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viernes, 29 de noviembre de 2013

EL PODER SECRETO DETRÁS DE LA HISTORIA

Introducción: ¿Cómo nace un paradigma? Un grupo de cientistas colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas. Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los cientistas lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo molían a palos. Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas. Entonces, los cientistas sustituyeron uno de los monos. La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera. Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho. El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido. Los cientistas quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aun cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas. Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería: —"No sé, las cosas siempre se han hecho así, aquí..." ¿Les suena conocido?. No perdamos la oportunidad de pensar por qué nos golpean, o por qué pensamos las cosas de una manera cuando podríamos hacerla de otra. "Es más fácil desintegrar un átomo que un pre-concepto" (Albert Einstein). Debo en buena medida a las reflexiones y búsquedas de información —no creo que ameriten la distinción de "investigaciones"— que me motivara la sucesión de números analizando la probable aparición de OVNIs en torno al atentado a las Torres Gemelas y las especulaciones sobre su naturaleza, así como el cotemporal en el Pentágono y las otras consideraciones que ustedes ya habrán leído en los números 82 a 87 de "Al Filo de la Realidad", haberme adentrado aún más en el apasionante y no poco aterrador terreno del "gobierno en las sombras". Un poco cómodamente he decidido aceptar la denominación generalizante de "Los Iluminados" (o, para respetar la Historia conspirativa, los "Illuminati") un poco por ser ese el mote con que en el fantástico mundo de las finanzas internacionales se conoce a esa élite de privilegiados que hacen fabulosos negocios a través del orbe en los momentos de mayor crisis, anticipándose a ellas, otro poco por el indudable efecto que la sociedad esotérica conocida como tal en el siglo XVIII ha tenido sobre buena parte de la geopolítica de entonces y después. A fuerza de parecer reiterativo, permítanme recordarles las anotaciones que el malogrado Andreas Faber-Kaiser hiciera oportunamente —y que reprodujéramos en el número 86 de "Al Filo de la Realidad" — en el sentido que en la política entonces europea y luego mundial, miembros inefables de esa orden como Mazzini tuvieron sobre la diagramación del mapa de las potencias. O el increíble —pero verazmente histórico— hecho que el propio Karl Marx creara "El Capital" por encargo de un barón de la economía, nada menos que un Rotschild. Karl Marx Cuando uno va atando cabos y descubre las estrechas, casi sanguíneas relaciones que las principales familias detentadoras del poder político y económico en los últimos doscientos años han mantenido entre sí, cuando uno advierte que en cualquiera de las grandes potencias existe una verdadera "rotación de puestos de autoridad" entre unos pocos apellidos —nuevamente recomiendo al respecto volver a leer esos números— cuando un mediocre servidor se sorprende cuando enemigos aparentemente irreconciliables para la opinión pública —como Bush y Ben Laden, qué mejores exponentes de ese paradigma— en realidad han estado —si no siguen estándolo— asociados en negociados comunes, cuando el Secretario del Tesoro de Estados Unidos acaba de admitir que una guerra con Irak sería "beneficiosa para la economía mundial", pagando con la sangre de decenas de miles lo que sin duda sólo se reflejará como la bonanza material de unos pocos centenares, cuando alguien —yo, por ejemplo— se pregunta quién podría explicar con una lógica asequible a los entendimientos poco iluminados como el mío por qué los "gendarmes del mundo" —ya saben a quiénes me refiero— deciden, en la Guerra del Golfo, detenerse casi a las puertas de Bagdad, permitiendo la permanencia de su odiado símbolo del Mal —Hussein— en el poder (como si su perpetuación sirviera en el futuro a oscuros fines; siempre es necesario conservar un enemigo en el "freezer" para, por caso, tiempos futuros de escaso apoyo interior) aduciendo un dudoso "respeto a la autodeterminación de los pueblos" mientras en otros casos, muchos otros casos, no se trepida en alterar por la fuerza el orden interno de otras naciones (desde el fogoneo de operaciones antigubernamentales en el Chile de Allende hasta la invasión de Granada), cuando uno contempla panorámicamente todo eso, sobrenada sólo con dos certeras impresiones: que la verdadera Historia, las razones y los fines, nada tienen ni remotamente que ver con los que la prensa –si mercenaria y corrupta, si ingenuamente autodefinida como "progresista" pero sirviendo como estúpidos chivos emisarios, cada uno sabrá– nos relata, y que a través de los años, eventos sociológicos, políticos y militares a través de todo el orbe aparentemente inconexos entre sí terminan teniendo un hilo conductor que finalmente parece vincular siempre a los mismos protagonistas. Ya hemos hablado en otra oportunidad de "Calaveras y Huesos", la pálida sociedad esotérica a que pertenecen los Bush. Es mucha la tentación —especialmente pensando en lectores recién arribados— de repetirme: evitaré esa celada, invitaré a los mismos a consultar los números atrasados de "Al Filo de la Realidad" y avanzaré sobre mis elucubraciones. Que, sencillamente, apuntan en una sola, previsible dirección: a través de las épocas, una oculta fraternidad, poseedora de la mayoría del poder económico y político, vinculada a prácticas esotéricas, ha digitado la Historia de hombres y mujeres de este planeta, y sigue haciéndolo. Vamos a tratar de conocerlos un poco más. Su "historia oficial" Nos cuenta el historiador de religiones Serge Hutin que la "Orden de Los Iluminados" (primeramente llamados "Perfectabilistas") fue fundada en Ingolstadt (Baviera, por lo que también se les conoce como "Los Iluminados de Baviera"), el 1 de mayo de 1776 por Adam Weishaupt, joven de veintiocho años de edad que enseñaba derecho canónico en la Universidad de dicha ciudad. Weishaupt tenía ideas de reforma social sumamente "avanzadas" y fundó dicha Orden con el fin de hacerlas triunfar. Adam Weishaupt Consiguió que entraran en la Sociedad numerosos francmasones que habían roto con la regla que prohibía las discusiones religiosas o políticas en las Logias; en su apogeo, la Orden contaba, en 1783, con seiscientos miembros sólo en Baviera y cierto número de afiliados en toda Europa. Pero, "oficialmente", el éxito habría de ser de corta duración, según dicen sus apologistas. ¿Cuáles eran la organización y los fines de esta sociedad secreta paramasónica?. Grados: Los grados formaban una jerarquía de tres series sucesivas, debida a Weishaupt y a sus amigos: 1) Almáciga a. "Preparatorio" b. "Novicio" c. "Minerval" d. "Illuminatus minor" 2) Masonería "Simbólica": a. "Aprendiz" b. "Compañero" c. "Maestro" "Escocesa" d. "Illuminatus major" e. "Illuminatus dirigens" 3) Misterios "Menores" a. "Sacerdote" b. "Regente" "Mayores" c. "Mago" d. "Rey" Los fines reales de la Orden eran develados poco a poco, a medida que el adepto ascendía en la jerarquía: 1) El Illuminatus minor prestaba un juramento de obediencia absoluta a sus superiores. Se le enseñaba que el fin de la Sociedad era hacer de toda la humanidad un solo cuerpo, gobernado por los superiores. 2) El Illuminatus dirigens prometía luchar contra la superstición, la maledicencia y el despotismo, y hacerse el campeón de la virtud, de la sabifuría y de la libertad. 3) En el grado de Sacerdote, se ponía al candidato aún más al corriente de las doctirnas de la Orden. En ella se decía que el mejor medio para verse libre de dirigentes inoportunos era proceder mediante la operación de una sociedad secreta que apuntara a apoderarse de todos los poderes del Estado. Príncipes y sacerdotes debían ser exterminados. El patriotismo habría de ceder lugar al cosmopolitismo. 4) En el grado de Mago, se predicaba el panteísmo materialista: "Dios y el mundo no son más que uno –escribía Weishaupt–. Todas las religiones son igualmente sin fundamento, puros artificios inventados por ambiciosos". 5) En fin, el grado más elevado (Rey) enseñaba al adepto que todos los individuos tenían iguales derechos, que el hombre debía ser su propio soberano "como en el estado patriarcal, y que las aciones habían de ser llevadas a este estado por todas las vías que a ello pueden conducir, es decir, por medios pacíficos, si es posible; si no, por la fuerza, pues toda subordinación debía desaparecer de la superficie de la Tierra". Los Iluminados se designaban con seudónimos antiguos: "Espartaco", "Filón", "Catón". Además, en su correspondencia designaban a Baviera como "Grecia", a Munich como "Atenas", etc. Fin último perseguido por los Iluminados El fin último de los Iluminados era nada menos, al fin y al cabo, que la Anarquía, en el sentido filosófico del término: "He propuesto —decía Weishaupt— una explicación de la Francmasonería, ventajosa desde todos los puntos de vista, por cuanto se dirige a los Cristianos de todas las confesiones, los libra gradualmente de todos los prejuicios religiosos, cultiva y ranima las virtudes de sociedad por una perspectiva de felicidad universal, completa y rápidamente realizable, en un Estado donde florecerán la libertad y la igualdad, un Estado libre de los obstáculos que la jerarquía, la clase, la riqueza, arrojan continuamente a nuestro paso... No tardará en llegar el momento en que los hombres serán dichosos y libres". Anotemos, al pasar, que ciertos historiadores han atribuido a la Francmasonería propiamente dicha los propósitos de los Iluminados que, al contrario, trataban de confiscar la institución en provecho propio; así, B. Fabre escribe en "Un iniciado de las sociedades secretas superiores" (París, 1913), para caracterizar la finalidad de los Masones: "Nada de autoridad, así pues, nada de gobierno; nada de leyes, de modo que nada de legislador; nada de familia; nada de sociedad; no más nacionalidades; no más fronteras, no más patrias". Disolución de la Orden Los progresos de la Orden fueron muy grandes después de la adhesión, en 1782, de un francmasón ilustre, el barón Von Knigge, que fue jefe del círculo de Westfalia, pero Knigge se cansó pronto —dicen— de los modales autoritarios de Weishaupt y en compensación éste lo acusó de "fanatismo" y de "mojigatería", diciendo que había dejado una parte demasiado grande al elemento religioso en el ritual (principalmente por el "Festín de amor", celebrado con motivo del grado de Illuminatus dirigens, en el curso del cual "J. de N." (es decir, Jesús de Nazaret) era invocado como fundador de la Orden); por último, el barón se retiró de la sociedad que en ese momento estaba seriamente amenazada; ya en 1787 el Elector de Baviera había ordenado una investigación sobre esa Orden cuyos designios revolucionarios comenzaban a conocerse; después de la defección de Knigge cuatro afiliados, alarmados, se asustaron y fueron a revelar todo al Elector, declarando que "la Orden abjuraba del cristianismo, que se entregaba a placeres epicúreos, justificaba el suicidio, repudiaba el patriotismo y la lealtad como prejuicios de espíritus estrechos, condenaba la propiedad privada, permitía que se hiciera el mal cuando de él había de salir un bien, y en fin, colocaba los intereses de la Orden por encima de toda otra consideración". En 1785 quedó oficialmente —sólo oficialmente— disuelta: Weishaupt fue destituido de su cátedra y expulsado de Baviera, así como otros tres altos dignatarios. ¿Pero fue ese el fin?. Ya veremos que no. Además, es evidente que además de la actividad "exotérica", pública, de la sociedad, hay una profunda raigambre hermética. Sólo un no iniciado —como Serge Hutin— simplemente aceptaría ciertos "datos históricos" sin ver más allá. O, en otros términos, creer que un tal Adam Weishaupt era realmente el nombre del jefe de la orden. ¿Adam Weishaupt?. Adam que nos hace pensar, quizás no tanto en el Adán simplista del catecismo escolar sino en Adam Kadmon, el hombre universal arquetípico de la Cábala hebrea. Y Weishaupt, que significa, después de todo, "cabeza de sabio". ¿Es sólo mera casualidad o hay aquí un mensaje?. Como el mítico Christian Rosenkreutz, a fin de cuentas, alguien a quien se le supuso una historia, un nacimiento, una vida, una muerte, pero eso resultó ser sólo literatura para ignaros; cualquier estudiante de Rosacrucismo sabe de la alegoría. Bueno, sí. Cedo a la tentación. Vuelvo a citar a Faber-Kaiser: "Es marcada la influencia de los preceptos de los Iluminados en la inminente Revolución Francesa; se dice que Mirabeau y el duque de Orleáns (el futuro "Felipe-Igualdad") habían estado afiliados a la misma. "Así, en carta dirigida a Mazzini con fecha del 15 de agosto de 1871 —hace más de un siglo— Pike le comunica que la Primera Guerra Mundial se debía generar para permitir a los Iluminados derrocar el poder de los zares en Rusia, y transformar este país en la fortaleza del comunismo ateo. Las divergencias provocadas por los agentes de los Iluminados entre los imperios británico y alemán —y también la lucha entre el pangermanismo y el paneslavismo— se debían aprovechar para fomentar esta guerra. Una vez concluida, se debía edificar el comunismo y utilizarlo para destruir otros gobiernos y debilitar a las religiones. "La Segunda Guerra Mundial debía fomentarse aprovechando las diferencias entre fascistas y sionistas políticos. La lucha debía iniciarse para destruir el nazismo e incrementar el sionismo político, con tal de permitir el establecimiento del Estado soberano de Israel en Palestina. Durante la Segunda Guerra Mundial se debía edificar una Internacional Comunista lo suficientemente robusta como para equipararse a todo el conjunto cristiano. En este punto se la debía de contener y mantener, para el día en que se la necesitase para el cataclismo social final. "La Tecera Guerra Mundial se debe de fomentar aprovechando las diferencias promovidas por los agentes de los Iluminados entre el sionismo político y los dirigentes del mundo musulmán. La guerra debe de orientarse de forma tal que el Islam y el sionismo político se destruyan mutuamente, mientras que otras naciones se verán obligadas a entrar en la lucha, hasta el punto de agotarse física, mental, espiritual y económicamente "Desandemos este sendero. La Comisión Trilateral es una agrupación de personas privadas de las altas finanzas, del mundo de los negocios y de la política, procedentes de Norteamérica, Europa Occidental y Japón, que brinda a la élite procedente de la masonería de las distintas orientaciones unas posibilidades de encuentro, con vistas a una colaboración secreta que abarca todo el mundo. El objetivo ideológico de la Comisión Trilateral es el mismo que el del Council for Foreign Relations (Consejo para Relaciones Exteriores), fundado en 1921 por el banquero norteamericano Morgan, y conocido también como «el Gobierno invisible». El sector político entronca con los Iluminados, que son altos grados de la masonería. Hay escasamente unas cien organizaciones que pertenecen al mundo de la masonería. Se explica por esta trama secreta de planificación del destino de la humanidad, el que Karl Marx escribiera sus obras londinenses por encargo de Nathan Rothschild (cuyo apellido significa «escudo» o «protector de los rojos»). Los cheques con los que le pagó pueden verse en el Museo Británico. Marx participó en la fundación de la Primera Internacional en 1864. "La idea del alemán Adam Weishaupt, que fundó la cúpula de los Iluminados el 1 de mayo de 1776, era el camino a través de la anarquía. El que su fundación tuviese lugar el día siguiente de la noche de Walpurgis, y el hecho de que este día fuera consagrado mundialmente festivo —el 'Día del Trabajo'— aclara todavía más la estrecha relación que existe. El hecho que además el sello de los Iluminados aparezca con la fecha de 1776 en el dólar americano, asombra a aquéllos que no saben que Washington fue tan masón como su rival Jefferson. "Si hablamos del poder efectivo, debemos mencionar a los Rockefeller y —más importantes aún— a los Rothschild. En sucesión ascendente siguen los Bilderberger, un club formado en mayo de 1954 e integrado por los 500 hombres y organizaciones más ricas e influyentes del mundo, que se propone la instauración del «Nuevo Orden Mundial»." La constante esotérica Mencionaba unas cuantas líneas atrás que pareciera haber una continuidad esotérico-histórica a través de las edades. Tratemos de rehacer ese recorrido lineal. Ya los he aburrido en párrafos anteriores citando, con referencia a la ubicación espacio-temporal de Los Iluminados, con fechas, nombres propios y otras circunstancias. De las agrupaciones esotéricas que siguen, si se desea saber más, nada más sencillo que ir a un "buscador" cualquiera, tipear el nombre elegido y se tendrá más que abundantre información. Por lo pronto, lo que aquí deseo hacer es establecer la relación causal entre estas asociaciones, para que el lector saque sus propias conclusiones. Todas, hablan de las raíces de ese, ya tan temido, Nuevo Orden Mundial. Posiblemente el origen de esta especulación deba remontarse a la época de la erección del Templo de Salomón, cuando el rey judío ordena a Hiram y Lamek la construcción del mismo. De Lamek volveremos a hablar después. De Hiram, ya sabemos cómo terminó: tres aprendices celosos dieron cuenta —tal vez físicamente, tal vez, simbólicamente— de su vida y, dicen sus seguidores, allí nació la Masonería. Ciertos historiadores dicen que esto es pura leyenda y que para hallar sus fundamentos más remotos tenemos que esperar hasta el siglo XVIII (casualmente, el siglo que vio nacer la orden de Los Iluminados) pero las influencias esotéricas de hebreos y caldeos tuvieron tierra fértil entre los egipcios, de muchos de cuyos rituales también se ceba esa orden. Templarios y, siglos después, Rosacruces se dicen herederos —si unos primeros que los otros, es ahora una discusión bizantina; si la Masonería es tan remota como se atribuye, los Templarios pueden ser sus sucesores; si no lo es, muchas investigaciones reivindican para aquella la heredad de éstos últimos— especialmente estos últimos, que nos hacen recordar el grado de "Caballero Rosacruz" tan caro en ciertas elevadas esferas masónicas. Mientras todo parece apuntar a que los Templarios tras su persecusión buscaron refugio en su "Secretum Templi" (América, donde ciertos antropólogos e historiadores los rastrean hasta el Amazonas y tal vez el propio Cono Sur sudamericano) los Rosacruces inficionaron la Orden de Cristo (en Portugal), la de los Hospitalarios (en Francia) y el llamado "Colegio Invisible" en Gran Bretaña, docta cofradía de sabios que luego devendría en la Real Sociedad de Ciencias de Gran Bretaña, el cual, por muy "científico" que pareciera, era sin embargo fuertemente esotérico, como que se hace eco y difunde el primer manifiesto rosacruz. Recordemos que a esta sociedad perteneció Francis Bacon, genio enciclopédico y presunto autor de las obras de Shakespeare, cuya mansión es llamada por sus allegados "el Temple" y que sostenía en sus obras que el verdadero poder mundial estaba en manos de quienes él denominaba los tres Superiores Desconocidos, líderes de una sociedad conocida como el Templo de Salomón. La Orden de Cristo, a partir del descubrimiento "oficial" de América tuvo plena influencia en el devenir político de las nuevas colonias, no sólo portuguesas, como lo prueba la constitución en tierras americanas de la Logia de San Juan, a la que perteneciera Benjamín Franklin (creador del Gran Sello característico de los billetes de dólar) y "factótum" de la libertad de Estados Unidos en 1776, casual o causalmente, el mismo año en que queda constituida en Europa la Orden de Los Iluminados. A Franklin, está claro, lo acompañaron 56 firmantes de la Constitución, de los cuales 53 eran masones. Mientras tanto, en Europa, la orden de Los Iluminados tenía enorme influencia en Francia y en la Revolución, tanta como en la misma —y en el modelo librepensador heredado después— tendrían Danton y Lafayette quienes, como sabrán, venían de hacer algo parecido en América. Los Iluminados y la Revolución Francesa despertaron honda pasión en Italia y la constitución de los carbonarios (a la que pertenecieron el ya mencionado Mazzini y Garibaldi quien, preanunciando quizás a sus remotos descendientes espirituales, se encargó de dejar unas cuantas cuentas pendientes en Argentina; al frente de buques ingleses y franceses, allá por 1845 violentó nuestra soberanía fluvial, bombardeó, saqueó e incendió varias ciudades argentinas y uruguayas —Gualeguaychú, Paysandú y Salto, entre otras—) y a ellos se sumó también el general sudista norteamericano A. Pike, reconocida autoridad también de la Masonería Escosesa. Masón Pike, masón Lincoln. ¿Masones contra masones?. Pero, ¿acaso no es una táctica obvia que quienes se manejan en los cenáculos del poder aparentan enfrentamientos para sellar alianzas ocultas?. Otra vez, recuerden, Bush-Ben Laden. En Argentina podríamos citar un bananero reflejo de esa estrategia, cuando a principios de los años 70 el "montonero" Galimberti secuestra a los poderosísimos empresarios Born y en los noventa la historia los encuentra a los tres... socios en conocidos emprendimientos comerciales. Pero no nos desviemos de nuestro hilo conductor: Mazzini funda la Logia P1, de la cual devienen, con el tiempo, la Logia P2 —que en tiempos muy recientes cierto caballero apellidado Gelli usó para monstruosos lavados de dinero bancarios, ocasionando la casi bancarrota del Vaticano y, lo que es más penoso, de muchas economías nacientes tercermundistas— y la Liga de los Hombres Justos, que bajo la advocación del barón Rothschild fomenta y difunde los trabajos de Engels y Marx y que en 1848 provocaría el nacimiento de la Liga Comunista y en 1864 la Primera Internacional. Otra facción de la Liga de los Hombres Justos, con el poeta W. B. Yeats a la cabeza, decide dedicarse a actividades más "espirituales" y funda la "Golden Dawn" o "Amanecer Dorado", que en los años 20 del siglo XX constituye su filial alemana bajo el nombre de Sociedad Thule. De ella deberíamos escribir extensamente en otra oportunidad; baste recordar que durante muchos años fue Secretario de Actas de esta asociación un oscuro ex cabo del ejército alemán, petiso, histérico y de ridículo bigotito de nombre Adolf y de apellido Hitler. ¿Volvemos un poco atrás?. Estábamos hablando de los amigos de Franklin. Muchos de ellos fueron los artífices de la asunción de quien fuera el segundo presidente de los Estados Unidos, John Quincy Adams, ocultista de cuño como que formaba parte de la llamada Sociedad de los Dragones. Miembros de esta sociedad fueron responsables del diseño urbanístico de la ciudad de Washington, en el cual se reconoce un indudable sello metafísico. Y a la misma sociedad perteneció Abraham Lincoln, confeso ocultista y espiritista, cuyo pensamiento siempre influyó —y no precisamente por sus ideales libertarios de la esclavitud— en otro presidente, grado 33 de la Masonería, llamado Franklin D. Roosevelt. Sí, el mismo que internacionalizó el concepto del "New Deal" en palabras y etapas en un todo identificables en las proopuestas escritas por Los Iluminados de Baviera. Franklin Delano Roosevelt No queremos contemplar el Universo mirándonos el ombligo. No queremos creer que el triste, perdido terruño donde uno nació es "Te Pito Te Henua". Pero, ¿recuerdan a Lamek?. Tras la construcción del templo de Salomón partió con las tribus "perdidas" de Israel. Ustedes ya saben que muchos suponen que con rumbo a América. El ya citado Jacques de Mahieu y el nunca hallado Sir Fawcett los supusieron en la Amazonia o más al sur también. Hay huellas extrañamente templarias en el centro de Argentina y en la Patagonia, dicen quienes saben de esto más que uno. Y desde hace décadas, la Municipalidad de Gualeguaychú, en nuestra provincia de Entre Ríos (la que tratara de destruir Garibaldi, hagan memoria) viene inútilmente tratando a nivel oficial de conseguir subvenciones para exhumar, en sus parajes, lo que historiadores locales sostienen son "restos de un probable barco fenicio y un puerto de ultramar de más de tres mil años". ¿Fenicios en América?. De Mahieu y Fawcett ya habían especulado sobre ello, y no conocieron Gualeguaychú ni a las sucesivas autoridades de esta hermosa y pujante ciudad que no entienden por qué el CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, el organismo gubernamental que regula, beca y supervisa los trabajos científicos considerados de interés nacional) ha negado sistemáticamente hasta ahora hacer prospecciones, argumentando que se trata de una "insensatez", pero refutando desde la comodidad de sillones y oficinas pues nunca se dignaron siquiera echar una mirada a las evidencias reunidas provisoriamente por los investigadores locales, claro, pobres hombres de provincia. No sé si hubo fenicios en América y mucho menos si los hubo en Argentina (N. del Admin: al respecto, ver artículo: "¿Fenicios en Entre Ríos?" en Argentina Misteriosa). Sí sé, como todo aplicado estudiante de mi geografía, que el sur de la provincia que habito fue un gran mar primigenio y su ondulada geografía habla de actividad orogénica muy reciente, muy diferente del resto de la región. A no gran distancia de donde escribo estas líneas, hace unos años se encontró un esqueleto parcialmente fosilizado de una ballena y, remontándonos mucho más atrás en el tiempo, yo mismo he encontrado desde antiquísimos trilobites y amonites hasta aun calcáreos restos de conchas marinas en colinas circundantes. Pero como no lo sé, no puedo afirmarlo ni negarlo. Sólo que cabe la posibilidad.. En fin. De esto escribiré en otra ocasión. Ahora lo que captura mi atención es esa especie de continuidad solapada desde los tiempos de Salomón hasta los actuales, ya que luego de Roosevelt toda otra asociación (incluidos los Bush, el Club Bilderberg, etc.) pueden leerla en los artículos mencionados al comienzo de este trabajo. Permítanme, sin embargo, citar palabras del respetado Eliseo Bayo ("La Caída del coloso soviético" en "Año Cero", número 16): "El final wagneriano del Este, tal como se ha producido es el resultado, en lo esencial, de una conspiración largamente planeada para destruir los Estados-Nación, detener el crecimiento de las poblaciones, parar el crecimiento industrial y tecnológico, balcanizar las regiones, volver a un orden feudal y caminar hacia el gobierno mundial. Este vasto programa se puede encontrar reflejado al pie de la letra en los proyectos secretos de las sociedades de Iluminados que impulsaron los movimientos extremistas del pasado y del presente siglo, en la correspondencia de Lord Palmerston y de los banqueros suizos que crearon, entre otras, las figuras de Marx, Mazzini, Bakunin, Garibaldi y Hegel, como antes habían animado las de Voltaire, Robespierre, Danton y Madame de Stäel. Así lo reveló en su tiempo Heine. Se pueden encontrar sus raíces ideológicas en aquel gran impulsor de conspiradores que fue lord Shelburne y en sus criaturas Bentham, J. Stuart Mill, Hume, Turgot y Quesnay, que iniciaron los movimientos de vuelta atrás con ropaje "progresista", los Malthus, los Ricardo, los Adam Smith. Casi todos ellos pertenecieron al servicio secreto de inteligencia británico y trabajaban para la Compañía de las Indias Orientales. Ya en nuestros días, este programa de "crecimiento cero" poblacional y tecnológico, contracultural y profeudal, se halla presente en instituciones tan reconocidas como el Club de Roma, la Comisión Trilateral (reunida en Moscú en plena "perestroika", como si supieran con antelación de qué venía la mano N. de G.F.) el Club Bilderberg y otras no tan aireadas como la Fundación Cini, de la que han salido muchas de las corrientes ocultistas, el Instituto Aspen, el Proyecto 1980 y decenas de organizaciones cuya finalidad es extender los movimientos neomalthusianos y anticientíficos bajo una apariencia de "progresismo" y de "modernidad post-industrial". "La operación ha triunfado y aparentemente es un éxito, pues parecía que el imperio soviético no podría caer por "acciones desde dentro" y que fiar su desmoronamiento a una intervención exterior equivaldría a asumir un riesgo de destrución nuclear compartido. Las acciones "desde dentro" han sido protagonizadas por las fuerzas políticas agrupadas en torno a la figura de Gorbachov y de su enigmática esposa Raisa, quienes, a cambio del aparente "harakiri" del sistema, han puesto en marcha los mecanismos necesarios para hacer saltar por los aires la Alianza Atlántica, los Estados-Nación europeos y la "casa común" dentro del esquema de complicidades y de voladura controlada del Partido Comunista que se inició hace treinta años con el debate chino-soviético y con la lenta sustitución de los partidos comunistas europeos por la socialdemocracia en la hegemonía de la izquierda mundial. La Europa profeudal, ocultista, financiera, volvió a encontrar el camino de Moscú para meter definitivamente a Lenin en la tumba. El revolucionario se había reído de ellos. Hizo peligrar los intereses coloniales de Gran Bretaña y los intereses financieros de las grandes familias oligárquicas radicadas en Venecia, Génova y Lombardía. Para estos círculos había resultado prioritaria a comienzos de siglo la mutua destrución de Rusia y de Alemania. Antes habían orquestado la guerra ruso-japonesa e inducido a Rusia a librar guerras contra Austria y Turquía para que se destruyeran mutuamente. El servicio de inteligencia del Kaiser recurrió a los servicios de Parvus para tatar de parar la guerra. Se esperaba que Lenin sirviera de elemento desestabilizador del estado zarista, que ayudaría a extender a Alemania el fermento radical, que se adheriría a la estrategia anglo-veneciana de desmembrar a Rusia, a Turquía y al Imperio Austro-húngaro, para hacer de ellos un amasijo balcanizado de pequeños estados regionales en permanente conflicto (lo que parece que va a ser el mapa de la región entre fines del siglo XX y principios del XXI). Alexander Helphand —"Parvus", patrón de Trotsky en 1905 y de otros muchos líderes bolcheviques en 1917— trabajaba en realidad para el más importante y hermético político veneciano de la época, el conde Volpe di Misurata, el artífice de ese enclave ficticio llamado Libia y coordinador de las guerras balcánicas que condujeron a la Primera Guerra Mundial. Lenin se montó en el tren de Parvus, entró clandestinamente en Rusia, pero no respondió a lo que se esperaba de él. Curiosamente, el siglo XX va a acabar casi como empezó, si se mira atentamente el mapa. Muy pocas de las grandes familias oligárquicas que dirigían el mundo entonces deja de hacerlo hoy. Disponen de más poder y más sofisticado. Lo que está en juego son decenas y decenas de países cuyo destino creen construir en libertad, sin advertir quizás que se hallan en las mismas manos que consideran inacabada la obra iniciada por sus perversos antepasados hace doscientos (¿O miles? N. de G.F.) años". También oportunamente me he referido a la relación —principalmente sanguínea— que existía entre uno de los integrantes descollantes del discutido proyecto Majestic-12 (el doctor Vannevar Bush) y la imperial familia homónima hoy encumbrada en el poder. www.alfilodelarealidad.com.ar

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