martes, 8 de agosto de 2017

Nuevo estudio sugiere que el faraón egipcio Sa-Nakht podría haber sido un gigante

Portada - Cráneo del faraón egipcio Sa-Nakht, quien probablemente sufriera gigantismo (Dominio público)

Un reciente estudio sugiere que los restos de un antiguo egipcio, pertenecientes al parecer al faraón Sa-Nakht de la Dinastía III, podrían constituir el vestigio del primer y más antiguo gigante humano conocido. Los expertos se preguntan ahora: ¿son los gigantes un simple mito después de todo?

¿Existieron los gigantes?

En busca de la prueba de que los gigantes existieron en el pasado, muchos han exagerado a menudo historias y relatos infundados. Sin embargo, los polémicos descubrimientos de esqueletos que medían desde 7 pies (2,13 metros) hasta más de 9 pies (2,74 metros) de estatura, junto con otros elementos, sugieren que algo de verdad inspiró aquellas leyendas.
Curiosamente, el presidente de los Estados Unidos Abraham Lincoln afirmó en cierta ocasión, inspirado por la contemplación de las cataratas del Niágara: “Los ojos de la especie de los extintos gigantes, cuyos huesos llenan los túmulos de América, contemplaron el Niágara como los nuestros hacen ahora. Contemporáneo a la entera raza humana, y más antiguo que el primer hombre, el Niágara es fuerte y fresco hoy como hace 10.000 años.” Al parecer, Lincoln creía en la existencia de los gigantes, ¿pero estaba en lo cierto? Según un reciente estudio, parece que sí. O al menos hasta cierto punto.
Selección de recortes de periódicos que informan del descubrimiento de esqueletos gigantes (Fotocomposición: Hugh Newman)
Selección de recortes de periódicos que informan del descubrimiento de esqueletos gigantes 

Gigante hasta cierto punto

Live Science informa de que, como parte de un estudio en curso sobre momias, un equipo de científicos ha examinado exhaustivamente un esqueleto hallado en el año 1901 en una tumba cercana a Beit Khallaf, Egipto. Una investigación previa estimó que los huesos databan de la Dinastía III del antiguo Egipto, en torno al 2700 a. C. El análisis inicial del esqueleto indicó que habría pertenecido a Sa-Nakht, faraón de la Dinastía III. Las únicas dos pruebas de su existencia las encontramos en dos fragmentos de sellos excavados en el wadi Maghareh, situado en la península del Sinaí. Ask Aladdin, una web especializada en viajes a Egipto, informaba de que los restos óseos “de un hombre de gran talla”, probablemente Sa-Nakht, fueron hallados en la Mastaba K2 de Beit Khallaf, una pequeña población egipcia cercana al río Nilo.
Fragmento de un relieve del faraón Sa-Nakht. Museo Británico (Wikimedia Commons)
Fragmento de un relieve del faraón Sa-Nakht. Museo Británico 
Sa-Nakht fue un hombre sorprendentemente alto para su tiempo, ya que su estatura estaba en torno a los 6,2 pies (1,87 metros). Estudios anteriores de las momias del antiguo Egipto han demostrado que la altura media de los hombres adultos por aquel entonces era de aproximadamente 5,6 pies (1,68 metros), según el coautor del estudio Michael Habicht, egiptólogo del Instituto de Medicina Evolutiva de la Universidad de Zürich.
Por supuesto, los miembros de la realeza del antiguo Egipto estaban mejor alimentados y gozaban de una salud mejor que los egipcios de a pie, por lo que era lógico que fueran más altos y vivieran más tiempo que los egipcios del pueblo llano. Sin embargo, los restos óseos estudiados de nuevo recientemente pertenecientes a Sa-Nakht, cuya estatura habría sido de 1,87 metros, son unos doce centímetros más altos que los restos de Ramsés II, el faraón del antiguo Egipto más alto conocido hasta ahora, quien vivió más de un milenio después de Sa-Nakht y medía solo 1,75 metros de estatura, como Habicht explica en Live Science.

Sa-Nakht podría haber sufrido gigantismo

Los científicos que han estudiado el esqueleto de Sa-Nakht creen ahora que padecía un trastorno conocido como gigantismo, que se da cuando el cuerpo produce demasiada hormona de crecimiento. En la mayoría de los casos esto ocurre a causa de un tumor en la glándula pituitaria del cerebro. Habicht y sus colegas han concluido que Sa-Nakht probablemente sufriera de gigantismo tras analizar de nuevo los huesos y el cráneo supuestamente pertenecientes al faraón: “Los largos huesos del esqueleto mostraban la evidencia de un ‘crecimiento exuberante’, constituyendo un claro indicio de gigantismo,” apuntaba Habicht en Live Science, añadiendo a continuación que: “El estudio del desarrollo evolutivo de enfermedades es importante en la medicina de hoy.” Si su diagnóstico es correcto, el supuesto Sa-Nakht sería el más antiguo caso paleopatológico de gigantismo conocido de todo el mundo.
Fotografía de los gigantes de Cachemira, dos individuos que sufrían una aguda forma de gigantismo (CC by SA 4.0)
Fotografía de los gigantes de Cachemira, dos individuos que sufrían una aguda forma de gigantismo 
Por supuesto, nadie calificaría a un ser humano de 1,87 metros de altura como un gigante en nuestros días, por lo que la definición proporcionada por los científicos para describir a Sa-Nakht no es compatible con lo que hoy en día consideraríamos un gigante, pero sí está basada en su diagnóstico de gigantismo. De hecho, probablemente no hubiera sido lo suficientemente alto como para formar parte de un equipo de baloncesto: el típico pívot de la NBA suele medir en torno a los 7 pies (2,13 metros). Los científicos han expuesto sus descubrimientos en el número de agosto de la revista Lancet Diabetes & Endocrinology.







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