
Máscara de plata bañada en oro del segundo sacerdote de Mut hallada en el taller de momificación. (AP Photo / Amr Nabil) Amr Nabil AP)
Sirvieron para transfigurar los cuerpos en momias y, 2.500 años después, han vuelto a aparecer a los pies de la pirámide de Unis, entre las ruinas de Saqara, uno de los cementerios más antiguos del mundo. Los recipientes que albergaron los aceites y sustancias empleadas en el embalsamamiento, con sus nombres tallados en jeroglífico a modo de modernas etiquetas, alumbran ahora el ritual que precedía a la lujosa vida de ultratumba de los cortesanos de la última era faraónica.

Una veintena de cuencos y boles utilizados en la mezcla de los líquidos han emergido de la sala de los embalsamadores, una oquedad a unos 13 metros de profundidad que asoma en mitad del descenso a un pozo horadado al sur de la pirámide de Unis, el último rey de la dinastía V y la más pequeña de las construcciones erigidas en su época. Entre los hallazgos, figura media docena de boles de medida que muestran, aún en demótico e hierático, los nombres de aceites y sustancias, y contienen, en algunos casos, las instrucciones del proceso.
Recipientes hallados en la sala de embalsamamiento.
"El lugar es una auténtica mina de oro para saber la composición química de los aceites. A través de ellos podremos determinar las recetas exactas", desliza, esperanzado, Badry. Un equipo de químicos tratará de descifrar el tesoro desenterrado y exhibido este sábado durante la multitudinaria rueda de prensa organizada por el ministerio de Antigüedades egipcio para anunciar un nuevo hallazgo bajo las arenas de Saqara, un complejo ubicado a unos 40 kilómetros al sur de El Cairo y que -junto a las de Abusir, Saqara y Giza- son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Lugar del hallazgo, a los pies de la pirámide de Unas, en Saqara.
Con la pirámide escalonada de Zoser, la construcción en piedra más longeva del planeta, despuntando por el horizonte, el yacimiento arroja luz sobre los rescoldos de la última era del Antiguo Egipto, la de los faraones de la dinastía XXVI que gobernaron Egipto antes de la conquista de los persas en el 525 a.C. Un siglo que la historia bautizó como período saita, porque la corte estableció su sede en la ciudad de Sais, emplazada en el delta del Nilo.

El plano de la estancia, a la que se accedía desde la esquina suroeste, aún guarda los rastros del proceso. La misión sostiene que los dos hoyos construidos de adobe y separados por una rampa estaban dedicados al natron, un mineral usado para secar el cuerpo de los difuntos, y la preparación de los vendajes de lino que envolvían los cadáveres. El taller continua bajo tierra, en un pozo situado en el centro del edificio. A 13 metros de profundidad, una cavidad almacenaba las vasijas y cuencos del embalsamador y fue empleada, además, como sepultura.

Parte del ajuar pertenece a Tadihur, una dama que continúa sepultada bajo un enorme sarcófago de piedra caliza en el muro derecho de la fosa. "Es apasionante retirar la arena y estar en contacto con el antiguo Egipto", narra Shaima Sayed, una funcionario del ministerio que participa en la misión. A unos metros, en el primero de los huecos, a la izquierda, el arqueólogo Mustafa Tolba espera a la comitiva de periodistas. "El nicho contiene tres momias que estaban enterradas en sarcófagos de madera que se deterioraron hasta hacerse añicos por la humedad y las condiciones del ambiente", explica el joven.
Una de las momias dentro del cementerio recientemente descubierto cerca de la necrópolis de Saqqara en Egipto Fuente: Reuters - Crédito: MOHAMED ABD EL GHANY
El lugar se descubrió en abril de este año y contiene 35 momias además de sarcófagos de piedra Fuente: AP - Crédito: Amr Nabil
"La máscara es toda una sensación", comenta Badry. "Es la primera con metales preciosos hallada desde hace ocho décadas. La primera fue encontrada en 1902 por un arqueólogo francés y la segunda en 1939 por un egipcio. La mayoría de las tumbas de dignatarios del antiguo Egipto fueron saqueadas en la antigüedad y sus máscaras robadas y fundidas", agrega.
La atribulada mirada de la máscara, que mide 23 por 18,5 centímetros y cubría la cara de la momia, tienen incrustaciones de calcita, obsidiana -un tipo de roca volcánica- y piedras preciosas negras que, según la expedición, podrían ser ónice y que habrían sobrevivido a la voracidad de los cazatesoros. "Las máscaras funerarias de oro y plata del antiguo Egipto son extraordinariamente raras", admite el profesor Christian Leitz, director del departamento de Egiptología de la universidad de Tübingen. La joya, de nariz torcida y con sus colores oscurecidos por dos milenios bajo tierra, será sometida ahora a una intensa restauración.
El proyecto insiste en que aún quedan sorpresas en las entrañas del pozo, a la espera de nuevas temporadas. "Éste es solo el principio de los descubrimientos", advierte el ministro. La misión se ha propuesto revisar la geografía de la vasta necrópolis con escaneado láser e imágenes en tres dimensiones y alta resolución para desenmarañar las capas superpuestas del complejo y el laberinto de enterramientos donde descansaron médicos, comandantes y altos funcionarios de palacio.
"Egipto merece que se vuelva a los yacimientos explorados hace un siglo con nuevas técnicas de excavación y documentación. Quien lo haga encontrará una ingente cantidad de información que se dejó de lado", concluye.
https://terraeantiqvae.com/profiles/blogs/un-taller-de-momificacion-y-una-extraordinaria-mascara-nuevos-hal
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