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miércoles, 1 de mayo de 2019

Los últimos secretos de la catedral de Santa Sofía salen a la luz: del baptisterio a la biblioteca



Exterior de la catedral de Santa Sofía.
En el año 532, una serie de disturbios en Constantinopla pusieron en jaque al Imperio bizantino de Justiniano I. La revuelta, desatada en la zona del Hipódromo, en el centro de la actual Estambul, unió a los azules (aristócratas) y a los verdes (comerciantes) contra las fuerzas imperiales. No lograron derrocar al poder, pero sí arrasaron algunos de los edificios públicos más emblemáticos de la ciudad, como la iglesia de Santa Sofía, construida en 360 por el emperador Constantino.
Con la rebelión sofocada, Justiniano ordenó levantar un catedral colosal sobre los restos que había sobrevivido de Santa Sofía, y para ello mandó ir en búsqueda de los materiales más ricos del Imperio, como las columnas del templo de Artemisa, mármol verde de Tesalia o roca negra del Bósforo. Tras cinco años de trabajo —el edificio fue construido por Isidoro de Mileto y Antemio de Trales—, la basílica se inauguró el 27 de diciembre de 537. Según el historiador Procopio de Cesárea, Justiniano exclamó al ver su deseo realizado: "¡Salomón, te he vencido!", en referencia al templo de Jerusalén.
Santa Sofía se convertiría de esa forma en la iglesia más grande construida por el Imperio romano de Oriente, una joya de la arquitectura bizantina que caería en manos otomanas tras la conquista de Constantinopla por el sultán Mehmed II, el Conquistador, en 1453. Pero antes de esa fecha, el templo se convertiría en la catedral operativa más grande de la ciudad durante todo el período bizantino y en el lugar de coronación de los emperadores.
Este fresco muestra una gran cruz en un círculo rodeado de un diseño geométrico. Encontrado en una estructura conocida como la rampa noreste, el fresco se halló mientras la restauración se estaba llevando a cabo en 2008. (Foto de Jan Kostenec, Copyright: Oxbow Books, Ken Dark y Jan Kostenec 2019).
Un muro de piedra verde, que se muestra aquí, es parte de una estructura rectilínea ubicada al norte de la catedral de Santa Sofía. Esta estructura puede ser restos del Gran Baptisterio, donde se realizaba el bautismo en la Epifanía y la Vigilia Pascual, y donde se bautizaban los hijos de los emperadores. (Foto de Jan Kostenec, Copyright Oxbow Books, Ken Dark y Jan Kostenec 2019).
Pero no solo eso: una investigación de un grupo de arqueólogos realizada entre 2004 y 2018 ha sacado a la luz lo que se cree que es el Gran Baptisterio perdido de la catedral cristiana más grande jamás construida en el mundo antiguo. Según Ken Dark y Jan Kostenec, los líderes del estudio, que acaban de publicar los resultados en un libro titulado Hagia Sophia in Context: An Archaeological  Reexamination of the Cathedralof Byzantine Constantinople, en este recinto habrían bautizado los emperadores a sus hijos.
Se trata de un muro de piedra color verdoso, parte de una estructura rectilínea ubicada al norte de la catedral y que se enmarca dentro de otros descubrimientos en el complejo de edificios eclesiátiscos que rodean a la catedral, convertida en mezquita en 1453. Además del baptisterio, los arqueólogos han sido capaces de reconstruir el aspecto del Palacio Patriarcal y de identificar el lugar exacto —un círculo de roca ígnea— donde el emperador Justiniano se colocaba durante la liturgia y otras ceremonias religiosas.
Los arqueólogos creen que el disco de pórfido en el suelo era el lugar exacto en que Justiniano I se ponía durante las cereonias (Foto: Jan Kostenec, Copyright Oxbow Books, Ken Dark and Jan Kostenec, 2019).
En 2012, se descubrió un mosaico geométrico en el interior de la iglesia a nivel del suelo. Se utilizó una mezcla de colores en oro y verde. Los motivos geométricos encontrados en el mosaico incluyen  esvásticas, las cuales se utilizaron con frecuencia en el mundo antiguo. ((Foto: Jan Kostenec, Copyright Oxbow Books, Ken Dark and Jan Kostenec, 2019).
"Nuestro trabajo de campo entre 2004 y 2018 en el área que rodea la iglesia del siglo VI ha revelado nuevas estructuras bizantinas al norte, oeste y sur", escriben Dark y Kostenec en el libro, según recoge el portal especializado LiveScience. Entre esas estructuras se han hallado también restos del mármol blanco del patio que una vez rodearon a la catedral, convertida en 1935 en museo por Kemal Atatürk.
Un fragmento de pavimento de mármol blanco hallado en Santa Sofía está decorado con un hexágono u octógono dentro de un rectángulo. La investigación sugiere que una parte considerable de la Santa Sofía estaba revestida de mármol blanco, lo que habría reflejado la luz solar, aumentando así la visibilidad de la Basílica, dándole un aspecto casi luminoso. ( Foto de Jan Kostenec, Copyright: Oxbow Books, Ken Dark y Jan Kostenec 2019).
Por si eso no fuese suficiente, los investigadores, asimismo, han descubierto lo que parece ser una antigua librería situada debajo del gran salón; y basándose en su tamaño, aseguran que puede haber albergado miles de pergaminos. Por último, han determinado que la estructura conocida como el vestíbulo noroeste fue construida durante la etapa justiniana y no durante el período otomano.
Los investigadores encontraron que este espacio abovedado puede ser los restos de una antigua biblioteca que contenía miles de rollos. El espacio está ubicado debajo de una estructura conocida como el gran salón en Santa Sofía. ( Foto de Jan Kostenec, Copyright: Oxbow Books, Ken Dark y Jan Kostenec 2019).
Los investigadores encontraron que el vestíbulo noroeste, que se muestra aquí, se construyó durante el reinado de Justiniano I. Originalmente, se creía que se había agregado mucho más tarde, durante la época del Imperio Otomano. (Foto de Jan Kostenec, Copyright: Oxbow Books, Ken Dark y Jan Kostenec 2019).
"El descubrimiento de una parte tan grande de la iglesia justiniana de Santa Sofía no tiene precedentes en las décadas previas... y altera de forma significante el conocido plan de este edificio mundialmente famoso", señaló Dark a LiveScience.
Además, los autores del trabajo han asegurado que todavía quedan muchas partes de Santa Sofía, cuyas paredes están adornadas con hermosos mosaicos de oro y plata, sin descubrir, a la espera de la mano de los arqueólogos.








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