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miércoles, 10 de agosto de 2016

Las Huellas De Laetoli: Pisadas Humanas De Hace 3,6 Millones De Años


Pisadas humanas de hace 3,6 millones de años, conservadas en las cenizas volcánicas de Laetoli, Tanzania, al sur de África, oficialmente las más antiguas descubiertas hasta la fecha, han sorprendido al mundo. Después de 38 años de debates y análisis, un equipo de la Universidad de Bownemouth las ha digitalizado, y sus conclusiones indican que no existe gran diferencia entre los pasos de aquellos hombres del pasado remoto y los de hoy en día.
“La huella es sorprendentemente similar a una pisada moderna”, confirmaron los investigadores al referirse a una de las tres huellas más claras de aquellos antiguos caminantes. “La función biomecánica del pie es esencialmente moderna”, concluyeron al estudiar otra de las pisadas. Su estudio fue publicado en la sección Scientific Report de la revista Nature.
Huellas de Laetoli, Tazmania. (Fotografía: La Gran Época/Universidad de Bownemouth)
Huellas de Laetoli, Tazmania. 
Las huellas de Laetoli son las más antiguas reconocidas por la comunidad científica. Sin embargo, existe otra pisada hallada sobre un trilobite, una especie que vivió hace 500 millones de años, descubierta por William J. Meister en una expedición de 1968 a Antelope Springs, Utah, Estados Unidos, destinada a la búsqueda de fósiles. Esta huella se ha tenido que enfrentar con muchos opositores, tal y como indica Ernest Conrad, del Centro Nacional de Ciencias de la Educación de los Estados Unidos: su existencia simplemente destruye la teoría de la evolución del hombre. Seres humanos caminando normalmente, erguidos, hace 500 millones o 3,6 millones de años, da mucho que pensar.
Meister reveló la espectacular huella dejada por un ser humano, que calzaba sandalias, en una zona donde posiblemente haya más pisadas, como señala Footprintstone. Los investigadores que realizaron los diversos análisis, notificaron haber recibido muestras de otras posibles pisadas de los alrededores, sin rastro alguno de trilobites. Asimismo, algunos expertos proponen que podría tratarse de marcas geológicas naturales, similares a las existentes en la zona, pero lo cierto es que hasta el momento no se ha llevado a cabo un estudio detallado, como el que sí ha presentado la Universidad de Bownemouth sobre las huellas de Laetoli.
La huella de Meister. Foto proporcionada por Clifford Burdick en el año 1982. La flecha señala uno de los trilobites que aparecen en la muestra. (Fotografía: La Gran Época/talkorigins.org)
La huella de Meister. Foto proporcionada por Clifford Burdick en el año 1982. La flecha señala uno de los trilobites que aparecen en la muestra. 
El hombre de Laetoli tal vez fuera el superviviente de un grupo de seres humanos que habitó la Tierra hace millones de años. Nuestro planeta sufrió grandes cataclismos en épocas remotas, y este homínido vivió al final del período Terciario, una época en la que la Tierra fue pasando de un clima muy cálido, con selvas tropicales en los polos, a otro tan frío que acabó congelando la Antártida. Un tiempo en que los continentes, después de desplazarse, alcanzaron las posiciones que ocupan en la actualidad. Es posible que por esta razón sean tan difíciles de encontrar restos óseos humanos de aquella época, así como vestigios de su existencia por aquel entonces.
Hace 3,6 millones de años, el planeta se hallaba inmerso en pleno Plioceno, en medio de un cambio de etapa marcado por algunas importantes extinciones. El calentamiento global causado por el hombre actual nos lleva a sopesar si no estaremos repitiendo en nuestros días aquella historia de desastres climáticos.

Nuevo software, nuevo estudio

El profesor Matthew Bennett y el Dr. Marcin Budka, de la Universidad de Bownemouth, crearon en el año 2015 un nuevo software para estudiar las huellas de Laetoli. El examen de 70 de estas huellas reveló la existencia evidente de tres caminantes diferentes, así como un cuarto rastro no previsto, menos visible. Las pisadas, realizadas sobre cenizas volcánicas húmedas, se extienden a lo largo de 27 metros.
Comparativa de huellas de Laetoli con la huella de un ser humano actual. Izquierda: Ser humano actual. Centro: Caminante de Laetoli número 1. Derecha: Caminante de Laetoli número 3. (Imagen: La Gran Época/Universidad de Bownemouth)
Comparativa de huellas de Laetoli con la huella de un ser humano actual. Izquierda: Ser humano actual. Centro: Caminante de Laetoli número 1. Derecha: Caminante de Laetoli número 3. (Imagen: La Gran Época/Universidad de Bownemouth)
“Cuando el cercano volcán entró en erupción de nuevo, capas posteriores de ceniza cubrieron y conservaron las huellas más antiguas conocidas de los primeros seres humanos”, según revela una información publicada por el Museo Nacional de Historia Natural Smithsonian.
Por su parte, la paleontóloga Mary Leakey halló pisadas de animales en la misma región en 1976, y algo más tarde, trabajando junto con Paul Abell, fue cuando ambos descubrieron las huellas humanas.
“Las huellas revelan muchos datos de los individuos que las dejaron: su masa corporal, su altura y la velocidad de su marcha. Contienen información acerca de la forma en que nuestros antepasados se movían”, ha explicado el profesor Bennett.
Junto al Dr. Budka, tras medir la extensión de parte del pie y la separación entre las pisadas, concluyeron que uno de los caminantes mediría unos 130 centímetros de estatura, y otro unos 153 centímetros. Unos datos ligeramente superiores a los obtenidos en estudios previos.
Diferentes huellas del segundo caminante de Laetoli, Tanzania. (Fotografía: La Gran Época/Universidad de Bownemouth)
Diferentes huellas del segundo caminante de Laetoli, Tanzania
Los tres caminantes muestran huellas de pies algo diferentes. Según los científicos, esto pudo estar provocado por la presión ejercida sobre diferentes terrenos, y no necesariamente por tratarse de especies diferentes. De hecho, en algunas zonas se nota que las pisadas de un mismo caminante son más profundas que otras. Además, las diferencias −advirtieron− podrían explicarse por variaciones individuales en la anatomía del pie, su tamaño y sexo.
Puede ser que uno de ellos tuviese un talón más pronunciado y ovalado que el otro, cuya forma es más redondeada. También el grado de abducción del dedo pulgar era algo diferente entre ellos, así como la profundidad lateral media y la profundidad de la parte delantera del pie.
Las pisadas de Laetoli −apunta el Dr. Marcin Budka– muestran una línea de huellas de nuestros primeros ancestros, conservadas en la ceniza volcánica, que nos proporcionan una visión fascinante de cómo caminaban los primeros humanos. Las técnicas modernas que hemos venido desarrollando para su uso en escenas de crímenes actuales también pueden revelar nuevas pistas acerca de estos ancestrales descubrimientos.







Autor: Anastasia Gubin – La Gran Época

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