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domingo, 30 de marzo de 2014

Discos Dropa una evidencia extraterrestre

En 1938 el arqueólogo chino Chi-Pu-Tei descubrió una serie de tumbas en las cuevas casi inaccesibles de los montes Baian Kara Ula, en la zona fronteriza chino-tibetana.

En las tumbas halló pequeños esqueletos de seres macrocéfalos, muy delgados y de hombros estrechos.

También se encontraron cerca de 700 discos de piedra de 30 centímetros de diámetro con agujeros en el centro de 20 milímetros de ancho y surcos, denominados "Piedras Dropa", en alusión a los Dropa o pastores nómadas que habitan la mayor parte del norte del Tíbet.

En las paredes había relieves del Sol, la Luna, estrellas, la Tierra y líneas que unían la Tierra con el cielo. Los discos y las pinturas tenían una antigüedad aproximada de 12.000 años, mucho más que las pirámides de Egipto.

Los discos y otros hallazgos de la expedición fueron trasladados a la Universidad de Pekín y en 1958 el profesor Tsum Um Nui expuso una teoría según la cual los surcos eran jeroglíficos desconocidos. Los arqueólogos chinos señalaban la región como antaño ocupada en sus cumbres por las hostiles y poco sociables tribus dropa y jham (silkang) de estatura media 1,30 mts., pero sobre sus esqueletos frágiles no encajaban los grandes cráneos hallados, así que Chi-Pu-Tei publicó su hipótesis en 1940 afirmando que aquellas razas extintas eran algún tipo de simios montañeses, provocando escarnio.

Suponía que los platos de piedra fueron colocados por una cultura posterior pero su hipótesis no explicaba los enterramientos, impropios de monos. En 1962, el profesor Tsum-Um-Nui, de la Academia de Prehistoria de Pekín descifró parte de la escritura de los discos pero la Academia se negó a publicar tan extraños resultados. Tsum-Um-Nui demostró claramente que la escritura acanalada no era una broma moderna y , tras limpiarlos minuciosamente los remitió a la Academia de Ciencias de Moscú.

En colaboración con expertos geólogos demostró que los discos contenían gran proporción de cobalto y aleación metálica. Los físicos hallaron en los discos pétreos, al examinarlos con osciloscopio, un elevado un elevado ritmo de vibraciones, lo que hizo suponer que en algún momento estuvieron expuestos a altas tensiones eléctricas.

Tsum-Um-Nui logró el respaldo de cuatro científicos y en 1963 publicó su trabajo en el entorno universitario tras un largo debate entre su equipo y las autoridades académicas. Dicho trabajo se conserva completo en la Academia de Pekín y en el Archivo Histórico de Taipei (Taiwan). En Rusia, el filólogo Viatkeslav Zaizev, de la Universidad de Minsk, publicó un extracto de ese trabajo y de la persecución y ocaso que a partir de él sufrió Tsum-Um-Nui, en la revista de temas espaciales “Sputnik”. El informe explica que hace unos 12 mil años (edad estimada de los discos según los análisis rusos) un grupo de alienígenas quedó abandonado en la región al accidentarse su nave y ser incapaces de volver a despegar y carecer de medios para construir nuevas naves, siendo aniquilados por las tribus locales que los persiguieron pese a que esos seres intentaron mantener pacíficas relaciones con los montañeses. “Diez veces las mujeres, niños y hombres se escondieron en las cuevas hasta la salida del sol.

Entonces creyeron distinguir una señal y vieron cómo llegaban otros, al parecer en señal de paz”, según otra variante de traducción “entonces entendimos a través de signos y expresiones que ellos no tenían intenciones de hacernos daño”. Las leyendas chinas locales narran el descenso desde las nubes de pequeños seres amarillos muy delgados y macrocéfalos en la zona de BaianKara Ula, cuyo contacto fue evitado por las tribus locales por su deforme aspecto, pero luego estas tribus los exterminaron persiguiéndolos sin tregua, incluso a caballo.

Para el profesor Tsum-Um-Nui y su equipo los símbolos planetarios en las rocas tenían relación directa con lo que se narra en los discos y halló también tumbas cercanas con restos humanos normales que probaban la convivencia de seres humanos normales con seres macrocéfalos.

Según Tsum, los signos narran la historia del aterrizaje forzoso de la nave espacial y la matanza de la mayor parte de los sobrevivientes por habitantes del lugar. Supuestamente, Tsum reportó su descubrimiento en 1962, pero la Universidad de Pekín no recomendó su publicación porque estimó que los criterios de interpretación de los jeroglíficos carecían de argumentación científica.Posteriormente, en 1965, las autoridades del Alma Mater autorizaron la publicación de materiales relacionados con los discos Dropa, que en esencia corroboraron la teoría de Tsum sobre la sonda tripulada interplanetaria. Entonces, los científicos chinos expusieron fotos de los discos Dropa que de hecho, son similares a los discos Bi, que se encuentran por millares en varias regiones de China.Generalmente, los discos Bi son pequeños, son hechos de jade o nefrita, con un pequeño agujero redondo o cuadrado en el centro, aunque no tienen los jeroglíficos como los discos Dropa. Según otras fuentes, los discos Dropa tienen propiedades peculiares con elevadas concentraciones de cobalto y otros metales que les confiere una dureza especial.

La resistencia de los discos Dropa, más elevada que el granito ponen en relevancia de la tecnología que se tuvo que aplicar para grabar los jeroglíficos, de por sí difíciles por su reducido tamaño.Sea cual sea su naturaleza, origen, o significado, las piedras Dropa siguen siendo un objeto de vivo interés para arqueólogos y antropólogos.La mayoría de los expertos consideran que la historia que narra sus jeroglíficos de los discos Dropa es uno de los tantos mitos que existen en los pueblos antiguos que cuentan que sus descendientes vinieron a la Tierra desde otras estrellas. Otros, que consideran factible que la Tierra fue poblada por extraterrestres, estiman que las piedras Dropa tienen un valor incalculable porque son la primera evidencia de esas visitas.........

LOS HAN Y LOS DROPA.....EXTRATERRESTRES.

Existe una leyenda acerca de una extraña etnia china en la zona que divide las regiones del Tibet y Xining, que puebla en la cordillera de Bayan Kara-Ula, un lugar muy aislado de la civilización. Según ciertas versiones, podrían ser descendientes de los extraterrestres.

En esta área cohabitan dos etnias, los Han y los Dropa, que son diferentes a sus vecinos. Según estudios antropológicos, la morfología de estos grupos no cuadra en ninguna clasificación étnica ni fisionomía racial. Son muy bajitos, delicados y delgados, con una estatura alrededor de 1.25 metros y un peso cercano a los cincuenta kilos, con un tono de piel amarillo.Sus cabezas son bastante grandes respecto a su cuerpo, y suelen tener poco cabello, semejando ser calvos.

Tienen un aspecto más cercano al caucásico que al oriental, ya que poseen grandes ojos azules que no están rasgados. El rey medía 120 centímetros y la reina 100 centímetros. Según se cuenta, Chi Pu Tei, que era un profesor de la Academia de Arqueología de Beijing especializado en la arqueología, condujo a varios estudiantes en 1938 a unas cuevas cercanas en las montañas de Bayan Kara-Ula, durante una excursión de inspección.

Descubrieron que no eran meras cuevas, sino que estaban conectadas a modo de túneles, con varias estancias y almacenes. Las paredes de estos pasajes y habitaciones, eran cuadradas y cristalizadas, semejando haber sido trabajadas con alguna fuente de intenso calor.En las paredes, podían verse grabados de cuerpos celestes como el Sol, la Luna, las estrellas y la propia Tierra con rectas punteadas interconectando dichos astros. Aun así, el hallazgo más impresionante fueron 716 discos de piedra, con inscripciones talladas en los mismos que parecían tener una gran antigüedad.

Dichos discos poseían 22.7 centímetros de diámetro y un grosor de 2 centímetros, presentando un agujero en la parte central de 2 centímetros de diámetro. Más que inscripciones talladas, observaron que la superficie tenía surcos dobles que empezaban en la parte central del disco, y se desarrollaban en forma de espiral hasta el exterior. Esto le confería un aspecto de disco de vinilo o de gramófono. ¿Quizás contenían misteriosos mensajes sonoros?En 1958, un profesor de la Universidad de Beijing, Tsum Um Nui, descifró la rara escritura de los discos donde se narraban pasajes referentes a naves provenientes del espacio hace unos 12000 años.

Según Peter Kolosimo, los habitantes que vivían actualmente esas regiones, podrían ser descendientes de esos primeros colonizadores del espacio. Algunos mensajes de los discos, relataban que los Dropa llegaron hace muchos años a la Tierra en naves espaciales y se quedaron a vivir.La etnia de los Ham, que eran autóctonos de ahí, se refugiaron en cuevas, asustados por sus nuevos visitantes. También se cuenta que una de las naves, debió de estrellarse al aterrizar, dejando a los Dropa para siempre en esa zona.

¿Sería la etnia de los Dropa descendiente de extraterrestres?Analizando los discos de piedra, se halló en ellos una gran cantidad de cobalto y una presencia muy alta de energía, asemejando tener una carga eléctrica, todavía duradera aun pasados 12000 años.

Todo el asunto se vio envuelto en un halo del misterio, donde nadie pudo aclarar más sobre el significado de las escrituras, la procedencia de los discos o los esqueletos de las cuevas.

LOS DIOSES DEL SOL EN EL EXILIO.



En 1.947 el aventurero Karyl Robins-, después de haber visto uno de estos discos de piedra que había logrado conseguir Sergei Lolladoff, cuando era oficial del Ejército británico en la India, afirmaba haber vivido entre los dropa, acumulando numerosa información sobre sus costumbres, su sistema social y su historia. Una historia que, según él, comenzó con la llegada a la Tierra hace 12.000 años de estos seres abordo de una nave que se estrelló entre la frontera de China y el Tibet.

Todo su trabajo está recopilado en un libro titulado "Los dioses del Sol en el exilio". En 1.994 el investigador Peter Krassa localizó parte de los discos en el Museo de Xi'an después de que Ernst Wegerer y su esposa, un matrimonio de vacaciones por china y de visita en el museo de esta ciudad durante 1.974, lograsen fotografiarlos y describirlos con todo tipo de detalles.

El co-autor del libro "Satélites de los dioses: Zonas prohibidas en China" (junto con Hartwig Hausdorf) Peter Krassa, intentó acceder a los discos y a toda la información en el Museo de Xi'an, pero 20 años después de la visita de Ernst Wegerer y su mujer se había perdido toda referencia a la presencia de los discos. Sencillamente habían desaparecido.

En 1.995 la agencia de noticias Associated Press de China hacía el comunicado de un descubrimiento en la provincia de Szechuan, junto a las montañas de Bain-Kara-Ula de una pequeña tribu aislada hasta ese momento del resto del mundo.

Esta comunidad estaba compuesta por unas 120 personas no catalogables en ningún grupo etnológico de la región. La característica que más llamaba la atención era su escasa altura, el individuo más alto no sobrepasaba el metro y quince centímetros.

fuente/VERITAS-BOSS

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