martes, 16 de junio de 2020

Los restos de la base naval ateniense del siglo V a.C. que albergó la flota de la batalla de Salamina



Arqueólogos de la Universidad de Copenhague junto con investigadores griegos descubrieron en 2016 los restos de la antigua base naval ateniense en El Pireo, construída en el año 493 a.C. En la época constituyó todo un logro técnico y fue además una de las mayores estructuras de la Antigüedad, jugando un papel esencial en la defensa de Atenas.
Sus enormes fortificaciones, dársenas y astilleros podían albergar cientos de barcos de guerra, las famosas trirremes griegas.
Recreación de la base naval ateniense
Debido a que las aguas del Pireo están altamente contaminadas, los arqueólogos tuvieron que utilizar trajes resistentes a productos químicos y máscaras con válvulas de presión positiva, que aislan completamente a los buzos de la contaminación del fondo del puerto.
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Los restos de la estructura se encontraron ocultos bajo las aguas de la parte del puerto dedicada a la pesca y las embarcaciones deportivas, llamada Mounichia. Una vez localizados se excavaron seis de los cobertizos o hangares donde los atenienses resguardaban sus naves de la carcoma y las inclemencias del tiempo. Solo la base de sus pilares resultó ser de 1,4 metros de lado, y las propios almacenes debieron tener entre 7 y 8 metros de altura por 50 metros de largo, según explica el director de las excavaciones Bjorn Loven.
Los análisis de carbono realizados a una pieza de madera que se halló en la base de la columnata, permitieron datar la fecha de las construcciones entre el 520 y el 480 a.C. Esto significa que allí estuvieron resguardados los barcos que formaron parte de la flota griega que derrotó a los persas en la batalla de Salamina en el 480 a.C. Lo cual da aun más valor al descubrimiento.
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Hasta dos tercios de los barcos griegos participantes en la mítica batalla procedía de Atenas. La victoria fue decisiva para evitar la invasión de Jerjes, aunque los griegos eran muy inferiores en número. El sacrificio de los espartanos en las Termópilas les concedió el tiempo suficiente para organizar la flota y la defensa del istmo de Corinto.
Se calcula que los griegos contaban con unos 370 barcos de guerra por 1.200 de los persas. El error de Jerjes fue internarse en los estrechos del golfo Sarónico, que a la postre dificultó sus maniobras y facilitó el ataque griego. Hasta 300 navíos persas fueron apresados o hundidos durante la batalla.



Por Guillermo Carvajal




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