 años, y uno de los exorcistas católicos más experimentado de España. Según su opinión, el 95% de los casos de supuesta posesión diabólica se deben a problemas psicológicos. Aunque, incluso en esos casos, el exorcismo puede llegar a funcionar como un placebo que favorezca la mejoría del enfermo. De hecho Suñer aseguró que sólo vio justificado realizar el ritual de exorcismo católico en media docena de los casos que le llegaron, y que sus exorcismos “curaron” a los poseídos en todos los casos, menos en uno. “Si e visto caras retorcidas y cambios bruscos de voz –recuerda el ex-exorcista- y echar espumarajos. Siempre e practicado los exorcismos en Latin para no sugestionar a la persona. Si es el demonio, seguro que sabe latín . Algunas sesiones resultaban agotadoras y a veces he tenido que practicar varios exorcismos a la misma persona, cuando estaba queda tranquilizada del todo, se le despide como curado…”.
Fenómenos ¿sobrenaturales?
El predecesor del Padre Pedro Suñer Puig como exorcista oficial de la archidiócesis de Barcelona fue el entrañable, pero estricto, Padre Francisco de Pau Solá, a quien tuve la suerte de conocer al Padre Solá, durante la realización de un programa de TV en el que, por cierto, muchos televidentes afirmaron haber presenciado un suceso inexplicado, y puedo dar testimonio de su erudición y conocimientos sobre demonología. El Padre Solá era, entre otras cosas, Profesor de Teología, doctor en Filosofía, y en Teología, miembro de la Academia Pontificia Mariológica de Roma, socio fundador y miembro de honor de la Sociedad Mariológica Española, de la Iberoamericana de Sociología y de la Internacional de Papirología, especialista en demología y exorcista de la Diócesis de Barcelona. Sus ensayos sobre diferentes campos teológicos, especialmente la mariología, son sobradamente conocidos y prestigiosos, e incluso han sido, a su vez, objeto de estudio y análisis. Sin embargo traigo hoy a colación al padre Solá, no por ser un teólogo de sobrado prestigió, sino por ser el testimonio más espectacular de un exorcista español que quien esto escribe ha podido recopilar.
La primera vez que el Padre Solá se enfrentó al Diablo ocurrió en Zaragoza. Según su testimonio una joven alumna del colegio religioso en el que él impartía clases mostraba un comportamiento violento y blasfemo cada vez que se trataban temas místicos en su presencia. Según la investigación realizada por el jesuita, la niña había comenzado a sacarse la Sagrada Hostia de la boca cada vez que comulgaba, a petición de su hermano, que le compraba las sagradas formas para utilizarlas, presuntamente, en rituales satánicos. Además la joven empezó a redactar unas cartas al diablo, de contenido marcadamente blasfemo.
Para cerciorarse de si su animadversión hacia lo sagrado era fruto de un delirio psicológico la sometió a numerosas pruebas. Por ejemplo durante mucho tiempo le encargaba que echase al correo cartas que el sacerdote le entregaba y en las que en ocasiones incluía una estampa religiosa y en otras solo un papel en blanco. Según Solá, siempre que entregaba a la joven un sobre con una estampa de Jesús o la Virgen, y cuyo contenido la muchacha no podía conocer por cauces naturales, la niña reaccionaba muy violentamente. “Como si el sobre le quemase en la mano”. Por esta y otras pruebas el sacerdote decidió someterla a un exorcismo en la misma capilla del colegio.
Según su relato, en cuanto la niña se percató de que era conducida a la capilla reaccionó con una fuerza y una fiereza inconcebibles para una joven de su edad. Y una vez dentro de la iglesia, en cuanto el sacerdote le hizo la señal de la cruz con un chorro de agua bendita, “la niña salió disparada, literalmente volando sobre todas las filas de bancos, hasta estrellarse contra el altar mayor, poniéndose a girar en el suelo como si fuera una peonza”. La joven salió airosa del exorcismo y, siempre según el cura, nunca más recordó nada de lo que le había ocurrido. Años después el Padre Solá volvió a encontrarse con el Diablo en Paris. El jesuita catalán pudo conocer en Francia al famoso exorcista de la diócesis de Paris, Joseph de Tonquedec, poco antes de su fallecimiento el 31 de noviembre de 1962. Se encontraba en su despacho, consultándole precisamente el caso de la joven de Zaragoza, cuando el exorcista francés le invitó a acompañarle en una entrevista con una supuesta posesa que iba a interrogar esa misma tarde. Según aseguraba el padre Solá, el pudo presenciar con sus propios ojos como durante el interrogatorio entre la supuesta posesa y el afamado exorcista, la joven comenzó a caminar por la pared del despacho, recorriendo el techo de la sala, y descendiendo por la pared opuesta, burlando totalmente las leyes de la física y de la razón… Por lo tanto no es extraño que desde aquella experiencia el Padre Solá consagrase su vida al estudio. Todos sus trabajos teológicos son importantes, pero sus conferencias y escrito sobre el Diablo se consideran respaldados por unas experiencias personales que, probablemente, no ha vivido ningún otro exorcista español. Sin embargo el ritual de exorcismo no siempre termina bien… Casos como el de Anneliese Michel, dramatizado en la película “El exorcismo de Emily Rose”, reflejan el peligro que puede encerrar un ritual “de choque” como es el exorcismo, en el que la mente humana se enfrena a su propios demonios. Anneliese Michel murió durante el exorcismo a que fue sometida. Y no se trata de un caso único.
Probablemente lo más espectacular de los casos descritos por el padre Solá sean precisamente eso… su testimonio. No tenemos nada más. Sin embargo los modernos exorcistas católicos utilizan la tecnología para inmortalizar y analizar cada caso. Por eso, al visitar el domicilio del padre Jose Antonio Fortea en Alcalá de Henares (Madrid) tengo la oportunidad de examinar varias grabaciones en video de sus exorcismos, a supuestos poseídos por el demonio. Convulsiones, blasfemias, insultos… en la pantalla del televisor puedo presenciar todos los síntomas de una posesión diabólica, tal y como la conciben los creyentes. Y el exorcismo impartido por el sacerdote católico, en este caso, no se diferencia mucho de videos similares que conservo en mi archivo, pero donde el exorcista es un pastor protestante. Un grupo de voluntarios sujetan al poseído, que se revuelve por el suelo profiriendo todo tipo de blasfemias y maldiciones obscenas contra el exorcista, mientras este reza oraciones y conjuros para expulsar al demonio…
A pesar de su inquietante aspecto el Padre Fortea es un hombre muy amable y cordial. Y generosamente me invita a su casa para mostrarme algunos videos de los exorcismos que ha realizado en su iglesia. Son filmaciones domesticas realizadas por alguno de los familiares del presunto poseído o por alguno de los colaboradores parroquiales del exorcista mas famoso de España. No tienen una gran calidad técnica pero como documento de análisis resultan interesantísimas. En ellas puede apreciarse como el comportamiento del presunto poseso es totalmente normal inicialmente. Pero en todos los casos, en cuanto el hombre o la mujer penetran en la iglesia, y el exorcista comienza las oraciones, comienzan a mostrar una manifiesta incomodidad, que termina convirtiéndose en convulsiones violentas, aspamientos y todo tipo de gritos, e insultos soeces para con el sacerdote. “Eso que ves ahí es el trabajo del Diablo, Manuel, que no te quepa duda…”.
Erudito en demonología, el padre Jose Antonio Fortea es autor de algunos de los libros más profundos sobre la figura del Diablo editados en España en los últimos años, y auténticos manuales de trabajo para exorcistas de todo el mundo, sobretodo sacerdotes de América Latina. Sus libros están en toda biblioteca exorcista que se precie. Especialmente “Suma Daemoniaca” y “Manual de Inquisidores” (ambos publicados por La Esfera de los Libros). Este último, en realidad, es una traducción de la manual para exorcistas redactado en 1376 por el dominico Nicolás Eymerich, insquisidor general del Reino de Aragón, que desarrolla y argumenta la lucha contra el Diablo desde la iglesia católica. Y a eso se dedica exactamente el padre Fortea. Depositario de la vieja tradición exorcista de inquisidores como Eymerich, en estos momentos Fortea mantiene abiertos varios casos de exorcismo que todavía no han sido resueltos, como el del hijo de María, o el de Marta.
Marta es una atractiva veinteañera que durante varios años, según me explica el padre Fortea, ha sido víctima de un demonio que atiende al nombre de Zabulón. El ritual del exorcismo puede ser un proceso muy largo, y necesitar, como en el caso del hijo de María o de Marta, el concurso de diferentes exorcistas, o la realización de numerosas sesiones de trabajo. Durante esas sesiones, y como me muestra el padre Fortea en los videos que puedo examinar en su casa, el comportamiento de los posesos es muy similar. Cambios de voz, espasmos, comportamientos blasfemos, animadversión hacia todo lo sagrado…
Es muy probable que un médico agnóstico inmediatamente identificase el comportamiento de posesos como Marta, con transtornos de la personalidad tan familiares para los psiquiatras como el síndrome de la Tourette, y los considerados síntomas de posesión, por los sacerdotes católicos, como meros trastornos psicológicos o fisiológicos. Sin embargo mil millones de cristianos, que aceptan la existencia del Diablo como una criatura pensante real, tienden a aceptar lo contrario.
Exorcistas en España
Sin llegar al grado de popularidad del madrileño Fortea, otros sacerdotes católicos españoles han terminado por hacerse un hueco en la agenda exorcista española. Y mientras hace sólo diez años cada exorcista tenía que pedir una autorización especifica para realizar cada ritual, la cantidad de “titulares” con licencia para realizar exorcismos libremente que existe actualmente en la Iglesia Católica resulta sorprendente. Algo impensable, probablemente, de no ser por el incremento de la inmigración latinoamericana o subsahariana que en los últimos años aumenta en Europa, proveniente de países donde los exorcismos, laicos o religiosos, se realizan con la misma facilidad que una confesión, o una comunión.
En Bilbao, el sacerdote pasionista Antonio María Artola, nacido en 1929 en Villabona y profesor de de Teología en la Universidad de Deusto durante 33 años, lleva muchos más luchando contra el Diablo. Habla ocho idiomas, entre ellos el arameo, y realizó su tesis doctoral en Tierra Santa, por lo que no extraño que sea considerado una de las mayores eminencias en esta materia.
Con el aspecto de sabio venerable que le otorgan su pelo y su larga barba totalmente canos, Artola asegura que la inmensa mayoría de los exorcismos que ha realizado se debían a las “presencias de difuntos con malignidad o personas atribuladas porque se imaginan que les vienen los muertos”, salvo dos casos mas graves en Italia y Granada respectivamente. Según el exorcista oficial de Bilbao: “El caso de Italia era una chica joven. Su madre había intentado abortarla con maleficios, pero a pesar de todo nació. Después la ofrecieron al demonio en una misa negra. Esta niña empezó a experimentar cosas horrorosas. Yo he visto clavos, piedras y mechones de pelo que ella arrojó por la boca. En pleno exorcismo, la joven miró mi hábito y gritó «ese vestido no me gusta nada». Luego añadió «tienes que ser más moderno». Entonces empezaron las blasfemias contra la Virgen. Cogí una estatua sagrada que había allí y se la puse en los labios, luego me quité el rosario que los pasionistas llevamos a la cintura y se lo coloqué encima. Esto la hizo sufrir un rato largo pero luego empezó a cambiar y poco a poco recuperó su caracter. Después me enteré de que el diablo volvió a ella…”.
En Galicia existen dos exorcistas católicos oficiales, y ambos comparten la opinión del padre Artola: “la inmensa mayoría de los casos que llegan a la iglesia son por enfermedades mentales u obsesiones”.
El párroco del santuario de San Campio de Lonxe, en Tomiño (Pontevedra), José Luis Portela Trigo, que ejerce de exorcista en la diócesis de Tui-Vigo, lleva 37 años como sacerdote y 13 como exorcista. Su primer caso le llego de una familia del pueblo de Tomiño (Pontevedra), cuya hija empezó a presentar “fenómenos extraños” después de haberse adentrado en el “juego” de la OUI-JA. Desde entonces, afirma el padre Portela, expulsa a los demonios “con autoridad y fuerza”.
En la misma provincia, el padre Jose Donsión, párroco de Nuestra Señora del Corpiño y quizás el sacerdote español que más veces haya “echado a los demonios”, es un caso atípico. Ha realizado miles de exorcismos, pero no tanto por su condición de sacerdote católico, sino porque la parroquia de O Corpiño es el último enclave de exorcismos colectivos que existe en España. De hecho, el mismo Arzobispo de Lugo ha impartido la misa en ese pequeña iglesia, legitimando a ojos de los creyentes la garantía exorcista de sus procesiones..
Todos los 23 y 24 de junio miles de personas, llegadas desde toda España, visitan la parroquia de O Corpiño para pedir un milagro. EOC también participó en la famosa procesión de la Virgen del Corpiño, a la que la tradición atribuye especiales poderes contra la posesión diabólica. Por esa razón, cuando visitamos O Corpiño, pudimos contemplar por nosotros mismos episodios de histeria, trances, convulsiones, y todo tipo de comportamientos que los creyentes, con frecuencia, consideran síntomas de posesión diabólica.
Según la tradición quien pueda tocar la peana de la Virgen durante esa procesión, o frotar un pañuelo contra ella, quedará sanado de todo mal. Sin embargo son tantos los cientos de peregrinos que se apiñan intentando tocar a la virgen que es imposible que todos lo consigan. Y para muchos de ellos Jose Donsión, el párroco de O Corpiño, es la última esperanza para expulsar a los demonios. “El poseído –aclara el padre Donsión- es un cuerpo con un doble espíritu. Alberga el alma de una persona y la de un demonio. Y se manifiestan de forma alterna, nunca al mismo tiempo. Es como un avión con dos pilotos. Una vez pilota el diablo y otra, la persona… El poseído blasfema sin descanso, insulta a sus seres más queridos, se ve en él la mirada de unos ojos sin luz. Y, durante el exorcismo, hace cosas terribles”.
Al igual que ocurre en la película “El Exorcista”, algunos sacerdotes españoles se enfrenaron por primera vez al Diablo en las misiones. Misioneros combonianos, jesuitas, padres blancos, etc, han relatado episodios expeluznantes de exorcismo, que presenciaron en las misiones católicas en Africa o Asia.
El conocido dominico vallisoletano Antonio Felices, por ejemplo, presenció un espeluznante exorcismo en Africa, realizado por su superior, durante el cual el cuerpo del poseso, un joven de raza negra, salió disparado varios metros sin tocar el suelo, cuando se le aplicó el agua bendita…
En diferentes misiones católicas en Asia, América Latina, o sobretodo Africa, yo mismo he podido entrevistar a misioneros y misioneras que aseguran haber presenciado espectaculares exorcismos en contextos culturales con miles de años de tradición mágica o supersticiosa, y quizás por ello mas receptivos a la creencia en las posesiones diabólicas. Quizás por esa razón, el los últimos años, en diferentes iglesias cristianas, pero no católicas, en diferentes países del Africa Occidental, se están produciendo autenticas masacres infantiles con la justificación de prácticas exorcistas. Según han denunciado recientemente observadores de Unicef y de varias ONGs, en países como Nigeria hasta 15.000 niños han sido acusados de practicar la brujería o estar poseídos, y en torno a mil han sido asesinados en el transcurso de exorcismos homicidas. Solo en el último mes de 2009 tres niños fueron sacrificados en el transcurso de exorcismos “ilegales” en Nigeria, y otros tres quemados vivos acusados de “brujería”.
Se trata de una nueva forma de “Muti”, una práctica ancestral, la más escalofriante que ha investigado el autor de estas líneas y a la que ya dediqué una entrada en El Archivo del Crimen( http://manuelcarballal.blogspot.com/2007/12/muti-el-infanticidio-ritual-en-africa.html) en la que –en su dimensión más radical- se considera el infanticidio como una práctica lícita para apaciguar o satisfacer a los espiritus de los antepadados. Lo más siniestro de todo es que algunas policías occidentales han detectado ya casos de “Muti” en Europa, a raíz de las oleadas de inmigración ilegal que exportan al viejo continente las creencias religiosas de colectivos subsaharianos u orientales, como se habían exportado al Nuevo Mundo durante el tráfico de esclavos… pero ese es ya otro tema.
articulo publicado en--www.ojo-critico.blogspot.com
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