Los cátaros fueron la primera y gran oposición seria a la iglesia romana en la Europa Occidental. El origen del culto de estas gentes aún manteniendo una base cristiana en apariencia, no es precisamente normal de un punto de vista católico. Cátaro deriva de catarsis(purificación, limpieza) y por puros eran conocidos los practicantes de esta doctrina.
Un movimiento religioso de carácter gnóstico que se propagó por Europa Occidental a mediados del siglo X, logrando arraigar hacia el siglo XII entre los habitantes del Mediodía francés, especialmente en el Languedoc, donde contaba con la protección de algunos señores feudales vasallos de la corona de Aragón.
Su religión, derivada del maniqueismo estaba basada en la creencia de que el universo estaba compuesto por dos mundos en absoluto conflicto, uno espiritual creado por Dios y otro material forjado por Satán.
Los cátaros creían que el mundo físico había sido creado por Satán, a semejanza de los gnósticos que hablaban del Demiurgo. Sin embargo, los gnósticos del siglo I no identificaban al Demiurgo con el Diablo, probablemente porque el concepto del Diablo no era popular en aquella época, en tanto que se fue haciendo más y más popular durante la Edad Media.
Según la comprensión cátara, el Reino de Dios no es de este mundo. Dios creó cielos y almas. El Diablo creó el mundo material, las guerras y la Iglesia Católica. Ésta, con su realidad terrena y la difusión de la fe en la Encarnación de Cristo, era según los cátaros una herramienta de corrupción.
Para los cátaros, los hombres son una realidad transitoria, una “vestidura” de la simiente angélica. Afirmaban que el pecado se produjo en el cielo y que se ha perpetuado en la carne. La doctrina católica tradicional, en cambio, considera que aquél vino dado por la carne y contagia en el presente al hombre interior, al espíritu, que estaría en un estado de caída como consecuencia del pecado original. Para los católicos, la fe en Dios redime, mientras que para los cátaros exigía un conocimiento (gnosis) del estado anterior del espíritu para purgar su existencia mundana. No existía para el catarismo aceptación de lo dado, de la materia, considerada un sofisma tenebroso que obstaculizaba la salvación.
Los cátaros también creían en la reencarnación. Las almas se reencarnarían hasta que fuesen capaces de un autoconocimiento que les llevaría a la visión de la divinidad y así poder escapar del mundo material y elevarse al paraíso inmaterial. La forma de escapar del ciclo era vivir una vida ascética, sin ser corrompido por el mundo.
Aquellos que seguían estas normas eran conocidos como Perfectos. Los Perfectos se consideraban herederos de los apóstoles, con facultades para anular los pecados y los vínculos con el mundo material de las personas.
Negaban el bautismo por la implicación del agua, elemento material y por tanto impuro, y por ser una institución de Juan Bautista y no de Cristo. También se oponían radicalmente al matrimonio con fines de procreación, ya que consideraban un error traer un alma pura al mundo material y aprisionarla en un cuerpo. Rechazaban comer alimentos procedentes de la generación, como los huevos, la carne y la leche (sí el pescado, ya que entonces era considerado un "fruto" espontáneo del mar).
Fortalezas del país cátaro
Siguiendo estos preceptos, los cátaros practicaban una vida de férreo ascetismo, estricta castidad y vegetarianismo. Interpretaban la virginidad como la abstención de todo aquello capaz de “terrenalizar” el elemento espiritual. Pero aquí hemos de diferenciar entre quienes estaban obligados a llevar a rajatabla estas premisas que (esto es lo que engrandecía al catarismo) por otra parte eran voluntarias.
En efecto, Perfectos y Perfectas, puesto que las mujeres tenían un papel igualitario en esta sociedad religiosa, podían o no apartarse de la vida carnal. Dependía de hasta que punto estuviesen convencidos de ello. Una vez tomada la decisión era para siempre (igualitos que otros que yo se).
Además con matrimonio o no, las relaciones normalmente eran de por vida y el sexo era visto con total naturalidad entre los cátaros.
Una de las múltiples estelas que homenajean la memoria de aquella brutal represión.
Otra creencia cátara opuesta a la doctrina católica era su afirmación de que Jesús no se encarnó, sino que fue una aparición que se manifestó para mostrar el camino a Dios. Creían que no era posible que un Dios bueno se hubiese encarnado en forma material, ya que todos los objetos materiales estaban contaminados por el pecado. Esta creencia específica se denominaba docetismo. Más aún, creían que el dios Yahvé descrito en el Antiguo Testamento era realmente el Diablo, ya que había creado el mundo y debido también a sus cualidades («celoso», «vengativo», «de sangre») y a sus actividades como «Dios de la Guerra». Los cátaros negaban por ello la veracidad del Antiguo Testamento.
Además, el modo de vida ascético predicado y practicado por los Perfectos contrastaba con la corrupción y el lujo ampliamente extendidos en la Iglesia católica, representando una amenaza para la supervivencia de las diócesis católicas en un medio rural empobrecido y cansado de diezmos eclesiásticos.
El consolamentum era el único sacramento de la fe cátara, con excepción de una suerte de Eucaristía simbólica, el Melioramentum, sin transubstanciación (si Cristo era una entidad exclusivamente espiritual, no encarnada, el pan no podía convertirse en el cuerpo de Cristo).
Los cátaros también consideraban que los juramentos eran un pecado, puesto que ligaban a las personas con el mundo material
Se estructuraban de esta manera:
- Obispo
- Perfecto
- Diácono
- Creyente
El diácono sería una especie de predicador, e incluso se le considera el equivalente al sacerdote católico. Sólo de entre ellos, serían elegidos.........
los perfectos, fieles que habrían llevado su renuncia a lo material y lo mundano a un nivel superior, que les acercaba más que a ningún otro, a la perfección y la salvación. Por eso, sólo ellos podían nombrar a otros perfectos, ordenación que realizaban mediante la imposición de manos, rito sacramental equivalente al bautismo que se conoce como consolament o consolamentun.
Otro de los sacramentos conservados por los cátaros, era una especie e confirmación, conocida como melhorament, que consistía en inclinarse tres veces seguidas delante del perfecto, pidiendo su bendición y la de Dios, a fin de perseverar en el camino hacia la perfección y la salvación.
El aparelhament, por su parte, era el equivalente a la penitencia y la endura, el ayuno. Dado el radical rechazo de los cátaros a todo lo material, el ayuno más perfecto, el que garantizaba la salvación, era aquel que se llevaba al extremo de morir de inanición, lo que fue practicado por algunos de los fieles a este movimiento.
Pobreza, celibato y rezo, constituían los pilares de la vida del perfecto cátaro.
Teniendo en cuenta que odiaban la opulencia de la Iglesia Romana, los Cátaros estaban sentenciados ya que bastaron las ansias de territorialidad del rey Felipe II de Francia junto con la conveniencia papal de Inocencio III, que perdonaba los pecados a quien exterminase a tantos cátaros como pudiese (dicho textualmente así en su bula que ordenaba la "Santa Cruzada".
fuente--despiertaalfuturo
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