Al estudiar los restos arquitectónicos de culturas milenarias surgen muchos enigmas sin resolver, y Arkaim, en los montes Urales, se perfila como uno de estos misterios. Este descubrimiento, que ha logrado dar un giro a la historia, desveló la existencia de una cultura aria de 4.800 años de antigüedad asentada en los Urales rusos.
Un pueblo que se caracterizó por prácticas espirituales, conocimientos del universo y una tecnología que los investigadores del yacimiento arqueológico aún no han logrado comprender: trabajaban el bronce, poseían una avanzada ingeniería contra incendios, vivían en un asentamiento que era, a la vez, residencia, templo y observatorio astronómico y poseían conocimientos de fenómenos sobrenaturales que nosotros desconocemos por completo y que impresionan a algunos arqueólogos, puesto que formaban parte integral de su cultura. Además, los habitantes de Arkaim contaban con sistemas hidráulicos, de ventilación, hornos metalúrgicos y minería cuya existencia se desconocía en aquellos tiempos, según estudios científicos oficiales anteriores.
El término ‘arios’, proviene de la palabra “arya” que significa “honorable, gentil, espiritual”, según el léxico sánscrito ‘amarakosha. Los arios ya eran conocidos en la India miles de años atrás, a través de los Vedas o libros del saber. En antiguos registros históricos también aparecen como los aryabhata o arios del norte. En el hinduismo, a determinados religiosos se los denominaba arya, que significaba gente de honor y respeto, por su noble comportamiento. Por su parte, en Irán, eran conocidos los aryas, e ‘Irán’ significa, literalmente, “Tierra de los arios”.
La inclusión de los arios en el mapa de Waldseemüller de 1507.
Las costumbres de los arios venían definidas por sus rituales y su conocimiento del cosmos. Asimismo, dependiendo del origen de su lenguaje surgen dos grupos emparentados entre sí: un grupo derivado del sánscrito y otro grupo derivado de los antiguos avéstico y persa. Del primero derivan las etnias “protoindoeuropeas” y de los segundos las etnias “protoindoiranias”.
Los arios “protoindoeuropeos” de los Urales rusos, son descritos por el arqueólogo jefe de la expedición y del Museo Arkaim, Guennadi Zdanovich, como un pueblo tranquilo, gentil, formado por buenos ingenieros que observaban el sol y la luna, y que disponían de grandes conocimientos del cosmos. Los arios daban mucha importancia al culto y a la meditación, y en su simbología se encuentran la esvástica y el mandala, al igual que en el budismo y practicas hinduistas. Reiteradamente, Zdanovich ha señalado que los arios eran un pueblo tranquilo de costumbres muy místicas, y que en Arkaim vivían en una ciudad o comunidad que tenía integrada la zona residencial con el templo y el observatorio de los astros.
“Esto ya ha sido demostrado por antropólogos y arqueólogos”, ha destacado el experto, quien asegura que el pueblo ario de Arkaim forma parte de la historia de Rusia y que los nacionalistas rusos deben entender que la esvástica aria ya era ampliamente conocida como parte de una simbología milenaria en la historia budista, e hinduista, por lo que los arios no tienen ninguna relación con grupos fascistas u otros partidos políticos relacionados, añadiendo que es absurdo que los medios de comunicación creen confusión al respecto.
Conjunto de sellos de la civilización del Valle del Indo en los que aparecen esvásticas. Museo Británico.
Desde que se descubrieron las ruinas de Arkaim, fue llamada “ciudad esvástica” o “ciudad mandala”, por su forma característica, aunque oficialmente se la denominase Arkaim, topónimo correspondiente a las montañas que la rodean.
“Un asombroso lugar con una complicada construcción que demuestra tanto su avanzada tecnología como su increíblemente exacto observatorio astronómico. Era una cultura sin escritura, un centro sagrado espiritual donde los conocimientos se cuidaban y transmitían a las siguientes generaciones, no hay textos escritos. Su lenguaje estaba orientado a lo cósmico y se organizaba en base al universo. Es asombrosa la exactitud del observatorio astronómico. Es algo serio que no podamos explicar algunos de sus conocimientos”, ha comentado sobre ella Konstantin Bistrushki, astro-arqueólogo y experto investigador.
Por su parte, al escritor Mijail Zadonov no le pasa desapercibido el hecho de que sus antiguos antepasados rusos de Arkaim no utilizasen la escritura:
“¿Para qué escribir? Si quizá no había nada malo que registrar, denunciar o nada que ocultar. Además hay que considerar que Arkaim era una ciudad mística”.
Arkaim fue llamada “ciudad esvástica” o “ciudad mandala” por su forma característica.
“En Arkaim había un observatorio astronómico muy exacto. No es complejo, pero es perfecto y exacto para identificar los fenómenos solares y lunares. Fue además construido 70 años antes que las pirámides de Egipto”, ha explicado por su parte Gennadi Zdanovich.
Otra particularidad que llama la atención a Zdanovich “es la complicada pared de 5 metros de ancho formada por un muro, un componente contra incendios, luego otro muro y, así, sucesivamente hasta completar una compleja ingeniería de construcción que contiene elementos muy particulares, nunca vistos anteriormente”.
Antropológicamente hablando, se trata de una cultura de indoeuropeos pero de una época muy temprana, agrega Konstantin Bistrushki, quien también destaca que Arkaim se encuentra en la misma latitud que Stonehenge y que está construida con una exactitud que difícilmente se puede lograr hoy en día.
Espiral de piedra de Arkaim.
En Arkaim se han medido altos niveles de magnetismo, según señalan los citados arqueólogos, lo que ha provocado la llegada al lugar de gran número de místicos, investigadores y personas que buscan curarse de sus enfermedades. A este respecto el arqueólogo Konstantin Bistrushki, autor del libro “Fenómeno Arkaim”, señala que es muy peligroso no poseer ciertos conocimientos, posiblemente magnéticos, que este pueblo dominaba y de los que “no sabemos nada”.
“De esto no podemos hablar con nadie, ni con científicos, ni con religiosos, ni con políticos, no hay nadie que pueda ayudar en este tema, con nadie podemos hablar”, agrega Bistrushki.
Ubicación y características únicas de Arkaim
Arkaim se ubica en los montes Urales, 8,2 kilómetros al noroeste de Amurski y 2,3 kilómetros al suroeste de Alexandrowski. El yacimiento fue dado a conocer públicamente en el verano de 1987, y en 1991 fue declarado monumento protegido, gracias a lo cual se salvó de ser una zona inundada por las represas de agua.
Reconstrucción de las antiguas viviendas prehistóricas de Arkaim.
Sus asentamientos ocupan unos 25 kilómetros cuadrados de superficie, organizados en círculos de construcciones: algunos de 170 metros de diámetro y otros de menor tamaño. Sus antiguas viviendas aparecen tanto formando círculos como en el interior de estos. Concretamente, el asentamiento circular que se está estudiando actualmente mide unos 179 metros de circunferencia y se cree que vivían en él entre 1.500 y 2.500 personas.
Las construcciones eran de adobe con cornisas de madera. Las paredes se reforzaban con ladrillos de arcilla de material incombustible, formando muros de unos 5 metros de espesor y unos 8 metros de alto, tipo fortaleza. Asimismo, el asentamiento estaba circundado por un foso de agua de 2 metros de profundidad, y constaba de cuatro entradas, siendo la principal la que miraba hacia el oeste.
La construcción que está siendo investigada actualmente se estructuraba en dos anillos —uno interno y otro externo— entre los que existía una calle circular que daba a una plaza central. El anillo externo albergaba entre 39 y 40 viviendas. El anillo interno fue construido con 27 casas enfocadas hacia la plaza central, y mide entre 25 y 27 metros. La zona central estaba destinada a rituales e incluía un canal cubierto. Cada uno de los hogares contaba con un avanzado sistema de ventilación.
Vista aérea de parte del antiguo asentamiento de Arkaim.
Con respecto a la simbología de la esvástica encontrada en las ruinas de Arkaim, los expertos rusos la relacionan con prácticas budistas e hinduistas que simbolizan el universo girando en torno un punto fijo.
Autor: Anastasia Gubin – La Gran Época
Fuente: Ancient Origins
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