Una de las diosas más antiguas de la mitología egipcia es Nut, la diosa del cielo (nut significa ‘cielo’ en la lengua del antiguo Egipto). Creían los egipcios antiguamente que el cielo era de hecho una mujer desnuda cubierta de estrellas, arqueada sobre la tierra, en posición de plancha o quizás formando una V invertida. Algunos de sus títulos son Señora de Todo, La que Sustenta Mil Almas y La Protectora.
Según el mito egipcio de la creación, Atum (el creador) se creó a sí mismo emergiendo de las caóticas aguas primordiales de Nun. Al crearse a sí mismo, Atum creó el ser. Al surgir de Nun, Atum trajo consigo una colina sobre la que alzarse. Desde esta posición privilegiada, Atum creó al dios del aire Shu y la diosa de la humedad, Tefnut. Shu y Tefnut se unieron para crear al dios de la tierra, Geb, y la diosa del cielo, Nut. Tanto Geb como Nut son representados habitualmente desnudos, y se creía que se apareaban continuamente, con Nut echada sobre Geb. Finalmente, acabaron separados por el dios del aire, pero antes de eso Nut dio a luz a cuatro dioses: Osiris (en un principio rey de los dioses y posteriormente señor del inframundo), Isis (diosa de la naturaleza y la magia), Set (dios de la guerra y la destrucción) y Neftis (diosa del agua y los ritos funerarios). Algunas leyendas hablan de un quinto dios, Arueris, quien generalmente está considerado el equivalente egipcio del Apolo griego.
Relieve de la diosa Nut en el Templo de Hathor ubicado en Dendera
El nacimiento de los hijos de Nut no estuvo exento de dificultades, ya que su reciente existencia enfureció enormemente a Ra, el dios del Sol. En algunos escritos se dice que Ra es el abuelo de Nut. En otros, que “Nut da a luz al dios Sol todos los días, y el dios recorre su cuerpo hasta alcanzar su boca en el ocaso. Es entonces cuando entra en su boca y atraviesa su cuerpo para renacer a la mañana siguiente. Otro mito describe cómo el sol navega sobre las piernas y la espalda de la diosa en el barco de Atet (Matet) hasta el mediodía, cuando entra en el barco de Sektet y continúa su travesía hasta el ocaso” (Mitos Egipcios, 2014). En cualquier caso, Ra no quería cuatro nuevos dioses en el mundo compitiendo con él por la atención de Nut. De este modo, Ra declara: “Nut no dará a luz ningún día del año.” En este momento de la antigua historia del mundo y de Egipto, la duración del año era de 360 días.
Nun, dios de las aguas del caos, alza la barca del dios sol Ra (representado tanto por el escarabajo como por el disco solar) en los cielos, en el principio de los tiempos
Frustrada, Nut habló con el dios de la sabiduría Thot a fin de trazar un plan que le permitiera dar a luz a sus hijos. Thot accedió a ayudar a la diosa del cielo. Llamó a Khonsu, dios de la luna, y le desafió a un juego de azar. Khonsu no pudo resistirse a aceptar el reto, aun a pesar de que Thot le había avisado de que si perdía, Thot podría tomar en pago parte de la luz lunar de Khonsu. En aquellos días, la luz de la luna rivalizaba incluso con la de Ra, el Sol. De este modo, tras varias partidas, Khonsu había perdido tal cantidad de luz lunar frente a Thot que se convirtió en la esfera con un brillo más tenue del cielo. Mientras tanto, Thot utilizó esta luz lunar para crear cuatro (o posiblemente cinco) días extra a fin de que Nut pudiera dar a luz a sus hijos. Cuando Ra descubrió el truco ideado por Nut, se puso tan furioso que la separó de su amado esposo Geb (la Tierra) por toda la eternidad, ordenando al padre de ambos Shu, dios del aire, que se interpusiera entre ellos para siempre.
Debido a su supuesta labor de regeneración del sol todos los días, Nut acabó siendo considerada protectora de las almas cuando éstas entraban en el más allá. Era amiga de los muertos, un guardián maternal que ayudaba a las almas a dejar el inframundo y unirse a ella en las estrellas. Por esta razón, el interior de las tapas de muchos sarcófagos está pintado con imágenes de Nut. Una oración que se encuentra habitualmente escrita en las antiguas tumbas dice así: “Oh Nut, madre mía, extiéndete sobre mí, que halle yo mi lugar entre las estrellas imperecederas que están en Ti, y que así no muera.”
Ataúd de la momia de Pedusiri en el que podemos observar una imagen de la diosa Nut con las alas extendidas. Egipto dinástico tardío o principios del período grecorromano, circa 500 a. C. – 25 a. C. Museo de Arte de Milwaukee, Wisconsin
Otra característica de las antiguas tumbas es la escalera de mano, o su imagen. Esta tradición tiene su raíz en el popular mito de Osiris regresando de entre los muertos. Se cree que en tiempos remotos Set dio muerte a su hermano Osiris y desmembró su cuerpo en catorce partes, que a continuación dispersó por toda la tierra. La amorosa esposa de Osiris, Isis, recuperó todas las partes del cuerpo de Osiris y lo recompuso. Osiris escaló entonces hasta los cielos para ser protegido por su madre Nut de la ira de Set. Finalmente, Nut ayudó a Osiris a convertirse en Señor del Inframundo.
Autor: Kerry Sullivan
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