jueves, 5 de julio de 2018

La Matanza de los Magos: una festividad de la antigua Persia para conmemorar un genocidio

Portada - Sala Apadana, relieve del siglo V a. C. con figuras de soldados persas y medos vistiendo su indumentaria habitual (los medos llevan gorros redondos y botas). Los magos eran un grupo de inmigrantes procedentes de Media y seguidores de la fe zoroástrica. Fuente: Arad/CC BY SA 3.0

Mucho antes del Holocausto y las atrocidades que vemos hoy en día, la historia ha estado plagada de genocidios. Una y otra vez, grupos minoritarios que vivían en medio de una cultura que no era la suya propia vieron cómo sus vecinos se volvían contra ellos para hacerlos pedazos. Una de las peores masacres de este tipo fue una historia que rara vez se cuenta hoy en día. Sucedió en la antigua Persia hace más de 2.500 años. En el 522 a. C., los magos, un grupo de inmigrantes que vivía en Persia, fueron aniquilados casi por completo.
Los persas que ellos creían sus compatriotas corrían por las calles, masacrando hasta el último mago que encontraban. Y no pararon ahí. En los años que siguieron, los persas hicieron de la Matanza de los Magos una festividad anual.

Los magos: un grupo minoritario en tierra extranjera

A pesar de su nombre, los magos no eran hechiceros ni practicaban la magia. Eran un grupo de inmigrantes procedentes de Media que seguían la fe de Zoroastro. Constituían un grupo diaspórico que vivía en tierra extranjera, aferrándose a sus propias creencias mientras se encontraban rodeados de una cultura a la que nunca pertenecieron plenamente.
Representación de Zoroastro perteneciente a la obra Clavis Artis, manuscrito de alquimia publicado en Alemania a finales del siglo XVII o principios del XVIII y atribuido pseudoepigráficamente a Zoroastro. (Dominio público)
Representación de Zoroastro perteneciente a la obra Clavis Artis, manuscrito de alquimia publicado en Alemania a finales del siglo XVII o principios del XVIII y atribuido pseudoepigráficamente a Zoroastro. ( Dominio público )
Los magos eran diferentes de los persas con quienes convivían. Tenían reglas que les obligaban a aceptar un estatus sorprendentemente igualitario respecto a los animales.  Cuando comían carne, insistían en matar a los animales con sus propias manos, creyendo que los animales a los que se había dado muerte con armas eran impuros. Y cuando uno de ellos moría, se negaban a enterrar o quemar su cuerpo hasta que los huesos quedaban limpios de carne por la acción de buitres y perros.
Pero durante siglos, los persas les aceptaron. Encontraron su hueco en la comunidad como líderes religiosos. La corte real exigía la presencia de un mago cada vez que se hacía un sacrificio a los dioses, y muchos magos consiguieron trabajo interpretando los sueños de los reyes.
Prosperaron en Persia, aunque no eran exactamente como todo el mundo. Tenían sus propias creencias y sus propias costumbres, pero hasta donde sabemos, allí eran aceptados. Y no había razón para pensar que eso cambiaría algún día.
Rhyton medo con forma de cabeza de carnero, oro – Irán occidental – Media, finales del siglo VII a. C. – principios del siglo VI a. C. (Iroony/CC BY SA 3.0)

Los magos se convierten en chivos expiatorios de una intriga política

El momento en el que el pueblo de Persia se volvió contra los medios es una historia de intrigas políticas, conspiración y corrupción. Y también es muy posible que se trate de una absoluta mentira.
Según la historia de Persia , los magos intentaron derrocar la monarquía haciéndose pasar por el rey. Cambises, hijo de Ciro el Grande, había perdido la cordura combatiendo en Egipto. En primer lugar envió a un asesino para que matara a su hermano Esmerdis, el siguiente en la sucesión al trono, y poco después se mató al caer accidentalmente sobre su propia espada.
El asesino cumplió su misión y dio muerte a Esmerdis. Pero los sacerdotes magos de la corte real aprovecharon la oportunidad para encubrir su muerte y alcanzar el poder. Pusieron a un doble de Esmerdis llamado Gaumâta  en el trono y le dijeron al pueblo de Persia que su impostor era el verdadero Esmerdis, heredero al trono de Persia. Un sacerdote mago, disfrazado de rey, había sido nombrado soberano de todo el reino.
La historia termina con Darío I y un grupo de nobles asesinando al mago que había suplantado a Esmerdis y proclamándose rey, razón por la cual la historia es algo más que sospechosa.
Darío I según la imaginación de un pintor griego, siglo IV a. C. (Dominio público)
No hay ninguna prueba directa de que esta historia sea una invención de Darío, pero como dijo de ella un historiador , parece “bastante improbable”. Sencillamente, resulta muy conveniente: “el rey era un impostor” parece exactamente el tipo de cosa que esperaríamos escuchar del hombre que asesina al rey para ocupar su lugar en el trono.
Es posible que un grupo de sacerdotes magos realmente conspirase para derrocar al rey persa, o tal vez fueran sencillamente un conveniente grupo de extranjeros que Darío pensó que podría usar como chivo expiatorio para justificar su hostil ascenso al poder. De cualquier manera, los persas se tragaron la historia de Darío sin dudarlo – y las consecuencias de ello fueron terribles.

La Matanza de los Magos

Darío y sus asesinos asaltaron el castillo, masacrando a los eunucos y sacerdotes magos hasta llegar finalmente al hombre que se hacía llama rey Esmerdis. Lo mataron en el acto, cortaron las cabezas de los muertos y salieron a la calle.
Exhibieron entonces las cabezas decapitadas frente a los rostros de la gente, diciéndoles que aquél a quien creían su rey era un impostor que había ocupado el trono gracias a una conspiración de los magos. Después les dijeron a las gentes del pueblo que empuñaran cualquier arma que pudieran encontrar, dieran caza a todos los magos y los masacraran
Palacio Apadana de Persépolis, Irán, escalinata norte (detalle), siglo V a. C. Este bajorrelieve aqueménida nos muestra a un soldado medo con su vestimenta tradicional (detrás de un soldado persa). (Dominio público)
Palacio Apadana de Persépolis, Irán, escalinata norte (detalle), siglo V a. C. Este bajorrelieve aqueménida nos muestra a un soldado medo con su vestimenta tradicional (detrás de un soldado persa). ( Dominio público )
El rey asesinado, impostor o no, había sido de hecho muy popular en algunas regiones del Imperio persa. Según fuentes griegas , envió asistentes a los más lejanos confines del reino y liberó a sus habitantes de la obligación de pagar un tributo a la capital.
La gente de la capital, sin embargo, le odiaba. Estaban acostumbrados a estar en la cima, y no querían que este nuevo rey empezara a cambiar las cosas. Cuando Darío les dijo que el rey era un impostor mago, estaban más que predispuestos a creerle. Se hicieron con sus armas y corrieron por la ciudad, apresando a todos los magos que pudieron encontrar y cortándolos en pedazos. La sangre de los magos corría abundantemente por las calles de la ciudad. En palabras de Herodoto : “Si la caída de la noche no los hubiera detenido, no habrían dejado un solo mago con vida.”
Gaumata bajo la bota de Darío I, relieve de la Inscripción de Behistún, Kermanshah, Irán. (Vahidarbab/CC BY SA 3.0)
Gaumata bajo la bota de Darío I, relieve de la Inscripción de Behistún, Kermanshah, Irán. (Vahidarbab/ CC BY SA 3.0 )

Un genocidio que se convierte en una festividad

Años después, la Matanza de los Magos se había convertido en una festividad anual . En el aniversario de la muerte de Esmerdis, los persas celebraban grandes fiestas . Daban las gracias a los dioses, comían con su familia y conmemoraban el día de que una comunidad de inmigrantes fue aniquilada casi por completo.
Se trataba de una festividad muy importante. Numerosas antiguas fuentes nos hablan de ella, y aunque no está del todo claro cuánto tiempo duró aquello, se dice que, durante el reinado de Darío I, la Matanza de los Magos era “la más grandiosa festividad que celebraban los persas de toda condición”.
Pero la Matanza de los Magos era algo más que una festividad. Por ley, en el día de esta celebración todos los magos debían permanecer en el interior de sus casas. Si uno de ellos era sorprendido caminando por la calle en este día, nada ni nadie podía protegerlo . Todo persa que viera a un mago durante esta celebración tenía el derecho (e incluso el deber) de golpearlo, acuchillarlo y abandonarlo medio muerto y ensangrentado en plena calle. Una vez al año, los persas revivían el genocidio que había teñido las calles de rojo años atrás con la sangre de personas inocentes.






Autor: Mark Oliver
Articulo publicado en...https://www.ancient-origins.es/noticias-historia-eventos-importantes/la-matanza-los-magos-una-festividad-la-antigua-persia-para-conmemorar-un-genocidio-004817

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