Arqueólogos de Perú han descubierto un lugar de enterramiento más bien desconcertante que se remonta a hace 1.900 años en el que los antiguos habitantes de una aldea de pescadores eran enterrados con partes del cuerpo adicionales, entre ellos un cazador de tiburones que fue enterrado con dos piernas izquierdas más.
El mes pasado, Ancient Origins informaba sobre el descubrimiento de los restos de 54 personas enterradas en 47 tumbas pre-incas en el yacimiento de Lomas La Cruz situado en Huanchaco, Trujillo, Perú, junto con más de 100 objetos hallados con los cuerpos. Las imágenes presentadas en Telesur demostraban que varios de los objetos eran piezas cerámicas con temas marítimos, animales costeros y formas geométricas – lo que refleja la conexión que aquellas antiguas culturas sentían con el mar. RPP informaba de que el lugar fue utilizado por las culturas Chimú (1200 a. C. – 400 d. C.), Salinar (400 a. C. – 300 d. C.), Virú (150 a. C. – 500 d. C.) y Moche(100 d. C. – 700 d. C.).
National Geographic ha revelado ahora que, de entre los 54 enterramientos, alrededor de 30 de ellos incluyen extremidades humanas adicionales – generalmente brazos o piernas. En un caso, un adulto de quien se cree que era cazador de tiburones, basándose en los objetos hallados en su tumba, fue descubierto con dos piernas izquierdas adicionales depositadas junto a su cuerpo.
Víctor Campaña, actual director del Proyecto Arqueológico de Rescate Las Lomas, declaraba a National Geographic que los individuos enterrados con extremidades adicionales eran más propensos a mostrar señales de traumatismos, incluyendo éstos marcas de corte en los huesos y evidencias de contusiones.
Excavación de una de las tumbas pre-incas. Fuente: Johnny Aurazo
Un pueblo de pescadores
Aunque el yacimiento arqueológico se ha asociado a diferentes culturas, entre ellas las culturas Chimú, Salinar, Virú y Moche, los investigadores creen que las tumbas con extremidades adicionales pertenecen a la poco conocida cultura Virú, una cultura pre-inca que floreció en el pasado en el valle del río Virú, ubicado en la costa noroeste de Perú.
Los ajuares funerarios hallados en las tumbas sugieren que muchos de los habitantes del pequeño asentamiento costero eran pescadores, y podrían haber sido particularmente hábiles en la captura de tiburones. En una de las tumbas, los investigadores encontraron un anzuelo de cobre de unos 10 centímetros de largo recubierto por una lámina de oro.
“El tamaño del anzuelo es adecuado para capturar grandes peces y tiburones, una práctica con una larga tradición en esta región costera del norte de Perú,” informa National Geographic.
Antigua botella escultórica moche en la que se observa a un hombre a lomos de un tiburón (100 d. C. – 800 d. C.). Crédito: Museo Nacional de Arqueología Antropología e Historia del Perú
La antigua tradición de la caza del tiburón
Excavaciones anteriores en zonas costeras de Perú han revelado que la tradición de la caza del tiburón en la región se remonta al menos a hace 4.000 años. En el año 2010, los arqueólogos descubrieron un templo de hace 3.500 años utilizado por cazadores de tiburones en un pequeño pueblo cercano a Huanchaquito, lugar en el que llevaban a cabo ceremonias rituales.
Los restos de huesos de pescado hallados en las antiguas viviendas han demostrado que la carne más abundante consumida por los habitantes del pueblo provenía de tiburones azules, tiburones de arena y rayas de aguijón. Estas tres especies son también las que están representadas con mayor frecuencia en los objetos rituales. Por ejemplo, las excavaciones revelaron la presencia de una ofrenda ritual de un tiburón de arena depositada sobre una estera de caña en una vivienda, y una ofrenda de caracolas molidas cubierta por un hueso de león marino envuelto en algunas vértebras de un tiburón de arena en otra vivienda. También se han encontrado enterramientos humanos con restos de tiburones, además de otras ofrendas marinas.
El arqueólogo que dirigió aquellas excavaciones, Gabriel Prieto, sugería que las razones para el uso de productos marinos como ofrendas podrían haber estado relacionadas con la necesidad de mantener la productividad del mar y satisfacer a los dioses que posiblemente rigieran esta productividad.
“Me gustaría sugerir que los antiguos pescadores utilizaban sus más valiosas fuentes de alimento como ofrendas. También es posible argumentar que, de hecho, consideraban sagradas a estas especies marinas; probablemente como parte de un cosmos marino que era explotado para satisfacer su subsistencia y necesidades espirituales,” escribía Prieto en su artículo sobre el hallazgo, publicado en el año 2010.
Izquierda: Fémur de león marino y vértebras de tiburón azul. Derecha: Diente de tiburón hallado en una tumba (Prieto, 2010)
El extraño caso de los miembros adicionales
Prieto ha afirmado que el descubrimiento de tumbas con partes del cuerpo adicionales es exclusivo de la cultura Virú. El único otro ejemplo conocido fue hallado a principios de la década del 2000 en el Castillo de Santa, al sur de Trujillo, donde los investigadores encontraron una pequeña cantidad de esqueletos con extremidades adicionales en otro antiguo cementerio Virú.
“En este momento, los arqueólogos solo pueden especular acerca de la motivación tras los inusuales enterramientos Virú,” informa National Geographic. “Una posibilidad es que los miembros adicionales hubieran servido como ofrenda sacrificial para acompañar a los muertos al más allá. Nuevos trabajos de laboratorio determinarán si había algún tipo de relación entre los individuos enterrados y los propietarios de las partes del cuerpo adicionales.”
Autor: April Holloway
Articulo publicado en...http://www.ancient-origins.es/noticias-historia-arqueologia/un-hallazgo-sorprendente-%C2%BFpor-qu%C3%A9-los-antiguos-cazadores-tiburones-per%C3%BA-eran-enterrados-extremidades-004747?nopaging=1
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