Existe un símbolo, omnipresente en diversas culturas ancestrales, que ha sido motivo de culto y emblema de rituales de iniciación. Se trata del TERCER OJO, concepto que cada civilización ha ido adaptando a su propia cultura.
Se trata de un ícono casi tan relevante como las PIRÁMIDES – y de hecho, en muchos casos se lo representa junto a ellas – cuya noción y significado se remontan a tiempos inmemoriales de la antigüedad.
El hallazgo de este emblemático TERCER OJO en una gran cantidad de civilizaciones ancestrales de todo el mundo es evidencia suficiente como para suponer la existencia de una religión global en un pasado remoto, y por ende, de una civilización con alcance global.
El TERCER OJO
El concepto del TERCER OJO, también llamado el OJO DE LA MENTE, es un símbolo multicultural vinculado a la visión psíquica: mientras que los ojos ven hacia afuera todo lo material, el TERCER OJO se referiría a la percepción de lo espiritual, mirando hacia adentro.
“Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta” – Carl Jung
Para los espiritualistas y diferentes religiones como el budismo o el hinduismo, el TERCER OJO es el lugar donde se encuentra nuestra consciencia y el punto de unión con el mundo espiritual. Lo consideran el centro de la clarividencia y la intuición, y lo exteriorizan con un punto rojo entre medio de las cejas.
En la doctrina del Kundalini Yoga, se lo denomina el SEXTO CHAKRA o AJNA, donde se consuma la percepción consciente del Ser y se asienta la fuerza psíquica.
Kundalini, en sánscrito, significa iluminación, y se refiere a la luz que se percibe con el despertar del TERCER OJO, cuando se entra en comunión con uno mismo. Se afirma que ese despertar afecta directamente a la conciencia humana, al desarrollo de la intuición, al aumento del autoconocimiento, y al desencadenar nuestro potencial creativo. El Kundalini es la energía pránica o vital, que se encuentra en la base de la médula espinal.
Para el proceso del despertar, la energía Kundalini debe ser llamada hacia la frente, donde se expande y activa al TERCER OJO. La energía, se dice, viaja a lo largo de la ida (izquierda) y pingala (a la derecha), hasta el polo central o sushumna. La representación de este proceso de “iluminación” consiste en una imagen del cuerpo humano con dos serpientes entrelazadas ascendiendo por la columna vertebral hasta el punto del Tercer Ojo.
El despertar del TERCER OJO significaría entonces trascender lo físico y mundano, para adentrarse en el mundo espiritual, balanceándo la dualidad (energías opuestas) inherente a todo cuerpo humano. Este conocimiento y ecualización de los pares opuestos es la clave de todas las escuelas esotéricas.
“Como es arriba, es abajo” – de la Tabla Esmeralda de Hermes Trismegisto
Este proceso es representado esotéricamente por el símbolo del Caduceo de Hermes, una evidente síntesis de la representación de la energía Kundalini fluyendo por la columna vertebral: dos serpientes trenzadas que ascienden por la vara.
En este sentido, el secreto de la antigua religión universal consistiría en equilibrar la dualidad implícita de nuestro ser para despertar el TERCER OJO, y así vislumbrar el potencial de cada uno alcanzando una visión interna y un conocimiento intuitivo.
El mítico “TERCER OJO” ha sido adoptado y adaptado por la libre masonería como el “OJO QUE TODO LO VE”.
El OJO QUE TODO LO VE
El TERCER OJO ha sido ocultado en Occidente, para quedar enmascarado bajo el término del “OJO QUE TODO LO VE”.
Es interesante notar que el autor masón estadounidense Mark Twain, en un escrito en 1899, se refiere al “OJO QUE TODO LO VE” no como el ojo de una deidad celestial distante sino como un regalo tangible que cualquier persona puede utilizar:
“El ojo común no ve más que la parte exterior de las cosas, y juzga mediante eso, pero el “OJO QUE TODO LO VE” penetra completamente, y lee el corazón y el alma, encontrando allí la capacidad que el exterior no indica o promete, y que de otro modo no podría detectar”.
Los fundadores de los EEUU, todos ellos masones declarados, no eran ajenos a la simbología ocultista, como se puede evidenciar en el diseño del billete de un dollar en donde han dejado su homenaje a aquella religión universal ancestral:
Los masones simbolizaron el concepto del Tercer Ojo Despierto (osea, el ya “avivado”) con un ojo dentro de un triángulo:
Y la imagen de la pirámide truncada no es otra que la mítica Gran Pirámide de Giza (a la cual justamente le falta su cúpula), símbolo del misticismo egipcio y de los conocimientos ancestrales ocultos.
El “OJO QUE TODO LO VE” se puede ver también en la pintura de 1789 de la Declaración Francesa de los Derechos Humanos.
No soy un adepto de la teoría conspirativa pero acá hay cuestiones demasiado gruesas como para pensar que, por ejemplo, al ilustrador del billete de un dollar le pareció simpático agregar una pirámide egipcia (nada menos que la de Giza) y el símbolo del Tercer Ojo Despierto.
Si la hipotética sabiduría ancestral fue alejada de las masas de forma intencional, para ejercer un dominio sobre ellas, o se perdió en el curso del tiempo, yo no lo sé, no creo poder averiguarlo desde este blog, y a decir verdad ni me interesa. Además, en determinado punto, es dificil diferenciar los borrosos límites entre la pelotudez y la hijoputez, ambas plenamente presentes en nuestra civilización.
Asimismo, desconozco si las fraternidades libremasónicas que utilizan públicamente simbología esotérica, efectivamente detentan el conocimiento del que se jactan, o si sólo están bluffeando. Si lo tienen, es realmente muy poco el provecho que sacan de él.
También podemos encontrar referencias de un primigenio “OJO QUE TODO LO VE” entre los asombrosos hallazgos de piezas arqueológicas en la Cueva de los Tayos, en Ecuador, en las que el mismo se halla simbolizado como un Sol en la cima de las pirámides:
Otro caso muy peculiar es el de los objetos hallados en la Cueva de la Maná, también en Ecuador (todavía no corroborado oficialmente), entre los que se ha encontrado una pirámide de 13 niveles – como la pirámide del billete – con el “OJO QUE TODO LO VE” incrustado en la cúpula.
El paso hacia la Gran Sabiduría se accede a través del TERCER OJO, que no es otra cosa que la GLÁNDULA PINEAL.
La GLÁNDULA PINEAL
La GLÁNDULA PINEAL se encuentra físicamente justo en el centro de nuestro cerebro, tiene forma de “piña” (el fruto del arbol de pino) – por eso se llama Pineal – y su función es generar una hormona muy importante que es la Melatonina, que a su vez se sintetiza a partir de la Serotonina.
La Melatonina actúa como un tipo de reloj maestro que regula el sueño o la vigilia, retarda el proceso de envejecimiento y regula el crecimiento, entre otras funciones.
La Melatonina interviene en la regeneración celular, la generación de antioxidantes (que bloquean los radicales libres) y además tiene propiedades inmunológicas que previenen el cáncer, cardiopatía, alzhéimer y depresión, entre otras enfermedades.
La GLÁNDULA PINEAL tiene la característica de ser fotosensible (como el ojo), siendo la producción de la Melatonina estimulada por la oscuridad e inhibida por la luz.
La GLÁNDULA PINEAL está unida a la retina vía ganglio cervical superior y núcleo supraquiasmático hipotalámico, así pues, se puede considerar que es parte de las vías visuales, y convierte la información lumínica en secreción hormonal.
Además de producir la Melatonina, la GLÁNDULA PINEAL también produce un compuesto llamado DMT (DiMetilTriptamina), uno de los psicodélicos más potentes conocido hasta ahora, que es el responsable de la visualización de imágenes en estado de sueño.
El Ayahuasca – una bebida ceremonial utilizada por los Chamanes de tribus del Amazonas para producir efectos psíquicos de sanación, clarividencia y precognición – se produce a partir de especies vegetales que son químicamente casi equivalentes al DMT en los seres humanos.
Algunos biólogos evolutivos consideran que al ascender en la cadena evolutiva, la pineal se fue moviendo cada vez más hacia la base del cerebro. Hasta hace poco tiempo, se la consideraba una estructura vestigial, como el apéndice. Uno de los aspectos interesantes del desarrollo de la glándula es que en el embrión humano se forma a los 49 días de gestación, y precisamente 49 días es lo que le lleva al alma reencarnarse, de acuerdo con el Libro Tibetano de los Muertos.
El filósofo francés René Descartes (1596-1650) la llamó “el asiento del alma”, y la describió como “el puente que conecta el cuerpo del hombre y su alma”.
Para los sumerios y antiguos egipcios y para muchas culturas de la antigüedad la GLÁNDULA PINEAL se consideraba de gran importancia dado que creían que regulaba el flujo del pensamiento y que funcionaba como un portal hacia dimensiones superiores, relacionadas con la intuición, la sabiduría y el conocimiento profundo.
Mi interpretación personal de este relieve asirio es que transmite, a su estilo, la idea del despertar del TERCER OJO, tal como la representación de la energía Kundalini o el Caduceo de Hermes: la vara central hace las veces de columna vertebral/bastón, y hasta sugiere un “ojo” en su parte superior; mientras que la ornamentación en zig-zag que lo rodea se trata del flujo de energía ascendente/las dos serpientes. Las piñas/GLÁNDULA PINEAL, se encuentran en las manos de seres alados, como manipulando la consiencia del Rey Ashurnasirpal. El objeto alado central se trata del dios asirio Assur – muy parecido al dios Persa Ahura-Mazda que cruzaba los cielos dentro de un Disco Alado – que representaría el destino último del despertar del TERCER OJO.
La idea de simetría en este tipo de imágenes se refiere a la noción de las energías opuestas que ascienden por la médula. Es muy habitual encontrar representaciones de este motivo, con la piña flanqueada por figuras de animales enfrentados, o bien en el caso del OJO QUE TODO LO VE, las pirámides flanqueadas por figuras opuestas. Un ejemplo de esto es este “caduceo” egipcio, de una vara con una piña:
Otra representación del caduceo con la piña es este diseño masónico de un edificio en pleno distrito financiero de Nueva York:
La piña se encuentra en muchas culturas y tiene relación con el poder y el conocimiento.Llamativamente, podemos econtrar en la actualidad un enorme monumento en forma de piña en el mismo Vaticano, flanqueada por pavos reales enfrentados.
A la GLÁNDULA PINEAL, dentro de la cultura egipcia, se la conoce como el OJO DE HORUS, el cual se corresponde con impresionante parecido.
El OJO DE HORUS
En Egipto, la tierra de la Gran Pirámide de Giza y de la Gran Esfinge, el OJO DE HORUS, o Udyat, era un concepto ampliamente difundido y venerado al que se le atribuía propiedades vinculadas con la salud, la prosperidad, con el pasaje al otro mundo, y la capacidad de renacer.
En ocasiones se lo representaba acompañado de las figuras protectoras del faraón: la serpiente (cobra) Uadyet, “la señora del cielo”, diosa del Bajo Egipto; y por el buitre Nejbet, protectora de los nacimientos, las fiestas y las batallas, diosa protectora del Alto Egipto.
Precisamente esta cobra Uadyet y el buitre Nejbet era lo que los faraones llevaban en la frente, como símbolo de iniciados, justamente en la zona del Tercer Ojo.
Desde el punto de vista anatómico, es como si la serpiente y el buitre fueran los sensores externos que transmiten la información a la Glándula Pineal, las vías conectoras entre el exterior y el centro de la consciencia. En este sentido, resulta tal como lo manifiestan los mitos de todas las culturas ancestrales, respecto de que la serpiente es la dadora del conocimiento, la forjadora de la consciencia del hombre.
En la cultura sumeria y asiria, su heredera, encontramos una serie de representaciones que justamente asocian la figura del buitre, la piña (la Glándula Pineal) y la médula espinal con el flujo de energía ascendente.
Conclusión
Lo más llamativo de todo esto no es que la noción del TERCER OJO se encuentre presente en una cantidad de civilizaciones ancestrales – lo cual atribuímos a la presencia de una civilización global – sino:
- Qué tipo de conocimientos tenían en ese pasado remoto sobre la GLÁNDULA PINEAL? Cómo accedió esa lejana humanidad a dicha información?
- Qué tan desarrollados estaban en cuanto a su propia consciencia? Que tan excepcionales eran las propiedades que brindaba dicho desarrollo como para que sea motivo de esculturas, relieves y pinturas?
- Cómo es que el acceso a este conocimiento ha sido ocultado durante miles de años, hasta el punto de ignorarse incluso la existencia misma de dicho órgano?
Richard Cassaro, autor del libro “Written In Stone…” propone que el Tercer Ojo sería un órgano remanente de un tipo de humanidad más elevada, sofisticada y espiritual, que habría vivido en la tierra durante la “era dorada” previa al Diluvio, denominada por los escritos ancestrales como “Babel,” “Shambhala” o “Atlantis”. Y sugiere que, como humanos post-diluvianos, todavía tenemos la posibilidad de elevarnos, desarrollando este atrofiado pero potente órgano llamado por la ciencia moderna GLÁNDULA PINEAL.
Un video sobre la substancia alucinógena “DMT”, producido por la GLÁNDULA PINEAL:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.