Los restos de las Trece Torres de Chankillo, dispuestas de norte a sur sobre una colina en la costa de Perú, forman el observatorio solar más antiguo de América. Fueron levantadas hace unos 2.300 años por civilizaciones preincaicas, y según los científicos forman parte de un centro ceremonial de la cuenca del río Casma-Sechin.
Según un estudio que publica esta semana la revista 'Science', los yacimientos arqueológicos demuestran que los pueblos anteriores a los Incas ya utilizaban estas torres para llevar a cabo cuidadosas observaciones solares. Las 13 torres están construidas alineadas de norte a sur en una colina en el centro del complejo. Otros yacimientos situados al este y el oeste eran probablemente lugares de observación. Las torres marcan los arcos anuales de la salida y la puesta del sol, y también servían como un calendario de bastante precisión.
El yacimiento de las Torres de Chankillo trae de cabeza a los arqueólogos desde comienzos del siglo XIX, cuando fue descubierto. Las hipótesis sobre su utilidad se han ido sucediendo, desde los que opinaban que se trataba de un complejo lugar de culto, hasta un fuerte o un lugar para celebrar batallas. Sin embargo, la respuesta al misterio la han dado un grupo de científicos de universidades peruanas y británicas, que destacan que el sistema de torres servía para marcar los solsticios de verano e invierno.
Chankillo fue construido durante el colapso de uno de los mayores centros religiosos de los Andes, el Chavín de Huántar, entre el año 200 y el 300 a.C. El diseño de las torres, con multitud de puertas y pasadizos pero sin presencia de suministro de agua, hizo dudar a los investigadores que se tratara de una zona fortificada.
Cada una de las torres mide entre dos y seis metros de diámetro, y entre ellas están separadas por entre 4,7 y 5,1 metros. Todas están alineadas en el filo de la colina. Cada una de las estructuras tiene dos escaleras, en los lados norte y sur, que llevan a la parte más alta de la torre.
Alrededor de las torres hay una gran fortificación, con muros muy gruesos, puertas y diversos parapetos.
La clave vino con el descubrimiento de dos puntos de observación, situados a unos 200 metros cada uno de los extremos de la retahíla de torres, ambas adornadas con reliquias conocidas de materiales de sacrificio. La situada más al este estaba en muy mal estado de conservación, pero la del oeste conservaba buena parte de su estructura, y permitió a los científicos determinar de forma concluyente su función: los dos puntos de observación estaban posicionados de tal forma que en los solsticios de verano e invierno el sol se levanta y se pone por encima de las torres, formando una línea que delimita claramente el año solar.
El observatorio del oeste estaba situado al final de un pasillo de 40 metros sin ventanas en el que se han encontrado numerosas figuras de cerámica de soldados.
Hasta ahora, en base a los relatos de los primeros cronistas, se creía que los primeros observatorios solares estaban en la región de Coricancha, cerca de Cuzco, o habían sido construidos por la cultura Moche, 600 años después de Chankillo.
Fuente del articulo...https://www.elmundo.es/elmundo/2007/03/01/ciencia/1172767404.html
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