viernes, 3 de julio de 2020

El Mausoleo de Juba y Cleopatra Selene, la hija de Marco Antonio y Cleopatra, en Argelia



Cerca de la localidad argelina de Tipasa, junto a la carretera que va de Cherchell a la capital Argel al norte del país, se encuentran las ruinas de un monumento singular al que los musulmanes llaman tumba de la cristiana y que, a primera vista, se parece mucho al mausoleo de Augusto en Roma. No es coincidencia, pues lo construyó Juba II, rey de Numidia y Mauretania.



El padre de Juba era un rey beréber del norte de África derrotado por Julio César en 45 a.C. Juba fue llevado a Roma como prisionero, para tomar parte en el triunfo de César (desfile en el que también participó como cautiva Arsinoe, la hermana de Cleopatra VII de Egipto), donde recibió una educación romana y acabó por obtener la ciudadanía. Amigo de Augusto, junto al que luchó en la batalla de Accio en 31 a.C., fue restituido por éste en el trono de Numidia entre 29 y 27 a.C. Para esa fecha, Augusto ya había iniciado las obras de su propio mausoleo en Roma, por lo que Juba conocía el diseño y lo replicaría después en el suyo.



Así Juba partió para Numidia donde reinó como fiel aliado de Roma. Unos pocos años más tarde, entre 26 y 20 a.C. y por mediación de Augusto, Juba se casó con Cleopatra Selene, la hija de Marco Antonio y Cleopatra VII (ambos fallecidos en agosto de 30 a.C., entre 4 y 10 años antes de los esponsales).
Cleopatra Selene, junto con sus hermanos Alejandro Helios (su gemelo) y Ptolomeo Filadelfo, habían sido llevados a Roma por Augusto tras la muerte de sus padres. Allí, después de ser exhibidos en el triunfo militar, los dejó a cargo de su hermana Octavia (que además era oficialmente la viuda de Marco Antonio, el padre de los niños), quien se ocupó de ellos en su propia casa. Cleopatra Selene y Alejandro Helios tenían 10 años y Ptolomeo Filadelfo solo 4.
Augusto le dio a Cleopatra Selene una dote generosa y la convirtió así en reina igual que su madre, cuando ya sus dos hermanos habían fallecido. El matrimonio abandonó Numidia para trasladarse a Mauretania, donde Juba renombró la capital de su reino como Cesárea en honor a Augusto (la actual Cherchell en Argelia), y en el año 3 a.C. inició la construcción del Mausoleo Real de Mauretania.
Está construido sobre una colina a unos 250 metros de altitud sobre el nivel del mar. Su estructura principal de piedra es circular, con una base coronada por un cono o pirámide. La base mide unos 60,9 metros de diámetro y estaba decorada con 60 columnas jónicas cuyos capiteles han desaparecido, con una puerta falsa en cada uno de los puntos cardinales. Originalmente el monumento tenía unos 40 metros de altura, aunque los daños sufridos a lo largo de la historia hacen que hoy solo alcance los 30. Y es que en varias ocasiones se intentó demolerlo, la última a finales del siglo XVIII por Baba Mahommed ben-Osman, gobernador otomano de la zona.
Busto de Cleopatra Selene 
Hay dos cámaras abovedadas en el interior, separadas por un pequeño pasaje con puertas que se abren moviéndolas arriba y abajo por medio de palancas. Una de las cámaras mide 43 metros de largo por 3 de ancho y 3 de alto. La otra es un poco más pequeña. A ellas se accede por un corredor espiral de 152 metros de longitud.
Sin embargo, ningún resto se encontró dentro del mausoleo, posiblemente debido al saqueo continuado desde finales de la Antigüedad. Los cuerpos de Juba y de Cleopatra Selene no estaban allí cuando Berbrügger y MacCarthy descubrieron la entrada del monumento en 1865 (bajo los cimientos de la falsa puerta Este orientada al sol naciente), en unas excavaciones patrocinadas por Napoleón III. Tras la puerta falsa había otra que daba acceso a una cámara abovedada, a la derecha de la cual está la puerta de la galería principal. Sobre esta, los arqueólogos encontraron las figuras esculpidas de un león y una leona. En las cámaras principales todavía quedaban cuentas de cornalina, un colgante egipcio y unas pocas perlas dispersas.
Detalle de una de las falsas puertas del mausoleo / foto Bachounda en Wikimedia Commons
Juba, que escribió unos 50 libros de historia en su vida, la mayoría en griego, organizó numerosas expediciones de exploración en África, una de ellas a las Islas Canarias, a las que puso nombre debido a los feroces perros (canarios) que allí encontró. Moriría en 23 o 24 d.C. no sin antes haberse casado por segunda vez.
Para entonces Cleopatra Selene, claro, ya había fallecido (no se sabe la fecha exacta, entre 5 a.C. y 11 d.C., a los 35 años de edad). Se cree que un epigrama escrito por Crinágoras de Mitilene está dedicado a ella. Dice así:
La luna se oscureció al levantarse en poniente cubriendo su nocturno sufrimiento. Porque vio su bello nombre, Selene, descender sin aliento al Hades. Compartió con ella la belleza de la luz, y mezcló su soledad con la muerte
Si efectivamente estuviera dedicado a ella, parece que su muerte sucedió durante un eclipse al atardecer. Las posibles coincidencias serían el 9, 8 y 5 a.C. o el 7, 10, 11 y 14 d.C.
Cleopatra Selene fue enterrada en el mausoleo, y años más tarde el cuerpo de Juba sería depositado junto al suyo. Habían tenido dos hijas (Cleopatra, muerta en 5 a.C. y Drusila) y un hijo, Ptolomeo, que fue rey de Mauretania hasta que su primo segundo, el emperador Calígula, mandó matarlo con ocasión de una visita a Roma en 40 d.C. Probablemente también fue enterrado en el mausoleo real de Mauretania. Con él desaparecieron las líneas reales de Numidia y Egipto, reunidas en Mauretania.



Fuentes...


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