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jueves, 14 de noviembre de 2019

Las huellas ‘fantasma’ de los humanos de hace 12.000 años



Las huellas fantasma de hace 12.000 años han reaparecido en el desierto del White Sands National Monument, Nuevo México. EE.UU. (Scientific Reports).
Es bien sabido que el Homo Sapiens interactuó en el pasado con la megafauna. Pero las huellas de esa vida en común entre humanos y mamuts o perezosos gigantes no son tan fáciles de detectar como parece. Encontrar esas evidencias era extremadamente raro porque quizás no se estaba buscando en los sitios adecuados.
Investigadores de la Cornell University han revelado que los entornos de playa antiguos son espacios propicios para hallar esos registros arqueológicos, aunque las impresiones pueden no ser visibles , según explican en un un estudio publicado en la revista Scientific Reports. Son “huellas fantasma” que en su mayoría permanecen inexploradas.
Mapa que muestra el Monumento Nacional de White Sands, Alkali Flat y el sitio de estudio
Algunas de esas marcas invisibles han permanecido ocultas desde el final de la última Edad de Hielo, hace unos 12.000 años. Una vez descubiertas, utilizando un nuevo tipo especial de radar que logra “penetrar en el suelo”, a los científicos les ha sorprendido no solo las pisadas si no, sobretodo, lo que había debajo.
”Nunca pensamos mirar debajo de las huellas”, explicó el autor principal del artículo, Thomas Urban“Pero resulta que el sedimento en sí mismo tiene una memoria que registra los efectos del peso y el impulso del animal de una manera asombrosa. Nos da una manera de entender la biomecánica de la fauna extinta que nunca antes habíamos tenido”, añade.
El radar GPR ideado por los investigadores de la Cornell University (Scientific Reports)
Su análisis se llevó a cabo en el White Sands National Monument en Nuevo México (Estados Unidos). Utilizando un radar de penetración en el suelo (GPR), pudieron resolver el 96% de las huellas humanas en el área que estaban investigando, así como todas las marcas pertenecientes a vertebrados más grandes.
“La técnica podría aplicarse a muchos otros sitios de huellas fosilizadas en todo el mundo, incluidos los sitios donde se sabe que hay registros fósiles de dinosaurios. Ya hemos probado con éxito el método de manera más amplia en múltiples ubicaciones dentro de White Sands“, señala en un comunicado Urban.

(A) Las principales pistas y rastros observados en el sitio de estudio que se divide en Ubicación-1 y Location-2 (mostrado en la verdadera relación espacial). (B) Trozo de amplitud GPR (2,0 a 4,0 ns). Huellas humanas que fueron excavadas y que se utilizaron para el análisis se indican con (+), mientras que una línea de huellas de perezoso sin excavar (identificada en un trabajo de campo posterior) se indica con (x).

Más información
Estas huellas “fantasma” se pueden hacer visibles por un corto tiempo después de que caiga la lluvia sobre el lugar concreta y cuando las condiciones atmosféricas son las correctas. Pero ahora, utilizando métodos de geofísica, "se pueden registrar, rastrear e investigar en 3D para revelar interacciones, historia y mecánica animal y humana del Pleistoceno”, señala.
El GPR es un método no destructivo que permite a los investigadores acceder a información oculta sin necesidad de hacer una excavación sobre el terreno. El sensor, que es una especie de antena, se arrastra sobre la superficie y envía una onda de radio al suelo. La señal que se recupera da una imagen de lo que hay debajo de la superficie.
Las huellas de los humanos del Pleistoceno son casi imperceptibles a simple vista (Scientific Reports)
”La respuesta del radar sugiere que el sustrato que envuelve las impresiones contiene más humedad que el sedimento circundante, incluso en condiciones secas, algo que es evidente cuando se excavan las pistas”, escriben los autores. Estos efectos dan información sobre la presión y el impulso del pie y el cuerpo en las pistas, lo que da detalles sobre el tamaño y el movimiento del animal.
Además de datos biomecánicos, el GPR brinda a los investigadores una forma de aprender sobre lo que los humanos primitivos hicieron cuando no estaban en un espacio para acampar o cazar, los dos tipos de sitios arqueológicos más conocidos para este período de tiempo. ”Podemos ver cómo las personas rastrean animales o se mueven para otras tareas de la vida diaria”, concluyen.
Fuente: lavanguardia.com |
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Así cazaban los humanos a las grandes bestias del pleistoceno

Así cazaban los humanos a la megafauna del Pleistoceno (Science Advances / Wikipedia)
Los megaterios eran bestias fabulosas. Perezosos terrestres de gran tamaño que habitaron Sudamérica desde inicios del Pleistoceno (hace nos dos millones de años) hasta hace unos 8.000 años. Apoyándose sobre sus patas traseras, su altura -unos cinco metros- y volumen -podían alcanzar las cuatro toneladas- les convertían en una presa formidable, todo un desafío para los cazadores humanos y su rudimentario armamento.
Enfadado, moviendo sus enormes y peligrosas garras a un lado y a otro, no eran fáciles de atrapar. Hasta que alguien encontró una solución para obtener la ventaja definitiva en esa batalla entre el hombre y la bestia. El hambre agudiza el ingenio y la arqueología permite desentrañar secretos ocultos durante más de 10.000 años.
Porque fue por ese entonces cuando un grupo de cazadores se encontraban en lo que actualmente es el White Sands National Monument,en Nuevo México (Estados Unidos). Ese hermoso paraje, utilizado por los militares para desarrollar el programa espacial estadounidense o realizar innumerables pruebas con misiles, hay una gran playa de sal (lego seco) conocida como Alkali Flat y el campo de dunas de yeso más grande del mundo (en este sitio se han grabado películas como Transformerso, El Libro de Eli, por ejemplo).
En el apogeo de la Edad de Hielo, ese espacio estuvo ocupado por un gran Laho Otero. A medida que el clima se calentó, el lago se redujo. El lecho erosionado dio paso a las dunas y las salinas. La megafauna de esa época -entre la que s encontraba el perezoso gigante, dejó huellas en los sedimentos, igual que también hicieron los humanos que los cazaron.
Las marcas son notables y, aunque están situadas a escasos centímetros de la superficie, se han conservado de forma notable. Su estudio ha permitido a los investigadores narrar esta historia. Así fue como los seres humanos consiguieron cazar a los megaterios.
La zona estaba plagada de perezosos gigantes, mastodontes, mamuts, camellos o lobos horrendos (Canis dirus), muchos de los cuales se extinguieron al final de la Edad de Hielo. Los expertos no saben si la caza de estos presas fue exhaustiva, pero las huellas encontradas si indican algunos ejemplos de las técnicas que usaron para perseguir a estos animales gigantes.

                          El esqueleto de un megaterio (Wikipedia)

Un grupo específico de huellas humanas han aparecido junto a las impresiones de los megaterios. Los arqueólogos creen que esta era le técnica usada para acecharlos y finalmente matarles para comer. “También hemos identificado grandes ‘círculos agitados’ que indican que el perezoso se levantó sobre sus patas traseras y balanceando las delanteras, presumiblemente en un movimiento defensivo y de barrido para mantener a raya a los cazadores. A medida que se balanceaba, puso sus nudillos y garras hacia abajo para estabilizarse”, escriben.








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