Visible a simple vista pero inadvertido durante siglos, una singular edificación megalítica ubicada en Israel, cerca del Mar de Galilea, es uno de los mayores misterios de la región.
A nivel del suelo, el complejo parece solo un laberinto de piedras en ruina, en un terreno ganado por la hierba. Solo a partir de los cinco metros de altura es posible distinguir el patrón circular del impresionante monumento.
Fue mediante reconocimientos aéreos realizados a finales de los 60 que se reveló enteramente el diseño trazado por estos montones de piedras. Tras las primeras excavaciones se descubrió que era una de las mayores y más antiguas construcciones de la región.
El monumento hallado en los Altos del Golán consiste en cinco enormes círculos concéntricos conformados con piedras, con un túmulo en su centro (construido posteriormente).
El anillo exterior (el de mayor tamaño) tiene más de 152 metros de diámetro y posee una altura de unos 2,5 metros. El grosor de los muros es entre los 3,20 y 3,30 metros. No todos los anillos son cerrados, algunos están conectados entre sí mediante cortos tramos de muros.
Se estima que el peso de la enorme cantidad de rocas de basalto acumuladas en estas impresionantes ruinas es de unas 40.000 toneladas.
No se ha podido establecer una datación cronológica directa ya que no se ha encontrado ningún material orgánico propio del monumento. Su datación responde a fragmentos de cerámica y herramientas de sílex encontrados en diferentes excavaciones que indican que la construcción del complejo se habría iniciado aprox. en el año 3500 AEC, período que corresponde a la Edad de Bronce Antiguo.
Sería pues contemporáneo al monumento británico de Stonehenge, motivo por el cual, éste ha sido denominado el “Stonehenge del Próximo Oriente”.
El túmulo central mide aprox. 25 metros de diámetro y unos 5 metros de alto, y habría sido añadido unos 2 mil años después a la construcción del complejo.
No hay consenso respecto de si el túmulo de piedras situado en el centro del complejo tenía un propósito funerario o no. Lo cierto es que no se encontraron restos humanos dentro de él.
Este monumento es denominado en árabe Rujm el-Hiri, que significa “montón de piedras del gato salvaje”, y en hebreo Gilgal Refaim, que significa “rueda de los gigantes”.
La referencia a “gigantes” alude a la leyenda sobre el monumento que dice haber sido construido por gigantes. De hecho, esta región era conocida en la antigüedad como la tierra de Basán, donde gobernó el rey Og, quien según Deuteronomio 3:11, “fue el último de los Rephaim” (tribu de gigantes).
Según las declaraciones de Uri Berger, experto en tumbas megalíticas de la Autoridad de Antigüedades de Israel: “Es un lugar enigmático. De él tenemos pedacitos de información, pero no una visión global. Los científicos vienen, se quedan impresionados por el monumento y elaboran sus propias teorías.”
Los arqueólogos creen que este lugar no era utilizado como vivienda ni como estructura defensiva, pero aparte de eso no hay consenso acerca de su propósito o función. No se ha encontrado hasta ahora ningún monumento como éste en el Próximo Oriente.
Los arqueólogos Mizrachi y Aveni proponen que el complejo era utilizado como un observatorio astronómico dado que han observado que el acceso de entrada al complejo se alinea con la salida del sol en el solsticio de verano.
Otros muescas en las paredes señalan los equinoccios de primavera y otoño. Los cálculos de en que momento tuvieron lugar las alineaciones astronómicas con la orientación del monumento apoya la datación de haber sido construido alrededor de 3000 AEC +/- 250 años.
Otro enigma que presenta este monumento es el arduo trabajo de construcción que requirió esta inmensa edificación. Esto, además del trabajo necesario de extracción y transporte de las piedras, habría requerido una gran coordinación de enormes esfuerzos prolongados que una civilización nómada no dispondría.
Por el momento, los arqueólogos continúan sin tener explicación para uno de los más singulares y asombrosos monumentos prehistóricos de la región. El monumento sigue siendo un misterio hasta el día de hoy. Nadie sabe quién levantó estos montículos de piedra, como lo hizo ni con que propósito.
Vídeo del monumento de Rujm el-Hiri:
Similitudes
Gilgal Refaim presenta un gran parecido con la urbanización de Arkaim, en Rusia. Ambas tienen forma circular y poseen un diámetro casi idéntico: 152 y 160 metros respectivamente. El diámetro del túmulo central de Gilgal Refaim (recordemos que fue añadido con posterioridad) es igual al de la plaza central de Arkaim: 25 metros. Ambas edificaciones estaban alineadas con ciertos fenómenos celestes de modo tal que eran utilizadas como observatorios astronómicos, al igual que Stonehenge.
Su forma también nos remite a las figuras prehistóricas grabadas de laberintos circulares, espirales y círculos concéntricos:
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