Fuente: huelvainformacion.es | Elena Llompart | 24 de febrero de 2014
La metalurgia siempre estuvo asociada a las manifestaciones del poder y en los orígenes "disponer de un cuchillo de cobre era como tener hoy un Ferrari Testarrosa". En un momento en el que la minería metálica resurge en plena crisis, Moisés Rodríguez Bayona (derecha) propone un fascinante viaje desde la metalurgia más moderna a la más antigua, con el objetivo de analizar los inicios de esta actividad técnica de obtención y tratamiento de metales en el suroeste de la Península Ibérica, siendo la actual provincia de Huelva una de las áreas más antiguas de Europa en las que se desarrolló esta importante labor.
Este propósito centra la investigación que el doctor en Prehistoria y Arqueología del Grupo Midas III Milenio A.N.E. de la Universidad de Huelva desarrolla desde junio de 2012, cuando la Onubense y la Fundación Atlantic Copper firmaron un convenio de colaboración por el que la entidad sin ánimo de lucro, gestora de iniciativas de relación entre la compañía y la sociedad onubense, financia con 30.000 euros la primera fase de trabajo de esta investigación, llamada a desarrollarse en un marco temporal de 24 meses y bajo un sugerente título: Investigación de la primera Metalurgia Atlántica en la Península Ibérica: El SW y la provincia de Huelva como marcos de referencia (3100-2200 B.C.).
En su tesis sobre la tecnología de producción del metal (cómo nuestros antepasados manufacturaban los elementos metálicos que hay en un registro arqueológico: hachas, punzones, cuchillos o puñales, por ejemplo), publicada en 2008 en el British Archaelogical Reports de Oxford, Moisés Rodríguez Bayona completó con una aportación rompedora la interpretación tradicional prevalente hasta la fecha.
Si hasta entonces el estudio de la metalurgia en el tercer milenio anterior a nuestra era, a nivel tecnológico, se abordaba desde una veintena de muestras de productos de metal -ninguna de ellas pertenecientes al suroeste-, el experto analizó casi un centenar, todas ellas correspondientes a este contexto espacial, definiendo así un modelo diametralmente opuesto al conocido hasta entonces y quedejó claro que verdaderamente existió "una tecnología de producción muy sofisticada, compleja y con cierta sistematización e intencionalidad" a la hora de producir determinados productos de cobre.
Tras definir con su contribución este nuevo modelo, el paso siguiente perseguía constatarlo y contrastarlo a nivel tecnológico. Sin embargo, el proyecto auspiciado por Atlantic Copper va más allá del mero análisis de una treintena más de muestras con las que reforzar las aportaciones previas. No en vano, los contextos de las muestras que el experto ha analizado proceden de los registros arqueológicos "más espectaculares, importantes y significativos de toda la Península Ibérica, sin lugar a duda, para estas cronologías". Se refiere a Cabezo Juré y a Valencina de la Concepción (Sevilla), ambos asentamientos del pasado tercer milenio.
Foto: Recreación de un área de fundición y fabricación de productos de cobre.
Según explica el historiador -que también ha colaborado con los Grupos Uniarq y Gepran de las universidades de Lisboa y Granada respectivamente, y participó en 2010 en la formación del Instituto de Investigación Desarrollo Integral de Zonas Mineras en Declive-, Cabezo Juré es un yacimiento minero metalúrgico especializado ubicado en Alosno, mientras que Valencina de la Concepción es un macro yacimiento en el que se documentó "un área de nueve hectáreas dedicadas específicamente a la actividad metalúrgica, con contextos especializados y una producción intensiva". De ambos espacios, el Grupo Midas de la Universidad de Huelva, y con la activa participación del doctor Rodríguez Bayona, ha publicado numerosos trabajos de investigación en las revistas más prestigiosas del mundo (Journal of Archaeological Science, Journal of Anthropological Archaeology, Antiquity, etc.).
Rodríguez Bayona señala que el hecho de conocer la procedencia, la cronología y los contextos de las muestras a estudiar es esencial a la hora de caracterizar tecnológicamente, con el mayor rigor científico, una producción, sobre todo si "trabajas con el mejor registro posible", algo que ha ocurrido en este caso: Cabezo Juré y Valencina han sido y siguen siendo objeto de proyectos de investigación, excavaciones, dataciones, etc.
Foto: Instrumental, estatuilla y objetos, hallados en Cabezo Juré
No obstante, la importancia añadida es que actualmente la datación por carbono 14 más antigua de un contexto de producción metalúrgica en toda la Península Ibérica corresponde a Cabezo Juré: 3.100 antes de nuestra era. "Hace más de 5.100 años ya estaban produciendo metales en hornos, con crisoles y toberas, de modo que para hablar de los orígenes, realmente habría que retrotraer la cronología real 100, 200 o 300 años, no sé exactamente cuánto. Lo que está claro es que hoy por hoy estamos hablando de los contextos más antiguos de producción metalúrgica de la Península Ibérica y de los más significativos de toda Europa sin lugar a duda", afirma el investigador.
Al contar con la datación más antigua de un contexto de producción, se plantea en este proyecto el estudio de la metalurgia original o inicial y, si Cabezo Juré y Valencina figuraban en la tesis de Rodríguez Bayona con 39 muestras, en el proyecto de investigación promovido por Atlantic Copper se aportan 37 más, lo que da buena idea del alcance de este nuevo trabajo.
Tal y como advierte el doctor en Prehistoria y Arqueología, la investigación que desarrolla es, a nivel metodológico, un proyecto de ciencia pura, ya que el ámbito en el que se lleva a cabo es fundamentalmente tecnológico, experimental y analítico.
La metodología de laboratorio empleada es "rigurosa" y "potente", ya que se acomete desde técnicas y equipos muy sofisticados. Se trata de un protocolo mejorado respecto al usado en su tesis doctoral, gracias a la realización de análisis químicos mediante la combinación del microscopio electrónico de barrido (MEB) y la microsonda de electrones (EPMA), herramientas indispensables en la investigación metalúrgica debido a su gran amplitud de campo, excelente resolución, límites de detección, fiabilidad y precisión. De esta forma, la investigación que desarrolla en este proyecto se beneficia de una innovación metodológica que no es baladí.
Foto: Productos metálicos
La metodología se completa con metalografías y microdurezas. La primera técnica consiste en"atacar las probetas con reactivos químicos para obtener así imágenes microscópicas destinadas a conocer cómo se manufacturó el producto". Este método permite saber, entre otros aspectos, si el metal fue fundido, vertido en un molde y dejado enfriar, dónde tuvo lugar y con qué intensidad el tratamiento mecánico o forja, si luego fue recocido, etc. "En función de las microestructuras de las imágenes que veo, interpreto la microestrutura y defino el proceso tecnológico de manufacturación", resume el joven.
En cuanto a las microdurezas, el investigador explica que consisten en realizar "una penetración con una punta de diamante sobre las muestras". El resultado es una "huella piramidal" que se mide con un microscopio y, en función de las medidas, "se definen los rangos de dureza (mayor o menor) para conocer las cualidades mecánicas y las características del producto".
Todos los datos analíticos, según comenta Rodríguez Bayona, son contextualizados en su marco temporal, espacial e histórico, interpretándolos de forma minuciosa. Por ello, la investigación financiada por Atlantic Copper va más allá, siendo parte de "un macroproyecto llamado a estudiar las sociedades del tercer milenio". La interpretación histórica, tal y como valora, responde a sociedades muy complejas.
En este sentido, recuerda que Cabezo Juré, situado en lo alto de un cerro en el término municipal de Alosno, permite conocer cómo vivía el hombre en la Prehistoria. Mientras enseña una imagen en la que se observa una cisterna enlucida, el investigador explica la presencia, justo al otro lado, de hornos metalúrgicos dispuestos a favor de los vientos dominantes.
Foto: Restos de almejas, demuestra la posición privilegio del poblado.
"En la parte de arriba vivía la élite de esta comunidad. Eran los únicos que estaban fortificados y tenían armas, tenían el acceso y el control de los hornos y comían moluscos todo el año porque estaban comunicados con la Costa, entonces situada a la altura de Gibraleón, de forma periódica", asegura. Eran, por lo tanto, comunidades "mucho más complejas, desarrolladas y estructuradas de lo que podemos imaginar".
Las conclusiones de la investigación de Rodríguez Bayona verán la luz en un par de meses. Después, en consenso con Atlantic Copper, serán publicadas, puesto que se busca la mayor rentabilidad científica y social del trabajo. De esta manera, la nueva aportación tendrá cabida en congresos, revistas especializadas y en todos los medios y formas de divulgación posibles, según comenta su artífice.
fuente--http://terraeantiqvae.com/profiles/blogs/huelva-5-100-anos-de-historia-del-metal#.UwwoCON5O32
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