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martes, 20 de agosto de 2019

Descubren un «sapo humanizado» en Perú que representaba el cambio climático

El relieve escultórico de la civilización Caral, de hace 3.800 años, ha sido hallado en el sitio arqueológico de Vichama



Los arqueólogos que trabajan en el asentamiento peruano de Vichama han descubierto nuevos relieves escultóricos en uno de los edificios públicos, entre ellos, un raro «sapo humanizado»esculpido en la piedra hace 3.800 años con un significado simbólico sobre el cambio climático.
Según Ruth Shady Solís, directora de las excavaciones y principal investigadora de la civilización Caral, este batracio que extiende los brazos sobre una cabeza antropomorfa que tiene los ojos cerrados representa «el anuncio de la llegada del agua». En la cosmovisión andina el sapo es un icono relacionado con las lluvias y el agua, imprescindibles para la agricultura. La cabeza tallada entre sus manos representa, según Shady Solís, al ser humano que esperaba el agua para continuar viviendo.
El relieve fue hallado en la antesala que conducía a un Salón Ceremonial del Edificio De los Depósitos desde donde se dominan los campos de cultivo del valle de Huaura. Se encontró en lo alto de un edificio que, con un área máxima de 874 metros cuadrados, fue continuamente remodelado. El Ministerio de Cultura de Perú detalla en una nota que a lo largo de su uso, le edificaron hornacinas escalonadas, una plaza circular hundida, frisos escultóricos y le colocaron ofrendas.
La escena complementaría al «Mural de la llegada del agua» o de la Fertilidad, un relieve con cuatro cabezas humanas de ojos cerrados, una al lado de la otra, y dos serpientes que se desplazan entre ellas hasta desembocar en una quinta cabeza no humana que representaría una semilla antropomórfica, de la que salen cinco varillas verticales hincadas en la tierra. Según la hipótesis de Shady, las serpientes representan a una deidad vinculada al agua que se filtra en la tierra y hace germinar a la semilla.
Este relieves simbolizarían la fertilización de la tierra, pues la serpientes representan a una deidad vinculada al agua que se filtra en la tierra y hace germinar a la semilla, según la hipótesis de Shady.
Los relieves escultóricos de Vichama han sido vinculados con un período de escasez y hambruna que habrían vivido sus habitantes. Serían representaciones para la memoria colectiva sobre las dificultades a las que se enfrentaron por el cambio climático y la escasez del agua y de los alimentos. «El recordatorio de un evento que no debía ser olvidado, y ante el cual siempre había que estar preparados», resalta la nota de la Zona Arqueológica Caral.
El centro urbano de Vichama fue construido sobre una terraza y laderas del cerro Halconcillo, a un kilómetro y medio del litoral y a 75 metros sobre el nivel del mar, por encima de los campos agrícolas que se extienden a lo largo y ancho de la margen derecha del río Huaura, en el distrito de Végueta, provincia de Huaura, región Lima.
El asentamiento arqueológico tiene una extensión de 25 hectáreas. Hace entre 3.800 y 3.500 años se construyeron allí 22 conjuntos arquitectónicos, con edificios públicos, plazas de reunión y sectores domésticos.
En estos últimos años se han logrado importantes avances en el conocimiento de la sociedad que construyó y ocupó Vichama. Entre los hallazgos destacan los relieves de personajes antropomorfos con los estómagos vacíos, unos ya fallecidos y otros en una danza ritual, la representación del sapo humanizado y otros murales relacionados con la llegada del agua.




Madrid



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