Samaria fue la capital del Reino de Israel del siglo IX al VII AEC, luego de la división entre el reino del norte (Israel) y el del sur (Judá). Las ruinas de la ciudad se encuentran en las montañas de Samaria, que actualmente se ubica en la Gobernación de Naplusa, dentro de Cisjordania.
Según la historia bíblica, Omri, rey de Israel, hacia el 880 AEC, le compró esta tierra a su propietario, Semer. Omri concibió a Samaria para ser la nueva capital del reino, abandonando la antigua capital, Tirsá.
- 1 Reyes 16:23 En el año treinta y uno de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel, y reinó doce años; en Tirsa reinó seis años.
- 1 Reyes 16:24 Y Omri compró a Semer el monte de Samaria por dos talentos de plata, y edificó en el monte; y llamó el nombre de la ciudad que edificó, Samaria, del nombre de Semer, que fue dueño de aquel monte.
Omrí construyó Samaria en la amplia cumbre de una colina virgen, un paraje deshabitado que sirvió de base para su proyecto de capital donde residió durante los últimos seis años de su reinado. Samaria fue la única ciudad del reino de Israel construida desde el llano ya que todas las demás ciudades habían sido conquistas militares.
Samaria debe su nombre al anterior propietario de la tierra, Semer, aunque la evidencia de su real propósito se vislumbra en la denominación que le dan a la ciudad las inscripciones asirias: Beth-Khumri, “la casa de Umri”.
Como resultado de una guerra con Siria, Omrí parece haber tenido que ceder el permiso a los comerciantes sirios para poder operar en la capital israelita. Esto implicó la coexistencia entre las dos poblaciones.
Omrí
Según lo descrito en la Torá, Omrí fue un rey pecador al igual que sus antecesores, edificando y manteniendo lugares de culto a dioses ajenos al yahveísmo.
Sin embargo, los historiadores consideran que este juicio procede de una época posterior, cuando el culto a Yahvé, tal como se prescribe en la Torah, no tenía las mismas exigencias; el “pecado” de Omrí sería entonces el henoteísmo propio de su época, una forma de culto contraria a las tradiciones posteriores.
A partir de Omrí, se establece una nueva dinastía en Israel que perdurará hasta el reinado de Joram y, según algunas interpretaciones, hasta el de Zacarías si, como señala una inscripción asiria, Jehú era miembro de la misma.
Existen numerosos testimonios arqueológicos de esta dinastía, en especial en relación con su nueva capital, Samaria, cuyo nombre vendrá a ser sinónimo del reino.
Estela de Mesha
Un pieza central de las pruebas extra bíblicas sobre Omrí y su reino de Israel es la Estela de Mesha, la cual menciona como el rey Omri habría sometido y anexionado el reino de Moab, y como Mesha, rey moabita del siglo IX AEC, habría expulsado a los israelitas de esta tierra venciendo al hijo de Omri (Acab, interpretado literalmente, o bien su descendencia en un sentido más simbólico, acaso su nieto Joram).
La estela de Mesha (popularizada en el siglo XIX como la “Piedra Moabita”), es una piedra de basalto negro. La inscripción de 34 líneas, la más extensa recuperada del antiguo Moab, fue escrita en alfabeto paleohebreo.
La estela fue erigida por Mesha, alrededor de 850 AEC, como un registro y recuerdo de sus victorias en su revuelta contra el Reino de Israel.
La piedra tiene 124 cm de alto y 79 cm de ancho y 36 cm de espesor; es redondeada por arriba. Fue descubierta en el antiguo Dibon hoy Dhiban, Jordania, en agosto de 1868, por el Rev. F. A. Klein, un misionero alemán en Jerusalén.
“Los árabes de las proximidades, temiendo la pérdida de tal talismán, rompieron la piedra en trozos; pero ya se había obtenido un molde por [Charles] Clermont-Ganneau, y la mayoría de los fragmentos fueron recuperados y montados por él”.
La estela describe:
- cómo Moab fue conquistado por Omrí, Rey de Israel, como el resultado del disgusto del dios Quemos. Las victorias de Mesha sobre el hijo de Omrí (no mencionado por su nombre), sobre los hombres de la tribu de Gad en Ataroth, y en Nebo y Jehaz;
- sus construcciones públicas, restaurando las fortificaciones de sus fortalezas y construyendo un palacio y depósitos para el agua; y
- sus guerras contra los Horonaim.
En la Biblia, es Yahveh quien da la victoria a Joram. Israel se retira, de acuerdo con los Libros de los Reyes, a causa de “un gran furor” desatado ante la visión de Mesha sacrificando a su primogénito sobre las murallas, muy probablemente al dios Quemos. Este pasaje describe la primera inscripción de la que se tenga registro del tetragrámaton de Yahvé.
Obelisco Negro
Omrí también fue mencionado en el llamado obelisco negro, un monolito del año 827 AEC, encargado por Salmanasar III, rey de Asiria entre 858 AEC y 824 AEC, en el que se destaca los logros realizados por dicho rey.
Entre los tributos aportados por los reinos sometidos se observa el texto en escritura cuneiforme sobre el relieve del 2do cuadro:
Tributo de Jehu, hijo de [la Casa de] Omri (Iaúa hu-Umri). Plata, oro, un cuenco de oro, un vaso de oro, copas de oro, jarras de oro, plomo, bastones para la mano del rey, jabalinas, recibí de él.
Monolito de Kurkh
Pero Salamanzar III también dejó un registro extrabíblico de Acab en el monolito de Kurkh, una estela de 2,20 metros de alto que relata las campañas de Salmanazar en el oeste de Mesopotamia y Siria.
La parte final enumera a los beligerantes de la batalla de Qarqar, Siria, en la cual se enfrentó a una “alianza de doce reyes”. Esta alianza fue dirigida por Irhuleni, rey de Hama, y Hadadezer, rey de Damasco, pero también menciona un fuerte contingente liderado por Acab, rey de Israel.
La ciudad y el palacio
La ciudad de Samaria fue trazada siguiendo la forma natural de la plataforma rocosa; desciende desde una meseta superior de 430 metros sobre nivel del mar a 350 metros. Las dimensiones de la meseta superior tienen hoy unos 250 metros de E- O y 160 de N-S.
En toda esta meseta superior se proyectó el palacio y el barrio real de Omri el cual respondía a la idea que se tenía de un barrio palaciego en su época.
La obra continuó bajo el reinado de su hijo y sucesor Acab quien hizo ampliar la plataforma palaciega por el lado norte unos 15 metros y por el lado Oeste unos treinta más. Esta ampliación era claramente defensiva y transformó esta acrópolis en una auténtica fortaleza.
Sobre el palacio propiamente sabemos poco, ya que no sólo fue destruido e incendiado sino que el montículo sirvió de cantera y la gente del lugar extrajo los sillares perfectamente tallados durante siglos.
Lo que verdaderamente nos da la medida de su arquitectura son los fragmentos de tallas de marfil que probablemente tapizaban el interior del palacio y que fueron recuperados de las ruinas del incendio y saqueó de Samaria realizado en el 722 AEC por los asirios.
Son placas de marfil con bajos relieves, enriquecidas con panes de oro y con incrustaciones de pasta vítrea. Se trata de placas de estilo egipcio dado que en aquel entonces era la estética dominante en el mundo del Próximo Oriente, pero son obra de artesanos probablemente fenicios.
Los marfiles fueron hallados en el patio del palacio de Acab por la misión norteamericana de la Universidad de Harvard. Uno de los marfiles llevaba una inscripción con el nombre del faraón egipcio Osorkon II (870-847); posteriormente la expedición de Crowfoot halló otras 200 placas y fragmentos, también en el interior del palacio.
Hay una referencia sobre los marfiles del palacio de Acab en la Torá:
- 1 Reyes 22:39 “El resto de la historia de Acab, y todo cuanto hizo, la casa de marfil que edificó y todas las ciudades que fundó, ¿no están escritas en el libro de las Crónicas de los Reyes de Israel?”
Se han hallado este estilo de placas de marfil, casi idénticas, en otros yacimientos arqueológicos del mismo periodo, como el de Arslan Tas, en el norte de Siria, y en Nimrud, en pleno territorio asirio. De hecho, estos últimos son tan similares que se ha conjeturado que los mismos procedían de Samaria y llegaron al palacio real de Sargón II, después que este saqueara la capital del reino de Israel en el 722 AEC.
Se cree que las decoraciones del palacio de Acab fueron realizadas por artesanos fenicios, importados ya por Omri y después por Acab, tal como años antes había hecho el rey Salomón en Jerusalén. Más aún, Acab estaba casado con Jezabel de Tiro, una princesa fenicia.
En este sentido, el texto bíblico es contundente respecto de la opinión de los profetas sobre Acab y su esposa Jezabel:
- 1 Reyes 16:30-33 Y Acab hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él. Porque le fue ligera cosa andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, y tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal rey de los sidonios, y fue y sirvió a Baal, y lo adoró. E hizo altar a Baal, en el templo de Baal que él edificó en Samaria. Hizo también Acab una imagen de Asera, haciendo así Acab más que todos los reyes de Israel que reinaron antes que él, para provocar la ira de Jehová Dios de Israel.
Su estilo lujoso y el hecho que estuviera influenciado por la estética fenicia, es decir, pagana, es lo que probablemente desencadenó la ira del profeta Amós, quien escribió:
- Amós 3:9-10 “Proclamad en los palacios de Asiria y Egipto; decid: Reuníos sobre los montes de Samaria y observad los muchos desordenes que reinan en ella, y las violencias que se cometen en su interior. No saben hacer lo recto los que acumulan violencia y destrucción en sus palacios.
- Amós 3:14-15 El día que castigue las transgresiones de Israel, castigaré también los altares de Betel, y serán cortados y echados por tierra los cuernos del altar. Y arrasaré las habitaciones de invierno, junto con las de verano, y también caerán las casas de marfil, serán en gran número los edificios derribados, dice el Señor”
Los óstraca de Samaria
Durante una excavación realizada en 1910 se encontró, dentro de lo que era el palacio, una colección de óstraca (documentos escritos sobre fragmentos de cerámica rota) del siglo VIII. Más específicamente, del periodo de Jeroboam II, desde el año 778 AEC al 770 AEC. El texto mencionaba cargamentos de aceite y vino que se enviaron a Samaria desde diversos lugares vecinos.
Los óstraca hallados en Samaria son una valiosa fuente de información epigráfica [procedente de inscripciones] del antiguo Israel dado que ofrecen un extenso inventario de nombres de personas, clanes y lugares geográficos, entre ellos, algunos nombres bíblicos.
Cuando los israelitas conquistaron la Tierra Prometida y la dividieron entre las doce tribus, Samaria quedó en el territorio de la tribu de Manasés.
- Josué 17:1 Se echaron también suertes para la tribu de Manasés, porque fue primogénito de José. Maquir, primogénito de Manasés y padre de Galaad, el cual fue hombre de guerra, tuvo Galaad y Basán.
- Josué 17:2 Se echaron también suertes para los otros hijos de Manasés conforme a sus familias: los hijos de Abiezer, los hijos de Helec, los hijos de Asriel, los hijos de Siquem, los hijos de Hefer y los hijos de Semida; éstos fueron los hijos varones de Manasés hijo de José, por sus familias.
- Josué 17:3 Pero Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, no tuvo hijos sino hijas, los nombres de las cuales son estos: Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa.
Los óstraca de Samaria conservan siete de los nombres de clanes de Manasés: aquellos de los cinco descendientes varones y los de dos nietas de Héfer, (Hoglá y Noá). Los nombres de clanes conservados en los óstraca de Samaria suministran un valioso dato extrabíblico que corroboraría la versión bíblica sobre la relación entre los clanes de Manasés y el territorio donde se establecieron.
Los óstraca de Samaria también parecen corroborar lo que la Biblia dice sobre la situación religiosa de los israelitas. Cuando estos óstraca se escribieron, los israelitas mezclaban la adoración a Jehová con el culto al dios cananeo Baal.
Algunos nombres que se encontraron en los óstraca de Samaria significaban “Baal es mi padre”, “Baal canta”, “Baal es fuerte”, “Baal recuerda” y así por el estilo.
El final de Samaria
Samaria fue sitiada con frecuencia. En los días del rey Acab (quien gobernó Israel entre 874 AEC y 853 AEC), Ben Hadad II, rey de Aram-Damasco, atacó las laderas con treinta y dos reyes vasallos, pero fue derrotado.
- 1 Reyes 20:1 Entonces Ben-adad rey de Siria juntó a todo su ejército, y con él a treinta y dos reyes, con caballos y carros; y subió y sitió a Samaria, y la combatió.
El siguiente año volvió a atacar pero una vez más fue derrotado y se vio obligado a rendirse.
- 1 Reyes 20:26 Pasado un año, Ben-adad pasó revista al ejército de los sirios, y vino a Afec para pelear contra Israel.
- 1 Reyes 20:34 Y le dijo Ben-adad: Las ciudades que mi padre tomó al tuyo, yo las restituiré; y haz plazas en Damasco para ti, como mi padre las hizo en Samaria. Y yo, dijo Acab, te dejaré partir con este pacto. Hizo, pues, pacto con él, y le dejó ir.
Hacia finales del siglo XVIII la decadencia del reino era evidente, con múltiples golpes de estado y luchas internas, pero el mayor peligro procedía del Imperio asirio y de la presión que ejercía Nínive sobre estos pequeños reinos que se quería someter a vasallaje.
Salmanasar V, rey asirio, puso sitio a Samaria; la ciudad resistió tres meses, hasta que en el 721 AEC fue ocupada por Sargón II (que reinó entre el 722 AEC y el 705 AEC), sucesor del anterior.
Los textos epigráficos asirios son concluyentes sobre la victoria:
- “El hombre de Samaria, quien con un rey que le era infiel, se había unido para no rendirme homenaje y no pagarme tributo, me dieron la batalla; con la fuerza de los grandes dioses, mis señores, choque con ellos: 27.280 personas, con sus carros, los dioses en los cuales habían depositado su confianza, como botín, obtuve 200 carros, al mismo tiempo que recuperaba mi feudo real. Finalmente di instrucciones para que los establecieran (los deportaran) a Asiria”
El texto bíblico lo cuenta de la siguiente forma:
- 2 Reyes 17:5-6 Y el rey de Asiria invadió todo el país, y sitió a Samaria, y estuvo sobre ella tres años. En el año nueve de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, y llevó a Israel cautivo a Asiria, y los puso en Halah, en Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos.
Después de su saqueo y destrucción, hacia el 722 AEC, todo el barrio real fue destruido y encima de sus ruinas de construyó un nuevo barrio. El breve periodo de influencia fenicia había terminado.
Mucho tiempo y sucesivas conquistas después, la ciudad entera fue destruida por Juan Hircano en el año 108 AEC, pero la ciudad fue repoblada aparentemente bajo Alejandro Yanai (125-76 AEC), hijo de Hircano. En el año 63 AEC, Samaria fue anexada a la provincia romana de Siria.
En el año 30 AEC, el emperador Augusto (63 AEC-14 EC) le otorgó esta ciudad a Herodes el Grande, quien le cambió el nombre de Samaria a Sebaste en honor de Augusto (“Sebaste” es la forma femenina del griego Sebastos, que significa Augusto).
Los restos más sobresalientes de este período son: el Augusteum, que consiste en un templo y una gran explanada construida sobre el palacio de Omri en la cumbre de la acrópolis, una puerta de la ciudad, una calle con columnas de este a oeste, un teatro en la ladera noreste de la acrópolis, un templo dedicado a Kore en una terraza al norte de la acrópolis, y un estadio hacia el noreste, en el valle.
Samaria fue abandonada definitivamente en el siglo VI de nuestra era.
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