El juego de pelota Mesoamericano es el deporte de equipo conocido más antiguo del mundo. Lo practicaban las antiguas culturas precolombinas de Centroamérica y ya se jugaba desde casi un milenio antes del establecimiento de los primeros Juegos Olímpicos griegos. Con un ritmo rápido, el juego, a menudo brutal, estaba relacionado con rituales religiosos en los que, en muchas ocasiones, los jugadores perdían sus vidas, estando los sacrificios humanos presentes de forma regular.
Desde la antigüedad y hasta la conquista española en el siglo XVI, el deporte no fue un simple juego, sino que fue parte esencial de la cultura Mesoamericana integrada por los Olmecas, los Mayas y los Aztecas.
Los Mayas lo conocían como "Pok Ta Pok”, mientras que para los aztecas era el "Tlachtli". Hoy lo llaman "Ulama". El juego de pelota Mesoamericano era un juego en el que la acción alcanzaba niveles inimaginables de violencia. Las heridas serias eran comunes ya que los jugadores se lanzaban a canchas de piedra con la finalidad de mantener una pelota en juego y a menudo acababan amoratados y ensangrentados. Cuando una pesada pelota aérea, a gran velocidad, golpea a un jugador, puede causar hemorragias internas en las zonas del cuerpo desprotegidas llegando, incluso, a provocar la muerte.
Disco de piedra con jugador de pelota, Chinkultic, Chiapas (Wikimedia Commons)
Aunque en la actualidad se sabe que su juego se extendió hasta Paraguay por el sur y hasta Arizona por el norte, la cancha de Juego de Pelota más antigua hasta el día de hoy es la de Paso de la Amada en México, que ha sido datada gracias al radiocarbono en unos 3.600 años de antigüedad. Fecha que la coloca, históricamente, entre las culturas Mokaya y Olmeca y sólo unos cientos de años después de que los ancestrales recolectores-cazadores se hubiesen adaptado al sedentarismo formando comunidades residenciales estables.
Aproximadamente 1.300 canchas de Juego de Pelota Mesoamericanas han sido descubiertas y casi todas las principales ciudades Mesoamericanas de la antigüedad disponían, al menos, de una. En la clásica ciudad maya de Chichén Itzá se encontraba la más grande: la Gran Cancha de Juego de Pelota, que medía 96,5 metros de largo (545 pies) y 30 metros de ancho (225 pies). Sin embargo, la Cancha Ceremonial de Tikal (actualmente en la moderna Guatemala) tiene 16x5 metros siendo más pequeña que una pista de tenis. Las canchas olmecas eran del tamaño de un campo de fútbol moderno y, vistas desde el aire, se parecían a una "I" mayúscula con dos zonas perpendiculares en sus extremos, superior e inferior. Estaban delimitadas con bloques de piedra y se jugaba en un espacio rectangular con paredes inclinadas. Estas paredes a menudo estaban revestidas y pintadas de vivos colores. Serpientes, jaguares y rapaces eran representados junto a imágenes de sacrificios humanos que sugerían vínculos con la divinidad.
Cancha de Juego de Pelota de Chichén Itzá (Wikimedia Commons)
Las reglas exactas del juego nos son desconocidas ya que las pruebas disponibles se han recogido de las interpretaciones extraídas de las esculturas, el arte, las canchas de Juego de Pelota y los glifos. Algunas interpretaciones sugieren que el juego se extendía a lo largo de toda la cancha y que la pelota se pasaba a gran velocidad. Los equipos parece ser que variaban en tamaño pudiendo formarlos desde dos hasta seis jugadores y el objeto del juego era golpear una pelota sólida de goma de modo que cruzara una línea. A cada lado de la cancha de juego se alzaban dos largas paredes paralelas contra las que se lanzaba y rebotaba la pelota de goma de cada equipo. Esto es, algo similar al balonvolea excepto por el hecho de que los jugadores tenían que usar sus caderas para devolver la pelota sin red alguna (tenía que cruzar una línea).La pelota siempre debía estar en movimiento, sin tocar el suelo y en algunas versiones del juego no podía ser golpeada con manos ni pies. Más tarde, los mayas añadieron dos aros de piedra o anillos en el centro de las canchas. Cuando un jugador hacer pasar una pelota a través de uno de los anillos, por lo general terminaba el juego. También se anotaban puntos cuando los jugadores contrarios fallaban lanzamientos en los aros verticales colocados en el punto medio de las paredes laterales, cuando eran incapaces de devolver la pelota al equipo contrario antes de que rebotase, o cuando permitían que la pelota saliera fuera de los límites de la cancha. Ganaba el equipo con mayor número de puntos.
Aro de piedra del juego de pelota de Chichen Itzá (Wikimedia Commons)
La gran pelota de goma podría pesar entre tres y ocho libras (1,5-3,5 Kg) y tenía un diámetro de entre 25 y 37 centímetros (10 a 12 pulgadas). Es decir, semejante a un balón de baloncesto pero mucho más maciza en su interior por lo que pesaba mucho más. A causa de esto, podía infligir daños graves y en caso de golpear a alguien en el lugar incorrecto con bastante fuerza, podía, incluso, matarlo. Debido a estos peligros, los jugadores comenzaron a llevar, finalmente, equipo de protección. Su estilo fue variando con el paso del tiempo y dependiendo de las necesidades del momento, pero lo más común es que llevasen tocados o cascos para protegerse las cabezas, acolchadas almohadillas de algodón cubriendo codos y rodillas y cinturones de piedra, conocidos como "yugos," alrededor de la cintura o el pecho. Estos yugos eran usados para golpear y pasar la pelota y estaban minuciosamente decorados.
Estatuilla de un jugador de pelota luciendo gruesa ropa acolchada (Wikimedia Commons)
El Juego de pelota Mesoamericano tiene su origen en el cosmos y en las creencias religiosas de los pueblos prehispánicos. La interpretación más común ve la pelota y su movimiento en la cancha como un paralelismo del movimiento de los cuerpos celestes en el cielo. El juego fue visto como una batalla del sol contra la luna y las estrellas que representaban el principio de ligereza y oscuridad. Si un partido en particular tenía significado religioso, el equipo vencido podía ser sacrificado. En ilustraciones de libros precolombinos como el Códice Borgia y también sobre los frisos tallados en piedra que decoran las paredes de las canchas de Chichén Itzá y El Tajín, está representada, claramente, la decapitación de un capitán por el capitán del otro equipo o por un sacerdote. El sacrificio de los jugadores de pelota estaba íntimamente relacionado con el ciclo celeste del sol y la luna, tanto para mayas como para aztecas. Uno de los episodios más importantes del Popol Vuh (el mito de creación maya) menciona dos "equipos" de importantes dioses mayas que descienden al Inframundo para competir con Uno-Muerte y Siete-Muertes, los dos principales dioses del Inframundo, siendo luego matados y transformados en cuerpos celestes. El sacrificio de los miembros del equipo perdedor en el juego de pelota constituía una nueva afirmación de todo esto para los Mayas así como la constatación de la existencia de un pacto con el Inframundo que permitiría al sol y la luna elevarse cada día mientras se sucediesen los sacrificios.
Escultura en relieve de la Gran Cancha de Juego de Pelota de Chichén Itzá, mostrando a un jugador de pelota decapitado. (Wikimedia Commons)
Cuando los españoles llegaron a México central en el siglo XVI, sacerdotes y conquistadores anotaron por escrito sus impresiones acerca del juego. Destacaron que para los aztecas existía una fuerte conexión entre el juego de pelota y las decapitaciones. A Hernán Cortés se le atribuye un mapa de Tenochtitlán en el que aparece la cancha de pelota marcada como "Tzompantli" (palabra azteca que quiere decir "hilera de cráneos"). En esta cancha concreta fueron encontrados miles de cráneos. Los españoles prohibieron el juego debido a sus connotaciones paganas, terminando así con la tradición milenaria de este deporte. En la actualidad, los habitantes de México todavía juegan una variante del juego que sus antepasados una vez practicaron. Conocido como Ulama, se trata de un juego practicado en algunas comunidades del estado mexicano de Sinaloa. Así, el Ulama de Brazo se juega al norte de Sinaloa. En él se enfrentan dos equipos de tres jugadores y, en lugar de con sus caderas, golpean la pelota con sus antebrazos, que están protegidos con diferentes rellenos acolchados. El Ulama de Cadera se practica al sur de Sinaloa. Allí los equipos tienden a formarse con cinco o más jugadores y, en este caso, las tradicionales caderas son las que se usan para mover la pelota. Otra versión diferente del juego es el Ulama de Palo. Aquí los jugadores manejan una raqueta de madera. Este peculiar juego era una reliquia del pasado hasta que fue recuperado en la década de 1980.
Actuales jugadores de Pok Ta Pok en acción (Wikimedia Commons)
Autor: Bryan Hilliard
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