Durante su época de gloria, fueron importantes poblaciones, fortalezas o palacios. Numancia, Ampurias o El Turuñuelo son algunos ejemplos
Palenque, Pompeya, Machu Picchu, Menfis, Cartago, Palmira... Por todo el planeta encontramos ciudades que tuvieron momentos de gloria, pero desaparecieron, abandonadas por culpa de guerras, catástrofes naturales, cambios políticos, sociales o económicos. Y en España también tenemos poblaciones desaparecidas, lugares que fueron importantes durante la Historia pero que -por unas razones u otras- quedaron abandonados o vieron su protagonismo enormemente reducido. Quizá algunos sean menos importantes que las que citábamos al principio, pero aun así son enclaves que nos proporcionan muchos detalles de quienes los habitaron. Colonias griegas, ciudades romanas, poblaciones celtíberas o asentamientos prehistóricos repartidos por toda la geografía española y que dan testimonio de las complejidades y los cambios del pasado.
Numancia
Dónde: Garray, Soria.
Quizá la más conocida de las ciudades desaparecidas de España, debido a la fama de su heroica resistencia contra las legiones romanas, que llevó a la completa destrucción de la población y la muerte de la mayoría de sus habitantes.
Numancia estuvo habitada desde tiempos de la Edad del Bronce, en principio como refugio de pastores. Luego se convertiría en un castro y finalmente en una ciudad hacia el 350 a. C., no se sabe a ciencia cierta si habitada por la tribu de los pelendones o la de los arévacos. En el siglo I a. C. llegaría su gran momento histórico, cuando se convirtió en uno de los principales centros de resistencia contra la ocupación romana de la península, llegando incluso a mandar embajadores a Roma para tratar directamente con el Senado. Pero la diplomacia no funcionaría y en el 134 a. C. Publio Cornelio Escipión Emiliano mandó sitiar la ciudad, que aguantó quince meses antes de rendirse, tras lo cual la mayor parte de sus habitantes se suicidó antes que vivir como esclavos del Imperio Romano.
Precisamente por la destrucción que esta guerra provocó, la mayor parte de los restos arqueológicos que pueden visitarse hoy en día pertenecen a una etapa posterior, cuando fue reconstruida durante la época hispanorromana, así como a los siete campamentos levantados por Escipión para el asedio. Entre los restos destacan casas romanas-alguna con columnas muy bien conservadas-, fragmentos de la muralla celtibérica, unos pequeños baños romanos y la reconstrucción de una casa celtibérica con algunos de sus útiles para la vida cotidiana. Además, se siguen realizando trabajos de excavación y estudio para devolver a la vida de manera aún más completa a Numancia.
Itálica
Dónde: Santiponce, Sevilla.
Aunque hoy en día esta ciudad sigue existiendo bajo el nombre de Santiponce, su edad de oro tuvo lugar durante el imperio romano, cuando fue una ciudad de enorme pujanza en la que nacieron tres emperadores de renombre: Trajano, Adriano y Teodosio. De ese pasado glorioso quedaron restos que han sido objeto de admiración y han atraído visitantes durante siglos.
Parte de su importancia viene de haber sido la primera urbe romana fundada fuera del territorio italiano: se creó sobre la base de una ciudad turdetana anterior para acoger a los soldados heridos en la Segunda Guerra Púnica, a finales del siglo II a. C. Fue considerada una colonia hasta que el propio Julio César le dio el rango de municipium civium Romanorum. Pero su gran expansión se produjo en los siglos I y II d. C., bajo los reinados de Trajano y Adriano, quienes le dieron un gran impulso a su ciudad natal.
De esa época datan alguno de los principales monumentos, como las termas mayores y el acueducto de Adriano, lujosas villas como la Casa de la Exedra o la del Planetario, el templo de Trajano y el anfiteatro. Estos vinieron a sumarse a un teatro ya existente, el cual fue uno de los primeros restos arqueológicos de la ciudad en ser conocido y en donde hoy en día se celebra el importante Festival de Teatro de Itálica. Sin embargo, en siglos posteriores la ciudad declinó a medida que la cercana Sevilla ganaba importancia, lo que permitió que la mayor parte de los restos quedasen sepultados pero básicamente intactos, gracias a lo cual este es uno de los yacimientos de época romana más importantes y valiosos de España, comparable al de Mérida.
Los Millares
Dónde: Santa Fe de Mondújar, Almería.
El poblado de Los Millares da nombre a una de las principales culturas de la Edad del Cobre en España, la cual se extendió por toda Andalucía Oriental y Levante. Fue una de las primeras culturas en nuestro país en construir recintos amurallados, necrópolis con monumentos megalíticos y en trabajar el cobre.
Los Millares está situado precisamente en las cercanías de las minas de cobre de la sierra de Gádor. Esta ventaja, sumada a su emplazamiento estratégico sobre una colina, lo convirtieron en un gran poblado para los estándares de la época: estuvo habitado durante casi mil años (desde cerca del 3100 a. C. hasta los alrededores del 2200 a. C.), ocupaba cerca de 5 hectáreas (sin contar con la necrópolis, que abarca otras 2 hectáreas) y llegó a los mil quinientos habitantes.
Entre los restos que se han encontrado, y que pueden visitarse, hay fortificaciones, talleres metalúrgicos para el trabajo del cobre y tumbas que ya muestran signos de estratificación social (las tumbas más complejas y en las que se han encontrado los objetos de mayor riqueza se encontraban cerca de la muralla de la ciudad). Además, se han hallado espléndidas muestras de cerámica y objetos de metal del periodo, que pueden verse en museos como el Arqueológico Nacional de Madrid.
Muy cerca, además (en la localidad de Antas) se halla el yacimiento del Argar, perteneciente a una cultura de la Edad del Bronce que se considera la sucesora de la de Los Millares.
Ampurias
Dónde: San Martín de Ampurias, Gerona.
Fundada en el siglo VI a. C. por comerciantes griegos originarios de Focea y que tenían su principal base en Massalia (Marsella), Ampurias fue un importante puerto y base mercantil para la expansión griega por el Mediterráneo Occidental. La ciudad siguió siendo importante durante la época romana, pero en la edad media su población se fue desplazando hacia otras localidades cercanas más al abrigo de las incursiones de escuadras normandas o árabes.
Pero la memoria de Ampurias no se perdió del todo, y ya en el siglo XVIII se produjeron excavaciones por parte de aficionados a la cultura clásica. Pero no sería hasta principios del siglo XX cuando se empezó a estudiar de forma científica estas ruinas. Gracias a estas excavaciones impulsadas por el arquitecto Josep Puig i Cadafall -y a los sucesivos arqueólogos que han trabajado en ellas hasta el presente- se han descubierto restos de gran importancia, como los templos dedicados a los dioses Asclepio y Serapis, el ágora y una estoa (pórtico). También de la época romana se han encontrado restos significativos, tanto de viviendas particulares como de edificios públicos, en especial una basílica.
Para completar la visita y dar más información sobre el esplendor del pasado de Ampurias, existe un museo monográfico situado en el propio yacimiento.
Julióbriga
Dónde. Campoo de Enmedio, Cantabria.
Julióbriga fue la principal ciudad romana de Cantabria. Fundada a finales del siglo I a. C., al acabar las Guerras Cántabras, con el objetivo de romanizar una región muy conflictiva. La misión parece haber sido exitosa, ya que la ciudad prosperó durante el siglo siguiente. Sin embargo, con la decadencia del imperio, Julióbriga fue perdiendo importancia y acabó prácticamente abandonada alrededor del siglo III hasta que en la Edad Media se edificó una iglesia donde había estado el foro.
Las excavaciones arqueológicas no empezaron hasta mediados del pasado siglo, por lo que los restos encontrados aún son escasos. Pero aun así se pueden contemplar los restos de algunos edificios públicos y residencias privadas, incluyendo la reconstrucción de una domus decorada a imitación de lo que debió ser en el momento de esplendor de la ciudad, a la cual se realizan visitas guiadas.
Tiermes
Dónde. Montejo de Tiermes, Soria.
Tiermes, o Termes, fue una ciudad celtibérica aliada de Numancia contra los romanos, que sobrevivió hasta la Edad Media, pero quedó abandonada en la época en que Soria era terreno fronterizo entre cristianos y musulmanes. Habitada ya desde la Edad del Bronce (y con restos de presencia humana incluso anteriores), destaca sobre todo por estar en parte excavada en la roca. Es posible que ya los habitantes celtíberos hubieran comenzado a usar esta técnica, pero fueron sin duda las innovaciones en cuanto a construcción traídas por los romanos las que facilitaron la creación de unos espacios tan singulares como los que aún hoy pueden verse.
Abiertos en la roca se pueden ver restos de viviendas particulares, con habitaciones que conservan vestigios de su pavimento de mármol y de pinturas en las paredes. También marcas de forjados para la construcción de una ínsula (bloque de viviendas con varios pisos) que usaba la superficie de una cortada de 30 metros como una de sus paredes. Igualmente tallado en la roca se ve un graderío correspondiente a algún espacio público cuyo uso no se conoce de manera concluyente. Aparte de estas edificaciones rupestres tan particulares, se han hallado en Tiermes restos romanos más usuales, como murallas, dos foros y un acueducto.
Recópolis
Dónde. Zorita de los Canes, Guadalajara.
De entre las ciudades desaparecidas de España, Recópolis es de las más «recientes», ya que se trata de una urbe creada en época visigoda, mandada construir en 578 por el rey Leovigildo en honor de su hijo Recaredo, siendo un caso prácticamente único en Europa de ciudad creada de la nada a comienzos de la Edad Media. Se trataba además de una ciudad estratégicamente situada, que dominaba tres valles y el río Tajo. Sin embargo, como tantas ciudades de Castilla, declinó hasta quedar prácticamente abandonada durante los tiempos de la ocupación musulmana, cuando se encontraba en lo que era muy habitualmente tierra de nadie. Ello propició que gran parte de sus piedras se usasen como materiales de construcción en la cercana plaza fuerte de Zorita.
Las excavaciones del yacimiento comenzaron a mediados del siglo XX y han dado grandes frutos. En la actualidad, en el Parque Arqueológico de Recópolis pueden visitarse los restos de monumentos como la basílica visigoda (que muestra indicios de su uso posterior en época islámica y de nuevo como iglesia cristiana durante la Reconquista) o un conjunto palatino en el que se encontraban los aposentos reales y que funcionaba como centro administrativo.
Cancho Roano
Dónde: Zalamea de la Serena, Badajoz.
El yacimiento de Cancho Roano no es realmente una antigua ciudad, sino de un santuario (o quizá palacio-santuario), como se deduce de la presencia en un lugar muy destacado de un altar. Se trata en cualquier caso de un yacimiento prerromano, en el que se levantó entre los siglos VI a. C. y IV d. C. el edificio cuyos restos aún pueden contemplarse hoy en día y a colación del cual se ha erigido un interesante centro de interpretación.
Pero si incluimos a Cancho Roano en esta lista es menos por su propia significación y más por un detalle significativo: su origen parece estar en una edificación -de la que se han encontrado algunos restos- del periodo tartesio, uno de los pocos vestigios de este periodo del que se tiene constancia comprobada.
Y eso nos da la ocasión de hablar de la que es sin duda la gran «ciudad perdida» (y aún no encontrada) de España: la capital de Tartessos, el casi legendario reino del sur de la península del cual se habla en la Biblia y en la Historia de Heródoto. Esta ciudad, de la que no conocemos a ciencia cierta ni su nombre, es quizá el gran misterio de la arqueología española y su descubrimiento (algunos dicen que estuvo en donde hoy se halla Cádiz, otros que pudiera estar en Doñana) sería sin duda una noticia excepcional para cualquier aficionado a la Historia.
El Turuñuelo
Dónde: Guareña, Badajoz.
Y si bien Tartessos aún no ha aparecido, el gran descubrimiento arqueológico de los últimos años en España ha sido otro asentamiento de la cultura tartesia, el de El Turuñuelo, no lejos de Cancho Roano, pero aún más importante y singular. Al igual que ese yacimiento, se trata de una combinación de palacio, templo y monumento funerario del siglo V a. C., pero es tres veces mayor que aquel y tiene una disposición muy peculiar, en dos plantas. Y lo que lo hace verdaderamente excepcional es lo que parece deducirse acerca de su final: ante la amenaza de invasión de los pueblos celtas que avanzaban inexorablemente desde el norte, los tartesios decidieron destruir este asentamiento, incendiándolo y sellándolo con arcilla. Pero, antes de eso, celebraron un último gran sacrificio en el altar con forma de piel de toro extendida del templo: una hecatombe en la que se sacrificaron más de 50 caballos (y posiblemente algún otro animal, como toros y cerdos), cuyos restos se han encontrado -dispuestos aún en posición anatómica- en el patio del recinto.
Este final repentino ha posibilitado que el yacimiento se conservase mucho mejor de lo habitual. Gracias a ello se pueden observar detalles realmente notables. Por ejemplo, que la escalinata de 2,5 metros está construida con una especie de cemento, algo excepcional teniendo en cuenta que el opus caementicum no sería inventado por los romanos hasta un siglo más tarde. También se conservan muros de hasta tres metros de altura aún encalados o cubiertos de pizarra, así como herrajes, bronces, piezas de marfil y fragmentos de un gran ajuar (platos, vasos, jarros, coladores…). Otros hallazgos notables son los pies de una estatua de origen griego, de mármol policromado (se sigue buscando el resto de la estatua), y un esqueleto humano, algo poco común ya que los tartesios solían incinerar a sus muertos. Pero quizá lo más curioso es un recipiente de un material a base de cal, con forma de bañera y cuya función se desconoce, aunque los responsables de las excavaciones aventuran como hipótesis que podría estar destinado a contener agua para alguna especie de ritual.
Lo mejor es que aún no se ha excavado ni el 20 por ciento del yacimiento, por lo que El Turuñuelo aún puede depararnos muchas más revelaciones en los próximos años. Se espera que las excavaciones continúen al menos hasta 2022.
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