viernes, 19 de octubre de 2018

El Templo Blanco y el Gran Zigurat de la ciudad sumeria de Uruk

Ruinas del zigurat y el Templo Blanco de Uruk. (CC BY-NC-SA 2.0)

Las pirámides egipcias no son el único antiguo misterio del viejo mundo; los zigurats también mantienen un estatus sustancial de “maravilla”. La antigua tierra de Uruk se encontraba en el pasado en el sur de Mesopotamia, sobre el río Éufrates, en lo que corresponde a la Warka iraquí de nuestros días. Fue fundada por un rey llamado Enmerkar hacia el 4500 a. C., y fue hogar del épico rey y héroe Gilgamesh. En torno al 3200 a. C., Uruk era una de las mayores ciudades del mundo de su época, con una población estimada de más de 40.000 personas.

Portada - Reconstrucción digital del Templo Blanco y el zigurat de Uruk. © artefacts-berlin.de. Material científico: Instituto Arqueológico Alemán (http://www.artefacts-berlin.de/en/uruk-visualisation-project-the-white-temple/)

La ciudad prosperó junto con un desarrollado sistema de agricultura, y está considerada la primera auténtica ciudad de la historia.
La expansión cultural de Uruk, 3600 a. C. – 3200 a. C. (CC BY-SA 3.0)
La expansión cultural de Uruk, 3600 a. C. – 3200 a. C

LA CIUDAD DE URUK

La ciudad estuvo habitada ininterrumpidamente hasta aproximadamente el 300 d. C., cuando sus ciudadanos empezaron a abandonarla debido a condicionantes tanto naturales como producto de la acción del hombre. Uruk quedó abandonada hasta que William Loftus, siguiendo instrucciones del Museo Británico, empezó a excavar y desvelar esta antigua ciudad.

Bajo el reinado de Ur-Nammu, quien unificó las ciudades de Sumeria en un solo imperio, un nuevo tipo de edificio fue creado para los dioses, y fue éste el nacimiento del zigurat (torre-templo). Los sumerios creían que los dioses procedían de las montañas que veían en la lejanía, y esto suponía un problema, ya que su territorio era llano. Se cree que los zigurats de Uruk fueron creados para imitar a las montañas y que los dioses pudieran habitar en ellos, y estar de este modo más cerca de su ciudad. Al formar los zigurats parte de las construcciones de los templos, se cree que estaban relacionados con rituales religiosos: la religión era una parte muy importante de la antigua cultura mesopotámica.
Plano del distrito de Eanna, en la antigua ciudad de Uruk. (CC BY-SA 3.0)
Plano del distrito de Eanna, en la antigua ciudad de Uruk.
En el centro de las ciudades sumerias se construían los templos de sus dioses favoritos. Pero al igual que muchas otras antiguas estructuras, existe un importante grado de incertidumbre en torno a las razones que dieron pie a su construcción, y en cuanto a cómo se supone que debían utilizarse realmente.

LAS GRANDES CONSTRUCCIONES

Anteriores incluso a las más antiguas pirámides egipcias, los zigurats, (palabra que proviene del término asirio para “alto” o “elevado”)  eran enormes plataformas superpuestas de tamaño decreciente cuanto más altas. Visualmente se asemejan a una pirámide escalonada con la cúspide plana. Los zigurats se construían con ladrillos de adobe, ya que la piedra escaseaba en la región. Tenían escaleras y en algunos casos rampas que llevaban hacia los pisos superiores hasta llegar al más alto, en el que se alzaba un pequeño templo. Los zigurats a menudo se ampliaban para alcanzar un mayor tamaño, y cada vez que se realizaban reformas en alguno de ellos los muros de adobe eran derribados y sus escombros se empleaban como base para el nuevo zigurat.

EL TEMPLO BLANCO DE URUK

Uno de los más antiguos zigurats aún en pie constituiría la base de lo que es conocido en nuestros días como el Templo Blanco, datado en torno al 3200 a. C. – 3000 a. C., y que se cree que habría estado dedicado al dios sumerio del cielo Anu.
Templo Blanco y Zigurat. (aparthistory2015.blogspot.com)
Templo Blanco y Zigurat.
Con sus muros encalados de adobe, el Templo Blanco debió ser una estructura con un aspecto imponente. Incluso con su modesta talla, midiendo la superficie rectangular de su terraza 45x50 metros, el templo habría sido visible desde lejos, incluso desde más allá de las murallas que protegían la ciudad. Sus esquinas estaban orientadas hacia los puntos cardinales. Ninguna de las tres entradas del templo permitía acceder directamente a la rampa del zigurat. En palabras de la Dra. Senta German en relación con la estructura del Templo Blanco:
Los visitantes habrían necesitado caminar alrededor del templo, apreciando su brillante fachada y poderosa presencia, y probablemente habrían accedido a su interior en un recorrido de ‘eje quebrado’ (en el que sería necesario girar 90 grados para estar frente al altar), una disposición habitual en los templos del Próximo Oriente en la antigüedad.
Explica la Dra. German refiriéndose al interior del Templo Blanco:
Las estancias de las esquinas norte, oeste y este del edificio albergaban escalinatas (inacabada la del extremo norte). Las estancias en medio de la sala del nordeste parecen haber estado equipadas con estantes de madera en las paredes, y presentaban cavidades para insertar piedras que actuarían como pivotes, lo que podría implicar que en estos espacios se encajaba una sólida puerta. El extremo norte de la sala central tenía un podio al que se accedía por una pequeña escalinata, y un altar cuya superficie estaba chamuscada por el fuego.

Desgraciadamente no se han encontrado muchos objetos en el interior del Templo Blanco, por lo que los arqueólogos no disponen de pistas que les ofrezcan la posibilidad de desvelar nueva información relacionada con el uso exacto que se daba a este edificio.
Reproducción de lo que habría sido la vista interior de la versión de dos alturas del Templo Blanco. El conjunto de postes del centro probablemente fuese utilizado como altar. © artefacts-berlin.de. Material científico: Instituto Arqueológico Alemán.
Reproducción de lo que habría sido la vista interior de la versión de dos alturas del Templo Blanco. El conjunto de postes del centro probablemente fuese utilizado como altar. © artefacts-berlin.de. Material científico: Instituto Arqueológico Alemán.
Una última característica que se podía observar en la reconstrucción del templo era la presencia de un sistema de conductos poco profundos revestidos de betún que iban del sudeste al sudoeste del límite de la terraza y entraban en el templo. La Dra. German ha apuntado que los arqueólogos aún no están seguros de qué tipo de líquidos circularían desde la terraza para ser recogidos en un pozo situado en la sala central del templo. Las especulaciones sugieren que estaban destinados a ser utilizados como ofrendas, aunque el tipo de líquido empleado aún continúa siendo un misterio por descubrir.










Autor: Marina Sohma
Articulo publicado en...http://www.ancient-origins.es/noticias-general-lugares-antiguos-asia/el-templo-blanco-el-gran-zigurat-la-ciudad-sumeria-uruk-003828?nopaging=1

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