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miércoles, 5 de agosto de 2015

La Cueva Pintada de Gáldar: uno de los muchos tesoros canarios

Aspecto de algunas de las pintaderas plasmadas sobre la pared de la Cueva Pintada de Gáldar. (Wikimedia Commons)
Gran Canaria, una de las siete islas principales que conforman el archipiélago español de las Islas Canarias, es en realidad un pequeño continente en miniatura. Un territorio en el que se mezclan siglos de historia con modernidad cosmopolita, espacios naturales de gran belleza y tradiciones culturales ancestrales. Situada en el Océano Atlántico, próxima a las costas africanas, frente a Marruecos y el Sahara Occidental, Gran Canaria acoge en su seno, una maravilla arqueológica rebosante de misterios: La Cueva Pintada de Gáldar.
AGÁLDAR Y GÁLDAR
Agáldar fue sede de Gáldar, uno de los guanartematos o reinos más importantes de la isla, antes de la llegada de los conquistadores castellanos durante los siglos XIV y XV. El topónimo GÁLDAR es la derivación directa de su formula original AGÁLDAR, cuya raíz etimológica contiene el morfema G-D relacionado con el radical "IGDAR", que a su vez tiene dos cabeceras semánticas: -FORTALEZA, PROMINENCIA, que se relaciona con el sitio aludiendo a su montaña. -REGIA, REAL, donde está la tienda o la casa del Rey que coincide con su denominación de "Ciudad de los Reyes o de los Guanartemes". En síntesis el topónimo AGÁLDAR podría traducirse como "LA REAL CIUDAD". 
La isla de Gran Canaria, en una fotografía tomada vía satélite (Wikimedia Commons)
EL DESCUBRIMIENTO
Los primeros indicios del descubrimiento de la Cueva Pintada nos llevan hasta el año 1862, aunque, en realidad, el hallazgo se suele datar un poco después, en 1873. Fue un campesino, José Ramos Orihuela, el que se topó con la cueva cuando, al trabajar sus tierras, un derrumbe dejó al descubierto un profundo agujero: una cueva artificial, excavada en la roca volcánica, se aparecía ante sus ojos decorada con motivos geométricos y policromada, sobre todo, en tonos rojos, negros y blancos. A partir de ese instante, el lugar se convirtió en parada obligatoria para los científicos y viajeros más importantes de la época como René Vernau, Chil y Naranjo o la británica Olivia Stone. 
DESIDIA INSTITUCIONAL Y TOMA DE CONCIENCIA
A finales del siglo XIX se produjo una temprana toma de conciencia de ciertos sectores de la sociedad canaria alzando sus voces para recalcar la extraordinaria relevancia de dicho hallazgo y defender su conservación. Así, el cronista Batllori y Lorenzo, a través de las columnas de la revista "El Museo Canario", lanzó una llamada desesperada para la protección de la Cueva Pintada bajo el lapidario título de "Mi última tentativa". A lo largo del siglo XX continuaron las críticas a la desidia institucional, pero es sobre todo a partir del año 1967, cuando se inicia una campaña de prensa en favor de la recuperación de este enclave. Ante el progresivo deterioro de las pinturas, la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas emprendió en 1970 las obras de protección y aislamiento de las humedades que estaban afectando a los dibujos. Se iniciaron así las labores de limpieza y desescombro que dejaron al descubierto no una simple cueva, sino todo un grupo de grutas que, rodeando a la cámara decorada, formaban un conjunto único. 
Mapa mostrando la situación geográfica del archipiélago de las Islas Canarias (Wikimedia Commons)
DESTRUCCIÓN Y RECUPERACIÓN
La escasa información que se tenía por entonces del tipo de poblados prehispánicos, unida a la falta de previsión y a la casi nula reacción ante los hallazgos que se fueron logrando durante los trabajos, provocaron la destrucción de una importante parte del complejo, del que sólo se pudieron recuperar escasos restos materiales gracias a algunos vecinos que los rescataban de los escombros. Los primeros indicios del deterioro de las pinturas se observaron apenas ocho años después de la apertura al público, en 1972. El regadío de las fincas del entorno, el inadecuado cierre arquitectónico y la nula planificación de las visitas provocaron una excesiva humedad ambiental y el aumento de la temperatura en el interior de la cámara. A pesar de algunas reformas que mejoraron la ventilación del recinto, el mayor problema continuó estando en las continuas filtraciones del agua de riego y en la agresión de los abonos químicos disueltos en ella. Se decidió entonces comenzar los trámites de expropiación de las fincas colindantes para poder retirar los cultivos. Este cúmulo de circunstancias obligó a tomar la decisión de cerrar la cueva al público en octubre de 1982. Durante su cierre forzoso, que duró más de dos décadas hasta que fue reabierta en el año 2006 como museo y parque arqueológico y declarada como “yacimiento de interés nacional”, arqueólogos como Jorge Onrrubia, Iñaki Sáenz o Carmen Rodríguez han encontrado sesenta edificaciones y materiales como cerámicas, ídolos rituales, pintaderas (sellos de arcilla) o desechos de fauna, junto a otros hallazgos introducidos por los conquistadores en épocas posteriores, como monedas y espadas. 
El Roque Bentayga, una de las formaciones rocosas más singulares de Gran Canaria (Wikimedia Commons)
El Roque Bentayga
LA CUEVA Y LOS ABORÍGENES
El yacimiento de la Cueva Pintada es el lugar ideal para entender la vida y el desarrollo de los primitivos habitantes canarios. Cuentan que en su interior se reunían los jefes guanartemes de los aborígenes gran canarios. Allí era donde los nobles discutían la toma de decisiones de todo tipo. La cueva surge tras gruesos cristales y al abrigo de la luz y de posibles cambios de temperatura. Los técnicos han logrado que se mantenga, permanentemente, entre 22 y 23 grados centígrados y, nunca, con más de un 75% de humedad. A lo largo del recorrido que nos ofrece el actual y moderno museo de la Cueva Pintada, los visitantes planean sobre los restos de los hogares de los que ocuparon Agáldar durante nueve siglos. Los tres tipos distintos de construcción (de basalto, toba y mixtas) aparecen reunidos con las medidas y disposición originales. Normalmente contaban con dos alcobas laterales abiertas, mirando hacia el sur y de un espacio común. Pero, realmente, ¿cómo se vivía entonces y qué función concreta tenía la misteriosa y colorista cueva? Teniendo en cuenta los restos descubiertos hasta el momento, todo parece indicar que los aborígenes de las siete Islas Canarias desconocían el uso de los metales y se hallaban en su propia Edad de Piedra antes de la llegada de los castellanos. Los pobladores de Agáldar concretamente se caracterizaban por poseer una estructura social piramidal y matriarcal. Es decir, la estirpe se transmitía a través de las mujeres, aunque no es menos cierto que eran los hombres los que ocupaban los cargos más importantes de la jerarquía. 
Interior de la Cueva Pintada de Gáldar, Gran Canaria. (Flickr)
En la cumbre de la pirámide se hallaba el Guanarteme, máximo brazo político, social y militar. Le seguía un grupo de nobles, los gayres, que conformaban "el consejo" o "sabor". Por debajo de ellos, los historiadores hablan de otros tres niveles: la baja nobleza; los plebeyos y, por último, los embalsamadores, verdugos, carniceros y prisioneros. Se dedicaban a la agricultura de regadío, cultivando cereales y legumbres. También practicaban la ganadería, la recolección y la pesca a niveles muy básicos. La Cueva Pintada, lugar de reunión de los poderosos y líderes políticos y militares, mide unos cinco metros de largo y fue excavada en la toba volcánica de la zona. Los pigmentos que la adornan, datados en el siglo X, representan triángulos, cuadrados y espirales en diferentes tonos de negro, blanco y rojo. Dichos tonos se conseguían a partir de cenizas (los negros), almagre (los rojos) y calizas (los blancos). La técnica usada fue la de preparar la roca aplicándole una fina capa de arcilla sobre la que, luego, pintaron los dibujos. Muchas y muy diversas han sido las posibles interpretaciones que se han dado a tales motivos ornamentales, pero, quizá sea la ofrecida por el investigador José Barrios, la que mejor encaje con el carácter agrícola de los aborígenes de Agáldar. Según este matemático, las pinturas representan un calendario y su control, por parte del Guanarteme no sólo le servía para seguir el ritmo de las cosechas, sino como elemento simbólico de poder. Sin lugar a dudas, todo un viaje apasionante a través de la historia y de los tiempos el que nos ofrece la mágica y milenaria Cueva Pintada de Gáldar. 



Autor: Green Fairy
articulo publicado en--https://www.ancient-origins.es/lugares-antiguos/la-cueva-pintada-g%C3%A1ldar-uno-los-muchos-tesoros-canarios-002773

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