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lunes, 16 de enero de 2017

Tras el origen de la diadema de Moñes


Uno de los fragmentos de la diadema de Moñes. / COSIQUINES DE VILLAMAYOR
En un momento en el que el concejo de Piloña (Asturias) apuesta con firmeza por tesoros prehistóricos, como los restos neandertales del Sidrón, o por yacimientos arqueológicos de la importancia del que actualmente se encuentra en estudio, en Argandenes, otros rincones del concejo, de forma más callada, siguen ofreciendo interesantes datos sobre nuestro pasado.
El Boletín del Museo Arqueológico Nacional ha incluido, en su último número, publicado a finales de este pasado año, un trabajo firmado por el arqueólogo del CSIC, Óscar García-Vuelta (izquierda), centrado en la producción de joyas de oro, durante la Edad del Hierro, en el Principado de Asturias.
El artículo, titulado «Orfebrería castreña en Piloña (Asturias),según la documentación del archivo del Museo Arqueológico Nacional», ofrece nuevos datos sobre hallazgos de orfebrería de la Segunda Edad del Hierro en Asturias, ocurridos entre mediados del siglo XIX y principios del XX. Una de las principales fuentes es la correspondencia mantenida entre el investigador José Ramón Mélida y el coleccionista, Sebastián de Soto Cortés.
La labor investigadora ha permitido documentar un conjunto que hasta la fecha se hallaba inédito, tratando de desvelar la procedencia de la diadema de Moñes, considerada uno de los tesoros más destacados de nuestra orfebrería castreña.
Los restos de la diadema de Moñes se componen de siete piezas, repartidas entre el Museo Arqueológico Nacional, el Musée des Antiquités Nationales de Saint Germain-en-Laye y el Instituto Valencia de Don Juan. Aunque aún hay datos por confirmar, se considera que los restos podrían pertenecer a dos diademas.
En cuanto al origen de su localización, aunque en el pasado se debatió sobre su aparición en Cáceres, Los Oscos o Ribadeo, actualmente parece confirmarse que su descubrimiento tuvo lugar en Moñes, en el concejo piloñés (Asturias). También hay varias hipótesis sobre su procedencia, bien atlántica o mediterránea. Su cronología podría estar situada entorno a los siglos III y II a.C.
En el extenso artículo, el autor señala que «este estudio confirma la relevancia de los hallazgos de orfebrería producidos en el entorno de Villamayor-Moñes, entre mediados y finales del siglo XIX», importancia ya comentada por otros autores como el propio Martínez Vega, según se explica.
Aunque por el momento no se puede aportar información contextual concluyente, «hay que señalar que, además de la referencia, de Somoza, contamos con tradición oral sobre hallazgos de piezas de oro en Moñes, que también podrían relacionarse con los objetos estudiados». Y se menciona el caso de las recogidas por Martínez Hombre«que, comentando a Somoza, menciona la posible aparición, hacia 1915, de una diadema decorada, ya destruida, en un dolmen próximo a la ermita de Moñes».
Las informaciones sobre la aparición de objetos de oro y monedas de este mismo material, «en una cantera localizada en el lugar próximo del Prado de la Magdalena, del que pudo formar parte un torques». También se tiene información sobre la localización, hacia 1860, de piezas de oro, por parte de dos campesinos en la finca La Foyaca, «al extraer piedras para una construcción».







Fuente: elcomercio.es | 15 de enero de 2017
articulo publicado en...http://terraeantiqvae.com/profiles/blogs/tras-el-origen-de-la-diadema-de-mones

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