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viernes, 21 de febrero de 2020

El descubrimiento del siglo en Canarias: hallan una cueva funeraria prehispánica con 72 momias



Restos óseos descubiertos el verano pasado en el enterramiento prehispánico ubicado en una cueva inaccesible del barranco de Guayadeque Foto: Cabildo de Gran Canaria EFE.
Varios arqueólogos que estudian cómo era la vida de las poblaciones aborígenes de Canarias acaban de encontrarse con una oportunidad única que no se les presentaba desde finales del XIX: explorar una gran cueva funeraria, con al menos 72 individuos, que posiblemente nunca nadie ha tocado.
La cueva se encuentra en el sureste de Gran Canaria, en el barranco de Guayadeque -uno de los enclaves de referencia, por ejemplo, en las colecciones del Museo Canario- y, de hecho, figura en los inventarios arqueológicos desde los años ochenta, pero nunca se había estudiado ni explorado, dado que se encuentra en un lugar inaccesible al que solo se llega escalando siete metros de pared.
Hay una única pega, y es que parte de la visera de esa cavidad se derrumbó en el pasado y hace tiempo que la lluvia, el sol, los cambios de temperatura y hasta las aves están erosionando poco a poco lo que en su día fueron 72 momias completas, reducidas ahora a una colección de huesos desordenados, pero que conservan una valiosísima información en riesgo de desaparecer para siempre.
Así es la cueva donde se han encontrado los huesos/Foto: Cabildo de Gran Canaria/EFE
El motivo por el cual se va a estudiar ahora la cueva es porque corre prisa intervenir en ella, o los restos que todavía atesora desaparecerán de manera “inexorable” en unos años, según reconoció el inspector del servicio Patrimonio del Cabildo y profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Javier Velasco (izquierda).
Este hallazgo se consiguió gracias a la colaboración ciudadana y a la actuación responsable de un grupo de aficionados a la arqueología llamado “El Legado”, que consiguió fotografiar la cueva con un dron en junio de 2019 y puso los hechos en conocimiento del Cabildo al observar la cantidad de huesos que había en su interior y el grado de exposición a la intemperie que estaban soportando.
“Ha sido como un viaje en el tiempo”, resume Alberto. Un viaje doble, a la época en la que aún había grandes cuevas funerarias prehispánicas por explorar, y al pasado al que se retrotraen esos restos, datados, por ahora, entre los siglos VIII y XI d.C. Esas dos fechas se han obtenido por Carbono 14 de un hueso y de un resto de esterilla utilizada para amortajar a los cadáveres.
Uno de los huesos de los 72 individuos encontrados en una cueva de Gran Canaria/Foto: Cabildo de Gran Canaria EFE.
La primera exploración de la cueva ha aportado datos muy prometedores, a pesar del deterioro de sus restos. El yacimiento pertenece a los inicios de la población de Gran Canaria (las fechas más antiguas datadas en la isla se remontan al s. IV) y allí están enterrados hombres y mujeres de todas las edades, con una presencia de niños muy poco habitual en este tipo de enclaves.
En esta colección de huesos, solo hay una decena de recién nacidos, lo que servirá para avanzar en el estudio de la infancia en tiempos de los antiguos canarios. Una materia de la que se sabe poco porque, ha detallado Verónica Alberto. "Los antiguos canarios, a lo largo de todo su desarrollo vital, van a implementar distintas estrategias en cuanto a la mortalidad infantil y a sus deposición en el cementerio. En el caso de las cuevas, los recién nacidos, están presentes", explica.
Los arqueólogos también han subrayado otro detalle llamativo: todos los cuerpos recibieron la misma preparación para afrontar el último viaje, al que sus parientes les entregaron envueltos en mortajas de piel o de esterilla vegetal. Es decir, enfatiza el inspector del Cabildo, nada les diferencia de las momias canarias prehispánicas que se conservan en los museos.
Asimismo, si hoy solo son huesos desperdigados, se debe únicamente a la acción de los elementos naturales que han impedido que se conservaran, pero parece apuntar que ese ritual funerario era común para toda la población.
Por otro lado, ha llamado la atención a los arqueólogos que en un yacimiento que no parece expoliado no haya más que huesos y mortajas, ya que, por el momento, no se ha encontrado ningún elemento personal ni de ajuar. Si ese detalle se confirma cuando avance la intervención en la cueva, apunta Alberto, habrá que replantearse algunas de las teorías sobre las supuestas ofrendas que acompañaban al muerto en los rituales funerarios de los antiguos canarios.
De momento la primera intervención urgente consistirá en salvar todos los restos que están en riesgo de deteriorarse. Después, llegarán más análisis de Carbono 14 para saber su antigüedad; ADN, para conocer su línea genética; isótopos estables, para averiguar cuál era su alimentación; e incluso forenses, para desentrañar de qué murieron.










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