EINSTEIN, EL MÁS GRANDE PLAGIARIO DEL MUNDO CIENTÍFICO
En el mundo científico, es un secreto a voces que Albert Einstein fue un fraude, y ciertamente existe abundante documentación al respecto. El mito de la “historia oficial” dice que trabajando en la Oficina de Patentes, en los ratos libres y completamente sólo, a Einstein se le ocurrió intuitivamente todo lo que enunció y por eso, nunca citó las fuentes de las que se nutrió.
En 1879 en la ciudad de Ulm, Alemania, en el seno de una familia judía, nació Albert Einstein, que en pocos años se convertiría en el más grande plagiador que conoció el mundo científico. Un plagiador es aquel que copia ideas, expresiones o las obras creadas por alguien y las presenta como propias, sin citar al verdadero autor…
A Einstein se lo recuerda como el creador de las dos teorías -la especial o restringida (1905) y la general (1916)- de la relatividad. Ambas fueron creadas por otros investigadores, no por Einstein.
Lo cierto es que cuando realmente se examina la vida de Albert Einstein, encontramos que su brillo yace en su habilidad para plagiar y robar las ideas de otros, pasándolas como propias sin ninguna clase de escrúpulo. La Enciclopedia Británica dice acerca de la educación temprana de Einstein que él “mostraba poca habilidad escolástica” También dice que a la edad de quince años “con pobres notas en historia, geografía, y lenguajes, dejó la escuela sin diploma”. Einstein mismo escribió en un papel de escuela que tenía “falta de imaginación y habilidad práctica.”
En 1895, Einstein falló en un simple examen de entrada a una escuela de ingeniería, la Eidgenossische Technische Hochschule en Zúrich. Este examen consistía principalmente en problemas de matemáticas, y Einstein mostró ser matemáticamente inepto. Él entonces entró a una escuela secundaria en Aarau. En 1900 consiguió aprobar como maestro de matemáticas y física. Los que fueron sus alumnos recuerdan que su conocimiento en física elemental era inferior al de los propios alumnos de ese nivel.
En las cartas familiares, se revela que Einstein, tardó mucho en comenzar a hablar. Su familia temió en algún momento que fuese un poco retardado (y lo era), pues no habló hasta los tres años. No lo hizo fluidamente hastacumplidos los nueve años, por lo que en un principio, incluso los médicos le hicieron pruebas para saber si era “retrasado mental”. Tanto en la escuela primaria como en la secundaria siempre fue un alumno mediocre. De tan incapaz que era, nunca consiguió aprender a atarse los cordones de los zapatos, ni aprender a conducir un automóvil, ni andar siquiera unos metros en una bicicleta.
Con la ayuda de un amigo, Marcel Grossmann intentó aprobar el examen de ingreso en la Universidad de Zúrich, pero no aprobó. En 1901 Einstein tenía un trabajo temporal como maestro de Matemáticas en la escuela técnica en Winterthur. A la edad de 22 años, después de cinco años en la Escuela Politécnica, Federal Suiza, Einstein se gradúa con el promedio más bajo de la clase, 4,91 y obtiene la ciudadanía suiza..
Finalmente, el padre de su amigo Grossmann, le consiguió en 1902 un empleo en la Oficina de Patentes en Berna, Suiza. Su trabajo era un técnico experto de tercera clase, lo que significa que él era demasiado incompetente para posición de mayor calificación. Después de trabajar seis años en la oficina de patentes, fue elevado a una posición de segunda clase.
En 1902, Einstein engendra su primer vástago, una hija ilegítima de nombre Lieserl, que nace con el síndrome de Down. En 1903, Einstein contrae matrimonio con Mileva Maric, compañera de estudios, de carácter difícil, reservada y taciturna. Se dice que ella fue la que lo ayudó a graduarse haciéndole todos los trabajos prácticos.
Con Mileva Maric (cuatro años mayor que Einstein) tuvo dos hijos: Hans Albert y Eduard, nacidos respectivamente en 1904 y en 1910. Años después, Eduard terminó en un hospital psiquiátrico con diagnóstico de esquizofrenia. Para cuidar a sus hijos, ella tuvo que abandonar sus estudios.
Einstein obtuvo el grado de doctor en Filosofía por la Universidad de Zúrich con el trabajo Una nueva determinación de las dimensiones moleculares, trabajo que cuentan sus compañeros, elaboró Mileva. Su tesis doctoral de 1905 sobre la determinación de las dimensiones molecularespasó sin pena ni gloria y no tuvo ninguna repercusión ni relación con “su” Teoría de la Relatividad, tampoco con sus otros primeros trabajos.
Einstein publicó en el año 1905 el largo tratado (plagiado por supuesto), con el tema de la teoría de la relatividad (su verdadero título es: Sobre la electrodinámica de los cuerpos en el movimiento), sin adjuntar la bibliografía. El artículo, se basaba fundamentalmente en el “movimiento browniano” (movimiento en partículas de fluidos) que era un gran enigma de la época, y es en este estudio que Einstein confirmaba cosas tan obvias como la existencia de los átomos, mecánica estadística y cinética de fluidos. Esto era todo un plagio por Einstein del investigador escocés Robert Brown, que en 1827 explicó lo que se conoce como movimiento browniano, nunca citado por Einstein pero sus conceptos se los apropió en 1905.
Éste fue el más famoso “trabajo” de Einstein, fue “su” teoría, publicada en 1905 en la revista alemana de física, Annalen der Physik.
En el escrito no adjuntó ninguna bibliografía ni lecturas previas, y consiguió publicar en Annalender Physik (Anales de la Física), por su premeditada amistad con el Nobel y redactor jefe, Wilhelm Wien. Extrañamente, a cualquier otro que deseara publicar, los redactores del Annalen der Physik le exigían referencias, algo que no hicieron con un desconocido que no dio ningún reconocimiento del trabajo teórico previo hecho por otros autores. Lo menos que un redactor habría esperado era una cierta prueba para determinar la capacidad e idoneidad de Einstein para redactar el trabajo. Además, siendo su primer trabajo, debería haber citado todas las fuentes.
Como el texto de Einstein fue publicado sin ningún tipo de referencia, un hecho, que en su día, su amigo y premio Nobel de física, Max Born, encontró extraño y preocupante, hizo que, en 1955, ante la Conferencia Internacional de la Relatividad, el propio Born afirmaría: “Lo más llamativo, es que no contiene ni una sola referencia a toda la literatura anterior. Da la impresión de que se trata de un trabajo nuevo. Pero es que, tal y como he intentado explicar, eso no es verdad.” Born lo dejó escrito en su libro Physics in My Generation de 1956.
Si en la actualidad Einstein hubiera enviado, en las mismas circunstancias, su artículo a una revista científica de primer nivel, los evaluadores lo habrían rechazado por falta de originalidad. Y si hubiera presentado sus conclusiones como tesis de doctorado no lo habría obtenido y, al menos en EE.UU., lo habrían acusado de plagiario e inhabilitado para la enseñanza y la investigación. No tiene sentido atribuirle semejante descubrimiento a un joven que nunca había investigado en ese campo, que trabajaba cuarenta y ocho horas semanales en una oficina de patentes, que fue rechazado tres veces en el doctorado, que tenía unos conocimientos modestos de física y muy pocos de matemáticas, que pretendió escribir un artículo sumamente difícil en un par de semanas y que nunca había dado la menor prueba de genialidad sino más bien de ciertas deficiencias intelectuales.
Varias ideas presentadas en la publicación de Einstein de 1905, fueron tomadas de los científicos Hendrik Lorentz y de Jules Poincaré, enunciadas antes de la fecha de la publicación de Einstein. Respecto a la conversión de la materia en la energía y la energía en la materia fue enunciada por Isaac Newton (“Los cuerpos sólidos y la luz son intercambiables mutuamente…”; en el año 1704).
Aunque el texto publicado por Einstein en 1905 no tiene referencias, es tan sorprendentemente similar a un trabajo realizado el año anterior por Hendrik Lorentz, que tanto Walter Kaufmanncomo Max Planck, sintieron la necesidad de señalar públicamente que Einstein se había limitado a realizar una reinterpretación metafísica y una generalización de la teoría científica presentada por Lorentz, algo, que por otro lado, ya había realizado el científico francés Jules Henri Poincaré.
Charles Nordman, astrónomo del observatorio de París señaló en su día: “Es realmente Henri Poincaré, el gran francés cuya muerte ha dejado un vacío que nunca podremos llenar, el que debe recibir el mérito de haber demostrado, con la mayor lucidez y la más prudente de las audacias, que el tiempo y el espacio, como ahora sabemos, solo pueden ser relativos. La verdad que unas cuantas citas de sus obras no estarían fuera de lugar. Ellas nos demostrarían que el mérito de la mayoría de los descubrimientos y avances que actualmente son atribuidos a Einstein, son en realidad obra de Poincaré.”
Aparte de determinar una previa forma de la teoría de la relatividad, Poincaré entregó la más importante parte del concepto: el modo de tratar el tiempo local. De él viene una idea de sincronización de los relojes, que es una llave en la teoría de la relatividad particular.
Einstein llegó a reconocer esta verdad, pero justificó su plagio, de un modo bastante arrogante, en otro artículo publicado en Annalen der Physik en 1907: “Parece que la naturaleza del trabajo que realizo, ya ha sido, en parte, solucionado por otros autores. A pesar de esto, y dado que estas cuestiones pueden abordarse desde un nuevo punto de vista, creo que tengo el derecho a pasar por alto el estudio profundo de esa pedante literatura, sobre todo, porque creo que existen lagunas que pueden ser cubiertas por otros autores. Como ya ha ocurrido con mi primer trabajo sobre la relatividad, a través de los encomiables esfuerzos del Sr. Planck y del Sr. Kaufmann.”
Lo característico en Einstein fue que él se apropiaba de las teorías sin citar a los que los precedieron. Él seleccionó del contenido existente de la Ciencia lo que más le gustó, y lo introdujo en el texto de su obra.
En octubre de 1904, Poincaré expresó un par de las observaciones durante su discurso público acerca de la teoría particular de la relatividad: “Todos estos resultados si serán confirmados, significan un surgimiento de una nueva mecánica totalmente… cuya característica principal es que no hay velocidad superior a la velocidad de la luz porque los cuerpos se oponían en contra de la creciente inercia como consecuencia del crecimiento de la velocidad, y esta inercia llegaría al infinito durante el alcance de la velocidad de la luz. Tanto más para un observador en el movimiento progresivo, él no espera que exista ninguna velocidad irreal superior a la velocidad de la luz lo fuera contradictorio, si nos recordamos que este observador no usaba los mismos relojes que un observador parado, pero los relojes marcados el tiempo real”. Poincaré escribió 30 libros y más de 500 labores de filosofía, matemática y física.
El robo da los conceptos contenidos en las obras de Lorentz y Poincaré cometido por Einstein para presentarlos como un duplicado disfrazado es tan evidente que sólo un estúpido puede seguir defendiendo a Einstein. Es imposible que no conociera los escritos de estos dos grandes matemáticos dada la literalidad y flagrancia del plagio. Además, la mezquindad de Einstein fue tal que solamente en 1955, poco antes de morir, y avergonzado por las conclusiones de Edmund Whittaker, rindió un lacónico homenaje a Poincaré.
Otro gran matemático plagiado por Einstein fue otro escocés, James Maxwell, que en 1878 publicó la Teoría Especial de la Relatividad en la Enciclopedia Británica, la cual Einstein entonces publicó como suya propia en 1905, sin jamás citar a Maxwell (parece incomprensible que Einstein podría haber copiado un artículo de una enciclopedia, y otro, y otro y luego sometiéndolos como su propio trabajo, y nunca fuera cuestionado por los centenares de académicos y los editores que deben haber revisado su trabajo, esto sólo se explica que el proyecto de “llevar a Einstein a los altares”, era un plan fríamente calculado).
Einstein en su trabajo tampoco citó el famoso experimento de Michelson-Morley de 1887, que sugiere que no hay un éter, trabajo que roba Einstein para su ponencia de 1905 pero nunca citó ni a Michelson ni a Morley.
Hubo otro investigador que se anticipó a la Teoría de la relatividad, fue el irlandés George Fitzgerald que en 1889, en Irlanda publica su documento acerca de la teoría de la relatividad, un documento previo que Einstein nunca citó, aunque numerosos colaboradores citaron los trabajos de Fitzgerald.
En 1892 Hendrik Lorentz publicó en los Países Bajos las Transformaciones de Lorentz. Einstein copió todo el trabajo sin citar al autor.
Cinco años antes que el Enunciado de Einstein, en 1900 en Alemania, Max Planck y Wilhelm Wien desarrollan la teoría cuántica que Einstein plagia en 1905.
Es interesante recordar que en 1905 Philipp Eduard Anton von Lenard, bajo quién la esposa de Einstein estudiaba, recibió el Premio Nobel por descubrir el efecto fotoeléctrico, el cuál Einstein entonces plagia completamente el mismo año, presentándolo como “su” trabajo, sin ninguna referencia a von Lenard.
En 1905, a la edad de 26 años, mientras todavía es un ayudante técnico, de última categoría en la oficina de patentes, Einstein publica cuatro ensayos “innovadores” en el campo de mecánicos teóricos de física en Annalen Physik, y es el propio Einstein que confiesa, que su esposa es la que ha hecho todas sus matemáticas.
En 1909, este “genio” es todavía un ayudante técnico en la oficina de patentes, así que sus conexiones le arreglan promoverlo a profesor asociado en la Universidad de Zúrich.
Fue un profesor quién le enseñó a Einstein la idea del tiempo como cuarta dimensión, se le ocurrió a Hermann Minkowsky, uno de los profesores de Einstein, en la Politécnica de Zürich, quien una vez le llamó “perro vago” a causa de su poco aprecio por las matemáticas. Minkowsky acuñó el término “espacio-tiempo” (Raumzeit) y le dio la forma matemática adecuada. El espacio-tiempo enunciado por Minkowsky es una variedad tetra dimensional en la que se entrelazaban de una manera insoluble las tres dimensiones espaciales y el tiempo. En este espacio-tiempo, el movimiento de una partícula se representa mediante su “línea de universo” (Weltlinie), una curva cuyos puntos vienen determinados por cuatro variables distintas: Las tres dimensiones espaciales (x, y, z) y el tiempo (t). El nuevo esquema de Minkowsky obligó a reinterpretar los conceptos de la métrica existentes hasta entonces. El concepto tridimensional de punto fue sustituido por el de evento. La magnitud de distancia se reemplaza por la magnitud de intervalo.
Luego está el valioso aporte del físico austriaco Friedrich Hasenöhrl creador en 1904 de la ecuación básica E = mc2 y que murió un año antes de que Einstein la denunciara como propia. Friedrich Hasenöhrl (1874–1915), relacionó la masa específicamente, a través de la inercia al concepto de energía con una ecuación. Inicialmente concluyó que m= (8/3) E / c². Philipp Lenard reclamó que la famosa ecuación debería ser acreditada a Hasenöhrl porque la escribió antes. En un trabajo posterior, Hasenörhl re-calculó su resultado y concluyo que m=(4/3)E / c². Hasenörhl indicó que si la energía interna de un sistema consiste de radiación, entonces, en general, la masa inercial del sistema dependería de esa energía. Por lo tanto, estos nuevos cálculos de Hasenöhrl establecían que la causa de la energía radiactiva E contenida en un sistema, tiene que ser sumada a una masa aparente m. En 1915 Hasenöhrl murió luchando en la Primera Guerra Mundial, sus trabajos originales quedaron en la Oficina de Patentes de Berna donde trabajaba Einstein, el plagiario, leyó esta teoría, y la hizo pública en 1915, tras la muerte de Hasenöhrl, sin citarlo siquiera.
Esta ecuación E=mc2 también se puede remitir a investigaciones de S. Tolver Preston (1875), a Jules Henri Poicaré, cuya novedosa ponencia de 1898 sobre la teoría de la relatividad, la presentó en 1900 en su libro Science and Hypothesis y la llamó Ley de la Relatividad y el Principio de la Relatividad de donde Einstein obtuvo todos los datos que necesitaba.
Una autoridad como Stephen Hawking en su libro Una Breve Historia del Tiempo dice: “Generalmente se da a Einstein el crédito para la nueva teoría, pero el nombre de Poincaré está conectado a una parte importante de ella.”
Otro pionero fue Olinto De Pretto, un italiano desconocido según afirma Umberto Bartocci, historiador de la Universidad de Perugia. De acuerdo con Bartocci, habría sido de Pretto, un industrial y matemático de Vicenza, quien publicó por primera vez la fórmula E= mc² en una revista científica llamada Atte, el 16 de junio de 1903 y conocida por haber sido leída por Einstein, que habría usado la ecuación dos años más tarde en un diario de gran difusión para presentar un trabajo como propio, nunca citando a Pretto, que falleció en 1921.
“De Pretto no descubrió la relatividad, pero no hay duda en que fue el primero en usar la ecuación”, reivindica el profesor italiano.
La teoría de Einstein sostiene que el tiempo y el movimiento son relativos para el observador. Por su parte, la ecuación E=mc2 establece la relación de proporcionalidad directa entre la energía (E) y la masa (m). También indica la relación cuantitativa entre masa y energía en cualquier proceso en que una se transforma en la otra, como en una explosión nuclear.
Otro de los tantos plagiados, fue Leopold Infeld, el físico polaco que trabajó con Einstein en el problema del movimiento en relatividad general, y que escribió un libro de carácter general, The Evolution of Physics (1938), donde se anota a Einstein también como co-autor aunque no lo fue.
Einstein y Mileva se separaron en 1919 con una cláusula sorprendente: Einstein se comprometía a donar el ciento por ciento a Mileva del dinero del Premio Nobel en caso de que lo obtuviera. Vale recordar que uno de los motivos del divorcio era que Einstein era un hombre golpeador y encima la plagiaba a ella misma y a otros autores (Harris Wallker-Troemel Ploetz, 1990).
En 1921 Einstein recibe un Premio Nobel de Física con respecto al efecto fotoeléctrico, algo que él plagió de Heinrich Hertz, que en 1888 publicó su disertación sobre el efecto fotoeléctrico, un documento que Einstein “olvidó” citar.
Durante su discurso, por el efecto fotoeléctrico, Einstein no mencionó ni de pasada la Teoría de la Relatividad. En ese momento la comunidad científica internacional recibió confirmación implícita de que Einstein no era el padre de la teoría aunque un cúmulo de circunstancias, intereses creados, presiones y pusilanimidad mantuvieran hasta incluso el año 2008, el mito de su autoría. Pero incluso en lo que concierne al efecto fotoeléctrico, fermento de la mecánica cuántica, lo más probable es que Einstein se haya apropiado sin rubor, además de Hertz, de los trabajos de su esposa, Milena Maric.
Y ni bien recibió el galardón, Einstein le entregó el millón a su ex mujer. Aunque esta actitud despertó muchos comentarios sobre la falta de reconocimiento de su contribución en las teorías de Einstein, Mileva se mantuvo en silencio y no hizo ningún reclamo. Justo después del divorcio, Einstein se casó con su propia prima Elsa Lowenthal, viuda y con dos hijas. Se trataba de una mujer sencilla, que se abocó a cuidarlo y a facilitarle la vida. Antes, Einstein se había acostado con su propia sobrina Ilse, la hija de Elsa que trabajaba como secretaria del físico, todo está en las biografías “oficiales”. “Albert rehúsa tomar una decisión: está dispuesto a casarse con mamá o conmigo –escribió en una carta la atribulada Ilse–. Sé que me ama mucho, tal vez más de lo que cualquier otro hombre llegará a amarme, tal como me dijo él mismo ayer.”
“Me alegro de que mi segunda esposa no entienda nada de ciencia. La primera sí que entendía”, diría Einstein años más tarde. Elsa murió en 1936 y luego Einstein mantendría una relación con Maja, la hermana de Elsa, su hijastra Margot y su secretaria Helen Dukas.
En la biografía, Einstein, su vida y su universo, de Walter Isaacson, basada en 4.000 cartas privadas del plagiario, lo muestran como un individuo pasional, con serios problemas familiares y psicológicos. En nueve de ellas, se descubre que Einstein tuvo una relación amorosa con una espía rusa, Margarita Konenkova, y que mantenía al menos a diez amantes a las que golpeaba y maltrataba con frecuencia.
Contrariamente a lo que cree la mayoría de la gente, Albert Einstein no tenía un coeficiente intelectual espectacular. De hecho, el de la actriz Marilyn Monroe, a la que siempre se consideró una rubia tontita, era superior. El caso es que Monroe tenía 164 de cociente intelectual mientras que el plagiario “solo”, 160. Actualmente, en lo que va del siglo XXI, es Marilyn von Savant, la persona con el CI más alto del mundo, tiene 228 puntos.
El primero en deducir la serie completa de ecuaciones de la teoría General de la Relatividad fue David Hilbert, que había presentado su trabajo en Berlín, el 20 de noviembre de 1915, citando a Marcel Grossmann, inclusive cita precisamente las mismas ecuaciones de campo que Einstein presenta como sus propias ecuaciones cinco días después (2 semanas después que se supo que Einstein había recibido una copia del documento de Hilbert y que Hilbert no había recibido una copia del documento de Einstein). Algo que el propio Einstein se vio obligado a reconocer en 1916, después de haberlo plagiado.
En una conferencia pronunciada el 24 de agosto de 1920 en Berlín por el físico Ernst Gehrcke, este se enfrentó públicamente a Einstein, que se encontraba presente, y le acusó de plagiar los formalismos matemáticos de Lorentz para la teoría de la relatividad, los conceptos del espacio y del tiempo de Palagyi, la geometría no euclidiana de Varicak y la solución matemática del problema del perihelio de Mercurio publicado por Gerber en 1898. Finalmente, Gehrcke, se dirigió personalmente a Einstein, y ante todos los presentes, pronuncio la célebre frase del cuento del Hans Christian Andersen, “el emperador no tiene ropa”, frase que se utiliza para indicar, que sólo porque todo el mundo crea que algo es verdad, no significa que lo sea.
El 27 de agosto, Einstein publicaba su respuesta en el Berliner Tageblatt und Handels-Zeitung, la cual, posteriormente, seria traducida al inglés para el libro La teoría de la Relatividad de Albert Einstein, publicada por Gerald E. Tauber: “…Gerber, dio con la fórmula correcta para calcular el perihelio de Mercurio antes que yo…” con esta frase reconoció el plagio. Más adelante dice: …Y si, originalmente, no mencioné el trabajo de Gerber, se debió a que lo desconocía cuando escribí mi trabajo sobre el tema, pero aún cuando hubiera sido consciente de su existencia, no habría tenido ninguna razón para mencionarlo.”
Paul Gerber en Alemania había publicado las ecuaciones exactas en varias publicaciones, entre ellas en La Ciencia de la Mecánica, un libro que se sabe que Einstein estudió, y de dónde Einstein diecisiete años después, en 1915 toma como suyo “el movimiento del perihelio de Mercurio”.
En 1915 Einstein plagió también a Johann Georg von Soldner que en 1801 publicó sus predicciones que Einstein plagió como sus propias predicciones 114 años más tarde, nunca citando Soldner en “su” ponencia de 1915.
El hecho de que Einstein fue un plagiador, es de común conocimiento entre la comunidad científica. G. Burniston Brown (1967) escribe: “Resulta, que en contra de la opinión universal, Einstein tocó un papel de segunda importancia en la demostración de las fórmulas de la teoría de la relatividad particular o limitada y Whitaker la llamó a esta teoría la teoría de Poincaré y de Lorentz”.
Burniston Brown, en 1967 escribió que: “Una cosa podemos estar seguros, que Einstein no descubrió la ecuación E= mc²”.
Otro mito que se ha creado deliberadamente sobre Einstein era que era un pacifista, y en realidad fue todo lo contrario. Estaba a favor de la pena de muerte y del aborto. Propugnaba la creación de un super estado mundial con una fuerza militar disuasoria.No hay que olvidar que escribió en 1939 y en 1940– dos cartas al presidente Roosevelt para incentivar el proyecto estadounidense de creación de la bomba atómica, el Proyecto Manhattan, para lanzar la bomba sobre ciudades. Parece que esa siniestra idea fue su único “aporte” original… Einstein (que además era un fanático sionista participando en casi toda clase de actos donde está documentada su presencia y discursos), con sus cartas para convencer a Roosevelt, es el mayor responsable de la muerte de decenas y decenas de miles de personas en Hiroshima y Nagasaki, un crimen que intentó cometer contra la población europea, pero que, a su pesar, no consiguió.
Pero curiosamente, Einstein no participó en los trabajos secretos, porque los propios científicos que participaban en el Proyecto sabían con exactitud que los conocimientos de Einstein eran apenas comparables a los de un estudiante de escuela secundaria.
La verdadera naturaleza del plagiario de Einstein se manifiesta en su escrito de 1935 bajo el título Elementary Derivation of Mass and Energy en la cual polemizando con Maxwell escribió: “El problema de la independencia de estos conjuntos tiene carácter natural según la transformación de Lorentz componiendo una verdadera base de la teoría de la relatividad particular”. Así el mismo Einstein admitió, que la transformación de Lorentz componía la verdadera base de su obra del año 1905.
El plagio de Einstein fue premeditado y no cometido por acaso (R. Moody jr, en Plagiarismo Personificado, publicado en el Mensa Bulletin, Nº 442 del 5 de febrero de 2001). Moody, apoya su investigación con más datos de los plagios incorregibles de Einstein, donde la lista de autores copiados es interminable. Einstein, según pruebas sustanciales comenzó copiando los trabajos de su primera mujer, la serbia Mileva Maric, siguió con los genios de Poincaré, Minkowsky y Lorentz, Morley-Michelson, el gran Maxwell, Mach, Boltzmann, Cherenkof, Larmor, de Pretto, Brown, Groumer, Lanczos, Thomson, Hasenöhrl, Kauffmann, Hertz, Lenard, Plank, Marcel Grossmann (su matemático ayudante), Rienmann, David Hilbert (uno de los mayores matemático de la época), Felix Klein e incluso ideas de Schroedinger, Pauli y Oppenheimer.
Hoy en día ya existen varios libros que revelan como Einstein se aprovechó del trabajo de sus contemporáneos, y demuestran que jamás podría haber extraído sus propios conclusiones sin un conocimiento previo de los trabajos que copió, pero que, convenientemente, se olvidó de mencionar.
En síntesis, Einstein era un mediocre investigador judío, que pasó por las casas de estudios como un pésimo estudiante y aprobaba, pero copiando, según la biografía del alemán Jurgen Neffetitulada Einstein, la biografía. Neffe relata en su biografía, que quienes lo conocieron comentan que a Einstein no le gustaba bañarse, no le gustaba afeitarse, ni cortarse su circense pelambrera, ni peinarse. “Olía mal, a perro” y los pies le apestaban.
En definitiva, el hombre que el “Sistema oficial” nos presenta como el más sabio de la historia de la humanidad, era un mugriento, un tramposo, un mal estudiante repetidor y copión, que se licenció con 4,91 de puntaje, un estafador científico, un maltratador de mujeres, un adúltero, un mal padre y mal marido, uno de los promotores de la bomba nuclear, un espía a favor de la URSS, un perseguido por algunos años por el FBI, un oportunista con cuatro nacionalidades, un violinista frustrado y un doctorando al que rechazaron tres tesis doctorales (“¡estoy harto nunca seré doctor!”, escribía a sus amigos en 1903). Y por si esto fuera poco, tardó 5 años en hacer una tesis de 29 páginas con todo copiado.
La historia ha juzgado que Einstein efectivamente ha plagiado documentos tales como: la Disertación “Light Quantum”; “A New Determination of Molecular Dimensions”; “Brownian Motion” paper; “On the Electrodynamics of Moving Bodies”. Y por supuesto, La Teoría Especial de la Relatividad basada en las Transformaciones de Lorentz omitiendo mención de Lorentz quien publicó su escrito 13 años antes.
Las numerosas citas de los contemporáneos de Einstein dejan claro que eran totalmente conscientes de sus plagios. Solo hay que poner cara a cara los trabajos de Einstein y de sus predecesores, para darnos cuenta que llegó a copiar literalmente sus palabras.
El escritor Christopher Jon Bjerknes en el año 2002 documentó la obsesión plagiadora de Einstein en su libro Albert Einstein, el plagiario incorregible. Bjerknes cita numerosos casos de apropiación indebida y plagio de Einstein, hasta de su mujer Mileva, a la que prohibió escribir sus memorias para que no revelara el secreto, y todo el mundo se enterara que, “el gran sabio” era en realidad “un inocente idiota” que se burló de todos.
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