L'Anse aux Meadows, en la bahía de Épaves, en la punta norte de la península de Terranova, Canadá, es un yacimiento relacionado desde su hallazgo en la década de 1960 con una ocupación vikinga. Las excavaciones han localizado los restos de ocho edificios, entre talleres y viviendas, y artefactos como una fíbula de tipo nórdico o trozos de madera que claramente habían sido tallados con herramientas de hierro, de las que carecían los indígenas. Tras mucho debate, una innovadora investigación arqueológica ha podido determinar con precisión la cronología del sitio: 1021. Es decir, los europeos estaban presentes en América hace exactamente mil años.
Esta es, hasta el momento, la evidencia más antigua que confirma la llegada de los vikingos al continente americano, que bautizaron como Vinlandia, "tierra de vides". Los intrépidos navegantes nórdicos se adelantaron en al menos 471 años a Cristóbal Colón, aunque saltando de isla en isla, de Islandia a Groenlandia y luego hacia el oeste, a través del Atlántico Norte. Así lo asegura un estudio internacional publicado este miércoles en la revista Nature que, según los especialistas consultados por este periódico, es serio, emocionante y va a provocar muchas discusiones académicas.
La investigación liderada por Michael Dee (izquierda) y Margot Kuitems, de la Universidad de Groningen, en Holanda, ha datado a través de análisis radiocarbónicos una serie de objetos de madera hallados en el yacimiento, interpretado como una estación de paso utilizada para reparaciones de barcos y como base de expediciones vikingas hacia el interior, quizá también hacia el sur.
El análisis de las tres piezas, procedentes de al menos dos especies diferentes de árboles y realizado en dos laboratorios independientes, ha revelado que fueron cortadas el mismo año con hojas de metal, un material que las poblaciones locales desconocían.
"Nuestro resultado del año de corte, 1021, constituye la única fecha segura para la presencia de los europeos al otro lado del Atlántico antes de los viajes de Colón", aseguran los investigadores. "Pero aún más importante, [esta datación] actúa como un nuevo punto de referencia en el conocimiento europeo de América y la prueba más antigua del año en el que la migración humana había rodeado el planeta".
Foto: Muestra de las maderas del yacimiento vikingo analizadas en las que se aprecian tanto el corte metálico como los anillos del árbol. M. KUITEMS / UNIVERSIDAD DE GRONINGA
Estos datos no afirman que el desembarco de los vikingos en América se registrara en 1021 y en este lugar concreto, que es posible que alojara hasta a un centenar de personas y que fue incendiado bien como resultado de un ataque indígena o en el contexto de un acto de clausura ritual. Según las fuentes escritas y arqueológicas —las dataciones suelen ofrecer horquillas temporales—, los nórdicos llegaron a Vinlandia alrededor del año 1000.
Los extraordinarios viajes oceánicos de los vikingos se conocen a través de dos historias islandesas, la Saga de los groenlandeses y la Saga de Erik el Rojo. La primera afirma que Bjarni Herjólfsson, hijo del caudillo de Groenlandia, fue el primero en avistar América del Norte en 986, cuando su barco fue empujado por unas tormentas. La segunda atribuye el descubrimiento, en una fecha algo más tardía, a Leif Erikson, el Afortunado, aunque él realmente no llegó a desembarca allí. En base a estas fuentes —narran una historia similar pero difieren en ciertos aspectos—, los investigadores interpretan que los nórdicos permanecieron en Vinlandia alrededor de trece o tres años, respectivamente.
"Los viajes a Vinlandia fueron sucesos marginales en los que participaron solo unos pocos barcos y un par de cientos de individuos, y no hay ninguna indicación particular de que fueran importantes para los vikingos más allá de como argumento para una historia épica", escribe el arqueólogo Neil Price, de la Universidad de Uppsala, en su fabuloso libro Vikingos. "Sin embargo, también señalaron algo más: el momento único en la historia de la humanidad en el que las poblaciones que habían salido de África cientos de miles de años antes finalmente unieron sus ramas oriental y occidental, y completaron, de este modo, el ciclo de asentamiento alrededor del globo terráqueo".
Tormenta solar
La investigación de los científicos ha consistido en determinar el año en el que se cortaron las maderas —las que presentaban evidencias de haber sido manipuladas con herramientas metálicas— recuperadas del yacimiento de L'Anse aux Meadows, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Para ello tomaron como referencia los años 992-993, cuando se registró un insólito evento de rayos cósmicos que aumentó el carbono atmosférico. Esta situación, documentada en árboles de todo el mundo, influyó en el desarrollo de los anillos de la madera.
Las tres piezas analizadas, de las que se han obtenido 127 muestras de Carbono 14, fueron taladas el mismo año, porque todas ellas muestran un descenso del carbono en el anillo que estaba creciendo 29 años antes, justo cuando se produjo la tormenta solar. "Encontrar esta señal en la corteza nos permitió concluir que el momento del corte tuvo lugar en 1021", asegura Margot Kuitems, autora principal del artículo.
Este estudio es de gran importancia porque desvela la primera fecha segura de un asentamiento vikingo en América. No hay evidencias arqueológicas tan concretas de otra ocupación nórdica en lo que llamaron Vinlandia, solo lo que relatan las sagas.
Mucho más al norte, en el Ártico, en la costa de Canadá, los investigadores han descubierto indicios de una presencia fugaz escandinava, como en la isla de Baffin. Ahí se han documentado un pequeño crisol para fundir cobre (derecha) y cuerdas y piedras de afilar para herramientas de metal. Pero todo son incógnitas. Al contrario, sí se puede afirmar con certeza, y desde ya, que los vikingos estuvieron en L'Anse aux Meadows, en Canadá, hace exactamente mil años.
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