De hecho lo llamativo es que no se trata de un hecho aislado, podemos encontrar miles de ataudes colgados en cuevas por todo el país, constituyendo una costumbre funeraria casi única en el mundo. Según los expertos hay miles de ataúdes de este tipo en toda China, pero sobre todo en el sur del país, donde muchos pueblos antiguos que vivían en la zona decidieron enterrar “en el aire” a los jefes de sus tribus.
“Los antiguos pensaban que el fallecido estaba así más cerca del cielo y podía subir rápidamente al paraíso, protegiendo de esta forma a sus familiares y dándoles buena suerte”
Los ataúdes de la montaña taoista de Longhu no fueron descubiertos hasta los años 70, cuando las puertas de madera que sellaban las cuevas cedieron y permitieron la entrada a las criptas naturales.
Los casi 200 féretros colgantes que encontramos en este lugar tienen forma de casa antigua o de barco, están confeccionados con maderas sin tallar y fueron llevados allí por miembros de la etnia Baiyue. Algunos de ellos se estima que pueden llegar a tener mas de 2.600 años de antigüedad
Los vecinos de la zona nunca habían podido subir a esas cuevas, debido al difícil acceso que tienen, e inventaron leyendas asegurando que en ellas se encontraban encerrados “libros divinos sin palabras” y tesoros de incalculable valor.
Aunque se desconoce cómo llegaban a poner a tal altura estos ataudes, se presume que antes de colocarlos, tallaban en la roca de los acantilados agujeros para incrustar las estacas que servirían de soporte a los cajones. Para subir los ataúdes se habría construido una especie de camino de tablones de madera colocados sobre estacas sujetas a la pared. Arrastrando el ataúd sobre estas rampas, se podría hacerlo subir hasta su posición final.
Una segunda teoría defiende que los ataúdes fueron subidos mediante cuerdas y poleas. Antes de subirlo, un grupo escalaría hasta la posición de la pared donde se colocaría ataúd. Después, el ataúd se elevaría sujeto por cuerdas hasta la altura adecuada. Una vez allí, los que lo estaban esperando se encargarían de colocarlo en su posición definitiva. Algunas marcas de cuerdas encontradas en alguno de los precipicios parecerían confirmar esta hipótesis. Esta última es la teoría que cuenta con más adeptos, aunque podría ser que no se hubiera utilizado la misma técnica en todos los precipicios.
En otros lugares se tallaba la piedra de las paredes o cavernas donde se instalaba el ataúd y eran apilados en cuevas o grietas de las paredes.
El ataúd, normalmente de madera, era más ancho en su parte superior y más estrecho en la inferior, y se armaba con broches de presión y espigas. Se acostaba al difunto boca arriba y con el cuerpo envuelto en un sudario de lino. Los distintos artículos funerarios que los acompañaban se colocaban a los pies, incluyendo entre ellos objetos de madera, bambú, cerámica, hierro, tejidos de seda y lino.
También en la provincia central china de Guizhou, se encontraron más de mil ataúdes colgados a diferentes alturas, las generaciones más antiguas encima y las más jóvenes debajo. Se trataba de la mayor concentración de ataúdes colgantes de toda China, superando a los 300 hallados en Gongxian (provincia suroccidental de Sichuan), pertenecientes a la enigmática etnia de los Bo.
Los ataudes de los Bo sin duda son espectaculares también, viendo incrementada su fama por las múltiples historias que se cuentan sobre dicho pueblo extinto, de hecho se merecerían un hilo propio. Como parte de su leyenda, se cuenta no solo que eran capaces de volar!! sino que en verano los Bo acostumbraban a vestir abrigos de piel y reunirse alrededor de fuegos para calentarse y en invierno, hacían lo contrario, vestian con muy poca ropa y no encendian hogueras.
Los 223 ataúdes, principalmente de madera, están repartidos de forma desigual, a alturas comprendidas entre 20 y 60 m. También se encuentran agujeros con estacas y más de 200 dibujos de color rojo pintados en el precipicio. Las pinturas que los decora son muy vívidas e incluyen temas de danza, equitación, arco, acrobacia, armas y figuras geométricas, entre otros.
También debemos hablar de los ataúdes de Bawuxia, situados en la orilla del río Yangtsé, en la región de las Tres Gargantas, ya que muchos de ellos encierran en su interior a una pareja, por lo que se cree que cuando uno de los hombres de la localidad moría se mataba a una mujer para que le hiciera compañía en el más allá.
Existen ataúdes colgantes también en Filipinas (los de las cuevas de Sagada), aunque mientras los filipinos aparecen apilados en grandes cantidades, apoyados en paredes de las cavernas, los chinos suelen estar más aislados y se sostienen mediante estacas o cuerdas.
Articulo publicado en...http://curiososincompletos.wordpress.com/2011/09/28/enigma-arqueologico-los-ataudes-colgantes/#more-532
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