Escápula de mamut hallada en Isturitz.
Aquel hueso tenía intrigados a los arqueólogos desde su hallazgo en 1998 en la cueva francesa de Isturitz. En esos parajes de los Pirineos occidentales, en la Baja Navarra, nunca se había encontrado una escápula de mamut. Aunque se sabía de la presencia de esos enormes animales prehistóricos en la zona, hasta entonces no se habían descubierto evidencias claras de que hubieran sido cazados durante el Paleolítico Superior en un territorio tan al sur. Había que desplazarse hasta la cueva de Arcy-sur-Cure, en Borgoña, al centro-noreste de Francia, para dar con rastros de caza de mamuts. Y, sin embargo, el omoplato recuperado en la cueva de Isturitz apuntaba en esa dirección.
El arqueólogo de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) Aritza Villaluenga (izquierda), que trabajó como guía y asesor científico en la zona tras realizar su posdoctorado en Alemania, sabía que aún quedaba mucho por estudiar en el lugar donde fue hallado el hueso de mamut y decidió redactar un proyecto de investigación en el marco del convenio suscrito entre las cuevas de Isturitz y Oxocelhaya con el Grupo consolidado de investigación en Prehistoria de la la UPV-EHU. El servicio de Arqueología de la región francesa de Nueva Aquitania aprobó y subvencionó el proyecto, pero la pandemia del Covid-19 obligó a retrasar las excavaciones hasta esta primavera.
Ocho expertos, entre los que se encuentra el también prehistoriador y arqueólogo vasco Álvaro Arrizabalaga (derecha), llevan dos semanas hurgando en las entrañas de la gruta con rigurosas medidas de control sanitario y han sacado a la luz más de 3.000 restos. El 9 de abril, después de excavar una secuencia sedimentaria en la que atravesaron los principales periodos del Paleolítico Superior, encontraron un tipo de lámina de sílex del Auriñaciense, el primer periodo de esta etapa histórica en la que el Homo sapiens llegó al oeste de Europa.
«Hemos bajado hasta hace unos 33.000 años», relata Villaluenga con cautela, pues prefiere ser conservador con las fechas antes de realizar pruebas de carbono 14.
Escena de la excavación.
«Aquí cazaban mamuts»
En su investigación han desenterrado restos de renos, bisontes, caballos... y más fragmentos de hueso y de molar de mamut. «Parece que es algo repetido, aquí cazaban mamuts», señala el director de las excavaciones.
Un animal que pesaba unas cuatro toneladas era demasiado grande y peligroso para los reducidos grupos humanos de principios del Paleolítico Superior. La caza de un mamut, además de peligrosa, debía de plantear problemas para gestionar y conservar tanta carne. De ahí que habitualmente cazaran piezas más pequeñas, como bisontes, caballos, renos o ciervos, que además eran más abundantes.
Que se atrevieran con mamuts es un evento «excepcional», a juicio de los arqueólogos. ¿Qué les llevó a enfrentarse a estos enormes animales? ¿Se produjo algún cambio en el clima? ¿Fueron aquí más abundantes? ¿Escaseó otro tipo de fauna y no tuvieron otro recurso? «Estamos un poco desconcertados porque no hay nada parecido. Es muy raro y, al menos por lo que sabemos hasta ahora, solo hay evidencias aquí. Algo, no sabemos qué, les tuvo que llevar a decidir cazar mamuts», confiesa Villaluenga.
Figura de león de las cavernas hallada en el yacimiento paleolítico de Isturitz, Francia. M. LANGLEY/MAN
Aún les quedan algunos días de excavación y profundizarán algo más en los dos metros cuadrados que han abierto en la cueva, pero el objetivo que les llevó hasta allí ya ha sido cumplido. Después llegará el momento de estudiar detenidamente los restos recuperados y de plantear la siguiente excavación para el próximo año.
Más de 20 investigadores de Reino Unido, Francia, Alemania y España colaboran en este estudio que pretende resolver este enigma de la Prehistoria: ¿Qué llevó a los habitantes de la cueva de Isturitz a cazar mamuts?
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