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martes, 24 de enero de 2017

IMPRESIONANTE ARQUITECTURA MEGALITICA EN LA ISLA DE PASCUA- CHILE

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Ahu Vinapu – placas de basalto perfectamente encajadas. – La parte más impresionante de uno de los ahus (Ahu Tahiri) es la base – está hecho de enormes placas de basalto perfectamente encajadas (peso medio – 7 toneladas), y  hechas de manera diferente que otros ahus en la isla. Esto pertenece a uno de los logros impresionantes de las culturas megalíticas en todo el mundo y plantea un rompecabezas a los arqueólogos que a veces (si se mira superficialmente) suponen que este Ahu ha sido influenciado por la arquitectura pre-inca.
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VINAPU
La zona de Vinapu es un área ceremonial donde se encuentran los restos de 3 plataformas, Ahu Tahira a la izquierda, Ahu Vinapu a la derecha y una tercera de la que casi no hay restos y que ha quedado dentro del área donde se han instalado los depósitos de combustible de la isla.
Para acceder a este sitio arqueológico hay que tomar la carretera que va desde el aeropuerto Mataveri hasta el final de la pista de aterrizaje, allí, pasando los depósitos de combustible, hay que doblar a la izquierda hasta la zona donde se bifurcan varios caminos de tierra. Tomando el segundo de la derecha hay una señal que indica la llegada a la zona de Ahu Tahira y Ahu Vinapu.
Si bien es cierto, los Moais son los símbolos arqueológicos por excelencia, en Vinapu se puede encontrar un ejemplo magnífico de las técnicas de construcción y tallado que se desarrollaron para la edificación de los ahus o plataformas. Aquí se pone de manifiesto una forma de trabajar la piedra que no existe en ninguna otra parte de la Polinesia y que ha dado lugar a muchas teorías sobre los orígenes de la población de la isla, que la relacionan con la cultura pre-inca de Sudamérica.
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AHU VINAPU
Columna roja en Ahu Vinapu Vinapu-Isla-de-Pascua
Columna roja en Ahu Vinapu
Se trata del ahu más antiguo del complejo ceremonial de Vinapu. Hay restos de, por lo menos, cinco moais y de varios tocados esparcidos alrededor de la plataforma.
El hito más destacable aquí es la gran columna monolítica de piedra roja, erguida delante del ahu, que hace pensar en las estatuas-columnas pre-incas que se encuentran en los Andes. Fue desenterrada por el arqueólogo estadounidense William Mulloy en 1956, quien después de un profundo examen dedujo que se trataba posiblemente de un moai femenino, basándose en los detalles de los brazos y manos delgadas, pechos pequeños y ombligo pronunciado.
En un boceto del año 1868 firmado por Linton Palmer, se aprecia que alguna vez tuvo dos cabezas dispuestas en forma de Y, por lo que es posible que haya sido una columna fúnebre, encima de la cual se apoyaba una plataforma de madera donde se ponían a secar los cuerpos de los difuntos antes de ser enterrados. Lamentablemente, la escultura está bastante deteriorada y apenas pueden distinguirse sus formas originales.

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AHU TAHIRA

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Este, Ahu tiene 6 moais que ahora están tendidos boca abajo, con 3 de sus tocados adelante. Los torsos de algunos de los moais fueron usados, en épocas posteriores, para construir un refugio, lo que demuestra hasta qué punto se perdió el respeto por estas esculturas que una vez fueron consideradas sagradas.
Sin embargo, lo que hace especial al Ahu Tahira es el muro posterior de su plataforma. Está formado por grandes piedras, unidas sin mortero y talladas muy finamente a la manera de las encontradas en las ruinas incas. Esta sorprendente similitud ha llevado al convencimiento a la comunidad científica de que existieron contactos entre la Polinesia y Sudamérica. Posiblemente, los viajes de exploración de los Polinesios no se detuvieron en la Isla de Pascua sino que fueron más hacia el este, hasta que finalmente tomaron contacto con el continente.
Otras pruebas de estos intercambios culturales son la batata y la calabaza, que son originarias de Sudamérica, y ya existían en la Polinesia en el año 1.000 d.C., mucho antes de que los europeos navegaran entre ambas regiones. Se ha descubierto también que algunos huesos de gallinas del sur de Chile tenían la misma secuencia de ADN que las muestras tomadas en Tonga y Samoa, lo que hace pensar que las gallinas llegaron a Sudamérica desde la Polinesia, aproximadamente en el siglo XIV d.C. Sin embargo, jamás se ha encontrado ningún signo de asentamiento polinesio en Sudamérica, por lo que se supone que estos encuentros habrían sido esporádicos y breves.
Existe una teoría que afirma que Vinapu fue construido por el Inca Tupac Yupanqui durante su expedición al Pacífico. Esta teoría, es sostenida por el historiador peruano José Antonio del Busto, que se basa en las crónicas escritas en el siglo XVI por los cronistas españoles Pedro Sarmiento de Gamboa, Martín de Murúa y Miguel Cabello de Balboa. Según estas crónicas, Tupac Yupanqui, estando en la zona norte del Perú tomó conocimiento de la existencia de unas islas lejanas y decidió ir a conquistarlas. Preparó un gran número de balsas a vela y junto a 20.000 guerreros arribó a unas islas llamadas Ninachumbi y Auachumbi.
José Antonio del Busto sostuvo que estas dos islas podrían ser Mangareva (en la Polinesia Francesa) e Isla de Pascua. Dijo haber encontrado varias pruebas que lo demostraban, sobre todo el hecho de que en Mangareva existe una leyenda sobre un rey Tupa que llegó del este en unas balsas de vela, llevando orfebrería, cerámica y textilería. Una historia muy similar existiría en las Islas Marquesas.
El historiador francés Jean Hervé Daude sostiene que las plataformas de Vinapu están hechas de la misma forma que las chullpas de Sillustani, cerca del Lago Titicaca en Perú, las mismas que fueron levantadas en el período de Tupac Yupanqui. Ambas edificaciones están formadas por una fachada de piedra que sostiene los escombros que sirven de relleno. Señala además que en la Isla de Pascua, el inca se habría hecho llamar Mahuna-te Ra’a que significa “hijo del sol”.
Una de las partes más sorprendentes de la crónica de Sarmiento es que menciona que cuando Tupac Yupanqui regresó al Perú llevó consigo gente negra, sillas de latón y pellejos y quijadas de caballos que fueron conservadas en la fortaleza de Sacsayhuaman. Esto resulta tan extraño que el propio Sarmiento termina diciendo “Hago instancia en esto, porque a los que supieren algo de Indias les parecerá un caso extraño y dificultoso de creer”.
Controversias y teorías aparte, éste seguirá siendo por el momento otro de los grandes misterios de la Isla de Pascua.
Lamentablemente, el muro que forma la plataforma de Ahu Tahira, fue dañado por la tripulación del USS Mohican en 1886, que dinamitó sus cimientos en su afán por descubrir hasta dónde llegaban y qué habría enterrado debajo de ellos. No consiguieron encontrar nada y causaron un gran daño a la estructura.
El moai semienterrado que está detrás de la plataforma nunca estuvo erguido sobre ésta, ya que al mirarlo con atención puede apreciarse que no tiene talladas las cuencas de los ojos. Posiblemente pertenezca a un período anterior, o sufrió algún daño al ser transportado por lo que fue descartado.
La tradición isleña sostiene que el moai gigante de 21m que aún hoy se encuentra en Rano Raraku estaba destinado a esta plataforma.
GALERÍA DE IMÁGENES:
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