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jueves, 31 de mayo de 2018
Chan Chan...
fue la capital de la civilización chimú, que entre el año 850 y el 1470 llegó a formar un imperio que se extendió desde el sur de Ecuador hasta el centro de Perú. La ciudadela se encuentra situada en la costa del Océano Pacífico, cerca de Trujillo. Chan significa ‘sol’. Chan Chan podría ser ‘gran sol’ o ‘sol resplandeciente
Chan Chan llegó a ser una gran metrópoli, a pesar de la escasez de un recurso tan importante como el agua. La ciudad se fundó en una región desértica con escasas precipitaciones. Sin embargo, los chimú construyeron una red de canales de riego y pozos. Son considerados los mejores arquitectos e ingenieros del Perú preinca.
Una de las características de Chan Chan es su curiosa estructura urbana. Está formada por nueve ciudadelas o pequeñas ciudades amuralladas. La razón de este número es que el imperio tuvo un número similar de reyes o gobernantes, los cuales después de muertos seguían siendo propietarios de sus bienes, por lo que cada nuevo gobernante tenía que construir su propia ciudadela. Eso no significa que la anterior fuese abandonada, sino solo que el centro de la ciudad se trasladaba a la nueva.
En el siglo XV, vivían en Chan Chan unas 60.000 personas, divididas en castas: trabajadores, artesanos, sacerdotes y, por encima de todos, el rey. Los chimú se organizaban en una estricta jerarquía basada en la creencia de que no todos los hombres fueron creados iguales.
Hacia 1470, los incas conquistaron la ciudad, acabaron con el Imperio chimú y se llevaron a muchos de los artesanos de Chan Chan a su propia capital, Cuzco. Cuando Francisco Pizarro llegó alrededor de 1532, la ciudad había sido abandonada en gran medida, aunque los informes de la expedición española describen las paredes y otros elementos arquitectónicos adornados con metales preciosos.
Durante su apogeo, hace unos seiscientos años, Chan Chan fue la metrópoli más extensa de América y la ciudad de adobe más grande del mundo. Albergó hasta diez mil edificios, algunos de ellos de diez metros de alto. Las paredes de palacios y templos estaban decoradas con frisos de cientos de metros de largo, con temas geométricos, naturalistas o mitológicos, se supone que originalmente pintados de colores.
fuente--futuropasado
fuente--google
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