Foto de Christine Lee
Un equipo de arqueólogos ha descubierto en Mongolia los restos de dos mujeres cuyos esqueletos indican que en vida fueron amazonas y arqueras consumadas. Según las bioarqueólogas Christine Lee y Yahaira González, de la Universidad Estatal de California, en los Ángeles, que han estudiado los restos, ambas mujeres vivieron durante el período Xianbei (147-552 d.C.), una época de fragmentación política y constantes conflictos que inspiraría una conocida pieza literaria: La balada de Mulán.
LA LEYENDA DE MULÁN
Según las investigadoras, posiblemente estas mujeres eran tan "atléticas" porque en su época "era necesario que las mujeres tuvieran este tipo de habilidades para ayudar a los hombres en las tareas de defensa del territorio". Christine Lee (izquierda) comenta que muchos historiadores sitúan al personaje de Mulan precisamente en el período Xiambei y, el descubrimiento de los restos de estas mujeres "refuerza lo que se sabe sobre el personaje histórico de Mulán", añade.
En el famoso poema (que no tiene nada que ver con la historia de Disney), la joven Mulán, disfrazada de hombre, se une al ejército donde sirve su anciano padre para luchar en su lugar. Curiosamente, la balada cuenta que Mulán luchaba para el kan, un título que ostentaban los gobernantes mongoles del período Xianbei. Sin embargo, fueron autores chinos los primeros en transcribir la balada, lo que ha hecho que ésta tradicionalmente sea vista como una historia china, según Lee.
TUMBAS DE LA ÉLITE
Christine Lee ha trabajado en China y Mongolia durante los últimos 16 años. Ha descubierto los restos de estas dos mujeres guerreras durante una excavación en el yacimiento de Airagiin Gozgor, en la provincia norteña de Orkhon, en Mongolia.
Una de las mujeres tenía más de 50 años y la otra tenía unos 20. Es posible que fueran hábiles amazonas y arqueras porque estas habilidades fueron necesarias durante el período de inestabilidad política que siguió al colapso de la dinastía Han en China en el año 220 d.C. Pero a pesar de lo que sus restos indican, ninguna de las dos presentaba signos de heridas de guerra. Esto podría deberse a que ambas pertenecieron a la élite, y las personas de clase elevada tal vez no luchaban en primera línea de combate.
Durante los últimos cuatro años, Lee y sus colegas han analizado en Airagiin Gozgor los restos humanos de 29 tumbas de la élite (16 hombres, 10 mujeres y 3 individuos de los que se desconoce el sexo), que presentaban señales inequívocas de haber montado a caballo toda su vida y de haber practicado recurrentemente el tiro con arco.
En particular, la bioarqueóloga estudió las marcas dejadas por los músculos en los huesos de estas personas y observó señales de un gran gasto muscular, como por ejemplo el que requiere el tiro con arco. Los marcadores de movimientos repetitivos en el pulgar también son frecuentes en los arqueros, y los arqueólogos descubrieron asimismo indicios de problemas en la columna vertebral, algo muy común en los jinetes.
Los mongoles tenían por costumbre usar la misma vestimenta tanto hombres como mujeres, lo cual hacia difícil diferenciarlos. A partir de los tres años, a los niños mongoles se los ataba frecuentemente a sus caballos para enseñarles a montar.
¿HUBO CIERTA IGUALDAD DE GÉNERO?
Mientras que muchos de los hombres y adolescentes presentaban numerosos signos de haber montado durante años a caballo y haber lanzado con arco, las mujeres en general tenían marcas que indicaban que hicieron una cosa o la otra. Pero en el caso de esta dos mujeres guerreras, las dos presentaban signos de haber practicado ambas actividades.
Según Lee, "probablemente eran bastante rudas. Hacían lo mismo que los hombres. Podemos deducir de esto que existía en su sociedad cierta igualdad de género", postula la investigadora. Aunque cualquier forma de igualdad de género fue en realidad momentánea en ese período en Asia. "En la vecina China, en esa misma época, las mujeres estaban recluidas. La mujer ideal era indefensa y dócil, mientras que estas mujeres norteñas eran todo lo contrario", concluye Lee.
Hua Mulan, como se muestra en el álbum 'Gathering Gems of Beauty' (Wikimedia Commons). La Balada de Fa Mu Lan se compuso en el siglo VI, durante la mayor parte del cual gobernó China la dinastía Tang. La colección de cantos a la que pertenecía originalmente se ha perdido, pero se conserva una versión posterior, incluida en una antología de poemas líricos y baladas compilada por Guo Maoqian. Debido a esto, se desconoce si la balada tiene o no base histórica.
"La cultura mongol no disponía de un idioma escrito antes de Gengis Kan (1162 a 1227), pero otras culturas, incluida la china, la coreana y la persa, sí escribieron sobre los mongoles. En el año 900 d.C., las mujeres de Mongolia disfrutaban de libertades que no se encuentran en las culturas contemporáneas; los mongoles tenían reinas que dirigían ejércitos y recibían emisarios del Papa", continúa la investigadora. Además, las mujeres podían heredar propiedades y decidir con quién querían casarse. "Si ya eran tan independientes en el año 900, creo que debemos mirar hacia atrás, al menos unos cientos de años, porque eso tiene que venir de alguna parte", apostilla.
Asimismo, la bioarqueóloga señala que los chinos criticaron con dureza a las mujeres mongolas, "porque decían que [las mujeres que tienen poder] son algo malo, y eso es terrible, pues estas mujeres disfrutan de demasiada libertad, son licenciosas y unas malas esposas. En esencia, los chinos despreciaban a cualquiera que viviera al norte de la Gran Muralla", concluye Lee.
Estaba previsto que esta investigación se hubiera presentado en la conferencia anual de la Asociación Americana de Antropología Médica, que debía tener lugar a mediados de abril pero fue cancelada a causa de la pandemia de Covid-19.
Fuente: National Geographic
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