El Popol Vuh, un corpus de narraciones mitológicas e históricas vinculadas a los pueblos Quiché-Maya, y la Estela 5 de Izapa, una losa de piedra labrada con relieves hallada en el antiguo yacimiento arqueológico mesoamericano de Izapa (México), aportan una fascinante visión de la historia mexicana. De hecho, tanto la estela como el Popol Vuh podrían revelar que algunos de los ancestros de los Quiché-Maya llegaron a América por mar.
El Popol Vuh revela un origen extranjero
En la traducción al inglés del Popol Vuh podemos leer: “Esto lo escribiremos ya dentro de la ley de Dios, en el Cristianismo, lo sacaremos a la luz, porque ya no se ve el Popol Vuh, el Libro del Consejo, donde se veía claramente “La Luz que vino del otro lado del mar”, la narración de “Nuestro lugar entre las sombras”, y se veía claramente “El nacimiento de la vida.” (Tedlock, 1992, pág.63).
El Popol Vuh se refiere a los ancestros que llegaron del este, lo que supone una afirmación realmente significativa. Al este de los mayas se encontraría la región del Golfo de México.
Continúa el Popol Vuh: “No sabían a dónde se dirigían. Hicieron esto durante largo tiempo, cuando estaban allá en las praderas: los hombres negros, los hombres blancos, pueblos de muchos rostros, de muchas lenguas, vacilantes, allá en el límite del cielo” (Tedlock, 1992, págs.149-150).
Traducción del Popol Vuh realizada en el siglo XVIII. (Public Domain)
La Estela 5 de Izapa coincide con el Popol Vuh
El arte de la región de Izapa se caracteriza por las estelas de piedra verticales halladas en el yacimiento de Izapa, situado cerca de Tapachula, en el estado de Chiapas. Izapa se encuentra en la llanura de la costa del Pacífico, en una zona conocida como Soconusco.
La estela número 5 de Izapa es una de las muchas estelas con relieves descubiertas en Izapa y que datan aproximadamente del período comprendido entre el 300 a. C. y el 50 a. C. Este monumento presenta interesantes imágenes iconográficas que confirman algunos de los relatos migratorios transmitidos de generación en generación por los antiguos mesoamericanos.
Fotografía nocturna de la Estela 5 en las ruinas de Izapa, Tapachula, México. (CC by SA 3.0)
La investigación realizada por New World Archaeological Foundation (‘Fundación Arqueológica Nuevo Mundo’) apunta a que este asentamiento ha estado habitado ininterrumpidamente desde el 1500 a. C. Mucho de lo que sabemos acerca del arte de Izapa nos llega de las obras Izapa Relief Carving (‘Relieves de Izapa’, 1984), de Virginia Smith, Izapa Sculpture (‘Esculturas de Izapa’, 1976) y Izapan-Style Art (‘El arte de Izapa’, 1973). Garth Norman, de la Fundación Arqueológica Nuevo Mundo, ha hecho públicas muchas de las estelas de piedra y altares hallados en Izapa y ha hablado en profundidad de su probable significado religioso.
Simbología de la Estela número 5
La estela número 5 incluye numerosos elementos glíficos comunes a otras piezas preclásicas, entre ellos el jaguar, cascadas de agua, montañas, aves, dragos (un tipo de árbol), serpientes y peces, además de otros motivos. Esta estela aporta además gran cantidad de elementos relacionados con las tradiciones maya y mexicana, como analizó Norman de forma precisa (páginas 165-236). Algunos factores e ideas de los que no se ha tratado en profundidad en relación con esta estela son los elementos vinculados a la religión olmeca y las tradiciones migratorias de los antiguos mesoamericanos.
Leyendas mesoamericanas de antiguas migraciones
Los mayas no fueron los primeros en habitar el Yucatán y las demás regiones cercanas al Golfo de México. Resulta evidente por las tradiciones mayas y los objetos recuperados de numerosos yacimientos arqueológicos mexicanos que una raza diferente vivía en la región antes de que se asentaran en ella los pueblos de etnia maya. Las evidencias lingüísticas sugieren que un nuevo grupo humano que hablaba una lengua diferente de la maya llegó a la región del Golfo de México hacia el 1200 a. C.
M. Swadesh (1953) ha presentado pruebas de que, hace por lo menos 3.200 años, un grupo humano que no hablaba una lengua maya se introdujo como una cuña entre los huastecas y los mayas.
Ruinas de Izapa, Chiapas, México. (Eduardo Robles Pacheco / flickr)
Las tradiciones citadas por Bernardino Sahagún, un sacerdote misionero que participó en la evangelización católica de México, registran la historia de los asentamientos en México. Sahagún escribe que estos “colonos orientales de México desembarcaron en Panotha, en el Golfo de México. Ahí se quedaron por un tiempo hasta que emigraron al sur en busca de montañas.”
Fray Diego de Landa, en su obra Relación de las cosas de Yucatán, escribió que “algunos ancianos de Yucatán dicen haber oído de sus antepasados que este país estaba habitado por cierta raza llegada del Este, a la que Dios distribuyó abriendo para ellos doce caminos a través del mar” (pág. 28)
Esta tradición es la más interesante, ya que probablemente se refiere a las doce corrientes migratorias que desembocaron en México. Esta hipótesis se sustenta además en la Estela 5 de Izapa. En ella podemos ver un grupo de hombres surcando las olas a bordo de una embarcación.
Dibujo del relieve de la Estela 5 de Izapa. (CC by SA 3.0)
Está claro que la Estela número 5 no es únicamente un árbol de la vida simbólico. Su relieve da credibilidad a los relatos tradicionales mencionados por fray Diego de Landa, en los que se narra que estos pueblos realizaron doce migraciones con destino al Nuevo Mundo. En el centro de la embarcación de la Estela número 5 observamos un árbol de gran tamaño. Este árbol tiene siete ramas y doce raíces. Las siete ramas probablemente representen los siete clanes principales de los inmigrantes, mientras que las doce raíces del árbol extendiéndose hacia el agua desde la barca probablemente simbolicen los “doce caminos a través del mar” de los que habla fray Diego de Landa.
Esta estela también confirma la tradición documentada por el famoso historiador maya Ixtlixochitl por la que algunos pueblos habrían llegado a México en “barcos de corteza de árbol” y desembarcado en Potonchán, asentándose en la región.
Los relatos mayas sobre migraciones y los relieves de la Estela 5 de Izapa probablemente estén relacionados con un segmento de la antigua población mesoamericana que llegó en embarcaciones a Panotha o Pantla (los huastecas) y se desplazó a lo largo de la costa hasta alcanzar lo que hoy es Guatemala. Este pueblo correspondería al grupo humano de lengua no maya detectado por Morris Swadesh y que se habría asentado entre mayas y huastecas hace unos 2.000 años.
Autor: Dr. Clyde Winters
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