Tras la caída del Imperio Romano en el siglo V y con la aparición de hordas de bárbaros invadiendo el continente europeo, algunos de los restos contenidos en las catacumbas fueron trasladados a las iglesias y las catacumbas fueron clausuradas. Todas a excepción de las de San Sebastián, las únicas que se han mantenido abiertas desde su construcción. El resto se “descubrieron” a partir del siglo XVI.
Las catacumbas cristianas son lugares subterráneos de enterramiento y de veneración a los mártires. En contra de lo que se ha llegado a creer, no eran lugares de reunión de los cristianos, ni refugios en épocas de persecuciones. En Roma no se permitían los enterramientos dentro la ciudad, por lo cual se habilitaban espacios subterráneos para poder tener cerca a los seres queridos fallecidos. Por tanto, hay que tener en cuenta que los cristianos no eran los únicos que las utilizaban.
Desde su aparición y hasta la proclamación del Edicto de Milán por Constantino I en el año 313, el cristianismo fue motivo de persecución en distintas épocas por parte de las autoridades civiles. El Imperio Romano permitía la libertad de religión, siempre y cuando se rindiera también culto al emperador. El cristianismo es una religión monoteísta y no acepta otras divinidades, por lo que los cristianos se negaron a venerar a los emperadores. De ahí la prohibición de esta religión y la persecución de sus fieles. La clandestinidad que caracterizó estos primeros años hizo que la única fuente de conocimiento que nos ha llegado de este periodo sea a través de las catacumbas. Más tarde el Edicto de Milán daría paso a la libertad de culto religioso y se iniciaría la construcción de edificios oficiales dedicados al culto cristiano, como sería el caso de las basílicas.
Con el tiempo la Iglesia se haría cargo de la conservación de las tumbas. La mayor parte de las catacumbas fueron construidas por familias cristianas que donaron espacios de enterramiento para otros cristianos. Es el caso de las catacumbas de Domitila. Flavia Domitilia, noble romana emparentada con el emperador Domiciano, fue desterrada por este por su condición de cristiana. Las catacumbas de Domitila son las más extensas descubiertas hasta la fecha. A día de hoy todavía hay un gran número de catacumbas por descubrir. Las zonas de enterramiento o pasillos se iban ampliando según la necesidad de espacio, cuando no se podía excavar en un mismo nivel se profundizaba hacia abajo. Por tanto el nivel arqueológico se halla invertido, las fosas más profundas son las más nuevas, pues con el tiempo el espacio para el enterramiento empezó a escasear y hubo que horadar hacia abajo. A partir del siglo III empezaron a reproducirse imágenes religiosas en las paredes de estos espacios ya que con anterioridad a esta fecha la Iglesia no las permitía siguiendo las normas del Antiguo Testamento.
Los enterramientos podían ser de dos tipos: loculi, fosas excavadas en las paredes y que formaban filas longitudinales
y arcosolios, sepulcros de mayor tamaño en forma de arco y con más decoración aunque también estaban excavados en la pared.
Las criptas son cámaras subterráneas que incluyen un altar y están decoradas con pinturas y mosaicos.
Varias de las catacumbas más destacadas ya han sido mencionadas, como son las de Domitila y las de San Sebastian. Las catacumbas de San Calixto se caracterizan por su cripta dedicada a los primeros Papas de la Iglesia y sobre todo por la cripta de Santa Cecilia, en la cual en la actualidad se halla una escultura de Stefano Maderno del siglo XVII, en la cual se representa a esta joven mártir tal y como se encontró.
Para terminar mencionaremos las catacumbas de Priscila, destacables por la riqueza pictórica e iconográfica de sus muros.
La pintura paleocristiana en sus inicios se define por los rasgos heredados de la pintura mural romana, aunque lo que se pretende destacar aquí no es tanto la perfección como la transmisión del mensaje. Por tanto no se representan elementos que distraigan la atención de lo principal. Se suele recurrir a escenas de contenido simbólico, como palomas, peces o crismones.
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