EL HALLAZGO APUNTA A LA EXISTENCIA DE UN ASENTAMIENTO ROMANO ANTERIOR A COMPLUTUM.
Escondido bajo los restos del yacimiento musulmán de Alcalá la Vieja, en el municipio de Alcalá de Henares, los arqueólogos han descubierto un altar dedicado a la divinidad romana de la guerra, de casi 900 kilos y 1,70 metros de altura, con una inscripción que todavía no han logrado descifrar por completo.
Bajo los restos del yacimiento musulmán de Alcalá la Vieja, en el municipio de Alcalá de Henares, los arqueólogos han descubierto un altar dedicado a la divinidad romana de la guerra, de casi 900 kilos y 1,70 metros de altura, con una inscripción que todavía no han logrado descifrar por completo. La pieza, que los expertos datan entre finales del siglo I y principios del II d.C., apunta a la existencia de un asentamiento romano anterior al de Complutum, la antigua ciudad romana sobre la que se asienta Alcalá de Henares.
Aún no se ha descifrado la totalidad de la inscripción, aunque las palabras sagrado y Marte se leen ya con claridad. Lo que sigue siendo una incógnita es la identidad de quien ordenó colocar el altar, como ofrenda en señal de agradecimiento. Los expertos creen que el altar pudo estar ubicado en un templo o en otro tipo de espacio público. "Lo que sabemos es que no se trata de un ara funeraria", ha asegurado la arqueóloga Elena Serrano, durante una visita de la consejera de Cultura, Ana Isabel Mariño, y el alcalde de Alcalá, Javier Bello.
Un equipo de ocho arqueólogos y restauradores trabajarán durante todo el mes de agosto para rescatar la pieza, que luego se expondrá en el Museo Arqueológico Regional, en Alcalá. Está previsto que la excavación finalice la próxima semana. Después, comenzarán las tareas de limpieza y restauración.
La huella romana no es la única que ha resistido al paso del tiempo en el yacimiento de Alcalá la Vieja. Ubicado sobre el cerro Veracruz, su posición estratégica, dominando el valle del Henares y a 630 metros sobre el río, lo convirtieron durante siglos en lugar perfecto de diversos asentamientos, desde la edad del bronce y la del hierro, hasta las épocas romana, visigoda y musulmana. La destrucción definitiva de la ocupación de Alcalá la Vieja se produjo en el siglo XVI. "Eso hace del cerro un lugar muy singular, pues ha permitido que preservar intacto y sin destrozos el yacimiento", explicó Serrano.
Alcalá la Vieja toma su nombre de Qal'at abd al-Salam, una fortaleza que los guerreros musulmanes levantaron en el siglo IX para defenderse del avance de los cristianos por las tierras de Al-Andalus. Construida en la orilla sur del río Henares —la contraria a la de la ciudad romana de Complutum, que entonces comenzó a quedar abandonada—, se trata del yacimiento musulmán más importante que se conserva en la región. Dos torres, una albarrana de estilo mudéjar que servía de atalaya y otra prácticamente derruida, se alzan precariamente sobre el cerro. Son las supervivientes del alcázar, que los cristianos recuperaron en 1118. Tras su caída, los alcalaínos volvieron a ocupar el margen derecho del río, pero la fortaleza continuó sirviendo como punto de vigilancia.
El fortín musulmán se asienta a su vez sobre restos romanos, el nuevo foco de estudio. "Hasta hace poco pensábamos que todos los materiales romanos que habíamos localizado en el cerro provenían de Complutum, pero ahora sabemos que aquí hubo una ocupación romana anterior que pervivió tras la fundación de Complutum", afirmó Serrano.
Las excavaciones en Alcalá la Vieja comenzaron en 2008 y, desde entonces, el Gobierno regional ha invertido 300.000 euros. La consejera de Cultura afirmó ayer que quiere "poner en valor" el yacimiento para contribuir a "conservar, recuperar y difundir nuestro patrimonio y así generar actividad económica, pues forma parte indisoluble de nuestro atractivo turístico". La riqueza arqueológica de Alcalá de Henares, única ciudad Patrimonio de la Humanidad de la región, la convierte en "un museo al aire libre", según calificó su alcalde. La Comunidad tiene previsto abrir al público la zona excavada de Alcalá La Vieja para que se sume a los 20 yacimientos que ya se pueden visitar en la región, cuatro de ellos en la ciudad complutense.
Aún no se ha descifrado la totalidad de la inscripción, aunque las palabras sagrado y Marte se leen ya con claridad. Lo que sigue siendo una incógnita es la identidad de quien ordenó colocar el altar, como ofrenda en señal de agradecimiento. Los expertos creen que el altar pudo estar ubicado en un templo o en otro tipo de espacio público. "Lo que sabemos es que no se trata de un ara funeraria", ha asegurado la arqueóloga Elena Serrano, durante una visita de la consejera de Cultura, Ana Isabel Mariño, y el alcalde de Alcalá, Javier Bello.
Un equipo de ocho arqueólogos y restauradores trabajarán durante todo el mes de agosto para rescatar la pieza, que luego se expondrá en el Museo Arqueológico Regional, en Alcalá. Está previsto que la excavación finalice la próxima semana. Después, comenzarán las tareas de limpieza y restauración.
La huella romana no es la única que ha resistido al paso del tiempo en el yacimiento de Alcalá la Vieja. Ubicado sobre el cerro Veracruz, su posición estratégica, dominando el valle del Henares y a 630 metros sobre el río, lo convirtieron durante siglos en lugar perfecto de diversos asentamientos, desde la edad del bronce y la del hierro, hasta las épocas romana, visigoda y musulmana. La destrucción definitiva de la ocupación de Alcalá la Vieja se produjo en el siglo XVI. "Eso hace del cerro un lugar muy singular, pues ha permitido que preservar intacto y sin destrozos el yacimiento", explicó Serrano.
Alcalá la Vieja toma su nombre de Qal'at abd al-Salam, una fortaleza que los guerreros musulmanes levantaron en el siglo IX para defenderse del avance de los cristianos por las tierras de Al-Andalus. Construida en la orilla sur del río Henares —la contraria a la de la ciudad romana de Complutum, que entonces comenzó a quedar abandonada—, se trata del yacimiento musulmán más importante que se conserva en la región. Dos torres, una albarrana de estilo mudéjar que servía de atalaya y otra prácticamente derruida, se alzan precariamente sobre el cerro. Son las supervivientes del alcázar, que los cristianos recuperaron en 1118. Tras su caída, los alcalaínos volvieron a ocupar el margen derecho del río, pero la fortaleza continuó sirviendo como punto de vigilancia.
El fortín musulmán se asienta a su vez sobre restos romanos, el nuevo foco de estudio. "Hasta hace poco pensábamos que todos los materiales romanos que habíamos localizado en el cerro provenían de Complutum, pero ahora sabemos que aquí hubo una ocupación romana anterior que pervivió tras la fundación de Complutum", afirmó Serrano.
Las excavaciones en Alcalá la Vieja comenzaron en 2008 y, desde entonces, el Gobierno regional ha invertido 300.000 euros. La consejera de Cultura afirmó ayer que quiere "poner en valor" el yacimiento para contribuir a "conservar, recuperar y difundir nuestro patrimonio y así generar actividad económica, pues forma parte indisoluble de nuestro atractivo turístico". La riqueza arqueológica de Alcalá de Henares, única ciudad Patrimonio de la Humanidad de la región, la convierte en "un museo al aire libre", según calificó su alcalde. La Comunidad tiene previsto abrir al público la zona excavada de Alcalá La Vieja para que se sume a los 20 yacimientos que ya se pueden visitar en la región, cuatro de ellos en la ciudad complutense.
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