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sábado, 23 de febrero de 2019

Los Mayas. ¿Un telescopio en el Siglo VII? Cap I

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Se habla de cultura maya en relación con una serie de tribus y pueblos desarrollados en los territorios centrales del continente americano. Los Mayas no serían así un grupo homogéneo sino un conjunto de etnias con diferentes lenguas, costumbres y leyes, aunque su economía, organización política, construcciones y arte permiten pensar en una cultura unitaria.
Las primeras aldeas rescatadas por investigación arqueológica se datan en torno al año 2.000 a.n.e., y su final se sitúa hacia el año 1.500 de esa era.
La civilización maya se estudia en unos diferentes periodos, a saber: Era Preclásica, que dura desde el año 1.800 a.n.e., hasta el año 250 después de esa era, y se caracteriza por el desarrollo del idioma y una economía de explotación agraria con cultivo intensivo de maíz, frijoles y calabazas, alternando esto con las viejas costumbres de pesca, caza y recolección de frutos del medio. Hacia el año 500 a.n.e., las pequeñas aldeas comienzan a progresar y van apareciendo unas auténticas ciudades con la construcción de templos decorados, carreteras y arquitectura monumental.
La Era Clásica comienza a partir del siglo III d.n.e., y dura hasta el siglo IX de esa era. En este tiempo la cultura maya se extendía por los territorios de Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador, y los estados mejicanos de Chiapas, Tabasco y Campeche. Aparecen monumentos fechados según el calendario maya y hay un desarrollo del urbanismo en torno a los centros ceremoniales, mercados y los edificios públicos de administración. La economía seguía siendo  de base agrícola y hay un desarrollo  del comercio en base a productos como el jade, cacao, frijoles, obsidiana, plumas y algodón. Las ciudades más famosas en este periodo serían Tikal, Copán, Uxmal, Palenque, Piedras Negras, Mirador y Calakmul.
La Era Postclásica dura desde el año 1.000 d.n.e., hasta finales del siglo XVII. Es a partir del siglo XI cuando aparecen una serie de profundos cambios y las ciudades de la zona central son abandonadas a causa de crisis agrícolas por cambios en el medio ecológico, invasión de pueblos vecinos y hambrunas urbanas, que fueron origen de diversas crisis políticas. Pero acaso también aquí habría que incluir una causa de profundo aspecto social, algo que habría producido la emigración hacia otras ciudades más cercanas o lejanas de un número muy significativo de gentes y familias descontentos por los rígidos condicionamientos jerárquicos y los contratos abusivos desde los centros de administración para con sus productos de industrias y artesanía y por supuesto los de la huerta y agricultura. El el siglo XI sería la ciudad de Chichen Itza quien ostentase la hegemonía en El Yucatán hasta los tiempos en que ese mérito sería para el sitio de Mayapán que duraría hasta mediados del siglo XV.
Pero el auténtico interés  que ofrece la Civilización Maya, en contraste con otras civilizaciones más famosas del continente americano como la Azteca al norte y la Inca al sur, es, aparte de su peculiar sociedad -algo no constituido como imperio ni dinastías únicas-, la puesta en marcha de unas ciertas actividades particulares como la astronomía, la matemática y el desarrollo del idioma y el calendario.
Según las más preclaras nociones de la ciencia maya que han llegado hasta nosotros, la creación del Universo no fue resultado de un único hecho, sino un proceso continuo muy parecido a los ciclos instaurados en la Naturaleza. Pensaron que el Cosmos era un macroproceso en continua construcción y destrucción por la acción de ciertas energías que permanecen en la región del misterio y el mito.
La cultura astronómica maya es algo muy volcado hacia el exterior del planeta, el estudio de los astros y el universo. Los señores de aquellas tribus eran, sin más, astrónomos y sacerdotes, y la mayoría de las construcciones y manufacturas tienen algo que ver con ello, construían los edificios con los astros y trabajaron las piedras y la cerámica de igual manera.
A finales del siglo XVI fue descubierto en Guatemala un manuscrito que se conoce con el nombre de Popol Vuh en el que aparecen los símbolos originales de aquella cultura. De ahí proviene la frase de aspecto cosmogónico: "¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que el agua se retire y desocupe el espacio! ¡Que surja la Tierra y que se afirme!". Relación del manuscrito como en otras relaciones encontradas en estelas y códices mayas, la teoría nos habla de una concepción cíclica del Universo, un lugar en el que las cosas suceden por eras, cuatro, cada una de ellas separadas por grandes sucesos o cataclismos. Se habla de soles anteriores, de razas de hombres, de árboles que presiden esas magnitudes.
En cuanto a los inicios cosmogónicos, en el Vaso de los Siete Dioses se nos ofrece una preciosa información que dice que existió un día (el 4 Ahau 8 cumku), es decir el 4º día de la 8ª luna, en el que "se impuso el orden. Su centro es negro". ¿Orden de procesos anteriores? Sin duda alguna, lucha entre los dioses, caos de partículas, energías de antes de la luz y se nos indica el nombre de un lugar Ek´u Tan que podría hacer referencia al estado anterior de la creación y lo describe también de color negro. No en cualquier lugar, entonces, del espacio, aparecieron las estrellas, sino en Ek´u Tan.
Los Mayas mitificaron el momento de la Creación, de la aparición del mundo y el Universo y llegan a incluirlo en su calendario, acaso como una feliz conmemoración del suceso. Así, en las representaciones mitológicas se nos describe, en sucesivas ocasiones, el hecho de que la Vía Láctea, representada por la Canoa de los Dioses, la noche  del 13 al 14 de agosto, que es precisamente el "4 ahau 8 cumku", la figura galáctica oscile del este al oeste en la Constelación de Orión. Las "tres piedras" y la barca de los dioses parecen hundirse en el poniente. Ese paso representa para ellos el inicio de la creación, la aparición de un "nuevo mundo". Dejar dicho que esa conjunción galaxia-constelación de Orión sólo sucede así en aquellos lugares de la Tierra del hemisferio sur donde se desarrolló aquella civilización.
Otra cosa curiosa de esa cultura de astrónomos y sacerdotes son sus contactos con otras culturas del exterior. En efecto, existe una fantástica representación simbólica en los círculos del calendario maya en los que aparece sin más representado el Ba-Gua de las culturas chinas, el símbolo de los 8 Trigramas en los sistemas más avanzados del Tao, precisamente el símbolo que habla del Vacío Absoluto con la conciencia universal como una estructura, en base a la cual aquél puede manifestarse. ¿Por qué Ba-Gua en las cultura mayas? Pues se piensa que los chinos  -hay evidencias de ello- podrían haber visitado América en expediciones sucesivas a partir del siglo V de nuestra era. Las expediciones, una vez en el continente se habría  informado de quién o quiénes estarían más puestos en esas cuestiones del saber astronómico y el cómputo del tiempo y habrían sido dirigidos sin más a las ciudades de desarrollo maya. Esos símbolos de procedencia china son utilizados para el cómputo de días y años y sería, acaso, cuando los astrónomos mayas habrían conseguido más cercanía en el calendario solar par el cómputo de los años.
Los mayas imaginaron la Tierra como una superficie plana cuadrangular dividida en cuatro sectores o regiones que corresponden  a las "cuatro casas del sol", dos en el Este y dos en el Oeste. Teoría  que podría estar influenciada por la propia forma singular del continente americano. dos cuadrantes en el Oeste (América del Norte y América del Sur) y dos cuadrantes en el Este (Europa-Asia y África-Oceanía).
Aquellos astrónomos-sacerdotes concibieron el inframundo con nueve niveles diferentes y en forma de pirámide invertida, símbolo de caverna, vientre de la gran madre Tierra. En el estado más bajo o Xibalbá residía el dios de la muerte, Ah Puch "el descarnado". En el inframundo hay cuatro caminos de los cuales el "camino negro" conduce directamente a Xibalbá.
En base a todas estas elucubraciones los mayas se formaron una idea del Cosmos en forma de romboedro, figura geométrica que puede significar "todo lo que existe", o indicarnos la forma del universo de las galaxias que es el que ahora disfrutamos. Pensaron que el Universo tuvo su origen en Las Pléyades o en un sitio parecido y calcularon, por este motivo, cuando el sol se alinea con Alción -la estrella más importante de ese grupo- cada 52 años.
El estudio sobre los astros en la civilización maya fue algo mucho más avanzado que el resto de las culturas americanas y basaron el movimiento de los cuerpos celestes, es decir, la Luna, el Sol, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, y las mismas estrellas lejanas, en un sistema cíclico enmarcado en el resto de sus costumbres, leyes y principios. Desarrollaron un calendario de eclipses, y la observación de la Luna les permitiría los números precisos para su periodo sinóptico -periodo entre dos fases lunares iguales- que es de 29´5 días.
Uno de los estudios astronómicos más importantes se desarrolló en torno al planeta Venus. Realizaron observaciones detalladas de las estaciones del planeta e hicieron observaciones diurnas del mismo y calcularon el periodo sinóptico de ese cuerpo planetario, que sucede cada 584 días, momento en que la Tierra y Venus coinciden en la misma posición respecto del Sol, y el tiempo de 2.922 días que es el periodo que tarda la Tierra, Venus y el Sol, para alinearse.
Fueron unos enormes y entusiastas estudiosos del Lucero del Alba y todo ello fue debido a que consideraban que el Sol y Venus eran cuerpos celestes de la misma naturaleza, que eran "gemelos", lo cual confería a Venus la categoría de estrella, de sol, y que la diferencia en el tamaño era debido a la distancia con respecto a la Tierra, Venus era más pequeño porque estaba más lejos. Otra razón que les conduciría a todo ello serían las observaciones del Sol, algo para lo cual debieron usar en un principio una especie de lentes de oscuro aspecto, pero con el paso del tiempo esa práctica  -la observación solar- alcanzaría grados de sofisticación impensables como resultaría ser el aparato que comentaremos en otro post.
En la ciudad de Chichen Itza existieron edificios oficiales, observatorios astronómicos y escuelas encargados de vigilar todos estos sucesos y continuar con la tradición. Sin embargo, el mito que mejor ha captado la atención del público en relación con esa cultura y su calendario, sería el cálculo y señalización de la última fecha del mismo, es decir, la precisa fecha del futuro en el que ese cómputo termina. Esa fecha parece ser el 13 de agosto (4 ahau 8 cumku) del año 4.771 según nuestra era. Pero eso es algo mucho más sencillo que las meras emociones de la gente y que eso no significaría ninguna clase de "fin del mundo", sino por simpleza el final del cómputo de ese calendario. Con seguridad su previsión en el futuro sería el construir un calendario nuevo.









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