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domingo, 29 de julio de 2018

LOS NEFILIM, GIGANTES DE LA ANTIGÜEDAD

Los gigantes son personajes ficticios que aparecen en una infinidad de cuentos clásicos, usualmente encarnando el rol de malvados, o mejor dicho, de incomprendidos o desencajados sociales. Basta con recordar la reciente historia de Disney, Ralph el destructor.

Los Nefilim en la Torá

Resulta más que interesante descubrir que la biblia menciona la existencia de poblaciones de seres de gran tamaño físico y fuerza descomunal a los que denomina Nefilim, término que luego se tradujo como gigantes, posiblemente fuente de inspiración de los posteriores gigantes de los cuentos infantiles. Pero la biblia describe a estos gigantes en varias ocasiones y en varios de sus distintos libros, con gran realismo y precisión.
Luego de que Moisés enviara hombres a que reconozcan la tierra de Canaán, vuelven con el siguiente reporte:
Núm.13.32 a 13.33: …todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.
Hasta aquí es una mención aislada y que en la tradición se interpreta como que los espías estaban tan asustados que lo que veían les parecía sobredimensionado. En el libro de Deuteronomio encontramos otra mención:
Deu.2.10 a 2.11: …Los emitas habitaron en ella antes, pueblo grande y numeroso, y alto como los hijos de Anac. Por gigantes eran ellos tenidos también, como los hijos de Anac.
Deu.2.18 a 2.21: Por tierra de gigantes fue también ella tenida (la tierra de los hijos de Amón); habitaron en ella gigantes en otro tiempo, a los cuales los amonitas llamaban zomzomeos; pueblo grande y numeroso, y alto, como los hijos de Anac;
Deu.3.11: Porque únicamente Og rey de Basán había quedado del resto de los gigantes. Su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón? La longitud de ella es de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, según el codo de un hombre.
Deu.3.13: Y el resto de Galaad, y todo Basán, del reino de Og, toda la tierra de Argob, que se llamaba la tierra de los gigantes, lo di a la media tribu de Manasés.
Deu.9.1 a 9.3: Oye, Israel: tú vas hoy a pasar el Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac? Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho.
Acá ya estamos hablando de una cantidad de datos, ya no se trata de gigantes aislados y anónimos, se los detalla perfectamente, localizados geográficamente e identificados individualmente.
De acuerdo a la tradición rabínica, los Anakim (anaquitas), Refaim (refaitas), Gibborim,Zamzummim, y Emim (emitas), son de la misma raza Nefilim, y todos son nombres que se traducen por “gigantes”. Por cierto, “Hijos de Anac” y “Anakim” nos resuena a An, el patriarca de los Annunaki de la mitología sumeria.
En el 1er libro de Samuel:
1Sa.17.4 a 17.7: Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo. Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce. Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros. El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él.
Esto es aproximadamente (dado que la unidad de medida “codo” tiende a ser variable) 3.20 metros de altura, y la coraza pesaría 72,5 kgs. Se podría pensar que es una exageración, pero en tal caso uno esperaría leer “mide más de 2 metros y medio” o algo así y no semejante precisión al detallar la altura de seis codos y un palmo, o el peso y tamaño de sus armas.
En el 2do libro de Samuel:
2Sa.21.15 a 21.22: Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó. E Isbi-benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David; mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel. Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entoncesSibecai husatita mató a Saf, quien era uno de los descendientes de los gigantes. Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar. Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era descendiente de los gigantes. Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David. Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos.
Aquí encontramos más información precisa e individualizada sobre personas de carne y hueso “gigantes”. Es posible que todo esto, o algo de esto, sea real? Es decir, que efectivamente hayan existido gigantes, como en los cuentos infantiles?
1er libro de Crónicas:
1Cr.20.5: Volvió a levantarse guerra contra los filisteos; y Elhanán hijo de Jair mató a Lahmi, hermano de Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como un rodillo de telar.
Respecto de Lahmi, el hermano de Goliat: El significado del nombre de la ciudad de Belén originalmente Beth-Lehem o Bit-Lahmi, era “casa de Lahmu o Lahamu”. Y asimismo, Lahmu y Lahamu son dos hermanos gigantes de la mitología sumeria, hijos de Apsu y Tiamat, al servicio del dios Enki en guardar el cerrojo de las puertas del Apsu.
Toda esta información que se menciona en los libros de la biblia tiene un nivel de detalle que si se tratara de otro tema menos “fantasioso” no dudaríamos en darlo como válido.
Pero el texto más intrigante y trascendente lo encontramos en Génesis, luego de relatar la descendencia de Noé, la biblia menciona lo siguiente:
Gén.6.1. a 6.4: Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, les nacieron hijas. Y viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se unieran los hijos de Dios con las hijas de los hombres y les engendraran hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.
Vamos por partes porque ya tenemos demasiados temas juntos:
  1. Por un lado menciona a “hijos de Dios” – ángeles -, y por otro hijas de los hombres, es decir humanas
  2. Estos “ángeles” se sintieron atraídos, y procrearon con las mujeres humanas. Cómo, no era que los ángeles no tenían sexualidad? Como podrían fecundar una mujer?
  3. Parecería que aquí se fija la edad máxima del hombre en 120 años, como castigo a esta unión interracial no admitida, en la que el único que no interviene es el hombre!
  4. Los gigantes ya habitaban en la tierra desde antes de esta unión, y ciertamente mucho después también (Núm.13.32 a 13.33)
  5. Valientes? Varones de renombre para después aniquilarlos?

El libro de Enoc

El libro de Enoc (texto apócrifo) también se refiere en detalle sobre estos gigantes y narra cómo fueron engendrados por “vigilantes” que fecundaron a mujeres humanas, de forma análoga a la descripción de la biblia. Se refiere a los vigilantes como los “hijos del cielo”, ángeles que vigilan desde su morada celestial, de los cuales 200 de ellos se han corrompido tomando mujeres para sí, liderados por su jefe Shemihaza.
Deidades aladas sumerias
Deidades aladas sumerias
Las historia de Enoc cuenta que él ascendió a los cielos, y dice:
“La visión del Santo de los cielos me fue revelada y oí todas las palabras de los Vigilantes y de los Santos y porque las escuché he aprendido todo de ellos y he comprendido que no hablaré para esta generación sino para una lejana que está por venir”.
“Así, yo Enoc estaba comenzando a bendecir al Señor de majestad, al Rey de los tiempos, y he aquí que el Vigilante del gran Santo me llamó a mí, Enoc el escribiente y me dijo: “Enoc, escriba de justicia, ve a los Vigilantes del cielo que han abandonado las alturas del cielo, el eterno lugar santo y que se han contaminado con las mujeres haciendo como hacen los hijos de los hombres, y han tomado mujeres y han forjado una gran obra de corrupción sobre la tierra, y hazles saber que no habrá para ellos paz ni redención de su pecado.””
Este “testimonio” de Enoc coincide con la biblia en que ángeles/vigilantes descarriados habrían procreado con mujeres dando lugar a una nueva especie híbrida, acto que corrompió a dichos vigilantes.
Tablilla sumeria
Tablilla sumeria

Mitos y leyendas de gigantes en otras culturas

Existe una gran cantidad de mitos sobre gigantes en diversas culturas del mundo, que coinciden en mayor o menor grado con el contenido del relato bíblico y el del libro de Enoc.
En primer lugar podemos citar el libro sagrado del pueblo Quiché Maya, el Popol-Vuh, el cual se refiere a los dioses creadores del universo y la humanidad de la siguiente forma:
Entonces vino la Palabra; vino aquí de los Dominadores, de los Poderosos del Cielo, en las tinieblas, en la noche: fue dicha por los Dominadores, los Poderosos del Cielo; hablaron: entonces celebraron consejo, entonces pensaron, se comprendieron, unieron sus palabras, sus sabidurías. Entonces se mostraron, meditaron, en el momento del alba; decidieron [construir] al hombre, mientras celebraban consejo sobre la producción, la existencia, de los árboles, de los bejucos, la producción de la vida, de la existencia, en las tinieblas, en la noche, por los Espíritus del Cielo llamados Maestros Gigantes. Maestro Gigante Relámpago es el primero. Huelia del Relámpago es el segundo. Esplendor del Relámpago es el tercero: estos tres son los Espíritus del Cielo. Entonces se reunieron con ellos los Dominadores, los Poderosos del Cielo. Entonces celebraron consejo sobre el alba de la vida, cómo se haría la germinación, cómo se haría el alba, quién sostendría, nutriría.
Los mitos de Rapa Nui (Isla de Pascua) nos hablan de la llegada a su isla de unos hombres venidos del cielo, los ”hombres pájaro” (los ”orejas largas”) quienes se unieron con mujeres locales y tuvieron descendencia. Estos seres habrían enseñado algunos de sus conocimientos y su método de escritura a sus anfitriones.
Viracocha, el dios de la civilización andina, creador del cielo y la Tierra, dio origen a unos gigantes llamados Waris Runa (cuyo progenitor, llamado Pirua, dio su nombre a Perú entero). Así, los gigantes erigieron los primeros templos para la adoración de Viracocha, de Wari y del Sol (Willka, en aymara). Según las recopilaciones de Sarmiento de Gamboa, los gigantes fueron irrespetuosos con Viracocha, quien se vengó desencadenando el diluvio universal (Uno Pachaci).
Otro mito de la región de Tiwanaku se refiere a la diosa Oryana, un ser “venido de las estrellas” que llegó al Lago Titicaca para mejorar a una brutal raza de gigantes que allí vivía mediante el mestizaje. De su labor de procreación nacieron 70 seres de una nueva raza, que durante un día y una noche fueron capaces de construir toda la antigua ciudad de Tiahuanaco. Esa raza de gigantes mejorada acabó corrompiéndose y sucumbiendo a una terrible hecatombe.
En la playa de Makave, en Tonga, hay un poblado que según la leyenda fue morada de un pueblo de gigantes que fueron vistos por los primeros habitantes de Tonga.
Existen unas construcciones megalíticas en Malta llamadas “Ggantia”, situados en la isla de Gozo. En maltés, el nombre “Ggantia” evoca la expresión “torres gigantes”, y según una leyenda, las torres habrían sido construidas por criaturas gigantes con el fin de utilizarlas como sitios de adoración.
Las leyendas y la tradición en la Edad Media hablaban de que el conjunto deStonehenge era un circulo de gigantes petrificados, de allí que se le conociera como la “Danza de los Gigantes”.
Torralba d´en Salort
Torralba d´en Salort

La interpretación de Sitchin

Zecharia Sitchin fue un experto en lenguas del oriente próximo y un estudioso del tema sumerio. Precisamente basándose en la mitología sumeria y sus sucesores, y comparándola con las escrituras  bíblicas desarrolló una teoría que actualmente se denomina “Extraterrestres Ancestrales” que señala que seres de otro planeta vinieron al nuestro hace cientos de miles de años.
Muy resumidamente, durante su estancia en la tierra crearon al hombre actual manipulando los genes de un homínido con los de su propia especie. Como consecuencia de esto, todo lo que en el sistema de las religiones actuales se refiere a Dios, ángeles, vigilantes, etc. en realidad estaría haciendo referencia a estos seres biológicos extra planetarios.
Su hipótesis fue y es ciertamente controvertida y resistida por la comunidad científica y por la población creyente en general. No obstante esto, y pese a que sus libros carecen de cierta rigurosidad científica en sus argumentos, sus planteos son verdaderamente tan audaces como interesantes, despertando las inquietudes del lector respecto de todo lo que la historia formal y religiosa no logra explicar sobre nuestro origen.
Desde su visión, cuando se habla de seres celestiales no está diciendo que son etéreos, sino que son seres biológicos que literalmente bajaron del cielo porque vinieron desde otro planeta. O asimismo, las alas de los “ángeles” harían referencia a su capacidad de surcar los cielos (con naves), no que fueran seres alados como un pájaro.
Deidad alada
Deidad alada
A continuación transcribimos un extracto de su libro el 12vo planeta, en donde se puede inferir el punto de vista de Sitchin a los interrogantes planteados anteriormente.
¿Puede haber alguna duda de que los pueblos de la antigüedad, (al llamar a sus deidades, «Dioses del Cielo y de la Tierra», estaban queriendo decir, literalmente, que eran gentes de alguna parte que habían venido a la Tierra desde los cielos?
Las evidencias hasta ahora presentadas en lo referente a los antiguos dioses y sus vehículos no deberían dejar resquicios a la duda de que hubo una vez seres vivos de carne y hueso que, literalmente, bajaron a la Tierra desde los cielos. Incluso los primeros recopiladores del Antiguo Testamento -que consagraron la Biblia a un único Dios consideraron necesario reconocer la presencia en la Tierra de estos seres divinos en la antigüedad.
La enigmática sección -a la que le tienen pánico tanto los traductores como los teólogos- es la que forma el comienzo del Capítulo 6 del Génesis. Ocupa el espacio que hay entre la reseña de la expansión de la Humanidad a lo largo de las generaciones después de Adán y el relato del desencanto divino con la Humanidad que precedió al Diluvio. Afirma, inequívocamente, que en aquel tiempo los hijos de los dioses vieron que las hijas de los hombres estaban bien; y tomaron por esposas a las que preferían de entre todas ellas.
Las connotaciones de estos versículos, y los paralelismos que hay con los relatos sumerios de los dioses, de sus hijos y nietos, y de la descendencia semidivina resultante de la cohabitación entre dioses y mortales, se acumula mientras seguimos leyendo los versículos bíblicos:
Los nefilim estaban sobre la Tierra, en aquellos días y también después, cuando los hijos de los dioses cohabitaban con las hijas de los Adán, y ellas les daban hijos. Ellos fueron los poderosos de la Eternidad- El Pueblo del shem.
La traducción que figura aquí no es la traducción tradicional. Durante mucho tiempo, la expresión «Los nefilim estaban sobre la Tierra» se tradujo como «Había gigantes sobre la tierra»; pero los traductores modernos reconocen el error, optando al final por dejar intacto el término hebreo nefilim en la traducción. El versículo «El pueblo (gente) del shem», como sería de esperar, se tradujo como «la gente que tenía un nombre», y, de ahí, «los hombres famosos». Pero, como ya hemos dicho, el término shem se debe tomar en su sentido original –un cohete, una nave espacial.
Deidades aladas sumerias
Deidades aladas sumerias
Entonces, ¿qué significa el término nefilim’? Derivado de la raíz semita NFL («ser lanzado abajo»), significa exactamente lo que significa: ¡aquellos que fueron arrojados a la Tierra!
Los teólogos contemporáneos y los eruditos bíblicos han preferido evitar estos molestos versículos, justificándolos alegóricamente o, simplemente, ignorándolos por completo. Pero los escritos judíos de la época del Segundo Templo reconocieron en estos versículos los ecos de antiguas tradiciones sobre los «ángeles caídos». Algunos de los más antiguos trabajos eruditos llegaron a mencionar los nombres de estos seres divinos «que cayeron del Cielo y estaban en la Tierra en aquellos días»: Sham-Hazzai («centinela del shem»), Uzza («poderoso») y Uzi-El («poder de Dios»).
Malbim, un destacado comentarista bíblico judío del siglo xix, reconocía estas antiguas raíces y explicaba que «en la antigüedad, los soberanos de los países eran los hijos de las deidades que llegaron a la Tierra desde los Cielos, y gobernaron la Tierra, y tomaron esposas de entre las hijas del Hombre; y entre su descendencia hubo héroes y poderosos, príncipes y soberanos». Estas historias, decía Malbim, eran de los dioses paganos, «hijos de las deidades que, en tiempos primitivos, cayeron desde los Cielos a la Tierra… ésta es la razón por la que se llamaron a sí mismos ‘nefilim’, i.e. Aquellos Que Cayeron».
Con independencia de las implicaciones teológicas, no se nos puede escapar el significado literal y original de los versículos: los hijos de los dioses que vinieron a la Tierra desde los cielos eran los nefilim. Y los nefilim eran el Pueblo del Shem -el Pueblo de las- Naves Espaciales. A partir de aquí, les seguiremos llamando por su nombre bíblico.

Cuanto sucedió esto?

Generaciones de eruditos han leído este versículo, «Que sus días sean ciento veinte años», como la concesión de Dios al hombre de un lapso vital de 120 años. Pero esto no tiene sentido.
Si el texto trata de la pretensión de Dios de destruir a la Humanidad, ¿por qué, en la misma frase, le iba a ofrecer al Hombre una larga vida? Y nos encontramos con que, tan pronto pasó el Diluvio, Noé vivió bastante más del supuesto límite de 120 años, al igual que sus descendientes, Sem (600), Arpaksad (438), Sélaj (433), etc.
Intentando aplicar el lapso de 120 años al Hombre, los eruditos ignoran el hecho de que el lenguaje bíblico no emplea un tiempo verbal futuro -«Sus días serán»- sino pasado -«Y sus días eran ciento veinte años». La pregunta obvia, por tanto, es la siguiente: ¿Al lapso de vida de quién se refieren aquí?
Nuestra conclusión es que la cantidad de 120 años se entendía que se aplicaba a la Deidad.
El fijar un acontecimiento trascendental en su adecuada perspectiva temporal es un rasgo común de los textos épicos sumerios y babilonios. «La Epopeya de la Creación» comienza con las palabras Enuma elish («cuando en las alturas»). El relato del encuentro del dios Enlil y la diosa Ninlil se sitúa en el tiempo «cuando el hombre aún no había sido creado», etc.
El lenguaje y el propósito del Capítulo 6 del Génesis tenían el mismo objetivo: situar los acontecimientos trascendentes de la gran Inundación en su correcta perspectiva temporal. La primera palabra del primer versículo del Capítulo 6 es cuando:
Cuando los terrestres comenzaron a crecer en número sobre la faz de la Tierra, y les nacieron hijas.
Éste, prosigue la narración, fue el momento en que Los hijos de los dioses vieron que las hijas de los terrestres eran compatibles; y tomaron para sí por esposas a las que eligieron. Momento en el cual…
Los nefilim estaban en el país en aquellos días, y también después; cuando los hijos de los dioses cohabitaron con las hijas de los terrestres y concibieron. Ellos fueron los Poderosos que eran de Olam, el Pueblo del Shem.
Fue entonces, en aquellos días, cuando el Hombre estaba a punto de ser barrido de la faz de la Tierra por el Diluvio. ¿Cuándo fue exactamente eso?
El versículo 3 nos dice, inequívocamente: cuando su edad, la de la Deidad era de 120 años. Ciento veinte «años», no del Hombre ni de la Tierra, sino de los poderosos, el «Pueblo de los Cohetes», los nefilim. Y su año era el shar -3.600 años terrestres.
Esta interpretación no sólo aclara los desconcertantes versículos del Génesis 6, sino que también demuestra de qué modo se ajusta a la información sumeria: 120 shar 432.000 años terrestres, habían pasado entre la llegada a la Tierra de los nefilim y el Diluvio.

Sobre el libro de Enoc

Hay quienes consideran que este libro fue verdaderamente escrito por el patriarca Enoc dado el alto grado de profundidad que vierte sobre algunos aspectos mencionados solo superficialmente en la biblia. Además, la biblia menciona que Enoc tuvo un lugar claramente diferencial al resto de los mortales dado que él no murió, sino que “Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios”. Siendo así, este testamento sería más antiguo de la Tierra dado que se habría escrito antes del diluvio, cosa difícil de probar.
Sin embargo, examinando sus características literarias, podemos advertir una temática ampliamente apocalíptica, característica típica de un lapso de la historia judía conocida como “periodo intertestamentario” que abarca desde el siglo III a.C hasta el siglo I d.C. Esta época se caracterizó por su gran producción de obras pseudoepígraficas apocalípticas, entre ellas el “Apocalipsis de Elías”, “Apocalipsis de Esdras”, “Apocalipsis de Sofonías”, “ Apocalipsis de Baruc” y “Apocalipsis de Abraham”. El libro de Enoc encaja perfectamente en este periodo. Otra evidencia que apunta una fecha de composición tardía del libro de Enoc es que no existen referencias a un libro de Enoc en la literatura judía anterior al siglo III a.C.
No obstante las reproducciones casi textuales de este libro que encontramos en las epístolas canonícas de Judas y 2 de Pedro, e incluso en el Apocalipsis dejan importantes inquietudes respecto de este texto.
A ciencia cierta no se sabe con exactitud el origen de este libro y si tiene inspiración divina o no (condición necesaria para considerarse dentro del corpus canónico). Es posible que el libro de Enoc haya sido una compilación de de fuentes orales, entre estas, quizas algunas verdaderas profecías dichas por el Enoc bíblico.



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