sábado, 4 de junio de 2016

ASTROFÍSICA EN EL ANTIGUO EGIPTO

piramides
Planeta azul se presenta nuevamente, en esta oportunidad haciendo referencia a la avanzada ciencia astrofísica presente en el antiguo Egipto. Egipto como toda cultura ancestral guardaba una estrecha relación con el cielo. Todo lo particular y exclusivo de su cultura también la proyectaban en la bóveda estrellada. Los antiguos egipcios habían descubierto un eclipsante sistema binario miles de años antes de que los estudiosos contemporáneos se enteraran de su existencia. Imagínese si hace 50 años, alguien que nos hubiera dicho que los antiguos textos religiosos egipcios contienen información astrofísica compleja sobre un sistema estelar oficialmente descubierto miles de años después de los antiguos egipcios … Lo más probable, es que habría dicho, es absurdo e imposible. Sin embargo, es cierto. Entre muchos otros logros fascinantes atribuidos a la antigua civilización egipcia, tenemos que aceptar que los astrónomos fueron increíblemente precisos y buenos, que miraban a las estrellas que trataban de explicar sus orígenes y propósitos. Esta nueva investigación revela que los egipcios eran muy obsesivos con sus observaciones astronómicas, al parecer, con el objetivo de hacer predicciones de eventos futuros. Los astrónomos de la época tomaban nota de todo aquello que observaban en 1documentos, y en especial, de las variaciones detectadas, como es el caso del brillo del Algol. Uno de estos documentos, el Calendario de El Cairo ha logrado llegar a nuestros días revelando las anotaciones sobre el brillo de la estrella Algol.  Los antiguos egipcios creían que dos de sus deidades más importantes vinieron de estrellas, precisamente a partir de Orión (Osiris) y sirio (Isis). Entonces la vinculación de sirio y Orión, al menos desde un punto de vista astronómico, es innegable, pues los egipcios sabían que Orión se perdía tras el horizonte una hora antes que sirio, lo que sirvió de referencia también para el establecimiento del calendario sóthico. En definitiva, pese a toda la evidencia expuesta, los historiadores prefieren seguir ignorando el porqué de la fascinación que ejerció sobre los egipcios (y sobre otros pueblos tan alejados de ellos como chinos o dogones) la estrella Sirio, aunque todos ellos se esforzaron astronomosen aclararnos estas dudas en sus templos y mitos: sus “dioses instructores” descendieron un día lejano de aquel sistema triple y habitaron quizá entre nuestros antepasados. Egipto como toda cultura ancestral guardaba una estrecha relación con el cielo. Todo lo particular y exclusivo de su cultura también la proyectaban en la bóveda estrellada. Como siempre es conveniente comenzar por el principio, señalemos aquí que el año egipcio comenzaba con el orto helíaco de Sirio o el sepedeth como ellos lo definían. Es decir que el año se iniciaba cuando la brillante estrella Sirio aparecía por el este antes que el sol matinal. Los egipcios eligieron este momento ya que coincidía justamente con la crecida anual del Nilo. Esta ocasión era esperada con enorme ansiedad por el pueblo, pues la magnitud de sus cosechas dependía del volumen de agua que desbordara del río. Por esta causa, la estrella Sirio se identificó con una de las diosas más importantes del panteón egipcio, la diosa Isis. Solo que en vez de representar un perro en el firmamento como nuestro Can Maioris, representaba una vaca. Tampoco el gigante Orión era ajeno a los cielos del Nilo y con una figura más o menos parecida a la actual, recibía el nombre alternativo del dios Osiris, unas veces y Horus otras, según el “domo” o territorio desde donde se realizara la observación. También la constelación de Bootes mantenía unos límites más o menos parecidos a los actuales, aunque los egipcios la 2bautizaron como Epet. De este extraño mundo astronómico egipcio quedan hoy pocos rastros en el firmamento, ya que las constelaciones actuales tienen un origen fundamentalmente babilónico y griego. La única excepción que hoy podemos ver en el cielo de una constelación genuinamente egipcia es Ophiucus, que se ha mantenido fija en el espacio, como una ruina arqueológica o un dinosaurio celeste.  Para esta milenaria cultura las estrellas eran dioses, en unos casos y almas de los difuntos, en otros. Y a tal extremo llegaba esta asociación que dentro de la Gran Pirámide, fueron especialmente ubicados unos ductos para conducir el alma del rey de la Cámara funeraria, donde descansaban sus restos, a la estrella sirio, como medio directo de comunicación del alma inmortal del faraón con el cielo imperecedero. Para este pueblo, los planetas en cambio – aparentemente –no gozaron de una consideración especial; quizá su tránsito, continuo y errante por el firmamento despertaba img_8548suspicacias por su condición de móviles, cuando una de las características de lo inmortal e imperecedero es la inmovilidad.  Los egipcios adornaron muchas tumbas con “techos astronómicos” como es el caso de la sepultura de Sethi I en el Valle de los Reyes. En este sepulcro se representaron constelaciones y dioses justo encima de la bóveda situada sobre el sarcófago real, lo que permitiría el ascenso mágico del alma del difunto rey y su liberación entre las estrellas.   Muy cerca, en el Valle de las Reinas, en la tumba de Nefertari, también se representaron estrellas sobre el techo de la bóveda, solo que esta vez de manera uniforme y simbólica, sin formar constelaciones. En Esna, una localidad donde se rendía culto a Cnum (el divino alfarero) se construyó un templo al dios donde fueron pintadas escenas astronómicas y un calendario que señalaba las principales festividades religiosas. Finalmente en el templo de Dendera, se representó todo un zodíaco en una de las capillas del complejo. Sin embargo, lo que mucha gente no sabe es el hecho de que los antiguos egipcios descubrieron un sistema solar hace miles de años antes de los astrónomos de la actual corriente principal de 3la ciencia oficial, sin el uso de los telescopios modernos y tecnologías avanzadas que los investigadores utilizan hoy en día con el fin de descubrir lugares distantes en el universo. Los antiguos astrónomos egipcios descubrieron la estrella Algol. La variabilidad de su luz ha sido objeto de especulaciones durante cientos de años. Ahora, un grupo de investigadores finlandeses propone que hace 3200 años, los egipcios se percataron de esta característica de la estrella. Sugieren que en un documento conocido como el Calendario de El Cairo se registran las variaciones de brillo de Algol lo que, hoy en día, es útil para estudiar el comportamiento errático de este sistema estelar. El primer registro de este sistema de la estrella misteriosa se remonta a 1244 a.C, escrito en un calendario (El Cairo Papiro 86637) realizado en el antiguo Egipto, en el que Algol tiene un papel protagonista en la medición del tiempo. Fue nombrado por los antiguos egipcios como la “estrella del demonio” y era un sistema estrella muy importante en la antigüedad. Aunque en el pasado se creía que era un sistema binario, Sin embargo, hay un pequeño problema. Los datos del Calendario de El Cairo describen que el período de Algol es de 2,85 días, muy ligeramente inferior a los 2.867 días ya observados. El equipo no cree que esta diferencia se deba a un error de observación, sino que creen que es porque el periodo ha cambiado con el tiempo, lo sacerdote_ofrendandoque da crédito a la teoría de que la estrella Algol es en realidad un sistema de tres estrellas, tal y como sugieren las nuevas investigaciones. De esta forma, los ancestrales datos egipcios, son capaces de apoyar ahora una investigación llevada a cabo miles de años después, estudios posteriores confirmaron que Algol se compone de tres estrellas que orbitan entre sí. La característica más inusual y sorprendente de este sistema que se encuentra en la constelación de Perseo es que sus dos estrellas principales son tenues, lo que resulta en un ciclo con una regularidad perfecta de eclipse: Cuando la más prominente de las estrellas del sistema brilla a un ritmo menor, los observadores de la Tierra pueden ver que es, de hecho, eclipsado por la estrella más pequeña, un fenómeno que tiene una duración de 2 días, 20 horas y 49 minutos. De acuerdo con los estudios, Algol fue representado como Horus y por lo tanto significó tanto como la divinidad y la realeza. Los textos que describen las acciones de Horus son consistentes con el curso de los acontecimientos presenciados por cualquier observador a simple vista de Algol. Estas descripciones apoyan las afirmaciones de que el calendario del Cairo (El Cairo Papiro 86637) es el documento histórico más antiguo conservado sobre el descubrimiento de una estrella variable. El período de la Luna, de 29,6 días, también se ha descubierto en el documento antiguo. Miles de años después de que los egipcios descubrieron y utilizaron este sistema de estrellas, los principales científicos comenzaron a estudiarlo. En 1881, Edward Charles Pickering sugirió que era un sistema binario, y años más tarde Joel Stebbins con un fotómetro midió el espectro de la luz, conjeturado que el sistema de estrellas en la constelación de Perseo tenía una tercera estrella. El análisis de El Cairo Papiro La-llegada-de-los-dioses-Antiguo-papiro-egipcio-detalla-avistamientos-ovnis-en-masa86637 reveló que los períodos de Algol (2,85 días) y la Luna (29,6 días) regulaban de forma activa las acciones de los dioses en este antiguo calendario. Sin embargo, esto significa no sólo que los antiguos egipcios fueron los primeros en registrar este sistema estelar, sino que el estudio también confirma que las fases más brillantes de Angol y la Luna tenían significados especialmente positivos para los antiguos egipcios.





















RECOPILACION INVESTIGATIVA: ING. REYNALDO PEREZ MONAGAS

https://rey55.wordpress.com/2016/06/03/191-astrofisica-en-el-antiguo-egipto/

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