Los miembros de la familia estaban enterrados en Hazleton North, en Inglaterra, un largo mojón del Neolítico temprano que contiene dos cámaras opuestas en forma de "L".
Un equipo internacional de arqueólogos y genetistas, con importante participación española, ha reconstruido el árbol genealógico más antiguo hasta la fecha, correspondiente a una familia que vivió hace unos 5.700 años, y ha revelado numerosos detalles sobre su parentesco y organización social, entre ellos la existencia de adopciones, hijastros o prácticas polígamas.
Los investigadores han analizado el ADN de 35 personas enterradas en una de las tumbas neolíticas mejor conservadas del Reino Unido, en Gloucestershire (Reino Unido), que han arrojado nuevos conocimientos sobre las normas de parentesco que regían en aquella sociedad, y hoy publican sus conclusiones en la revista Nature.
Todos los individuos fueron enterrados en Hazleton North, un largo mojón del Neolítico temprano que contiene dos cámaras opuestas en forma de "L", y los científicos han comprobado, contrastando los análisis arqueológicos con los datos extraídos del ADN, que 27 de las personas pertenecían a la misma familia y que la mayoría descendían de cuatro mujeres que habían tenido hijos con el mismo hombre.
Recreación de la tumba neolítica de Hazleton North. Museum Corinium.
El monumento funerario, un montículo gigante de piedras, se encontraba en tierras de cultivo y fue vaciado por los arqueólogos hace cuatro décadas para evitar que fuera arrasado por los arados. En el siglo XIX, algunas de sus grandes rocas sirvieron para construir caminos y levantar muros en las fincas de la región. Ya no queda nada. El sepulcro estaba organizado en torno al hombre fundador y a las cuatro mujeres con las que tuvo hijos. No había hijas adultas, lo que sugiere que los cadáveres de ellas se depositaron en otras tumbas, quizá junto a los hombres de otros grupos. En Gran Bretaña se han encontrado unos 300 túmulos alargados similares.
En la investigación han participado arqueólogos de las universidades de Newcastle, York, Exeter y Lancashire (Reino Unido) y genetistas de las universidades del País Vasco, Viena y Harvard, que han concluido también, por la organización de los cuerpos en la tumba, que el parentesco no biológico -las adopciones- podría ser tan importante como el biológico para esta comunidad neolítica.
Foto: Restos esqueléticos situados en la entrada norte vista desde el oeste.
ANÁLISIS DE ADN
Los investigadores han analizado el ADN que lograron extraer de huesos y dientes de 35 de las personas enterradas -cuyos restos se conservan en el Corinium Museum de Costwold (Reino Unido)- y sus hallazgos revelan por primera vez con tanto detalle cómo se estructuraban las familias prehistóricas.
El investigador de la Universidad del País Vasco Iñigo Olalde (izquierda), genetista principal del estudio y uno de los primeros firmantes del trabajo, ha señalado que "se trata del árbol genealógico más antiguo jamás reconstruido" y ha precisado que "la descripción ha sido posible gracias a la 'excelente' conservación del ADN en la tumba y a la utilización de las últimas tecnologías de recuperación y análisis del ADN antiguo".
En declaraciones a EFE, Olalde ha observado que muchos de los patrones sociales son conocidos por los antropólogos que estudian las sociedades actuales, y ha apuntado que "la clave está en que al tratarse de la primera gran familia biológica recuperada en la prehistoria, es la primera vez que podemos investigar de manera directa y a mucha resolución estos detalles en sociedades tan antiguas".
"Hasta ahora sólo podíamos investigarlo de manera indirecta a partir de los datos arqueológicos", ha señalado el investigador, y ha detallado como ejemplo que, "si se encontraba un enterramiento con un hombre y dos mujeres, los investigadores hipotetizaban que se trataba de un hombre y sus dos parejas reproductivas. No sabemos si esto era poligamia o era monogamia seriada: si el hombre se reproducía con las cuatro mujeres a la vez o si cada vez que moría una mujer empezaba con otra”, explica Olalde.
Otra evidencia; respecto a la exogamia femenina (que las hijas abandonen la familia para unirse a otras comunidades), ya había indicios de que ocurría en el Neolítico, porque analizando isótopos se veía que las mujeres tendían a ser más móviles que los hombres, dado que la geología del lugar donde habían crecido no coincidía con el lugar donde morían, "pero está es la primera vez que lo vemos de manera directa en una familia".
Fuente: Universidades de Newcastle y del País Vasco. JORGE MORENO ARANDA / EL PAÍS.
Olalde destaca que el monumento estaba dividido en dos cámaras y que cada una de ellas estaba reservada a dos de las primeras mujeres y a su descendencia. “Estas mujeres también eran importantes, porque después de varias generaciones todavía se recordaba de cuál descendías y se te enterraba en un lado o en otro dependiendo de eso”.
Los resultados muestran que la gran familia de Hazleton North era descendiente de los migrantes de Europa continental que llegaron apenas un siglo antes a la isla de Gran Bretaña, introduciendo la ganadería, el cultivo de cereales y la construcción de monumentos megalíticos. “No descienden de los grupos de cazadores y recolectores que ya existían en Gran Bretaña”, recalca Olalde, que sitúa el probable origen de la estirpe en lo que hoy es Francia.
El análisis evidencia que las mujeres que tenían hijos con los hombres del clan también los tenían con otros individuos ajenos al grupo. Los investigadores han encontrado en el sepulcro tres supuestos hijastros, quizá fruto de relaciones anteriores de ellas y adoptados por la familia de Hazleton North, según hipotetizan los autores del estudio. Olalde recuerda que “en aquella época era muy fácil morir”. Su estudio de los huesos muestra fracturas, abscesos dentales, artritis, inflamación de las articulaciones por infecciones bacterianas y signos de déficit nutricional. “Hay indicios de un montón de enfermedades. Tuvieron una vida totalmente mísera para nuestros estándares. Es posible que sus parejas se muriesen y tuvieran otras después”, plantea Olalde.
Por otro lado, no se han podido encontrar los lazos familiares de ocho de las 35 personas analizadas, aunque no descartan que sea por falta de muestras. “No se preservó el esqueleto entero del hombre fundador, solo se encontró un diente suelto”, explica el genetista español. Por ejemplo, hay tres mujeres que probablemente fueron las esposas de algunos de los hombres del clan, pero no se ha encontrado descendencia que confirme que eran parejas reproductivas. Quizá tuvieron hijas y estas fueron depositadas en el sepulcro de sus nuevas familias.
El arqueólogo Chris Fowler (derecha), de la Universidad de Newcastle y primer autor de la publicación, ha destacado la trascendencia de los hallazgos en la tumba de Hazleton North, y ha asegurado que la disposición arquitectónica de ésta y de otras tumbas neolíticas revela cómo funcionaba el parentesco en esos enterramientos.
En el mismo sentido, el investigador David Reich (izquierda), de la Universidad de Harvard y cuyo laboratorio ha dirigido la generación de ADN antiguo, ha destacado que las modernas tecnologías van a permitir analizar la huella genética con una resolución tan alta como para abordar cuestiones trascendentales para los arqueólogos.
Y Ron Pinhasi (derecha), de la Universidad de Viena, ha constatado que "era difícil imaginar hace pocos años que se llegarían a conocer con este nivel de detalle las estructuras de parentesco del Neolítico".
Iñigo Olalde ha destacado la trascendencia de conocer cómo se organizaban socialmente aquellos grupos para desvelar sus patrones de movilidad, sus relaciones con otros grupos o el manejo del ganado y ha subrayado que las nuevas tecnologías permiten secuenciar genomas completos de humanos antiguos y van a permitir conocer aspectos todavía desconocidos cuando se apliquen a áreas de conocimiento del pasado en las que todavía no se están utilizando.
"Gracias al ADN antiguo podemos arrojar nuevas evidencias sobre preguntas y detalles que los arqueólogos llevan haciéndose desde hace mucho tiempo, porque el ADN es la única tecnología que nos informa sobre las relaciones biológicas entre individuos", ha manifestadoel investigador de la Univer sidad del País Vasco.
Uno de los huesos de Hazleton North incluidos en el análisis. REICH ET AL.
El genetista mexicano Federico Sánchez Quinto (izquierda), encabezó en 2019 un estudio genético de los restos de 24 personas hallados en cinco sepulcros megalíticos europeos, desvelando un puñado de conexiones familiares. El investigador explica que antes se pensaba que las primeras sociedades jerárquicas patriarcales y la desigualdad social surgieron en Europa y Asia occidental durante la Edad de Bronce. “Este nuevo trabajo y el nuestro sugieren que las sociedades jerárquicas patriarcales pudieron haber estado presentes desde el Neolítico en Eurasia occidental, unos 1.000 o 1.500 años antes de lo esperado anteriormente”, detalla Sánchez Quinto, del Instituto Nacional de Medicina Genómica de México.
“Las dimensiones y la majestuosa arquitectura de las tumbas megalíticas del Neolítico —túmulos alargados, dólmenes, sepulturas de corredor—, y los artefactos de valor encontrados en ellas, sugieren que los individuos enterrados bajo esta tradición funeraria pertenecían a un grupo social selecto”, añade el genetista mexicano. A su juicio, los nuevos resultados, sumados a los que obtuvo su equipo en 2019, apuntan a que “tumbas megalíticas en Irlanda, Inglaterra y Suecia pudieron haber sido el sitio de descanso de sociedades jerárquicas patriarcales”.
La química Tamsin O’Connell (derecha), jefa del Departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge, valora la “solidez” del nuevo estudio, pero echa de menos una mayor reflexión sobre las implicaciones de estos resultados más allá de la familia de Hazleton North. O’Connell reveló hace 15 años la dieta muy rica en carne de estas personas mediante el análisis de los compuestos químicos de sus huesos. En el lugar se encontraron restos de vacas, cerdos, ovejas y ciervos. “Estaban bien alimentados y mostraban niveles de enfermedad y estrés parecidos a los de otras poblaciones similares”, afirma.
La investigadora de Cambridge pone en duda la hipótesis de que los hombres del clan adoptasen hijos ajenos. “Otra explicación podría ser el desorden de las relaciones humanas”, apunta O’Connell. Algunos estudios modernos calculan que entre el 2% y el 4% de las personas son hijos de un padre que no es el que creen, según destaca la química. “Esto también pudo ocurrir en el pasado”, advierte. El propio Iñigo Olalde reconoce que los supuestos hijos adoptados del clan de Hazleton North pudieron ser fruto de infidelidades. “Es una opción, pero creemos que no es así porque vemos tres casos, por eso postulamos que aquellos hombres eran conscientes de que eran hijos de otros hombres”, argumenta Olalde.
O’Connell es más escéptica sobre la dimensión de la revolución del ADN antiguo. “Los genetistas que trabajan en estudios arqueológicos a menudo tienen dificultades para reconocer que sus resultados son otra línea de datos más en un conjunto complejo de pruebas con múltiples capas. No ofrecen la única respuesta”, opina. "Es la primera vez que se aplica el análisis del ADN antiguo a una gran familia de la prehistoria. El desembarco de la genética acaba de empezar".
La investigación ha sido financiada, entre otros, por el Ministerio de Ciencia e Innovación español, la Fundación Vasca de la Ciencia (Ikerbasque), los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, varias fundaciones, institutos médicos y donaciones privadas.
Fuentes: elmundo.es | elpais.com
Publicado por Guillermo Caso de los Cobos
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