Foto: http://kukovenko.ru/
Si creen ustedes que las pirámides son únicamente rasgos de las civilizaciones antiguas, están muy equivocados: estas construcciones monumentales les quitan el sueño también a los arquitectos modernos que se esfuerzan por ofrecer su propia versión de este tipo de edificios.
Este es el caso, por ejemplo, del ruso Alexánder Gólod quien construyó varias pirámides en varios puntos de Rusia.
Todo empezó a principios de los 1990, una época turbia tras la desintegración de la URSS cuando prosperaron pseudo ciencias como cosmo-energética, espiritismo y otras. Al desaparecer la ideología comunista, que en la Unión Soviética había reemplazado la religión, la gente buscó frenéticamente con qué llenar este vacío. Los “parapsicólogos” y “bioenergéticos” no se hicieron esperar para ofrecer alternativas.
El ingeniero ruso Alexánder Gólod por aquella época se aficionó a la teoría sobre la influencia de las pirámides en el medio ambiente y la salud del hombre. Y puso los cimientos de varias construcciones de forma piramidal según su propio proyecto, no sólo en diversos puntos de la extensa geografía rusa, sino también en Niza y las inmediaciones de Roma.
Pero la más famosa de sus pirámides es la que se ubica a 38 kilómetros de distancia de Moscú yendo por la carretera de Riga. Ahora es un lugar de visita casi obligatoria del turismo local. Está construida de plástico reforzado con vidrio y la relación entre sus partes es diseñada a partir de la proporción áurea. El creador de la pirámide asegura que posee propiedades milagrosas como compensar los impactos ambientales negativos, solucionar problemas de salud, ayudar a luchar contra adicciones, previene desastres naturales, neutraliza el impacto de los enterramientos de residuos radioactivos, químicos y bacteriológicos.
¿Cómo funciona? Gólod sostiene que las pirámides son capaces de “enderezar” el espacio deformado por las actividades del hombre perjudiciales para el medio ambiente. La potente energía “positiva” que emana “armoniza” el ambiente alrededor de la construcción.
Habla de los numerosos enfermos que, nada más pisar el interior de la pirámide, se curaron milagrosamente. A los que no se sintieron mejor se les ofrecían las pirámides en miniatura para seguir con el “tratamiento” a domicilio.
Por desgracia, no disponemos de ninguna prueba fehaciente de que la construcción en cuestión realmente sea capaz de curar a las personas y mejorar el medio ambiente. Los datos son proporcionados por el equipo de Gólod cuya objetividad es cuestionable.
Entretanto la gente en búsqueda milagros continúa acudiendo a la pirámide, la que el propio Alexánder Gólod compara con las construcciones de los egipcios antiguos:
–Las pirámides representan una herramienta. Su forma y proporciones son las más armoniosas y positivas para el ser humano y la naturaleza. Las pirámides egipcias tenían unas funciones específicas que desconocemos.
Sólo nos queda esperar que las de Gólod, si no ayudan a “armonizar”, al menos no perjudiquen. Si no representan el remedio, que tengan el efecto placebo. Lo importante es que no sea veneno.
ap/kg/er
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